Partida Rol por web

Los dedos se me van hacia ese volumen, pero... tan fácil...

¿Y si el hechicero sabe que estamos aquí? ¿Y si es una trampa?

Claro que, si no lo es... con las enseñanzas de ese libro puedo aprobar fácilmente las asignaturas de Concentración Académica (la que permite aprender los contenidos de un semestre en dos noches), Evaluación Rápida (agitando los dedos, los exámenes de los estudiantes de niveles básicos quedan perfectamente corregidos, sin posibilidad de apelar e Investigador Perfecto (todas las solicitudes de becas quedan automáticamente aprobadas)...

Pero si es una trampa...

Contemplo los contenidos del resto de la sala.

El resto de la sala es anodino y más bien destartalado. Los ladrillos de las paredes están ya desordenados, quizá por desprendimientos antiguos y corrimientos de tierra. Todo rezuma una malsana humedad. De pronto comienzas a pensar que todo lo que ves es producto de tu imaginación... ¿y si todo lo que te envuelve es un sueño? Por fortuna tu formación te hace consciente de que es el efecto causado por la Encyclopedia. Permanecer mucho tiempo frente a los 40 volúmenes puede ser peligroso.

"Sigamos, Zirzea"

Si sobrevivimos, trataré de regresar por el mismo camino y agarrar el tomo.

Ese tomo no es la misión que me han encargado. No quiero seguir fastidiándola.

Salimos de la sala.

Es mejor dejar que sigan discutiendo.
Sigamos hacia la bifurcación.

El pasillo rezuma humedad y entre las piedras se pueden observar hilos de agua a los que se adhieren musgos de varios tipos de musgos... Sphagnopsidas, Takakiopsidas, Andreaeopsidas, Andreaeobryopsidas, Tetraphidopsidas, Bryopsidas, Polytrichopsidas, Oedipodiopsidas... Recuerdas perfectamente la clasificación gracias a tu profesora de Herbolistería, Ateopa, que siempre iba con su calabazo de mate y sus gafas de lectura. Al final de los dos lados, al este y al oeste, hay dos puertas. Por el lado del oeste se escucha unos gritos mitigados por la puerta de madera, que parece sólida a pesar de los años, mientras que la del otro lado parece una sala de reuniones, en la que un grupo de criaturas departe en voz tenue sobre algún tema que no alcanzas a apreciar bien (¿hablan sobre el sistema de catalogación MCU o sobre el publish or perish de los trabajos goblínicos actuales? —imposible decirlo). Cerca de la puerta este se abre otro pasillo mugriento que termina en un pórtico arrastrillado con dos tiradores justo al lado del rastrillo. Aquí apenas hay luz, así que no se llega a ver qué hay más allá.

"Está claro que la reunión es sobre las nuevas tendencias en DEI (diversidad, equidad e inclusión) y en cómo está afectando a los goblins con formas físicas no tradicionales (por favor, jamás mencionaremos "sobrepeso"), aunque Zirzea diría directamente "más gordos que el roscón de Reyes que Smaug le regalaría a Ella-Laraña". Seamos inclusivos. Que sigan discutiendo la manera de meter estudiantes de trescientos kilos por puertas de piedra pensadas para elfas a dieta.  

Me pregunto qué pasa detrás de esa puerta... suena a que están torturando a alguien. No quiero acabar en el potro yo, pero ¿y si sea quien sea quien grita sepa cómo moverse por este lugar...?

En lugares como estos las puertas rara vez se abren como deberían. Ni me acerco a la manija. En lugar de eso, tanteo la madera, buscando huecos, raspados, algo que me indique cómo abrir la puerta sin que una aguja envenenada acabe conmigo. Pero está claro lo que quiero."

Quiero abrir la puerta y ver qué hay dentro.

Examinas con cuidado los mecanismos de la puerta. Te sobrevuela la idea de que la llave esté en alguna sala que has dejado atrás. Te pones los quevedos para mirar con atención el mecanismo. Gracias a tu visión en la penumbra, las sombras no son demasiado problemáticas. Zirzea te contempla expectante...

Me acerco al mecanismo pensando en todos aquellos que terminaron con el cerebro atravesado por una saeta. Los gritos ya no se oyen...

A medida que te acercas al mecanismo descubres tres puertas más pegadas al lado este. Del interior de la primera puerta se escucha una risa alocada y una sola voz que entremezcla grandes explosiones de risa con una palabrería incomprensible

—Desdecir las onzas de lastre sobre la sotana de una almanaque...

Quizá sea un poeta surrealista, piensas.

De la siguiente solo dimana un silencio sepulcral. Sin embargo, en la última sí se escucha un gran griterio de criaturas sin duda no humanas que parecen estar disfrutando de otro ser, que profiere unos gritos agónicos de dolor.

Pasas de largo y llegas al rastrillo. Hay dos palancas. Sin duda, la primera de ellas es una ingeniosa trampa: alguien ha untado cera sobre una cuchilla. Si la presionas, sin duda te provocaría un feo corte. La otra, sin embargo, parece normal. Los chillidos detrás de ti resuenan lastimosos por las cavidades de las rocas, para perderse luego entre los orificios y las grietas. Desde luego, nadie viene a socorrer a quien quiera que esté allí dentro.

"Dedicarme a mis asuntos o ayudar al prójimo..."

No sé por qué están evidentemente torturando a alguien. Podría ser un violador al que han pillado por banda sus víctimas, y en tal caso no tengo nada que hacer ahí.

Las risas tras la otra puerta son, evidentemente, una intoxicación de dragón verde, el famoso cóctel que se vendía en los peores tugurios de ελικε, aquella ciudad sureña en la que pasé algunos años. Sí. Me acuerdo perfectamente del sabor del dragón verde. Y del dolor de cabeza del día siguiente.

Los mecanismos parecen trampa. Me corto con uno y me ensarto como un pincho moruno en el otro.

Veamos. 

¿No puedo abrir la puerta de los gritos de dolor sin que me descubran? ¿Con un hechizo de invisibilidad?

A por ello.

Acabaré en el potro yo...

Me pongo en el lateral de la puerta y la abro con mucho cuidado, lanzando DES.

Por favor que no chirríe, por favor que no chirríe, por favor que no chirríe. Zirzeza, cruza tus diminutos dedos...

La puerta se abre lentamente, aunque consigues que no haga ningún ruido. Se trata de una puerta hecha por completo de hierro, lo que te llama la atención. Tiene un símbolo forjado de una serpiente devorando una persona. Pronto descubres por qué.  En su interior, un grupo de goblins está torturando horriblemente a un enano que yace encadenado en una rueda metálica. Uno de los goblins gira una palanca que estira el cuerpo del enano, mientras otro de los monstruos avienta un caldero con fuego que está abrasando los pies del pobre desgraciado. Los otros se dedican a clavarle en el cuerpo un hierro candente. Ni que decir tiene que la agonía del enano es demoledora, y el espectáculo te provoca entre asco e indignación.

Por fortuna, centrados en su víctima, no parece que nadie haya advertido tu presencia.

"Esto no tiene arreglo y nos meterá en problemas. Pero..."

Entre mi conciencia y la necesidad de avanzar, y no solucionar los problemas del mundo... Pero unos cuantos goblins menos serán menos enemigos a la hora de salir de aquí.

Cierras la puerta tras de ti y retiras la magia que te ha permitido abrir la puerta. Ahora está cerrada mágicamente desde fuera. Sabes que no será definitivo, pero al menos retendrás lo suficiente a aquellos seres como para no tener que preocuparte de ellos. Tratas de no escuchar los gritos, cada vez más tenues, del enano, cuando continúas.