Partida Rol por web

Os adentráis en la ciudad, un fuerte olor a putrefacción llega a vosotros, como arrastrado por el viento. Los edificios que alcanzáis a ver están intactos, no tienen marcas de lucha, ni siquiera tienen restos de la Guerra de la Lanza, como casi todo Solamnia. Pero hay algo extraño en el ambiente, nadie pasea por la ciudad, nigún niño juega en la calle, no hay comerciantes anunciando sus productos.

Ambos véis a un trasgo escondido en el primer edificio a vuestra derecha, asomando la cabeza por la ventana. Os está siguiendo con la mirada.

La puerta está destrozada, abierta a la fuerza...

Observo todo lo que hay a mi alrededor.

A través de una ventana mugrienta que apenas te deja ver, observas una casa normal de dos plantas, en la de abajo hay un pequeño salón y la cocina, no parece haber nadie dentro.

Sigo al minotauro y le digo Intentemos tirar la puerta abajo Soy un flojucho xD

¡Quieto, humano, si no deseas morir hoy!

Bajad la espada señor, no quiero derramar sangre humana... voy rezando una oración a Paladine mientras levanto mi espada.

Poco a poco os váis acercando a la plaza, la sensación de quietud es absoluta, tan solo el chisporroteo de las llamas de la hoguera rompe el profundo silencio. Al llegar a la desembocadura de la calle, observáis cómo el fuego está alimentado por trozos de mesas y sillas, ropajes y otras cosas que no identificáis.

Me acerco a la hoguera y vuelvo a estudiar lo que hay a mi alrededor desde esa nueva posición.

Las casas están todas cerradas, tienen puertas de madera que no han sido abiertas, al menos no a la fuerza. Te acercas a la primera y, en ese momento, una jabalina surca el aire hacia tí, choca contra el muro de la casa.
Cuando te giras ves como desde detrás de un barril, tres trasgos salen de su escondite.

Por fin os encuentro... mientras una leve sonrisa aparece, casi inapreciable, en su rostro.

Los otros dos trasgos lanzan sus jabalinas (1 y 2), la primera no va muy bien dirigida, pero la segunda encuentra un hueco en tu armadura y, ni siquiera tu piel llega a repelerla; hunde la punta ligeramente para luego ir a caer al suelo. Tras lanzar esas armas, los tres trasgos sacan unas pequeñas mazas. Únicamente el que lanzara primero avanza hacia tí, corre al verte sangrar, dispuesto a hacerte tanto daño como pueda (Carga). La maza te toma por sorpresa y se estrella contra tu frente, justo entre los cuernos, con fuerza, aunque golpea con el plano haciendo menos daño del posible.

Desenvaina el espadón y...

Los orcos que te acaban de lanzar las jabalinas avanzan hacia tu posición, uno por cada lado del orco que te ha venido de frente (el segundo tiene flanqueo); ambos fallan, no son nada buenos cuerpo a cuerpo, aunque te empiezan a rodear.
El tercero de ellos, tras haberte golpeado duramente antes, ahora solamente choca contra la armadura.

Al verse rodeado y herido, el minotauro continúa luchando a la defensiva. Cuando ve la oportunidad, levanta su espada y se gira de forma repentina contra uno de los que le han rodeado..., para luego bajar la cabeza, atacando con sus cuernos...

Los dos ataques son repelidos por el cuero del goblin que, aunque parece débil, arremete brutalmente con su maza impactando con dureza sobre tu pecho, tu dura piel es atravesada por el pico del arma.
El primer trasgo que te flanqueó ataca y falla, pero el segundo aprovecha el golpe del primero para arrearte de pleno en la cabeza... Caes al suelo... Tus piernas no te sostienen... la cornamenta choca contra el frío suelo... Estás muerto.