Os dirigís hacia la cámara del Rey Glam y,una vez le comentáis lo sucedido,os comenta en la lengua común:
Sin duda alguna he de confiar en vosotros.Por favor,se levanta de su aposento y os ofrece un martillo de guerra mágico*.Este es,además de mi confianza,el único presente que os puedo ofrecer.¡Tomadlo!,le dice a Sempronius**.Os ayudará a enfrentaros a los demonios.Se vuelve a sentar y,mientras apoya sus rechonchas piernas sobre un aposento con cara de elfo os sigue hablando:
SI de verdad queréis seguir con esto.Deberéis hayar la llave.Se encuentra en la catacumbas,no tengo idea en qué tiempo o espacio se encuentra.Ya que la llave la escondió nuestro dios y,solo nosotros,tenemos la clave para ir hacia allí.Se dirige hacia el recuperado Sacerdote Usis y le comenta,por favor,tatuales la runa portal a cada uno.En cuanto hace esto,muchos de os enanos están abiertamente en contra de esta decisión,la de dejaros acceder a las catacumbas.Aunque la confrontación es abierta y hóstil,ningún enano mueve un dedo para deteneros.
Una vez tenéis tatuado,la nueva runa,que es ni más ni menos el yunque de la deidad enana,os dirigís hacia el salón.
Enormes columnas están talladas en la misma piedra que el suelo y el techo.Una de ellas está destrozada debido al combate contra los demonios.En la parte trasera del salón hay un gran trono y estrado,tallado directamente en el granito.El trono tiene la forma de un yunque,con la estatua de Dwurfater.Escondida tras la estatua se encuentra la arcada inferior.Esta arcada inferior solo es accesible con la runa perteneciente al rey enano.
Al mirar a través de la arcada,véis la mayor parte del templo caído,debido a los arcos temporales que protegen la arcada.
Con un sonoro suspiro y un gran valor os introducís en la arcada.Una vez la atravesáis volvéis a sentir aquella extraña sensación que tuvistéis al hacer un viaje temporal.
*+2(+4 contra demonios).
**¿Quién se lo queda?
Cambio de escena...(necesito algo de tiempo)
Gruñendo, me introduzco en el portal. Había saciado en parte mi sed de batalla, pero el hecho de estar herido había atacado a mi orgullo. No estaba siquiera malherido, pero esas asquerosas bestias habían hecho mella en mí. El siguien paso sería volver a viajar, cosa que no me importaba mientras esos malditos demonios continuasen pululando. Vamos, ¿a qué esperamos? Tenemos que seguir con esto. Comenté con seriedad.
observando tranquilamente como mis heridas se cierran, asiento con la cabeza la generosidad del rey y me adentro en el portal
Sempronius tomó con respeto reverencial la ofrenda que el Rey les hacía.
Majestad, será un honor blandir este arma sagrada contra los enemigos de nuestros patrones. Que Tyr os bendiga con un largo y própero reinado.
Tras ello, el Alto Judicador se alejó en busca de su nuevo destino, acompañado por sus camaradas de armas. Mientras caminaban, Sempronius ofreció el arma a aquel que mejor pudiera usarla.
Yo sólo puedo usar el arma que Tyr me ha proporcionado, de modo que ¿alguno desea blandir este martillo?