La mayoría de los silvanesti son más altos y ligeros que los qualinesti y notablemente más que los kalanesti. La gracia y belleza de un silvanesti se describe a menudo como etérea; mientras que los humanos y muchas otras razas encuentran a los elfos qualinesti y kalanesti hermosos, la mayoría encuentra la belleza de los silvanesti como fascinante y de otro mundo.
Su piel es del color del pino blanco y algunos incluso más pálida todavía. Sus ojos son, por lo general, del rico color de la nuez. Su pelo varía desde el marrón claro del arce hasta el blanco de la corteza del álamo y a menudo lo llevan arreglado en largas y elaboradas trenzas. Son muy pocos los que nacen con el pelo negro como el carbón de la madera de abeto.
Solo unos pocos varones silvanesti de edad muy avanzada, incluso los que tienen un linaje de indiscutible pureza, se atreven a dejarse crecer una fina y rala barba; esto se considera el símbolo de un hombre digno de gran respeto y la mayoría de los silvanesti se burlan de cualquiera que se atreva a dejarse barba antes de llegar a la edad de 600 años.
El atuendo de los silvanesti está diseñado para mostrar lujo. Blusas holgadas y pantalones ajustados con botas de gamuza son lo usual entre los hombres y un vestido de cuerpo entero entre las mujeres. Tanto hombres como mujeres suelen rematar el conjunto con túnicas o mantos; incluso los plebeyos son aficionados a la moda. Ambos sexos usan una gran cantidad de joyería; anillos, pulseras, pendientes, cinturones con hebillas enjoyadas, collares, colgantes decorados y broches son muy comunes en la sociedad silvanesti. Las mujeres acostumbran a añadir también a sus cabellos una extensa ornamentación.
Cuando la situación requiere utilidad, los silvanesti abandonan la ropa formal por el uso de otra más acorde pero siempre de buena calidad y llamativamente decorada con su elevado estilo.
Los silvanesti son miembros de la más antigua y, en muchos aspectos, más avanzada civilización de Ansalon. Algunos de los más grandes magos, guerreros y artistas que ha conocido el continente a lo largo de la historia han sido silvanesti. Ellos lo saben y lo llevan en sus corazones, lo que les causa un gran complejo de superioridad cultural y moral. Se encuentran entre los más arrogante y presumidos mortales y su aire de asumida superioridad insulta regularmente a las otras razas.
Su complejo de superioridad ha llevado a la mayoría de los silvanesti a ser intensamente aislacionistas, hasta el extremo de la xenofobia. Durante miles de años, cortaron la mayoría de los contactos con el mundo exterior. El celo silvanesti por vigilar sus fronteras les ha llevado a menudo a expulsar violentamente a cualquiera que tuviera la mala fortuna de tratar de cruzar sin permiso. En tiempos de guerra, lo más probable era que los intrusos no elfos fueran asesinados sin mediar palabra tan sólo por haber tenido la osadía de profanar su amado bosque con su presencia.
El orgullo, la supuesta superioridad silvanesti y su fuerte sentido de la moda y el lujo también han dado lugar a un pernicioso sentimiento de vanidad. Ahora, en el exilio, aquellos cuya perfección física se ve ensombrecida por las cicatrices visibles o la discapacidad causadas por la guerra se ven impelidos a veces a romper el tabú élfico en contra del suicidio.
En contraste con la amargura y la ira expresadas por algunos, otros han permanecido impertérritos y optimistas. Como guardianes de una de las más antiguas y avanzadas civilizaciones de Ansalon, los silvanesti tienden a ser históricamente un pueblo muy confiado. Ellos creen que no hay nada fuera de su alcance, siempre y cuando inviertan en ello el suficiente esfuerzo y paciencia. El rey Lorac Caladon, Orador de las Estrellas durante la Guerra de la Lanza, personificó esta confianza cuando intentó sin éxito dominar el Orbe de los Dragones. Sorprendentemente, incluso después de haber sido desalojados de sus tierras, la moral de muchos silvanesti sigue siendo fundamentalmente fuerte.
Los silvanesti son fácilmente irritables. A través de milenios, han construido un sistema de estructuras sociales extraordinariamente jerárquicas y rígidas, que les han llevado a un sentido excesivamente desarrollado de la etiqueta y el protocolo político.
La difusión pública de los agravios y litigios son el modo común en que las diferentes casas y resuelven sus disputas. Dentro de la misma casa, en cambio, el orgullo silvanesti a veces se sume en una espiral de diferencias personales que únicamente puede ser resuelta mediante un duelo. Aunque por lo general los duelos entre miembros de diferentes casas están prohibidos, los miembros de la misma casa pueden resolver una disputa por este camino. Los antagonistas acuerdan el arma con el que batirse, ya sea estoque o espada larga, y luchar hasta el primer corte. El duelo está meticulosamente arbitrado; se tiene mucho cuidado de que la lucha no sea fatal ni deje cicatrices visibles permanentes como resultado. Atacar por ejemplo el rostro o las manos es motivo de descalificación inmediata y de la caída en la desgracia del infractor.
La sociedad silvanesti está altamente estructurada y reglamentada; cada miembro conoce su lugar y se espera de él que lo cumpla. La estructura social está dominada por el sistema de Casas. Las casas gremiales silvanesti son grupos de familias que comparten la misma vocación, oficio, profesión o experiencia académica.
Todo Silvanesti, desde la doncella nacida en la más humilde familia hasta el mismísimo Orador de las Estrellas, son miembros de una de las grandes Casas. La membresía es hereditaria; los niños entran en la casa de sus padres desde su nacimiento y permanecen en ella a menos que el matrimonio les lleva a otra. Elfos de diferentes casas sólo pueden casarse con permiso del Orador de la Estrellas o un representante de su burocracia, momento en el cual uno u otro de los miembros de la pareja cambia formalmente a la casa de su cónyuge.
La afiliación a la Casa es de vital importancia social en la cultura Silvanesti, incluso durante el exilio. Determina con quién puede casarse uno, quiénes pueden ser sus amigos y lo que va a hacer con su vida. El rango dentro de la Casa es también importante pues el cabeza de cada Casa es miembro del consejo llamado Sinthal-Elish. Este consejo sirve como asesor oficial del Orador de las Estrellas. Aunque que cada casa tiene legalmente un lugar igualmente preeminente en el Sinthal-Elish, históricamente la Casa de la Protectoría, la Casa Presbiterial y la Casa de Mística han competido entre sí por su control y, con él, el del oído del Orador.
La Casa Real: Esta casa está formada por los descendientes directos de Silvanos, fundador de la nación Silvanesti. El Orador de las Estrellas siempre ha sido miembro de esta Casa.
La Casa Presbiterial: Tradicionalmente una de las Casas más poderosas y próximas a la Casa Real, ha perdido prestigio de forma significativa durante la ausencia de los dioses tras el Cataclismo. Esta ausencia durante casi 350 años no ha afectado a los rígidos miembros de la Casa Presbiterial, que continuaron preservando las tradiciones y manteniendo cuidadosamente los edificios de los templos. A pesar de que los dioses se habían ido, los silvanesti todavía encontraron consuelo en los templos de los dioses de la luz. E'li (Paladine) es tenido en la más alta estima, pero Quenesti Pah (Mishakal) y Astarin (Branchala) son también reverenciados por la mayoría de los silvanesti. El Fénix Azul (Habbakuk), Matheri (Majere) y Kiri-Jolith también tienen templos que dependen de la Casa Presbiterial. El culto a Solinari, en cambio, es responsabilidad de la Casa de Mística. Por razones obvias, la Casa Presbiterial no prohíbe el matrimonio de sus sacerdotes y sacerdotisas.
La Casa de la Protectoría: Constituye la espada y el escudo de la nación. Los Montaraces, los Jinetes del Viento y la Guardia Personal del Orador deben ser miembros de esta Casa. Como tal, es la única casa a la que un silvanesti puede unirse voluntariamente sin casarse con un miembro actual. Los silvanesti que deseen servir a su pueblo como militares pueden solicitar la pertenencia a una de estas unidades; los que demuestran buenas capacidad para servir en alguno de los cuerpos de la Protectoría son incluidos en la Casa y entrenados como guerreros. Sin embargo, no todos los militares silvanesti se encuentran bajo el amparo de la Casa de la Protectoría; los miembros de los kirath, una fuerza altamente calificada de irregulares llamada al servicio cuando sus servicios son requeridos, continúan formando parte de sus Casas.
La Casa de Mística: Los silvanesti son a menudo imaginados como maestros de las artes arcanas. Ninguna raza ha aportado tanto a la gran tradición arcana como esta Casa. Los silvanesti han demostrado un gran éxito a la hora de educar a sus hijos en los caminos de la magia y durante miles de años la Casa de Mística ha contado con el apoyo de las Órdenes de Alta Hechicería (al menos con los Túnicas Blancas) como maestros de la magia. A pesar de ello, todos los miembros de la Casa de Mística que deseen seguir progresando en su dominio del Arte, deben seguir pasando la Prueba de Alta Hechicería en la Torre de Wayreth. Los aspirantes silvanesti gozan de mayor tasa de éxito en esta prueba que cualquier otra raza, lo que ha llevado a muchos a tratar de descubrir, sin éxito, cuáles son sus métodos de entrenamiento. A pesar de sus éxitos, los miembros de la Casa de Mística rara vez toman parte en las actividades del Cónclave o las Órdenes de Alta Hechicería y por ello, a pesar de sus increíbles aptitudes naturales, son pocos los magos silvanesti famosos fuera de las fronteras de su patria. A pesar de que la Casa de Mística no tiene el monopolio en el uso de la magia, su uso en otras Casas se encuentra estrictamente limitado a trucos y conjuros menores.
La Casa de Orfebrería: Al igual que sus parientes qualinesti, los silvanesti son conocidos como artistas en la metalurgia. Destacan especialmente por su habilidad con mithril, las joyas y las armas y son capaces de hacer con el metal cosas tan bellas como la mayoría de las otras razas de Ansalon sólo pueden soñar. La Casa de Orfebrería no sólo consta de herreros, sino también de mineros y comerciantes especializados en el negocio del metal.
La Casa Mediadora: Abogados, profesores, académicos, jueces, diplomáticos y funcionarios encargados de mantener la altamente estructurada sociedad Silvanesti funcionando sin problemas pertenecer a esta Casa. Ahora que la nación está en el exilio, la Casa Mediadora ha asumido la responsabilidad de preservar la mayor cantidad de tejido social posible. La mayoría de sus miembros se enorgullecen de permanecer neutrales en la política silvanesti, prefiriendo el papel de mediador desinteresado y burócrata apolítico.
La Casa de Alarifazgo: Los miembros de esta casa son en parte artistas y en parte ingenieros, con unos pocos magos en la cima de ambos. Ellos fueron los arquitectos y constructores que levantaron la impresionante ciudad de Silvanost, los trabajadores cualificados que mantienen su esplendor, y tal vez los que lloraron más amargamente por su pérdida. Algunos miembros en el exilio de la Casa de Alarifazgo han ofrecido sus servicios a otras naciones con el fin de ganar algo del muy necesario dinero para financiar expediciones de reconquista, pero otros se han opuesto a la construcción de cualquier estructura diseñada por elfos en tierras extranjeras. A pesar de este debate interno, su unidad como Casa sigue siendo fuerte y esperan recuperar la gloria de Silvanost para su nación o, en el peor, volver a crearlo en una nueva patria.
La Casa de Jardinería: Formada por agricultores, horticultores y mercaderes, la Casa de Jardinería ha proporcionado la mayor parte de los suministros alimenticios de la nación durante miles de años. Cientos de pequeñas granjas y miles de diminutos jardines salpican el bosque, cada uno cuidadosamente atendido por botánicos expertos. Además del grano y las verduras que componen la dieta básica de los silvanesti, los floristas de la Casa de Jardinería han desarrollado una increíble variedad de hermosas flores y plantas ornamentales y los jardines diseñados son ampliamente reconocidos como auténticas obras de arte. Pocas casas desean más que ellos el regreso a Silvanesti o sienten que están condenados a desaparecer.
La Casa de Arboricultura Estética: Los guardabosques, los cazadores y los ciudadanos dedicados a la naturaleza pertenecen a esta casa. Muchos miembros ejercen una especie de magia que guía el crecimiento de los bosques, lo que les permite llevar a cabo modificaciones del paisaje y crear estructuras arquitectónicas empleando árboles vivos como material. También actúan como sanadores y protectores de los bosques, lo que a menudo causa conflictos con la Casa de Alarifazgo en el clásico conflicto entre preservación y progreso. Al igual que la Casa de Jardinería, mientras están en el exilio reconocen que son un gremio sin un propósito. Sin embargo, se dedican a la preservación activa del conocimiento de su arte, con la esperanza de que pueda ser algún día utilizado de nuevo.
La Casa de la Servidumbre: La más baja de las grandes Casas, abarca todo el amplio espectro de trabajos no cualificado y gran parte de la mano de obra para los trabajos cualificados que mantiene el lujoso estilo de vida de la nación. Sus miembros de más alto rango pueden servir en puestos donde se requiere una gran responsabilidad, tales como administrador jefe de una gran propiedad o el asistente personal del Orador de las Estrellas. Sus miembros más bajos son esclavos que realizan cualquier tarea peligrosa o agotadora que necesite ser llevada a cabo. El exilio, no obstante, se ha convertido en un gran ecualizador de la sociedad silvanesti; muchos miembros de la Casa de la Servidumbre han encontrado un nuevo propósito al servicio de la Casa de la Protectoría.
Un elfo silvanesti que viva una vida tranquila y saludable puede esperar morir en algún momento entre los quinientos cincuenta y los setecientos años (aunque es sabido que algunos elfos, Silvanos incluido, vivieron más allá de los mil años).
Cuando muere un elfo, un sacerdote de su templo elegido lleva a cabo los ritos funerarios. Si el difunto era el miembro más anciano de la familia, su estola es entregada al miembro de la familia más anciano con vida. Una vez que los ritos funerarios terminan y su cuerpo es llevado al lugar de descanso definitivo, el sacerdote se asegura de que a todos los templos apropiados les sea notificada la muerte para que puedan registrarla en sus archivos.
Aunque las palabras varían de un templo a otro, todas las Ceremonias de Tránsito implican las mismas acciones. En primer lugar, el sacerdote, sus asistentes clericales (en ceremonias de alta alcurnia) y el cabeza de Casa visten el cuerpo del difunto con mortajas ceremoniales. Estas ropas se confeccionan generalmente cuando el elfo muestra los primeros signos de envejecimiento. Si se confeccionan con demasiada antelación, las mortajas tienden a deteriorarse antes de que el elfo muera. Los que mueren jóvenes ―en guerras, accidentes o enfermedades inusuales― no tienen el atuendo listo hasta unos pocos días después de que la familia sepa de la muerte. Si es necesario, sin embargo, un líder militar puede optar por realizar la ceremonia en el campo de batalla en lugar de devolver el cuerpo a la familia. En estos casos el cadáver conserva su uniforme de batalla y sus insignias militares.
Una vez que se prepara el cuerpo, es colocado dentro de su ataúd y el sacerdote que preside entona las palabras ceremoniales. En el caso de elfos de muy alta alcurnia, se trata de un ataúd de cristal transparente que permite a los espectadores ver el cuerpo (la única excepción a esta tradición fue el Orador de las Estrellas Lorac Caladon, cuya última voluntad fue ser enterrado en los bosques de Silvanesti). La mayoría de los otros elfos son enterrados en ataúdes de madera. Por lo general, el tipo de madera tiene algún significado para la familia o la Casa del difunto. Por ejemplo, un elfo de la Casa de Arboricultura Estética es enterrado en un ataúd confeccionado con la madera del primer árbol que cultivó, mientras que un miembro de la Casa Mediadora acostumbra a ser enterrado en un ataúd de roble finamente tallado con runas que exponen los hechos que el fallecido realizó en la vida.
El ataúd es llevado al jardín de la familia, donde los familiares y amigos cercanos velan el cuerpo. En la mayoría de los casos, la familia mantiene una vigilia con velas, músicos, bailarines y personas que comparten recuerdos del fallecido.
En el caso de un Orador de las Estrellas, el cuerpo es expuesto durante un día entero en el Salón de Balif de manera que la población pueda presentarle por última vez sus respetos. En el resto de los casos, el cuerpo es enterrado inmediatamente después de la vigilia dentro de la cripta de la familia o la Casa. En ciudades que no sean Silvanost, el ataúd se coloca dentro de una catacumba comunal bajo el templo más grande o en una tumba privada.
En tiempos de guerra, si un líder debe oficiar una Ceremonia de Tránsito, él y los camaradas del caído tratan de buscar un río o un arrollo cercanos. Depositan el cuerpo sobre una balsa improvisada rápidamente y, antes de ponerla a flote, retiran del difunto cualquier joya estrella o efecto personal que pueda llevar consigo para restituírselo a su familia. A medida que el cuerpo hace su viaje a través de las aguas, los participantes cantan una canción de duelo hasta que la balsa desaparece de la vista. Si varios elfos han muerto a la vez y deben ser llorados de esta manera, varios difuntos pueden ser colocados en la misma balsa, con no más de cinco por balsa. Sólo cuando el líder militar debe retirarse rápidamente o no se puede encontrar una masa de agua en las inmediaciones del campo de batalla, las víctimas son enterradas en el suelo o cubiertas por un montículo de piedras. En esos casos, el líder toma la joya estrella del difunto, sus efectos personales y cualquier arma que pueda servir de utilidad a los vivos para continuar.
Cuando se necesita un ataúd de madera o una balsa, la familia del difunto solicita a la Casa de Arboricultura Estética que planten dos nuevos árboles por cada árbol cortado. Los retoños serán plantados en el área en el que los árboles fueron talados o, si esto no fuera posible, en cualquier otro lugar de Silvanesti.
Los silvanesti tienen un sistema de creencias fuertemente basado en la tradición que se remonta a los tiempos de Silvanos. Se consideran los hijos elegidos de E'li (Paladine) y la raza favorita de los dioses del Bien, una asunción que condiciona fuertemente su forma de ver el mundo. Desde hace milenios, las prácticas religiosas silvanesti han estado dominadas por la adoración a E'li, aunque también adoran a Quenesti Pah (Mishakal), Matheri (Majere), el Fénix Azul (Habbakuk), Astarin (Branchala), Kiri-Jolith y Solinari.
Aunque no es común y rara vez lo expresan abiertamente, existen algunos silvanesti que honran a dioses de la Neutralidad. Entre los miembros de la Casa de Arboricultura Estética, Chislev y el Árbol de la vida (Zivilyn) son bastante apreciadas como deidades de la naturaleza. Algunos burócratas, abogados y mercaderes a veces invocan a la Alada (Shinare) para favorecer los negocios. De hecho, hay pequeños templos dedicados a estas deidades en Silvanost, aunque por lo general están vacíos o se ocupan de ellos semielfos; no está bien visto que un verdadero silvanesti sea devoto del Equilibrio. Cualquier desviación hacia el Mal está estrictamente prohibida y se castiga con el ostracismo del culpable, que pasa a ser considerado elfo oscuro. Y aunque la Neutralidad se tolera en ciertos casos, no ocurre lo mismo con los magos que visten la Túnica Roja, que son disuadidos de regresar a su patria (aunque no con la misma violencia que si vistieran hábitos negros).
En Silvanost se pueden encontrar templos dedicados a todos los dioses del Bien y algunos en honor a los dioses de la Neutralidad, cada uno con una función distinta en la sociedad silvanesti. El templo de E'li, el más grande y esplendoroso de todos, sirve de guía en los asuntos de juicio y liderazgo. El templo de Quenesti Pah es un lugar de sanación, solaz y recuperación para quienes lo necesiten. Son frecuentes los templos para Matheri, Kiri-Jolith, el Fénix Azul y Astarin. También los hay dedicados a Solinari, aunque no existan clérigos de esa deidad, pues su puesto en el panteón del Bien lo hace acreedor de respeto. Hay algunos sitios de adoración, pequeños y humildes, para el Árbol de la Vida y la Alada.
Los silvanesti tienen una larga y orgullosa tradición como lanzadores conjuros. Los magos de Túnica Blanca y los clérigos de los dioses del Bien llevan usando la magia desde el albor de los tiempos, y por ello se encuentran entre los más hábiles de Ansalon.
La Casa de Mística regula el uso de la magia arcana entre los silvanesti. No mantienen un monopolio en el uso de la magia arcana, aunque probablemente desearían que así fuera. Muchas otras casas usan conjuros de poca importancia en su trabajo e incluso algunos de sus miembros han llegado a pasar la Prueba de la Alta Hechicería (siempre con permiso especial del Orador). Típicamente, de todas formas, la Casa de Mística es la única que produce magos de forma rutinaria, ya que además es la única que cuenta con medios suficientes para su instrucción. Se han dado casos, no obstante, en la que un elfo de otra Casa recibía autorización para emplear los recursos de la Casa de Mística o, incluso, aprendizaje de uno de sus maestros.
Los magos silvanesti que pasen la Prueba de la Alta Hechicería y no reciban la Túnica Blanca no son bienvenidos en su reino. Quienes obtengan la Túnica Roja pueden evitar el vergonzoso trance de ser marcados como elfos oscuros si voluntariamente se mantienen lejos de los bosques, pero si insiste se verá irremediablemente expulsado por la fuerza. Un Túnica Negra no tiene ni siquiera el beneficio de la duda y será decretado elfo oscuro tan pronto como las noticias sobre el resultado de la Prueba alcancen los oídos del Orador.
La magia divina está en manos de la Casa Presbiterial. Como representantes formales de los dioses, los sacerdotes de esa Casa son quienes empuñan su poder entre los silvanesti. Aun así, algunas miembros de las otras casas también reciben ocasionalmente los favores de los dioses: curadores de Quenesti Pah han aparecido en la Casa de la Protectoría, druidas del Fénix Azul medran en las Casas de Arboricultura Estética y de Jardinería, y algunos clérigos de la Casa Mediadora son tocados por la Alada.