Partida Rol por web

-Cuando el Doc logra liberarme del paracaídas lo ayudo a soltar a Morris. - Ahora deberíamos bajar rápido aquí somos un blanco fácil. - digo al empezar a bajar por el árbol, cuando llego al suelo me preparo con mi arma. - Gracias por haber venido por nosotros Frost, Lew. 

El médico no se podía creer el hecho de haber podido soltar toda esa maraña de cuerdas pero nada se había logrado todavía. Estaban en un árbol, con patrullas alemanas cerca y a unos 80 metros de la posición donde se habían reagrupado varios soldados de distintas unidades. Era la hora de bajar y correr antes de que fuera tarde.

"Caballeros, hora de bajar. En aquella dirección" Lew señaló un grupo de árboles "hay unos cuantos de los nuestros...en silencio, cabeza agachada y rápido...y ya me lo agradecerán esta noche con una cerveza si llegamos vivos a la noche" Lew estuvo a punto de reírse con su comentario.... iban a pasar bastantes días antes de poder tomarse una cerveza...

Lew inició el descenso con la intención de reunirse con sus compañeros.

John pudo ver a la distancia los nidos de ametralladora que parecían estar vacíos, solo hasta que pudo divisar a un soldado alemán arrastrándose en uno de ellos, si bien no sabía muy bien si el alemán les había visto, prefirió no disparar y revelar su posición, además estaba muy lejos como para poder acertar un tiro limpio.

Bajar rápido y en silencio, allí hay un nido de ametralladora y un enemigo en ella, así que avancemos en silencio y  lo mas rápido que podamos, no quiero que ese alemán nos fría el culo mientras volvemos con los demás- John solo esperaba que aquel alemán no se hubiera dado cuenta de que estaban allí, sino tendrían que correr como alma que lleva el diablo y rezar para que las balas no les den. 

Lew se deslizó por el tronco y sacó su subfusil ,solo por si aparecían soldados alemanes, mientras apremiaba a sus compañeros liberados para que se deslizaran por el tronco y emprendieran la huida

Una vez liberado, James se deslizó por el árbol lo más rápido que pudo para ponerse a cubierto en tierra para escuchar las advertencias de John.

Estoy de acuerdo, no he conseguido bajar del árbol para quedarme aquí. Dijo agachándose para procurar no ser visto.

Los dos soldados que hacía segundos estaban colgados de la copa de dos árboles se deslizaron sintiendo las protuberancias de los árboles sobre sus uniformes. Lo mismo le ocurrió a Lew, que bajó algo más rápido que ellos. Una vez en tierra, los tres hombres fueron alertados por el sodado John, que estaba abajo esperándoles. Por lo visto había un nido de ametralladora, aunque para ser más concretos, había dos. Lew se había percatado de ésto antes de subir.

Fue entonces cuando, muy cerca de uno de ellos, se oyó un disparo que pretendía impactar en los alemanes de uno de los mismos. Junto al nido se oyó el estruendo de una bala disparada desde el norte, a unos ochenta metros más arriba de vuestras posición ¿Quién disparaba a los nazis?

Observando el nido de ametralladora desde lo lejos un instante, vísteis que alguien se revolvía, como si se dispusiera tal vez (estaba muy lejos aún para poder vislumbrarlo bien) a devolver a quien fuera el ataque.

Jemand schießt! -gritó una voz procedente de alguno de los nidos contiguos a la zona donde los dos soldados habían quedado atrapados en lo alto-. Era como un grito de alerta, acto seguido comenzásteis a oir disparos en dirección norte. Eran claramente ametralladoras alemanas... lo cual podría atraer a las inmimentes patrullas de los alrededores o al carro blindado que ahora sabíais que rondaba los alrededores... ¡aquello os pareció que comenzaba a pintar nada bien!

Lew se agachó y empezó a trotar en dirección a los árboles para reunirse con el resto del batallón.

Si bien Francis no consiguió acercar a su blanco, logró uno de sus objetivos: distraer al alemán del nido de ametralladoras. Ahora debía velar por su propia vida, por lo que, sin levantar la cabeza, comenzó a retroceder tan rápido como pudo. Su intención era cambiar de posición y ponerse a cubierto en algún punto bajo del terreno. 

Aquello se estaba poniendo de mal en peor, si bien los disparos no estaban destinados a ellos, los soldados alemanes que acudirían al lugar serían un problema mas grave, ahora tenían que llegar a donde se encontraban los demás.

John emprendió la marcha con los demás a paso ligero, no querían llamar la atención de aquella ametralladoras, así que lo mejor era ir rápido y en silencio.

-Al escuchar os disparos mi primera reacción fue agachar la cabeza, al darme cuenta que fue más lejos de lo que creí me relajo, ya se acabo la poca calma que teníamos, debemos tomar posiciones, aquí moriremos sin lograr nada.

- Con mi arma en mano apresuro el paso hacia la dirección en la que avanza el doc, rezando por que los Alemanes no se den cuenta de que estamos aquí, si nos llegan a ver esto podría convertirse en una masacre.

Tan rápido como oyó los disparos, James agarró su fusil y apresuró el paso. No habrían fuego contra ellos pero sólo era cuestión de tiempo de que se percatasen de su posición.

¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! -metralletas a la izquierda-. El sanitario Lew guiaba la improvisada pequeña compañía, y John, James, y Jonathan les seguían con sus respectivas armas reglamentarias mientras corrían hacia el norte, donde se había quedado el francotirador Francis. Éste los veía subir a través de su mirilla telescópica y observó que los cuatro subían por el terreno muy deprisa, agachados para no ser partícipes del daño producido por una bala perdida. Tras un minuto y medio, todos os reunísteis en un punto establecido, en el linde del bosque de Arnhem (Francis había salido de su escondite para reunirse con los nuevos).

Veíais ahora todos algunos cadáveres en el suelo, y paracaídas rajados acá y allá: muchos de vuestros compañeros de la 101ª no habían logrado descender con vida, la mayoría de ellos (los que encontrásteis) debido a los impactos de bala. El resto, que eran muchos, no los veíais, ya que debían haber caído de manera muy dispersa en medio del escenario holandés... Entonces, de entre los árboles vísteis salir una figura, que corría, mirando hacia atrás, sin percatarse de vuestra presencia hasta que no se detuvo del susto. Estaba sola.

¡Santo Dios! -era el sargento Carradhie, que casi eleva su pistola para dispararos-. Creí que érais alemanes... ¡Jonathan, James!, y usted, señor Dutton, y Lew... ¡y también  el mejor tirador de la compañía! -se alegró definitivamente al veros-. Entonces miró a todos lados. La 101º ha descendido muy dispersa, y con muchísimas bajas... ¿Estáis sólos? -intentaba ver si había alguno de sus efectivos alrededor-. ¡¡SITUACIÓN, SOLDADOS!! -os instaba-.

Lew no pudo evitar sonreír ante la aparición del sargento. Para ser sincero el también pensó que podría ser un soldado alemán y estuvo apunto de abrir fuego. De hecho apretó el gatillo pero por suerte el seguro estaba puesto. 

Un mando. He estado a punto de matar a un mando. Espero que no se haya dado cuenta o me va a meter un paquete que cuando acabe conmigo desearé estar prisionero de los alemanes.

Lew se aclaró la garganta y contestó

-Señor, somos todo lo que queda del pelotón. Conseguimos bajar a estos dos de un árbol pero el resto.... Lew negó con la cabeza...

Si la situación era ya tensa de por si, al ver aquella silueta entre los árboles que venía hacía ellos volvió la situación mas tensa de lo que era.

Por suerte era el sargento Carradhie y para mala fortuna venía solo, al escuchar las palabras del sargento dijo- Con el debido respeto señor, jodida, la situación esta bastante jodida, como dice el doctor solo quedamos nosotros; los alemanes, aunque lejos, están en buenas posiciones, en mi opinión lo mejor es meternos en el bosque y pasar desapercibidos, pero la última palabra la tiene usted señor- si bien no quería tener que enfrentarse a aquellas ametralladoras con tan pocos hombres, si su oficial superior ordenaba algo diferente no le quedaría otra que obedecer las órdenes.

Francis estuvo apunto de levantar su rifle contra aquel hombre, pero cuando reconoció el uniforme aliado, se relajó.

-Concuerdo con Frost, sargento, en que la situación está jodida; sin embargo tenemos órdenes directas de liberar el puente Reildörg, el cual se encuentra justo detrás de este bosque. Por más que muchos de nuestros compañeros hayan caído, éste no es el momento de llorarlos.

James asintió a las palabras de sus compañeros con la cabeza gacha, muchos compañeros habían caído y mientras los que estaban dispersos no se reagrupasen podían caer muchos más.

La aparición del sargento había ayudado a elevar la moral de James, ya que al menos ahora tenían un superior que sabría como sacarles de aquel atolladero.

El sargento sopesó las palabras de Dutton, aunque con desgana. Reildörg está en esa dirección -señaló asintiendo con la mano al interior del bosque-. Pero eso está cuajado de patrullas; no con posición constante, pero hay bastantes grupos de alemanes patrullado el otro linde del bosque. Claro que, Lew insistió en la pérdida de los efectivos de la 101º. Uhm..., -intentó manetener la compostura, pues era el rango mayor de aquellos hombres-. Entonces guardó su pistola en la funda.

Tenemos que avanzar, cruzar el bosque sí. Ustedes, señores, son lo que les queda a ustedes, y lo que les queda a los que están por llegar -se refería a la artillería blindada americana y británica que vendría posteriormente-. No podemos detenernos ni escondernos aquí, ¡al bosque!, ¡Abrid bien los ojos, y batiendo el terreno! Entonces volvió a echar mano de su pistola mientras vosotros preparásteis las vuestas, las más pertinentes y las que llevábais ya encima.