Partida Rol por web

En realidad, no tuvieron tiempo de decir nada. Aquel desagradable y ya demasiado conocido zumbido empezó a inundarlo todo, procedente de la enorme estela del sótano. Estaba poniéndose en marcha y no sabían ni por qué ni cómo pararlo.

Y casi sin tiempo a nada más, todos desaparecieron en aquel destello blanco que todo lo llenaba.

Lo siguiente que vieron fue que estaban rodeados de todos los elementos que conocían del sótano, incluyendo al propio Kenneth, que todavía vivía, algunas de las piedras que les habían acompañado, y por supuesto los huevos que habíais traído con vosotros, pero no estabais en un lugar conocido.

El cielo era de una tonalidad morada, a lo lejos, había lo que podrían ser las ruinas de alguna ciudad desconocida y a vuestro alrededor todo parecía estar lleno de rocas y enredaderas... y una enorme cantidad de criaturas similares a aquella serpiente que os había atacado. 

Bajo sus cuerpos había además un montón de huevos que estaban eclosionando y de los cuales surgieron decenas de criaturas más. 

Y en medio de aquel desconcierto, todas ellas parecieron detectar vuestra presencia y se giraron hacia vosotros... 

Correr es lo que deberían haber hecho nada más llegar de nuevo a la casa de los Fell. Correr y alejarse de aquel lugar, de aquella estela y de todo lo relacionado con Thomas Fell para no volver a pensar en ello en lo que les quedaba de vida, era lo único que les podría haber salvado de acabar allí. Pero habían cometido el terrible error de no hacerlo y ahora... sólo les quedaba aguardar a que aquellos huevos eclosionaran y rezar por que todo acabara rápido. 

Sin duda alguna ese era su final. Un final que no hubiera deseado ni al peor de sus enemigos y en ese momento era cuando se intercambiaría por Thomas sin pensárselo demasiado. Recordó el arma de Norman Wrigth. ¿Le quedaría alguna bala? ¿Suficientes para todos ellos? No lo creía. Sólo podía pensar en que ojalá, aquella bala perdida hubiera acabado incrustada en su cerebro y no en su abdomen. De esa forma la muerte, su muerte, habría sido más rápida y menos dolorosa.

- Ésto si que no me lo esperaba... - Dijo con una tranquilidad sorprendente dado lo trágico del momento. - Padre nuestro que estás en los cielos...

Y volvió a rezar. Algo que no había hecho en los últimos cuarenta años de su vida, desde que una maldita enfermedad se llevara a su madre demasiado pronto. Ahora en el momento en que su vida pendía de un hilo y que se iba a escapar tan rápido aquellas extrañas criaturas se cernieran sobre él, recurría a la fe que no tenía y deseaba el perdón de sus pecados y ser acogido en el seno del Señor... ¿Quién sabe si conseguiría tales objetivos o no?

FIN.

Roger estaba abrazado a su hermano cuando fueron transportados. Al ver a dónde habían viajado, su cuerpo se relajó. Al final, todo había sido inútil. Ninguno de ellos iba a sobrevivir.

-Tranquilo, hermano. Dentro de poco estaremos con nuestro padre. Los Fell nunca nos hemos abandonado... y no lo haremos ahora.

Tras decir eso, agarró como pudo la mano de su hermano, mientras los recuerdos de una infancia feliz se agolparon en su mente, esperando a que alguna de aquellas serpientes le diera el último bocado.

Mire la escena que nos rodeaba, aquello no podía estar pasando.
Las imágenes macabras de los días anteriores fueron arremolinándoseme en la cabeza, había matado a mi amigo y casi matado a Knox, todo por volver a casa  y al final no había servido de nada, íbamos a morir allí petrificados  como el pobre Kenneth.
Una risa surgió de mis entrañas, una risa de locura al ver lo que se avecinaba - Lo  siento estamos condenados, el mundo está condenado- dije a mis acompañantes, previendo la masacre que podría causar aquella horda si se tele transportaban a nuestro mundo, después cogí mi pistola la apunte a mi cabeza buscando la huida que solo mi última bala me podía dar.