Marrath intuyó que aquel dibujo en la portada era el escudo arcaico de la casa Cannith, compuesta por humanos y dedicada a la creación. Entre otras cosas, los Cannith habían desarrollado a los forjados.
Una figura encapuchada se recortó a contraluz desde el puente que tenían delante. Por la altura debía de ser humano o semielfo, pero sus rasgos estaban ocultos por la capucha, las sombras y una bufanda.
-Si queréis saber más sobre el asesinato de Bonal Geldem, id mañana al alba a la posada del Yunque Roto.
Marrath sabía más de lo que aparentaba. Iba a decirles y explicarles qué era aquel símbolo, cuando una voz los interrumpió. Se quedó con la boca abierta y decidió que el momento oportuno vendría después. Miró a sus compañeros, sin intención de contestar a la figura. Lo único que le importaba ahora, era que se habían acercado hasta ellos sin que lo notaran, quizás despues de todo, no era el mejor sitio para mantener esa conversación.
- Deberiamos de ir a una posada, alquilar alguna habitación y hablar alli algo más tranquilos, ¿no creeis? Quizás esta del Yunque roto, podria ser una buena idea. ¿Alguno sabeis dónde está?
Cuidado con los destinatarios.
La presencia de una nueva persona sólo servía para convencer más a Sleuth de que les habían adjudicado aquello para quitárselo de encima y porque a alguien le convenía. Si sus cálculos no fallaban, mañana intentarían matarles a todos. O les ofrecerían un trabajo fabuloso pagado en oro contante y sonante, una cantidad hermosa; quizá unas 70 piezas de a oro; seguramente lo último, pero claro, tendría tantas posibilidades de matarles como lo primero.
-...
Bueno, aquella era la razón por la que habían hablado de esto fuera. El ¿humano? no parecía especialmente preocupado por la aparición, no más de lo habitual. En realidad sólo podía haber dos resultados, y soltó lentamente la cuerda tensada de la ballesta en el interior del abrigo, dejándola tranquila. La elección estaba entre la muerte y la sugerencia, y había sido la segunda. Así que bien.
-Exquiriente Sweettooth -dijo, sencillamente, y asintió- Se dónde está el lugar, sí. Y podría ofreceros un sitio... pero no caben tres personas. Ni de coña -en realidad era un cuchitirl alquilado de habitación de pensión, pero eso no iba a decirlo- Si nos vamos y tomamos una habitación podemos ir mañana.
Cuando Phillip despertó y bajó a desayunar, el posadero le dio una carta con un sello lacrado que, según dijo, le había dejado una persona encapuchada cuando el paladín se había ido a dormir. La carta estaba escrita con gran pulcritud y decía lo siguiente:
Estimado caballero:
Debo pedirle que acuda a la posada el Yunque Roto a primera hora de la mañana. Es en relación al asesinato que ha presenciado esta noche. Si quiere saber más al respecto, venga a la cita. Sus otros compañeros también han sido citados, por lo que debe esperar encontrarlos allí.
No se arrepentirá.
Perdona por la demora, pero al fin tus compañeros han podido ponerse al día con el ritmo.
Y el evento que completa esta sorprendente estrella, compuesta por un cadaver arrojado desde lo alto, una forjada asesina, un culto extraño y un maletín con objetos misteriosos lo completa un encapuchado desconocido. Las palabras no son muchas, pero prometen gran cantidad de cosas y eso nunca está de más. No puedo evitar sonreir sin enseñar los dientes, asintiendo ante el comentario de mis dos acompañantes.
-Sea, pues. Tomemos una posada y descansemos. -Bonal Geldem, ¿eh? Bueno, ahora ya sabemos el nombre del fallecido, y eso seguro que resulta útil más adelante.
Ya había aceptado en el mensaje anterior, pero confirmamos. Y en los tiempos muertos que haya, reparo el mosquete.
Después de mis rezos matutinos y la revisión de mis heridas. Bajo de mi habitación para comer un buen desayuno. Por alguna extraña razón el posadero me entregó una carta -No he estado tanto tiempo como para recibir cartas, que extraño....-
Muchas gracias, posadero; perdón si me tomo el atrevimiento de pedir un favor, cuando apenas lo conozco. ¿Sería posible que me indique como puedo llegar al Yunque Roto? Se que es de mala educación preguntar por otra posada, pero tiene que ver con asuntos personales nada con respecto a la calidad de su negocio.