Partida Rol por web

Cuando el sargento le reventó la cabeza a la última bestia una extraña calma llenó el ambiente por unos instantes, siendo nuestras respiraciones agitadas el único sonido que delataba el enfrentamiento que acababa de suceder.

Estaba acercándome a Harris para comprobar su estado cuando, prácticamente sin tiempo para recobrar el aliento, los oímos primero y luego los vimos. Más, muchas más de esas cosas se acercaban a nosotros y, si tres nos habían causado tantos problemas, quedarnos a recibir a todas esas era una muerte segura.

-¡Sigamos adelante!  ¡Aunque aparezcan más como estos, al menos es posible que encontremos algún compañero! ¡Abro la marcha, sargento, veo bastante bien en la oscuridad!

Mas no comencé a correr a pesar de lo que dije y de que Thomas me apremiaba, pues avanzaríamos todos o no avanzaría ninguno. Aparté a mi amigo de Harris, cada vez más nervioso, se acercaban cada vez más y nos estaba retrasando.

-¡Tranquilízate, Thomas! ¡Con esa herida no vas a poder ayudarlo y te vas a lastimar aún más! ¿Harris, puedes andar?

Golpeé, pateé, desaté todo el resentimiento frustrado que contenía por la guerra mientras chillaba cual pendejo endemoniado profiriendo toda obscenidades contra el lagarto de mierda. El shock adrenalínico era tremendo y lo que me parecía un minuto lo veía casi en cámara lenta. -¡Hoy no! Por la mierda, ¡hoy no, perro de mierda!-

Carradhie, maldito salvador logró remover con otra brutalidad tremenda al reptiliano que me tenía contra el suelo y lo volvió a rematar con un par de culatazos bien dados que solo un paraca veterano sabe hacer, inhalé y exhalé, casi ni sentía el mordisco con la bendita adrenalina que andaba en mis venas, en ese momento no lo racionalizaba pero eso ayudó a lo que vendría después. Carradhie se acercó a levantarme mientras Tays y Gerald se acercaban a ver en qué andaba, me levanté con la ayuda del sargento y, al ver hacia donde ellos observaban y darme cuenta que habían más siluetas, muchísimas, al punto de perder la cuenta rápidamente, sabía que no teníamos mucho tiempo.

-Al puente. ¡AL PUENTE, YA!- No me importaba gritar, tenía que desahogarme, y con la pelea que acabábamos de tener no cabía dudas de que sabían perfectamente que estábamos allí.

El shock, bendita adrenalina, le dí un golpe suave en el hombro a Carradhie y a Tays para que nos largáramos de allí y eché a correr como si el diablo mismo nos viniera pisando los talones. Mi cabeza y mis ojos solo tenían una imagen, el puente, y en él, quizá la única oportunidad de sobrevivir.

Una carrera a la desesperada, ahogando vuestra fatiga en chorros de adrenalina, deja atrás a esas malas bestias y os permite llegar hasta las inmediaciones del puente de Arnhem...