El invierno había sido bueno y clemente, haciendo posible que sir Mangel recuperara sus heridas con tranquilidad y sin demasiados quebraderos de cabeza.
La primera claridad del día penetró en la alcoba del caballero por la delgada abertura de la ventana. En la penumbra, se removió el halcón que descansaba sobre su alcándara, sosteniéndose en una sola pata; ahuecó el plumaje y comenzó luego a desperezarse agitando las alas, mientras emitía un débil quejido y aguzaba sus fieros ojos de rapaz en dirección a la rendija que dejaba entrar la luz dentro de la torre del señorío de Laverstock.
En el otro extremo de la estancia dormía sir Mangel, en una cama cuyo colchón era como una montaña de lana, en la que profundamente se hundía el cuerpo del caballero. Le cubrían un par de mantas y una suave colcha de piel de cordero. Ajeno al frío de la madrugada, despertó inmerso en el placer de amanecer. Se rebulló y después alzó la cabeza desde la almohada para comprobar si el pájaro estaba verdaderamente ahí o lo había soñado. En efecto, la imagen compacta del ave rapaz era real y, por un instante, ambas miradas se cruzaron. Entonces el caballero suspiró y volvió a sumergirse en el calor de su lecho invadido por una incierta tranquilidad.
...hasta que unos golpes sordos que venían de fuera, como de madera chocando, le sacaron definitivamente de su descanso. Se levantó llevándose una gruesa manta con él hacia la ventana, y se asomó al patio.
Y allí, abajo, se encontraban sus hombres entrenando con espadas de madera. Dedicaban parte de la mañana a ello, mientras el resto del tiempo lo pasaban ejercitándose en la lucha y preocupándose de mantener listos su equipo de combate y sus caballos. El día había amanecido hermoso. Ideal para una sesión de entrenamiento, de caza, o de tiro con arco...
Vamos a empezar suave. Estás en tu señorío ya recuperado en orgullo y heridas. Puedes hacer lo que te plazca, aunque te adelanto que pronto recibirás una interesante invitación.
Esta mañana te apetece aprovechar el buen tiempo que hace muchos días no disfrutas. Quizá un poco de entrenamiento de combate o arco, un paseo a caballo, o una buena sesión de caza sea lo que te hace falta (no habrá mucha gloria en ello pero si bastantes marcas y experiencia).
Tu dirás que haces.
Otra cosa: Al ser tu señorío puedes tomarte la libertad que quieras a la hora de encontrarte PNJs y darles nombre.
-Estamos a principios de Primavera, por lo que el día se divide en 8 segmentos aprovechables para la caza.
-Al estar en tu tierra natal obtienes un modificador de +5 a tu habilidad de caza.
-El terreno boscoso no te otorga ningún bonus o malus.
-La presa a seguir es un gran venado.