Partida Rol por web

---Esperemos que esto no se alargue demasiado- Comento mientras me prepararo para un nuevo hechizo. ya notaba como la energia magica se me agotaba, asi uqe asi no podria seguir mucho tiempo.

Un siseo cruza el aire conforme el conjuro del emisario atraviesa el campo de batalla, Anselm apenas logra advertir a los demas antes de que la bola de fuego se estampe contra el suelo; lanzado llamas y destruccion por todos lados, sin embargo no es ni por asomo tan poderosa como Anselm, conocedor de las vias de la magia suposo que seria de modo que el daño y las quemaduras sobre vosotros, si bien dolorosas no eran tan terriblemente graves como para derribaros al suelo por el dolor...

Los Hurlock por otra parte, gritando incoherencias como monos rabiosos se abalanzaron sobre vosotros, esgrimiendo con mas o menos pericia toda clase de armas de cuerpo a cuerpo, algunas a dos manos algunas espadas, una hacha; dos o tres de ellos con escudos llenos de herrumbre....pero una cosa estaba clara; poseian la fuerza de los condenados; en el primer cruce de espadas todos los combatientes pudieron notar que estos no eran meros carne de cañon, si bien poco finos, eran tremendamente fuertes y resistentes.....

Su lider el Hurlock Alfa, levanto su hacha entre risas crueles; decapitando de un solo mandoble a otro irregular de las cercanias en un acto lleno de desprecio a su enemigo...claro que vosotros ya teneis las manos bastante ocupadas con lo que teneis delante...

El fuego quemó parte del hemisferio derecho de mi cuerpo, por suerte, el escudo pudo detener más de lo que me esperaba, evitando que mi rostro fuera totalmente abrasado. El calentamient de la armadura, me ocasionó varias quemaduras leves, mientras otras más severas, se hacían notar en la mano que sujetaba la daga, y parte de mi pierna. Apreté la mandíbula, soportando el dolor, mientras contemplaba cómo otros irregulares, y mis propios compañeros se enzarzaban en batallas individuales, recibiendo un acoso incesante por parte de nuestro enemigos. 

Consigo detener la embestida de uno de los Hurlocks con mi escudo, retrocediendo unos pasos atrás, por la fuerza del impacto. Clavo mis ojos en él, con la misma intensidad con que acto seguido, intento cercenarle uno de sus miembros. Cubriéndome con el escudo, consigo repeler un intento de golpe, aprovechando la fuerza del propio Hurlock para echarle ligeramente hacia atrás, exponiendo su cuerpo a mi daga. 

Aprovecho para rasgar de derecha aizquierda el aire, en un gesto hacia abajo, sintiendo cómo el frío metal abre una profunda herida en la pierna de mi enemigo. La sangre me salpica, y salpica el suelo con intensidad. - Esto está mejor - Me encaro a la criatura - No se si comprendes mi idioma - Digo con el ceño fruncido - Tengo pensado exterminar cualquier rastro de tu estéril raza, engendro - Continúo mientras me preparo a recibir su siguiente embestida. 

- ¡Vamos, son nuestros! - Grito a mis compañeros, en pos de subir su moral en mitad del clamor de la batalla.

Ambrosio seguia concentrado en derribar al emisario a flechazos, era una mala idea que siguiera vivo asi que cuanto antes lo matara mejor, aunque todavia algo sorprendido porque hubiera sobrevivido al ultimo flechazo no se iba a dar por vencido asi que solto otra flecha a volar contra el emisario.

Recibo el impacto del emisario y aunque absorbo una pequeña parte  de este noto el dolor. Retrocedo un par de pasos por el impacto pero no me dejo amendrar y levanto el bastón una esfera sale de este con fuerza dirijiendose al emisario.... pasando a 3 metros de él y perdiendose en el campo de batalla .

El fuego chamusco algo de su ropa junto con parte de su pierna izquierda, pero no se quejo, la adrenalina fue más fuerte. Su enemigo se acercó lo bastante para atacarle con su arma; fue ahí cuando el pícaro giro hacia la derecha, tratando de evitar el golpe vertical del Hurlok. Paso tan rápido que no sabe si fue golpeado o no, lo que si supo es que sus dagas lograron penetrar por los costados de la armadura de su atacante mientras lograba posicionarse detrás, quedando espalda con espalda, hiriéndolo. Retiro sus armas ensangrentadas, aunque no sabia que tan dañado se encontraba su oponente y espero que el dolor le dijera si había sido herido por su contrincante. No utilizaría sus ojos para ello. Giro sobre sus pasos y podía solo mirar al Hurlok y no bajar la guardia. Debía acabarle.

Tras limpiarme completamente los restos del último hurlock, veo que algo me ataca. (Si la tirada está bien hecha) Noto que algo me golpea en el costado y grito de furia. Sin pensármelo dos veces y sin tener muy claro donde puede estar mi enemigo, decido dibujar un círculo con el hacha, de forma que si lo que me ha atacado está dentro del círculo pueda reducirlo a picadillo.

Forcejeais, mientras las armas chocan y los rugidos del campo de batalla llenan vuestros oidos, pronto mas y mas explosiones se hacen patentes en la distancia; la horda tiene mas magos y eso se empieza a notar...mas carne de cañon y mas magos...esto empezaba a tener muy pero que muy mala pinta....

Los hurlock ante vosotros, no cejan, no paran, no se detienen a pesar de muchas de las heridas que recorren sus cuerpos; el hurlock alfa detras de ellos, pasa cerca de vosotros pero parece mucho mas entretenido en cargar junto a una docena de los suyos contra el flanco del grupo de caballeros de Sr brian que a pesar del barrido inicial empieza a ponersele el combate cuesta arriba...

El emisario señala con el baculo a Ambrosio solo para ver como la magia sale chisporroteante y estallando en una hirviente lluvia de chispas de su baculo quemado....se ve que no era su dia...

Rio a carcajadas al ver como el emisario falla y en mi rostro se marca el odio hacia esas criaturas y la sensación de un trabajo bien hecho cuando suelto otra flecha con destino al cráneo de ese emisario.

- Continuad como ahora los estamos masacrando, pero deberíamos darnos prisa y ayudar a Brian, aunque sea un estúpido humano con poca capacidad de liderazgo es bueno peleando y los demás mercenarios le respetan, si muere se desmoralizaran y tendremos las de perder.

Tras mi último y poco fructifero ataque, algo me golpea. Esta vez parece que algo me ha alcanzado y duele. Gruño en forma de quejido y lleno de ira observo lo que hay a mi alrededor, para ver quien será el que pague mi dolor con su sangre.

Me parece ver un hurlock suelto y un poco despistado, así que me lanzo a por él para intentar pillarlo por sorpresa y de paso quitar a uno más de en medio.

Resulta que Simbolar no había podido escapar del dolor. “Mierda, hijo de mil putas” grito mentalmente, mientras volvía a la carga con sus dagas. -Te destrozare, maldito. Y no dejare nadie de tu estirpe vivo.- juró mientras asestaba con sus dagas al hurlock. Ya no dominaba la razón, solo quería destrozarle. Reconocimiento y dinero no era su motivación, al menos para este enemigo.

Rechazo el golpe de mi hurlock personal, cruzando la espada sobre el escudo, aprovechando la inercia del golpe, que hace estallar el metal, me coloco de nuevo en posición ofensiva, siempre con el escudo al frente. Mis ojos, nublados por el enemigo, son incapaces de ver otra cosa que no sean las heridas de mi contrincante. Puedo escucha el fragor de la batalla a mi alrededor. El coque de las espadas contra armaduras y escudos, al hundirse los filos en la carne de los tristes pueblerinos que defienden causas perdidas. La sangre chorrea en todas direcciones mientras las mujeres lloran en silencio, refugiadas en el templo, la muerte de sus hermanos, maridos, padres e hijos. 

El olor a fuego se filtró por mis fosas nasales, impregnándolas de una ínfima ceniza que se desvaneció apenas entró en contacto con mi cuerpo. Sin mebargo, fue suficiente para mostrarme las fatídicas visiones, que a tan corta edad había sufrido, al ver arder nuestra casa a manos de otros soldados, que se decían protectores de la región. Apreté las mandíbulas con fuerza, a medida que veía en la deformación de aquel engendro la perfección del mercenario que me robó mi casa, mi brazo buscaba incensante, arrebatar la vida a aquella criatura infame. 

- Muere, maldito - Susurro antes de enfundar la daga contra su cuerpo, destrozándole parte de la caja torácica.

Honestamente.....las cosas no pintaban nada bien; a pesar de buen inicio de la batalla, al final del día, la superioridad numérica de la horda de engendros estaba cobrándose un altísimo peaje en sangre; sangre de los Irregulares de Blackstone, los últimos y únicos defensores de Lothering.
Desde vuestra posición y tras un rápido y bestial combate contra una pequeña fuerza de élite de Hurlocks y su sangriento emisario; fuisteis capaces de tomaros un respiro...claro que la estampa ante vosotros no ayudo en absoluto a recuperar el aliento precisamente.
Apenas un centenar de irregulares mantenían la linea, cerca de la capilla de la pequeña población; el combate es salvaje y desproporcionado; la sangre vuela en todas direcciones y el mayor numero de emisarios entre los engendros esta superando por mera potencia bruta los dones de los templarios supervivientes, sin embargo pese a que ese era el combate mas importante, no era eso lo que llamo la atención del grupo.
Lothering ardía.
Las llamas habían golpeado todos los edificios e incluso la capilla de Andraste tenia varias llamas sobre sus piedras a modo que obscenas antorchas y marcas de honor; el humo incluso en el claro día, tapaba el sol como una densa nube de oscuridad que no presagiaba nada bueno para nadie de los escasos luchadores...al menos en comparación con el maldito infinito enjambre de engendros que lo rodeaban como una plaga a un campo de vegetales frescos.
La esperanza no se había perdido de todos modos...incluso en esta estampa propia del infierno; la bendita capilla de Andraste sobrevivía a todo lo que le echaran y por el momento, entre todos sus defensores, ninguna de las bestia logro acercarse en absoluto a las cercanías del portón.
Dentro de la capilla, por suerte apenas quedaban civiles, únicamente los que no habían huido a toda prisa en las primeras horas y los heridos que la batalla iba dejando cada vez que se iban sucediendo los combates y las horas.
En apenas dos horas de combate, las heridas entre los Irregulares ya superaban la mitad de sus efectivos, en cambio sobre los engendros no pareciera que tuviera efecto...solo eran mas y mas y mas...
El retumbar del suelo cerca de vuestra posición hizo que os alarmarais por que algo así solo solía significar una cosa...y no era nada bueno...
-¡OGROS!-
Berreo una voz a unos veinte metros de vosotros, otro de los grupos de los irregulares, que disparaban sus arcos de manera frenética contra una docena de ogros que corrían como toros desbocados por el campo de batalla, causando estragos en ambos bandos, sencillamente por el proceso de lanzar por los aires a todo aquel lo bastante insensato como para interponerse en su carrera.
En cuanto alcanzaron las puertas de la capilla, la esperanza murió con todos los defensores que permanecían en ella, los ogros, fieles a su inmunda reputación desplegaron toda su violencia contra aquellos que permanecían firmes defendiendo a los heridos....el espectáculo fue dantesco, reducidos a jirones por la fuerza descomunal de esas bestias, pronto las puertas estallaron hacía adentro conforme los ogros sedientos de mas sangres las arrancaron a golpes para satisfacer su apetitos con los pobres desgraciados del interior.....
Claro que una de las bestias no pareció estar atenta a eso...sino que molesta por las flechas arrojadas contra el por el grupo cercano al vuestro decido volcar su atención en ambos, quizás pensando que mas carne le tocaría a el....
la carga fue demoledora...jamas habíais visto algo así...sencillamente destrozo bajos sus pies y garras a el grupo de vuestro lado y cuando parecía que iba a por vosotros, el mundo se volvió del revés....
Una demencial explosión os separo del ogro; entre jadeos Anselm recuperándose del impacto; reconoció la onda de una de las mas poderosas bolas de fuego que jamas hubiera visto...y señalo el campanario de la capilla donde un salvaje hombre aullante salpicando de sangre las tejas de la parte de arriba de la capilla reía y desataba el infierno sobre los engendros.....
Literalmente....allá donde la bola había estallado una mano de fuego nació del epicentro de la explosión como una obscena parodia de un nacimiento, un espectro de llamas se abalanzo sobre el ogro con hambre resonando en su extraño chillido mas parecido al ruido de un incendio que a un grito de guerra...
Aturdidos por el horror que se despliega ante vosotros, Anselm empieza a recular mascullando algo de magia de sangre, demonios y abominaciones....en cualquiera de los casos, no se podía negar que algo así os había venido la ostia de bien...
La única ruta para escapar es una de las cuevas mas cercanas de Lothering, allá donde las bestias se habían refugiado tras oler a kilómetros la presencia de los engendros y su sangre contaminada....la batalla esta perdida y pese a que os habéis quedado sin cobrar...estáis vivos y eso es un plus.. sin mentar que la presencia de demonios no significa nada bueno....así que como dijo el sabio Huir es la mejor opción.....y vivir otro día es aun mejor....