Corrieron con dificultades, con paso pesado y renqueante, hasta aproximadamente la mitad del puente. Miraban a ambos lados, todavía atónitos por aquella situación tan... sobrenatural. Aquellos seres, fueran lo que fueran, parecían incontables y, desde luego, estaban furiosos. O eso le parecía al cabo Gerald, que trotaba con los dos dispositivos explosivos, uno debajo de cada brazo. Se detuvo por fin junto a Carradhie y Harris, encorvándose para recuperar el aliento.
Se irguió de nuevo tras escuchar a Harris. Lo miró fijamente y asintió, como si se hubiera serenado de golpe. En efecto, se imponía volar el puente; se había negado a pensarlo unos instantes antes, pues iba contra sus órdenes; pero ahora no había ya británicos y alemanes, alliados y fascistas; había seres humanos, que serían mejores o peores, pero no dejaban de ser humanos, y aquellos engendros demoníacos. En todo caso, cuantos más pudieran llevarse por delante, mejor. El ojo experto de Harris no se equivocó, señalando emplazamientos estratégicos para que sus explosivos a base de amatol desencadenaran una reacción en cadena. Se dispuso a manipular el relojillo que definía la cuenta atrás para la detonación, pero, siguiendo su costumbre, posó los ojos en el sargento Carradhie, esperando órdenes o, quizás, una confirmación. Un leve cabeceo le bastaría.
-Vamos, vamos, vamos!!!
La verdad, no era necesario meter prisa a mis camaradas.... éramos conscientes de que la muerte nos estaba pisando los talones, en forma de criaturas oscuras... Tras la petición de fuego de apoyo, dudé si la estructura del puesto de guardia sería refugio adecuado; un vistazo rápido... las paredes aguantarían bien balas pero.... ni la forma ni el grosor de las mismas soportarían ni tan siquiera un impacto cercano de una bomba de aviación ni de un proyectil de 25 libras de nuestra artillería, suponiendo que hiciesen caso a nuestra petición por radio...
Llevando sobre los hombros a Tays, salgo a la carrera, cubierto por los compañeros, que están preparando los explosivos, cuando veo, una vez que entramos en el propio puente... que figuras idénticas a las que nos siguen, están irrumpiendo por el lado contrario... Mierda... vienen de donde se supone que están los nuestros...
No tengo tiempo para lamentaciones, ni para evaluar despacio la situación. Las órdenes de la misión eran claras: tomar el jodido puente sobre el bajo Rhin, para que nuestros tanques lleguen al norte de Alemania, y acabar la maldita guerra... pero... ahora hay otro enemigo... uno que ha vencido a la guarnición alemana de este lado, y a nuestros compañeros del otro lado del río, o eso parece; ahora... lo que procede es minimizar la amenaza que ha aparecido; si volamos el puente, al menos parte de estas cosas quedará en la ribera Este, y no se enfrentarán a los nuestros que vienen por la Oeste. En cuanto al puente en sí... por la información de inteligencia se que hay pasos alternativos: hay unas gabarras en un embarcadero río abajo, tipo ferry, para cruzarlo. También las aguas están en calma, y nuestros pontoneros pueden montar un provisional primero, y un Bailey después (obra suprema del ingenio británico)
... Cuando veo que las cosas están subiendo al arco del puente... se acabó, no vamos a pensarlo más, hay que acabar con estas criaturas...
-¡Gerald, Harris! ¡Adelante! poned los explosivos cerca de los que los alemanes seguro que tienen para volar el puto puente!, por simpatía, quizá vuele entero, Después, no hagáis el gilipollas, ¡y al agua!, nadad corriente abajo para alejaros de los restos que caigan!!
Se que Tays subre fuertes dolores a cada paso que doy con él a mis hombros, pero... esto le va a doler más... no nos queda otra opción, hay que abandonar el maldito puente; Un vistazo por la barandilla del puente para asegurarme de que no viene nada flotando, y arrojo a mi compañero a las aguas del río, que en su curso bajo, transcurren relativamente calmas; inmediatamente, le sigo, para evitar que se ahogue...
Tras el chapuzón, rápidamente doy unas brazadas hacia nuestro compañero... la impresión le ha espabilado y tiene la cabeza fuera del agua. Con la pierna como la tiene, apenas puede solamente mantenerse a flote, así que le cojo de la parte trasera del correaje, y le arrastro nadando corriente abajo, mirando hacia atrás nervioso, esperando ver a los otros dos paracaidistas lanzarse al agua...
Motivo: Nadar y arrastrar a Tays
Tirada: 3d10
Resultado: 1(+9)=10, 8(+9)=17, 7(+9)=16 (Suma: 43)
Tiro para nadar arrastrando a Tays; la tirada media es la de 16 (Fortaleza + Forma física, porque se trata de nadar llevando a otro a rastras)
En la foto 1, un puente Bailey soportanto el peso de lo que es un Sherman Firefly. El Bailey podríamos describirlo como un puente de Mecano... con un set realmente reducido de piezas, se puede hacer un puente que soporta un gran peso. Aun hoy en día se siguen fabricando para usos civiles, y hay empresas que se dedican a ello. Se le cita en la peil "Un puente lejano", en que, precisamente, se le cataloga como ejemplo de la ingeniería británica, con cierto y merecido orgullo.
Foto 2: Puente sobre el Son, en la fase Market de la batalla: Los Royel Enginers XXX C.E. tuvierno que contruirlo ya que el puente no fué capturado intacto, y este puente fabricado por ellos fué el eje de avance de la Div.Acorazada de Guardias.
Foto 3: El puente de Arnhem desde una perspectiva más alta; nótense los pilares gruesos, y el arco de los cables del mismo. Está tomada desde el oeste, por lo que puede dar a engaño: las casas deberían estar en la ribera derecha del río. Interesante: los embarcaderos fluviales. Rio abajo había un transbordador, que curiosamente fue ingnorado en el plan de batalla británico...
.... mierda... me están entrando ganas de viajar a Holanda para verlo en persona... creo recordar que el original sigue en pie
Edward Harris: creo que ahora sería ideal que narrases tú cómo le arrebatas el explosivo a Gerald y lo empujas para salvarlo. Ya sigo yo después.
-No queda mucho. Acaba con ese temporizador, Tom- Comenté justo momentos después que David nos diera la orden de volar en pedazos este lugar antes de tirar por la borda a Tays y seguirlo por detrás. Van dos, falta uno. Mi estómago se sentía apretado, no había más que hacer. No sabía si estaban pasando segundos, minutos o hasta horas, la tensión, el estrés y el dolor me hacían perder la referencia del tiempo.
Miré una vez más a Gerald por su temporizador, me giré a ambos lados, estábamos rodeados, la bengala del principio iluminaba a esas bestias que parecían tomarse su tiempo y su disfrute en quizás las presas más difíciles que pudieron haber tenido. Porque eso es lo que somos aquí y ahora, presas.
La bengala nos iluminaba al cabo y a mi, los escalofríos corrían por mi espalda, sabía que tenía que hacerlo. Me aseguré de que dejara listo el temporizador antes de actuar. Respiré, y saqué fuerzas del interior. Le dí un codazo firme en el hombro a Gerald para sorprenderlo, soltara la bomba y, mediante un abrazo del oso, empujarlo forzadamente al río -¡Sálvate!- Grité entre dientes mientras daba una última mirada a como se perdía corriente abajo. Corrí a por la bomba, la agarré y me acerqué al pilar con explosivos ya puestos, donde acomodé la carga como pude.
Las imágenes de como mi pobre hermano Willy moría a manos de un perro germano, allá en Flandes cuatros años atrás volvían a aparecer, no le tuvo piedad aún cuando estaba desarmado. Nos dio tiempo a mi y a otro soldado que estábamos malheridos para huir y encontrarnos con un último convoy al jodido Dunkerque. Salían lágrimas de mis ojos por montones, mientras finalmente me volteé con Sten en mano, miré a ambos lados como también a los pilares donde estaban estos bastardos.
-Si tan valientes son, ¡VENGAN, DEMONIOS DE MIERDA!- A todo pulmón, me dispuse a repartir balas al primer bastardo que se acercara. Y, de ser necesario, a dar culatazos hasta la muerte.
Hace falta tirada de dados para empujar a Gerald al agua? Y a los balazos?
Eh, sin empujar!!! XDDD
No sé cómo resolver esto, dire. Thomas no se dejaría empujar, en principio (bueno, sobre todo no soltaría la bomba así sin más, que estas cosas explotan, Harris, inconsciente!). Tiradas enfrentadas?
De todas formas, "por las buenas" se podría arreglar, es decir, Thomas no se opondría a que Harris se convierta en mártir si es lo que quiere, aunque vaya contra su opinión; qué, modificamos el post o hago el mío conforme a esta segunda idea (tendría que adaptar o ignorar la secuencia codazo-abrazodeloso-empujón)?
Cuando las dos bestias soltaron su presa sobre mí lo único que pude atinar a hacer fue coger la pistola. Era incapaz de moverme debido a la fractura y además no pensaba con claridad, mi mente aún revivía aquellas imágenes. De pronto sentí como alguien me levantaba. Comencé a revolverme, no me dejaría coger de nuevo… pero no, no era uno de ellos, era el sargento. Estaba tratando de salvarme, aun cuando, probablemente, yo le retrasaría y dificultaría la huida. Si ya antes confiaba en él con mi vida, aquel acto reforzó aún más mi fe ciega en ese hombre.
Me dejé alzar y, mientras Carradhie corría, disparé hacia atrás. Una, dos, tres balas… el arma que me había dado no tenía más munición, pero eso, junto con los disparos de Harris, nos permitió alejarnos de la garita.
Al ver que los enemigos no estaban solo detrás, sino también delante, destruir el puente parecía el mejor curso de acción a seguir.
Miré a Harris a los ojos cuando le dijo a Carradhie que saltase al agua conmigo. Sabía lo que intentaría hacer. Ahora que estaba herido, creo que lo comprendía más que nadie.
-Usa esto- le dije, alcanzándole una granada de humo, lo único que me quedaba. -No va a matar a ninguno… pero va a generar caos. Y caos es lo que necesitamos ahora mismo.
Le asentí con la cabeza en señal de respeto. No había tratado mucho con él. Pero el cabo Harris era, sin duda alguna, la clase de compañero que cualquier soldado desearía tener al lado.
No tuve tiempo para hacer ni decir más, pues Carradhie me arrojó al río. El agua helada terminó de despejarme la cabeza y lo último que vi mientras mi sargento me arrastraba fue a Thomas preparando su bomba y a Harris, subfusil en mano, mirando desafiante a los monstruos. No rezaba desde que era un niño, pero, no sé por qué, sentí la necesidad de elevar una breve plegaria por aquel hombre al que presentía que no volvería a ver…
Me quito las tres balas gastadas en la huida y la granada.
El agua está gélida y se siente como cuchillas atravesando la piel por todos lados. En el soldado Tays, en cambio, produce una sensación de anestesia, casi alivio podríamos decir, incluso le hace volver por completo a la realidad de la que aquellas pesadillas le alejaron, a la horrible realidad de que está siendo testigo en este mismo instante. Con Gerald, Tays y Carradhie flotando en el Rin, el puente se ve como una gigantesca construcción entre la cual hay un espectáculo de luces de las bengalas y, en el centro, fogonazos que no son sino el Cabo Harris disparando invadido por la rabia contra la horda bestial que ya cubre casi todo el puente.
Con un gran esfuerzo, temiendo que las articulaciones queden entumecidas antes de alcanzar, primero, una distancia de seguridad, y después, la orilla, empleáis vuestros últimos retazos de energía en nadar lejos del puente y arrastrar al soldado Tays con vosotros. Pronto, en una milésima de segundo, todo cambia. A treinta metros de altura, el puente vuela por los aires iluminando Arnhem y el terreno cercano como si fuese de día por un segundo. A continuación, mientras toneladas de hierro y cuerpos desmembrados y calcinados caen sobre la superficie del río, sucesivas explosiones se extienden a ambos lados de la costa, a causa de los explosivos colocados y las minas antipersona enterradas.
Alguien grita "¡Harris!". No importa quién haya sido. Quizá hayáis sido los tres. Los segundos de confusión colapsan vuestro cerebro y en cierta manera, no sois dueños de vuestros actos. Pasan unos minutos, puede que una o dos horas, porque el tiempo no existe ahora, cuando una fuerte luz ovalada recorre la superficie del agua hasta iluminaros. Entonces, os dais cuenta que hay varios helicópteros sobre vosotros. Otros vehículos militares han llegado por tierra a las inmediaciones, y varios soldados ya se están desplegando. Es el ejército aliado. El Comandante Montgomery no abandonó a sus hombres y ha acudido en vuestra ayuda.
Los instantes posteriores suceden a velocidad vertiginosa: sois rescatados en la orilla y atendidos en un improvisado hospital de campaña. Todos mantenéis un buen estado de salud con la excepción del soldado Tays, que tendrá que moverse con muletas un tiempo. Arnhem, tomada por los alemanes, os informan que fue arrasada hace unas horas por unos extraños animales desconocidos. Vuestros superiores están muy orgullosos y en casa os espera una condecoración, pues cuando ellos llegaron, no quedaba rastro del ejército enemigo.
Ya son altas horas de madrugada y no conseguís dormir en las tiendas montadas en la costa oeste del río donde pasaréis la noche hasta replegar mañana. Una y otra vez recorréis esos momentos en que Dwain Tays protegió con su cuerpo a sus compañeros de ese bestias, cuando David Carradhie llevó a cuestas a su soldado para salvarle la vida y tomó las decisiones adecuadas en los momentos más difíciles, cuando Thomas Gerald montó el arma que acabó con un montruoso ejército, y sobre todo, cuando Edward Harris ofreció su vida para activar ese arma y salvar la de sus otros tres compañeros. Ahora sois héroes, y seréis reconocidos, pero nadie sabrá nunca ni un atisbo de lo que habéis vivido y perdido en Arnhem.
Han pasado muchos años. Ya no sois aquellos jóvenes motivados que fueron capaces de hacer frente al horror llamado Segunda Guerra Mundial. Sois ancianos. El mundo ha cambiado. Es 1990.
Reunidos los tres en un pub londinense, como hacéis cada varios años, os juntáis para rememorar a vuestro hermano Harris. Siempre pedís cuatro pintas. Esta cita de hoy es especial. David Carradhie ha recibido unos documentos remitidos por la esposa del Comandante Montgomery. Él se los dejó a ella, y ella, antes de morir, ordenó que fueran entregados al sargento, que los ha traído esta noche. En ellos se dan detalles secretos de la investigación que tuvo lugar aquella noche de septiembre de 1944 mientras erais atendidos. Nombra a la granja que visteis de camino al puente, propiedad de un tal Mogens van der Veen. Desaparecido. Se intentó tirar de algún hilo posteriormente, pero sólo obtuvieron informaciones confusas que sugerían que aquella casa había estado ocupada siempre por una misma persona desde hace diecinueve siglos. Algo absurdo, por supuesto. Lo que sí se halló fue un tomo con tapas metálicas escrito en un antiguo idioma que no especifica, tras una traducción, en él se sugería la existencia de una realidad paralela a la vuestra poblada por unos extraños seres llamados çtarx y una ritual para ser llamados y conseguir "la llama infinita". Ahora, el tomo está en paradero desconocido.
Tras unos comentarios sobre aquello, levantáis vuestras jarras y brindáis con la de Harris. Luego, dais un gran trago.
Hace falta tirada de dados para empujar a Gerald al agua? Y a los balazos?
No, no es necesaria.
Eh, sin empujar!!! XDDD
No sé cómo resolver esto, dire. Thomas no se dejaría empujar, en principio (bueno, sobre todo no soltaría la bomba así sin más, que estas cosas explotan, Harris, inconsciente!). Tiradas enfrentadas?
De todas formas, "por las buenas" se podría arreglar, es decir, Thomas no se opondría a que Harris se convierta en mártir si es lo que quiere, aunque vaya contra su opinión; qué, modificamos el post o hago el mío conforme a esta segunda idea (tendría que adaptar o ignorar la secuencia codazo-abrazodeloso-empujón)?
Pues esperando que todos lo veáis bien y estéis de acuerdo, lo dejaremos como Harris ha narrado. Dada la situación, ofrecí la posibilidad a Harris de morir como más le gustase, y aceptó. Así que he respetado lo que él ha querido que ocurriese. Personalmente, me parece genial.
Con esto, chicos, ponemos el punto y final a la operación Market Garden. Voy a dejar que todavía podáis narrar algo tomando el rol de vuestros personajes en 1990, por si queréis poner un epílogo.
Finalizo la aventura encantado con vuestras interpretaciones y con el deseo de que os haya sorprendido y disfrutado.
...Tras apurar casi entera la pinta en nuestro ritual particular, les cuento a mis camaradas lo que decía la documentación que me hicieron llegar; un bello gesto por parte de la viuda de quien fuese nuestro Comandante en Jefe.
Siendo ya unos ancianos, con nuestros achaques, con nuestras cojeras que recuerdan lo que pasó en el 44, mantenemos todavía la mente lúcida... por ello, tras leer la información, un escalofrio nos recorre la espina dorsal... al menos, a mí; uno como el que sentí en las inmediaciones de aquel jodido puente...
-Esos "starxs"... siempre estuvieron allí, al otro lado de una puerta o algo parecido... y todavía, seguro que están allí. Quien sabe cuantos se habrán enfrentado a ellos en el pasado como hicíeramos nosotros, o cuantos dieron la vida por sus hermanos, como hizo Harris, o si lo estarán haciendo ahora mismo sin que nadie lo sepa, o lo tendrán que hacer en el futuro... Y ese tipo.... inmortal o lo que sea... que supongo que voló al infierno con las criaturas... ¿que papel jugaba en todo esto? ... ahora que no está... su papel... ¿alguien lo ha relevado, o carece de importancia en toda esta historia?. Solo Dios lo sabe...
Doy un leve golpecito con mi jarra contra la de nuestro difunto camarada, a modo de saludo, y termino el contenido de la mía, tras musitar la que fuese nuestra clave de llamada en aquel lejano otoño en el Continente...
-Whoa Mohammed!
Ha sido un placer, Director y Camaradas.
Un empujón intempestivo, un chapuzón helado y un furioso pataleo en dirección a la orilla junto a los compañeros. Detrás, la explosión, y delante el fango, oscuro y frío, y los temblores y los susurros de ánimo mutuo. Y luego la salvación, las enhorabuenas y las condecoraciones...
Casi medio siglo después, en la esquinada mesa del The Golden Leave, Carradhie sigue con ese aire de liderazgo de siempre, Tays conserva su expresión aniñada y Gerald... Bueno, el pequeño Gerald tampoco parece haber cambiado mucho. Seguramente se deba a que, tras la guerra, vivió la vida que se esperaba que debía vivir. Encontró un trabajo digno como mecánico en una factoría cercana a Coventry, se casó con su novia Penny, tuvo dos hijos y vive en una residencia cerca de la casa de su hija mayor. Se encuentra en buena forma, y sigue cumpliendo escrupulosamente con los mandatos de su fe católica, fe a la que cada día se aferra con más fuerza.
Se saludan, hablan, sonríen, charlan, piden otra ronda. De vez en cuando se quedan callados, pensativos, mirando la pinta de Harris. Normalmente no mencionan directamente el "incidente de Arnhem", como llegaron a llamarlo los servicios de inteligencia del ejército de Su Majestad, pero aquella noche es distinta. Los documentos enviados por la parienta de Monty les han removido algo bien dentro de las entrañas.
El sargento se encarga de marcar el ritmo de la conversación. Thomas mira tristemente la pinta cuyo propietario cayó valientemente en el puente, hace ya tantos años. Recuerda perfectamente su talante pendenciero y su expresión furibunda en el último momento, de pie sobre el puente, empuñando el arma frente a aquellas abominaciones, solo...
-Sólo Dios lo sabe -repitió Thomas, haciéndose eco de las palabras de David Carradhie. Saludó su grito de guerra con una débil sonrisa y un breve gesto, alzando la pinta para brindar. Mientras bebía, sus ojillos se clavaban, a través del vaso, en los del bueno de Dwain Tays.