Partida Rol por web

Linda sonríe, esta vez diferente. Ésta sonrisa es la sonrisa de la victoria. Sus palabras son las siguientes:

- Por supuesto que no, señorita Burkel. -dice remarcando las dos últimas palabras- Sin embargo, si nuestra guia espiritual es nuestra madre, podemos llegar a la iniciación mucho más rápido que aquellas muchachas criadas en la soledad de las calles.

Te das cuenta de que las últimas palabras de Linda parecen dolerle a sí misma, y aunque intenta ocultarlo, no ha podido ocultarlo de tu atenta mirada.

 -¿Y no es tal vez eso Linda lo que obligue a una joven, el recibir la aprobación de una madre lo que obligue a una joven a sobreesforzarse para conseguir este mérito?

Me levanto de mi silla y la abrazo

-Entiendo como te sientes, pero no debes descargar tu rabia contra alguien que no merece recibirla... En el fondo sabes que debes olvidar tu dolor ya que su origen es la oscuridad que todos tenemos en nuestro interior. Piensa en la alegría de ser aceptada por Selune puesto que ya no vivirás más en soledad.

Lloro lágrimas por mi pobre compañera...

Linda ni te devuelve el abrazo ni llora una sola lágrima. Sencillamente escucha lo que dices educadamente y espera su turno para hablar. En cuanto has terminado tu emotiva frase, Linda te aparta suavemente de su lado, y te dice:

- Sé muy bien lo que comporta el llegar a iniciarme como sacerdotisa de Selune, y también sé muy bien porqué lo hago. -mantiene su dulce voz tranquilizadora- Sin embargo, una niña como tú, que has vivido siempre entre riquezas y la nobleza... no, no puede entender nada.

- Debes saber, que hoy te estás iniciando como sacerdotisa de Selune, porque tu madre es la Suma sacerdotisa, no por tu cara bonita, o por un cuerpo escultural. Aún eres una chica, y sí, aunque estás un poco más formada que las demás de tu edad, eso no significa que estés al nivel de alguien cinco años mayor que tú.

- Cada uno es un reflejo de lo que ha vivido, Selene.

No acabas de tener muy claro lo que intenta decir Linda, y te quedas un rato sin saber que decir, puesto sobretodo la última frase te ha cogido por sorpresa.

 -Creo que no eres tú quien debe decidir si estoy al nivel de alguien cinco años mayor que yo. Ni siquiera mi madre, que como bien has dicho es la suma sacerdotisa puede. Dejo eso en manos de la Luna y creo que tu, deberias hacer lo mismo. - digo aún algo chocada

Ves como Linda baja la mirada, sin embargo, a partir de sus palabras sabes que no de sentirse avergonzada de sí misma, sinó que se siente avergonzada de ti.

- Por supuesto, Selene. -dice Linda, con la misma voz que hasta ahora- La Suma sacerdotisa te ha elegido, al igual que a mi, para iniciarnos. En ésa decisión, Selune no ha tenido nada que ver, lo que pasa sencillamente es que el dinero y la codícia que lidera ésta ciudad a podido con la humanidad de las adoradoras de la Luna. Sin embargo, pretendo cambiar.......

Linda no puede acabar su frase, que la puerta se abre repentinamente. Otra de las futuras iniciadas entra y os saluda desde su posición de la misma forma que Linda te saludó a ti al entrar. Linda se levanta y le devuelve el saludo.

La chica, la cual ya habías visto, es de una casa noble, los Ylior. Se presenta como Amarillys, Amarillys Ylior. Tampoco has tenido mucho trato con ella. Su edad debe rondar los dieciseis años, no mucho más. Se sienta, después de las presentaciones y saludos formales, a tu lado, Selene.

 Espero pacientemente a que me hable, pues estoy empezando a sentirme enfadada

Parece que todas estáis en silencio. Ninguna de vosotras parece ir a decir nada, sencillamente estáis esperando a que llegue la última chica que falta.

 - ¿Que tal estas Amaryllis?- digo dulcemente

Amaryllis se gira hacia ti y te dice:

- Oh, pues la verdad es que un poco nerviosa, jejeje -se ríe tontamente la chica- ¿Y tu, Selene?

 - ¿Nerviosa? No- digo volviendo a fingir calma

Amaryllis te mira con una sonrisa inocente.

- ¡Vaya que valiente! Ojalá yo tuviera tu templanza, Selene. ¡Y encima tienes 2 años menos que yo! Jajaja... -empieza a reir Amaryllis inocentemente.

- Para serte sincero lo que si estoy es algo impacitente... - digo sinceramente

Amaryllis sonríe cuando comentas tu impacientismo, pero por lo demás os manteneis en un silencio bastante incómodo, la sala donde estáis parece estar insonorizada. Al cabo de un rato, sin embargo, tocan a la puerta, pero no entra la cuarta muchacha. Un hombre de pieles oscuras, sin duda un drow, vestido con una armadura y armado con dos cimitarras es el que abre la puerta.

Al abrir la puerta, el drow deja que un aroma a sangre invada vuestras fosas nasales.

- Señoritas, por favor, ¿me acompañaríais sin formar una escena? -dijo con voz templada e inquietante. Los aceros que llevaba estaban manchados de sangre, al igual que su armadura estaba un poco salpicada de ella también.

 - Disculpadme- digo no sin miedo- pero hoy es un día importante para todas podríais al menos decir que quereis de nosotras caballero

El drow entonces baja su mirada hacia tus ojos, y sus ojos oscuros penetran tan intensamente en tu mirada que no puedes sino apartar la mirada. El drow entonces sonríe, y dice con voz fuerte y grave:

- ¿Que qué quiero de vosotras? -pregunta el drow a punto de contestar su propia pregunta- Como os he pedido, que me acompañéis sin montar una escena.

Y, palabras tras las cuales se aparta levemente de la puerta para dejaros paso hacia fuera. La obertura de la puerta no deja ver nada que esté fuera, sin embargo el olor a sangre sigue vigente en el ambiente.

 Decido seguirlo y esperar un buen momento para escapar