Parecía que me había adormilado con los ojos abiertos. Las palabras de los presentes resonaban en mi cabeza como si se escuchasen con eco, lo que me permitió satisfacer su necesidad de conocimientos. Decidí empezar con un tono suave y una velocidad un poco reducida para que los presentes pudiesen asimilar todo aquello conforme avanzaba mi monólogo.
-Vamos a ver. -dije, mientras me incorporaba en la silla- Empecemos por el principio. -miré a la secretaria, con semblante serio- No "rondé" la habitación de Sir Roger durante treinta minutos, como usted bien afirma. "Rondé", en general, el lugar en busca de algo, cualquier detalle por pequeño que fuese; que fuese capaz de darme una nueva idea para mi libro. En esos instantes debió de entrar la señorita Brooks a por su analgésico, supongo. -cambié tanto de tema como de sujeto tras decir eso; y miré entonces a la modelo con una sonrisa- Por cierto, me alegro de que le agraden mis novelas.
Esperaba así haber saldado las cuentas que quedaban entre ella y yo, dejando así como único cabo suelto el recuperar la hoja. Pero eso sería más tarde. Volví con mi explicación. De nuevo, corregí el tono de mi voz, así como mi postura y limité mi lenguaje corporal al movimiento de los brazos y la mirada a los ojos.
-También he oído que pregunta usted cómo pudo entrar la señorita Brooks en mi estancia. ¿Podría hacer el favor de sumar 2 y 2? Mi único objetivo era buscar algún detalle, como mencioné antes; y volver entonces para finiquitar el capítulo. No vi necesario cerrar mi habitación con llave al igual que tampoco vi cómo pudo pasar todo esto. Si la memoria no me falla, Sir Rogers murió ahogado en la piscina, y la puerta del dormitorio de Sir Rogers estaba cerrada, por lo que no entiendo como puede relacionarse todo aquello con lo sucedido. ¿No es usted la que custodia las llaves? -hice un breve inciso en aquél momento y levanté la cabeza para que todos escuchasen con claridad aquello que iba a decir- Por supuesto, si alguno de ustedes nota algún fallo en mi explicación tiene todo el derecho a interrumpirme.
Entonces roté rápidamente en mi sitio para centrar mi atención en el hijo de Sir Roger.
-Y por último... Señor Astird, permítame que le recuerde que la vida privada de una mujer es, como su nombre indica, privada. Y si no tengo ningún problema en que el señor Bates me llame por mi nombre es algo que a usted ni le va ni le viene.
Aquella última frase repiqueteó en mi cabeza durante un rato. Podía haber dado fin al "discurso" de una manera mucho mejor. Pero logré recomponerme de mi pequeño fallo y levantarme de nuevo del asiento para llenar de nuevo el vaso con agua.
-Por cierto, Inspector, -dije al volver- ¿sería tan amable de devolverme mi hoja? Se lo agradecería mucho.
Me detuve en el sitio y le ofrecí la palma de la mano que tenía libre; en espera de aquel papel.
El "inciso" también es una manera de romper la fina barrera entre el juego y la realidad. Sólo para que me lo tengáis en cuenta por si veis algún error (tipográfico y tal).
Efectivamente, señorita Bigh. La secretaria, como persona de confianza de Sir Roger, tiene... o tenía una copia de todas las llaves de la casa. Prosper levanta la cabeza hacia la lámpara, sin querer mirar a nadie. ¿Es posible que extraviase alguna en algún momento del día?
Prosper se gira entonces al doctor, que aún sujeta firme su vaso de whisky.
El señorito Astrid dice que le vio entre las 3:45 y las 4:45 paseando por los jardines. Una hora estupenda para pasear por los jardines... una hora entera. Casi pareciera que estaba usted esperando a que pasase algo, justo después de que le viesen pasar un buen rato frente al vaso de agua que se bebió el difunto Sir Rogers. ¿Sabe qué es lo más interesante? Que recuerdo que en torno a las 3:30, se asomó usted por la biblioteca y me ofreció echar una partidita de billar. Me da la sensación de que usted buscaba desesperadamente una coartada, un testigo que afirmase que no estuvo usted presente durante la muerte de Sir Rogers. No necesitaría estar presente si muere por sobredosis de calmantes, ¿me equivoco?
Sonrio ante la acusación gratuita de Bates.
Bien cierto, lo único que no encaja es que la muerte de Sir Roger no ha sido provocada por una sobredosis, sino por ahogo, así que, por mucho que repitan la misma cosa, no va a cambiar la verdad. La ultima frase se me nota cansado por haber oído lo mismo ya varias veces.
Una afilada sonrisa se dibujó en la cara del bueno de Donny mientras el bastardo daba una charla típica de profesor pedante de universidad sobre como había que pensar y no tener ninguna clase de prejuicios, que el ser humano debe ser solidario y otras chorradas para regar los oídos de universitarias con la cabeza mas llena de ilusiones que de materia gris. Seguramente todo aquello no era mas que una interpretación para llevarse al huerto a la secretarucha con aires de grandeza pero no le importaba lo mas mínimo y no quería bajar a su nivel.Además le parecía terriblemente irónico que un heredero apareciera de la nada para unirse al club de los afortunados de cuna y se quejara de ello. Pero el mundo estaba lleno de incongruencias, incluso el, las cometía a veces. - Siento el rifirrafe señor Astird, no pienso que tenga unos derechos superiores a los de ninguno de los presentes...pero debe entender que un hombre debe defender el honor de su buena y bella esposa. Espero que dentro de este caos, encontremos un hueco para charlar e intercambiemos experiencias de profesional a profesional. Siento curiosidad sobre a que se dedica. También ruego que disculpe a mi señora esposa por el comentario infortuito. Esta un poco nerviosa, estas cosas tan macabras le perturban a cualquiera. -.
Su atención se vio interrumpida por la escritora cuando expuso su defensa y además confirmó lo que había deducido antes. La puerta estaba abierta como era de esperar. Agarró su copa, y la levantó en dirección a ella a modo de brindis y respeto. Ni el mismísimo Shakespeare lo hubiera podido expresar mejor, su fama le precede y no es de extrañar que mi mujer sea tan acérrima fan. Acto seguido se limitó a escuchar las opiniones de los demás mientras agarraba la mano de Florence con cariño y echándole alguna mirada cómplice para reconfortarla. -Estamos de acuerdo entonces, que el asesino tuvo que adueñarse de unas llaves o debería estar de antemano dentro... También habría que estudiar si murió en la piscina o pudo haberlo hecho en otra parte. Incluso un lavabo puede ser un arma para dicho fin. Había demasiadas lagunas y necesitaban mas datos para despejar todas...
Tras la última intervención del señor Brooks, me acerqué nuevamente al mueble bar para servirme otro vaso de agua. El momento de tensión había pasado y, pese a no haber llegado a probar el whisky, necesitaban beber más agua que tan delicioso elixir.
Girándome hacia los presentes dije:
Bien, señores. Antes de nada, señora Wing, le pido disculpas, como dije que haría. Si a la señora Bigh no le importa que usted entrara en su habitación y distrajera una hoja de ella, no seré yo quien la juzgue por ello. No obstante, para el futuro, le animo a usted y a su marido a que no se contradigan en sus declaraciones, hecho que el inspector ya habrá constatado.
Di un pequeño sorbo al líquido elemento mientras ordenaba mis ideas, notando como se ponía tenso el señor Brooks tras mi último comentario.
La apreciación que han hecho es correcta. Soy responsable de las copias adicionales de todas las dependencias de la mansión Watersdown - dije, mientras notaba cierta expectación en mi auditorio - Obviamente no las llevo encima, sería imprudente, además de engorroso. Se guardan bajo llave en mi despacho de la planta baja. La única copia que cogí hoy fue la de la habitación de la señorita Shetes, por la mañana, no recuerdo la hora exacta, pero si antes del desayuno, pues ésta había roto la llave de su puerta e intenté abrirla usando la mia. No pude hacerlo y procedí a llamar a un cerrajero, que por cierto, aun no ha venido. - Hice una nueva pausa para tomar otro poquito de agua antes de proseguir - No puedo asegurar la integridad de las llaves, pero no he notado nada extraño ni fuera de lugar en mi despacho cuando regresé, eso no quita que alguien aprovechara para sustraer algo. Todos hemos sido testigos de que la privacidad puede menos que la curiosidad, sin ánimo de ofender - dije mirando nuevamente tanto a la señora Wing-Brooks como a su marido, palabras dichas con sarcasmo, pues no me convencían sus explicaciones -
Dos últimas cosas.
Ya he dicho que no forcé a cambiar el testamento a sir Roger, tan solo le aconsejé. Que ganara o dejara de ganar con ello no es relevante, pues además de imprudente asesinar a una persona justo después del cambio de testamento, ello haría que éste fuese nulo. No soy jurista, pero seguro que el señor Alvin Bates puede aportar más, cuando hay muerte violenta, la lectura del testamento queda en suspenso hasta que se resuelvan las causas de la muerte.
Y para finalizar, señora Bigh, disculpe mi insistencia pero, a mi me vió a las 2:30 frente a la habitación de sir Roger. También vió al doctor Praktiss media hora después, en el mismo sitio. Y curiosamente, a las 4:45 volvió a ver al doctor en el mismo lugar... señora Bigh, con lo grande que es la mansión, ¿solo buscaba inspiración en las inmediaciones de la habitación de sir Roger? ¿O acaso sabía que algo iba a suceder?
Tras esto, apuré el vaso de agua dejándolo después sobre el mueble bar. Miré al inspector Smythe y mientras regresaba a mi asiento le espeté:
Inspector, ¿puede decirnos si el papel que le entregó la señora Wing y que ahora reclama la señora Bigh es realmente un extracto de su nueva novela?
El inspector Smythe mira la hoja que tiene en la mano y se la devuelve educadamente a la escritora.
-Desde luego, señorita Bigh, pero recuerde que por el momento, es una prueba del caso. Qué sea o no más tarde utilizada dependerá de cómo se desarrollen los acontecimientos, pero procure guardarla en un lugar seguro... y en perfecto estado.
Y al decir, esto, Smythe se aseguró de que sus ojos intentasen transmitir una mirada de advertencia.
-En cuanto a su pregunta, señorita Aminmund, me temo que eso es algo a lo cual solo la señorita Bigh puede responder, aunque me atrevería a decir que efectivamente, forma parte de su nueva novela. Por eso resulta tan intrigante. La muerte de alguien a manos de otra persona... que le obliga a suicidarse en contra de su voluntad.... me parece fascinante.
Acto seguido, se giró hacia el doctor.
-Por eso sus palabras no pueden tomarse como si fuesen la verdad absoluta, doctor. En principio, Sir Roger murió ahogado, pero el análisis forense está todavía en marcha y bien podría indicar que tenía algún tipo de sustancia en su sangre que nubló temporalmente su conciencia. Me temo que tendremos que esperar para confirmar todos los hechos.
Dicho todo lo cual, el inspector tomó asiento junto al bar.
-Sepan que les estoy muy agradecido. Todo lo que dicen estimula mi mente para intentar encontrar al asesino... o los asesinos. Para mí es un problema que debo resolver. Pero para alguno de ustedes puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. Por eso es tan importante que conozcamos todos los hechos.
Entre los comentarios subidos de tono, risas burlonas y acusaciones, me levante de mi lugar y camine justo hasta estar frente al ventanal; quizá la única persona que la habría notado era el inspector, podía notar como se reflejaba en el cristal una lucecilla rojiza cada vez que daba una calada.
Ya me impacienta un poco esta situación y parece que nos vamos a quedar todo el resto del día tirando punzadas de un lado al otro, si el asesino está o no en esta habitación, debe salir cuanto antes… no sé si la señorita Aminmund este en lo correcto guardando información debido a su estricto contrato de confidencialidad, pero creo que es oportuno que lo haga.
Mi mente divagaba hasta el momento en el que hubo silencio en el sitio, precisamente luego de las últimas palabras del inspector Smythe, fue allí cuando vino a mi memoria un nombre, quizá un apellido, no lo sé con certeza; me gire lentamente buscando con la mirada el rostro de la señorita Brooks, algo con ese nombre me hacía pensar.
-Woo- dije a secas y a la vez intentando que todos lo escucharan, pase de mirar a la señorita Brooks a mirar fijamente a los ojos del inspector.
¿Woo? - susurré - ¿qué significa Woo? pensé
Al escuchar ese nombre un escalofrío recorrió la espalda de aquella dulce y oriental mujer, al parecer el nombre de Woo le era muy conocido, de hecho, ese era el nombre de su padre, el Conde de Woo, un héroe militar de una lejana guerra, tanto en el tiempo como en el espacio.
-Espero que no use el nombre de mi padre en vano. ¿Qué tiene que ver él en todo este asunto?. ¿Y quien se cree usted capaz de señalar con sus dedos amarillentos a mi querido padre, el Conde de Woo?.
En una mezcla entre defensiva y ofensiva, bien enmascarada con un sentimiento de angustia y enojo se encontraba la joven Florence, al parecer en el festival de las mentiras todo era válido para acusarla a ella o bien a su querido padre y protector.
Vuelvo la mirada hacia la señorita Brooks, mientras camino lentamente por la sala, me acerco a una de las mesitas y sacudo la boquilla haciendo que el cigarrillo caiga dentro del cenicero, abro mi bolso de mano y lo guardo. Me vuelvo hacia la dama quien me interrogaba con cierto tono violento. –Su padre, ¿Qué tiene que ver su padre?... no lo sé, quizá usted señorita Brooks pueda decirnos-
No puedo evitar soltar una sonora pero elegante carcajada ante la acusación de aquella joven, -a ver cariño, si vamos a hablar de colores aquí creo que no eres la indicada y siento con lo dicho ser un tanto racista- abro nuevamente mi bolso y tomo la polvorera, retoco un poco mi maquillaje no sin antes espiar por el reflejo del cristal al inspector, observar su reacción ante lo sucedido; vuelvo el polvorero a su sitio y respondo a su pregunta, -querida puedes continuar con tu modelaje, el papel de actriz déjamelo a mí… y por supuesto no he dicho nada malo acerca de tan noble señor- doy unos cuantos pasos hasta llegar a uno de los banquillos y posarme recostando mi brazo derecho contra la barra.
-Ahora me viene a la cabeza una discusión a eso de las 10:00, no pude seguir disfrutando de mi cama, ya que la responsabilidad me llamaba… me levante y tome mi guion, como siempre me senté a leer y poner cada línea en mi cabeza, luego justo afuera de mi habitación escuche claramente la voz de Sir Roger, exactamente con quién discutía no lo recuerdo pero sé que era una mujer por el tinte de su voz- tomo uno de los vasos limpios y sirvo un poco de Whisky, tomo un poco de aquella bebida y continuo mi discurso.
-Si mi memoria no me falla cito textualmente las palabras que llamaron mi atención, “¡Cuando los documentos que yo tengo aparezcan en los periódicos, el viejo Woo no valdrá nada!”- tomo un poco más del líquido y continuo, -Y estoy muy segura de las palabras con las que se expresó aquella persona con quien se encontraba discutiendo, “¡Me las pagarás por esto, viejo asqueroso!”-
Veo que ya te has hecho a la partida con rapidez. ¡¡¡Anda que has perdido el tiempo en empezar a pinchar!!! jajajaja ;) Genial. Sigue así.
Florence al escuchar esas palabras se quedó atónita, al parecer alguien había escuchado su conversación con el Señor, y para nada esa conversación era algo agradable o digna de rememorar, y mucho menos si el que la escuchaba era alguien ajeno a la misma, ya que se podría malinterpretar... Aunque fuera dificil malinterpretar un "Me las pagarás viejo asqueroso".
-Oh, "esa" conversación -dijo entre labios- Bueno, es normal que se haya malinterpretado un poco o incluso que la imaginación del que escucha en parte la conversación pueda rellenar huecos de manera errónea. Pero no se preocupen, que explicaré todo.
Florence cerró el abanico y se levantó, era la primera vez que cerraba el abanico con tanto ímpetu, así como la primera vez que lo zarandeaba como si fuera una vulgar batuta de director de orquesta, hacia la derecha, hacia la izquierda, arriba, abajo... todo mientras paseaba detrás del sillón en el que se encontraba sentada; con la vista fija sobre el Inspector y sobre la Actriz.
-El Conde Woo es mi padre, como muchos sabréis. Y como es de suponer, él no se llevaba bien con el Señor, pues ambos tenían sus pequeñas diferencias. Al parecer el Señor tenía algún tipo de información contra mi padre, pero lo que no sabéis es que mi padre también tiene información contra el Señor. En caso de que uno de los dos hiciera algo, el otro respondería, así se mantenía el "Status Quo".
-De todas formas, pese a saber esto. Y al estar casada con quien estoy casada. Intenté que ambas familias se reconciliasen. Pues al final los hijos que tengamos -mi marido y yo- tendrán la Sangre de Woo y del Señor por sus venas. Y es una pena que la familia esté separada por una disputa de los patriarcas.
-De todas formas, el Señor no lo consideró así; la proposición de la bajada de armas no resultó. Y es por ello que él dijo sobre esos supuestos documentos, que quizás incluso ni existan. Y yo le dije eso, pues deseaba proteger a la familia, a ambas. Quizás perdí mi cortesía y mi delicadeza, pero la tensión me pudo.
-Y ahora que el Señor está muerto, bueno. Supongo que no importará que desvele su pequeño secreto... quizás pueda ser de gran interés para el caso, en especial hacia la secretaria o hacia su hijo "biológico".
El abanico se abrió y con un leve gesto la mujer apoyó sus codos sobre el cabezal del sofá y tapó con el abanico parte de su rostro, tan solo dejando ver sus hermosos y preciosos ojos orientales; los cuales se posaban ahora no sobre el Inspector y sobre la Actriz, sino que ahora también estaban sobre Junior y la Secretaria.
-El secreto que mi padre, el Conde de Woo, poseía respecto al Señor es que creía firmemente que la difunta esposa del Señor había sido asesinada por este.
-Me pregunto los motivos por los cuales un hombre mataría a su esposa... ¿Una amante en la casa? ¿Extranjera?
-Me pregunto cómo se lo tomaría un hijo biológico al enterarse que su madre fue asesinada por su padre...