Pese a que las palabras del Inspector habían confirmado la obviedad de la inocencia suya y la de su querido esposo, Florence no estaba ni de lejos contenta como se había solucionado todo aquello, la culpabilidad del Falso Hijo era algo que se veía a kilómetros, a fin de cuentas sus excusas de que la herencia tardaría en ser entregada bajo la premisa de que fue asesinado, pero que dicha herencia tarde en llegar siempre es mejor una que nunca llegará porque el viejo lerdo haya visto lo evidente por una vez en su vida.
-Señor Smythe; agradezco enormemente su labor para encontrar al culpable así como los consejos que le ha proferido a mi marido así como a mi persona, pero creo que todavía se le escapa algo.
-La carta recibida de la Asociación de Locas Histéricas, o como se llame, parecía confirmar de forma bastante clara la seguridad que se tenía de que el Falso Hijo fuera a donar tal cantidad de dinero. Y teniendo en cuenta que la Secretaria fue la que instó al cambio de testamento a favor del Falso Hijo, la que perdió su llave y la que cerró las cortinas inferiores... Personalmente me da que pensar acerca de si ella conocía en verdad la Identidad del Falso Hijo y colaboró en toda esta pantomima para asesinar al vejestorio... ¿Podría reconsiderar dejarla suelta e investigar las relaciones previas que hubo entre ambos?. Quizás se encuentre algo más en estos cómplices...
Florence se abanicaba lentamente a medida que iba profundizando en sus palabras, practicamente era una insinuación de que la Secretaria era la mente criminal que había tras la colocación del falso hijo. La que convenció al viejo de cambiar el testamento y la que lo convenció de abrazar al Hijo-Aparecido. Demasiada casualidad...
Me temo que sin más pruebas, no deja de ser una mera sospecha. Si tuviese que detener a cada sospechoso que encontrara por pruebas de ese tipo, ninguno de ustedes estaría ahora mismo en libertad. Pero como soy un optimista incurable, prefiero pensar en la ingenuidad y estupidez de la señorita Aminmund que en sus malas intenciones, a no ser que tenga usted alguna otra prueba que aportar, claro está.
Prosper, satisfecho, se recuesta en el sofá. Espero que nos veamos en la cárcel, señor comosellame. Aunque me temo que a los de su calaña los mantienen apartados del resto de personas normales.
Le felicito por su sublime actuación, nos la coló a todos durante largo tiempo. Me alegra ver que el crimen de mi padre no queda impune.
No se preocupe, señorita E., haré una pequeña donación a su causa en compensación por los años de sufrimiento que ha tenido que aguantar usted a mi padre.
El vivo a la cárcel y el muerto al hoyo, la situación se estaba alargando con demasía y era momento de que por fin hubiera un veredicto. –No está mal señor inspector, ha hecho usted un excelente trabajo… por cierto, tomare nota de sus concejos, no quiero terminar como este chico guapo-
Conforme oía el demoledor informe del inspector Smythe me hundía más y más en el sillón de noble cuero de la mansión Watersdown... ¡¿como podía no haberlo visto?! Que barata había vendido mi integridad permitiendo que el "señor" Astird me engañara con tanta facilidad...
Inspector, le ruego que tome mis datos y mi disposición total para llenar cuantas lagunas sea posible para finalizar su informe y entregárselo al juez.
Señor Bates, le pido, con toda humildad, disculpas por haber sido parte en este embrollo, y casi conseguir que perdiera la herencia que legítimamente le correspondía. Puedo asegurarle que lo hice sin mala intención y por una buena causa. Todos los aquí presentes hemos fantaseado con la idea de matar por conseguir algún objetivo, pero de pensarlo a hacerlo hay una distancia enorme, y es lo que diferencia a las personas. Señora Brooks, lamento que siga creyendo que fui la instigadora. No obstante, no puedo cambiar eso. Siento la pérdida de su madre y espero que finalmente se pueda resolver, condenando al "doctor" Praktiss.
Con su permiso, me gustaría retirarme a mis aposentos para preparar mi partida, mi presencia aquí ya no tiene sentido.
Viendo como asentía el inspector Smythe, deposité el vaso de cristal que había sido mi muleta durante casi toda la velada en la barra del mueble bar y abrí la doble puerta de roble del salón abandonando la sala sin mirar atrás.
Prosper la coge de la mano, obligándole a detenerse. De eso nada, señorita E. Esta mansión no puede gestionarse sola y usted es completamente inocente de cualquier cargo que se le pueda imputar. No se me ocurre nadie mejor para el puesto y ha demostrado ser usted una persona de confianza. Necesitaré a alguien más responsable que yo para administrar la herencia y por fin puede hacer su trabajo sin sufrir las vejaciones por parte de mi padre. Además, la mansión es un sitio ideal para organizar reuniones del tipo que a usted de parezca mejor. Se lo ruego. Yo...
Prosper baja la mirada y suelta su mano. Sin levantar la vista, esboza una triste sonrisa.
Gracias, señor Bates - dije, abrumada por tan magnífica muestra de generosidad - de todo corazón, gracias. Pero debo rechazar su ofrecimiento, al menos por ahora. Mi reputación ha quedado en entredicho en esta casa y delante de demasiadas personas, y debo aprender a vivir con ello. La calumnia es como el golpe de sartén, no mata, pero tizna.
Vi como el inspector Smythe asentía desde la lejanía, un gesto imperceptible pero no carente de significado, dándome a entender que rechazara la oferta tan a la ligera.
No obstante, señor Bates, déjeme un par de meses para reordenar mi vida y, si ya en frío sigue pensando igual, hágame llegar el mensaje.
Caballeros... - añadí y esta vez si, abandoné la sala.