Aquel hilillo oscuro que había visto como comenzaba a enredarse en un árbol, resultó ser una espesa bruma que poco a poco iba acercándose hasta donde Andrés y yo nos encontrábamos. Justo entonces recibimos respuesta de Hotch, diciendo que investigaríamos entre todos, pero la bruma no parecía estar de acuerdo y continuó con su avance, cambiando, y consumiendo todo a su paso.
Mis hermanos al fin llegaron, a tiempo para escuchar los inquietantes susurros de aquella bruma. O esta estaba viva de alguna forma, o algo había en su interior que nos buscaba. El frío ambiental era cada vez mayor, y de la extraña niebla escuché un fuerte rugido que me decía que era hora de hacer algo. Sin embargo, Andrés se me adelantó, viendo cómo caía en picado para sostenerme con sus garrar y sacarme de allí.
Pudo alzarme al vuelo, aunque no todo lo deseable, lo que provocó que mis patas permanecieran en la bruma durante un rato, sintiendo como algo rozaba estas, mientras trataba de sacar mis extremidades de la bruma. Por suerte no tiró de mí, sino quién sabía como hubiera acabado.
Aún volando, escuchamos el rugido de nuestro alfa, indicándonos que el peligro era máximo. Los desconocidos olores y sonidos provenientes de la bruma se sucedían sin cesar, y una figura enorme gritaba algo, de lo cual sólo conseguí entender un “corran”; lo que provocó que Hotch anunciara la retirada.
¿V-volver? ¿Ahora?
Dije a mis hermanos, valiéndome del vínculo de Oso, para después dirigirme únicamente a Andrés.
- N-no quiero volver, no podemos volver. D-déjame en tierra. No me lleves a casa, por favor... – le imploré nerviosa, sin comprender la actitud del resto.
Al parecer la niebla había mellado en las resoluciones de cada miembro de la manada, ahora parecían estar indecisos entre si escuchar a aquella gigantesca figura oscura que les había gritado que corrieran.
Cada preciado segundo que pasó ante sus ojos mientras miraban indecisos, fue perdido. Aquella ponzoñosa y corrupta niebla devoraba amenazante cada tramo del bosque. Lo que salió, como un bólido, de la bruma, era un enorme oso de casi cinco metros y una masa de pelaje marrón de quizás hasta 1200 kilos, la forma crinos de un gurahl que cambió ante sus ojos a una forma más humana, para apoyarse en uno de sus antebrazos, dar un giro por el peso, esquivar una huesuda garra que salió de la niebla, y atrapar la tierra entre las zarpas de sus pies dándose impulso en aquel agarre para sacar ventaja.
Desde lo alto, Andrés sosteniendo apenas a Scarlett no podía ver nada más que la bruma aunque se esforzase.
El guralh echó a correr, las voces dentro de la niebla parecieron murmurar algo, la capa gris se expandió espesa detrás de ustedes. Lo que fuere aquello sabía lo que hacía.
Un par de criaturas salió de la tierra bajo los pies de Pragna y Hotch, sus cuerpos rechonchos estaban recubiertos por una capa gruesa de escamas y de sus bocas babeantes llenas de dientes, un líquido blanquecino y corrosivo, caía sobre el suelo quemándolo como lo hace un ácido.
Y desde la bruma, la cabeza de otra criatura parecida onduló amenazante alzándose en pos de Andrés y Scarlett. Su avanzada era temible, tan temible como aquella filosa dentadura que salía de aquella boca expandida, capaz de devorar al guralh entero de un bocado.
Se detuvo unos segundos para tomar aliento y volver a gritarles:
- ¿Qué están esperando? ¡Atentos!
Hotch pego un salgo para esquivar aquello que salio a su encuentro desde el suelo, ya no podían salir de allí por las buenas, tendrían que actuar, y rápido. Una sonrisa se dibujo en su rostro lubuno antes de comenzar a tomar u na posición de ataque.
Bien, ya no podemos seguir adelante, debemos defendernos de estas cosas. Pragna! cuidate de sus modidas y veamos si podemos liquidarlos. A crinos!
Sin perder el tiempo el joven lobo paso a su forma guerrera y se lanzó al ataque, siempre atento a no recibir ningún ataque sobre ellos por parte de aquellas cosas.
Antes de que mi hermano pudiera responderme y posarme en tierra como le pedía, vimos como un enorme ser salía de la bruma, rodando e incorporándose. Se trataba de un gurahl de unos cinco metros, que abandonaba su forma crinos para adoptar aspecto humano. Pero a parte de eso, no éramos capaces de ver nada más. Nada más salvo aquella espesa bruma que no parecía tener intención de ceder en su corrosivo avance.
Y entonces, una enorme criatura salió de aquella nube, ondulante, alzándose como si tratara de darnos alcance. De repente ni siquiera el cielo era ya seguro. Aquello nos pilló completamente desprevenidos, hasta tal punto que Andrés no pudo sostenerme más. Me ví cayendo al vacío tan cerca de esa criatura que sus enormes colmillos parecían aún más grandes, y de forma instintiva pasé a mi forma crinos, mi estado natural.
Caer al vacío… Ojalá fuera eso…
Aquella bruma se extendía debajo de mí, sin saber qué había en sus entrañas, pero sospechando que nada bueno a juzgar por esas extrañas criaturas y las advertencias que ahora sabíamos habían sido hechas por aquel gurahl. A la desesperaba, traté de aferrarme al largo cuerpo de aquel monstruo que nos amenazaba, esperando así poder ganar algo de tiempo o hacer menos dura la caída.
Motivo: Caer (Destr.+Atl.)
Dificultad: 6
Tirada (3 dados): 8, 5, 5
Éxitos: 1