Durante el viaje, Bharnus observaba su alrededor, quedándose con las sensaciones visuales, auditivas, olfativas del camino que recorrían. ''Uno con el entorno'', se titulaba un pergamino de enseñanzas de la Orden, continuado con párrafos de conocimiento y vivencias de los Maestros dispuestos a transmitir su sabiduría.
También se guardaba para sí las sensaciones que le transmitía el grupo que caminaba junto a él. ''Observar antes de actuar'', rezaba otro de los títulos. Un grupo variopinto, pensó Bharnus. No estaba acostumbrado a pasar mucho tiempo con gente, y en todo caso, lo hacía con monjes del monasterio, que aun siendo diferentes casi siempre estaban cortados por el mismo patrón.
Tras varios momentos de observación en silencio, pues no era muy hablador, se acercó y aclaró un poco la garganta aunque no sirvió de mucho pues la voz salió ronca
- Hilda, verdad? -dijo dirigiéndose a la enana- no quiero ser irrespetuoso; puedo preguntarte sobre Moradin?
Hilda avanzaba con pasos cortos, enérgicos y decididos. Siempre actuaba así, con decisión absoluta, como si estuviera absoluta y arrolladoramente segura de cada paso y cada movimiento. La energía que se veía en sus ojos, como la llama de una forja, daba la impresión de no apagarse nunca.
Bharnus se acercó. Hilda se preguntó que podía querer, parecía un monje, un asceta, y de hecho ni siquiera llevaba armadura. Su pregunta sorprendió a Hilda, a ningún enano del mundo le resultaría irrespetuoso hablar de Moradin.
-Por supuesto que puedes-dijo con convicción-¿Qué quieres saber?
Perdona por tardar tanto en contestar.
- Moradin... buscaste su guía? o te encontró él?
Diferentes seguidores de diferentes dioses acudían al monasterio, y Bharnus siempre les preguntaba lo mismo. Variadas respuestas había recibido; unos recibieron la iluminación, otros la seguían, unos fueron ayudados, otros buscaban ayuda... Los designios de los dioses eran algo difícil de predecir, y cada historia mostraba una faceta de los mismos.
no urge prisa, no hay problema ^^
Hilda reflexionó un momento ante la pregunta de Bharnus, que no se esperaba. Desde luego no le había buscado, pero tampoco le había encontrado él.
-Más bien... me lo encontré. Sin buscarlo. Diría que fue casualidad, pero es más probable que fuese providencia. O a lo mejor sí fue casualidad. Quién sabe. -respondió, sonriendo.
- Oh... -el brillo de sus ojos se hacía más evidente tras la respuesta- y cómo supiste que era él? se comunicó contigo? intuición? -claramente se le veía atento.
En sus años de aislamiento, reclusión tanto voluntaria como forzada, aislamiento y meditación él se había encontrado en situaciones similares a ''presenciar o vivir algo más allá''. En sus cavilaciones, bañadas por el entrenamiento de la Orden, atribuyó esas sensaciones a su poder espiritual interior, a su potencial iluminación... pero, ¿qué habría pasado si no hubiera recibido previamente las enseñanzas en el monasterio? Clérigos y paladines atribuían a deidades; druidas atribuían a la naturaleza y sus espíritus; hechiceros a su linaje o al cosmos...
¿Cómo supe que era él? Se preguntó a su vez Hilda. La verdad es que nunca se lo había planteado. Le estaban gustando las preguntas de aquel enano, porque le estaban invitando a reflexionar sobre cosas en las que no había pensado. Meditó un poco la respuesta, pero al poco respondió:
-Podría decirte que lo supe porque estaba en una antigua mina, abandonada hacía siglos o milenios. Porque pocos otros dioses pueden aparecerse en un sitio así. Porque era un enano como los de las estatuas, de rostro amable pero firme y de larga barba de acero. Porque en su mano llevaba su sagrado martillo, el Forjador de Almas. También podría decirte que lo supe porque él se presentó como Moradin, o porque me reveló visiones del pueblo enano.
Miró a Bharnus y sonrió.
-Podría decirte todo eso, y en puridad no sería mentira. Pero no serían más que cosas superfluas, que confirmaciones innecesarias. -señaló al cielo, a la lluvia que caía sobre sus cabezas- Sería como si yo ahora te dijese "está lloviendo". No sería mentira. Pero sería una obviedad. Tú ya sabes que está lloviendo, y no porque yo te lo diga, sino porque te cae en la cara y te moja los ojos y embarra el suelo. Es evidente a un nivel que trasciende las palabras.
Lo mismo me pasó a mí. Sí, supongo que todo eso que te he dicho me lo confirmó. Pero en realidad, lo supe. Como un temblor de tierra, sabes que está ahí aunque no lo veas porque tiembla el suelo y hasta en los huesos, lo notas dentro, en el esternón, en el interior de la cabeza. En cuanto se me apareció, supe que era él. Lo supe con la misma irrevocable certeza con la que sabes que está lloviendo. Su poder, su energía, sentí su conexión paternal conmigo, su conexión con todos los enanos, sus hijos. Fue como una descarga de dragón eléctrico, una energía pura y arrolladora, bebida de su misma fuente.
La presencia de un dios no se puede fingir. No se puede imitar. Es como el sol. Puedes hacer la mayor hoguera de la historia, quemar el mundo entero, y aún así, en cuanto salga el sol en el cielo, ni el más ignorante ni el más necio lo confundiría con la hoguera. Moradin me habló y me reveló secretos perdidos hacía miles de años. Y era él, era él de verdad. Lo sé con la certeza con la que sé mi nombre, con la que sé que tengo dos brazos y dos piernas.
En sus ojos había aparecido un fuego mientras recordaba, un fuego interior de pura fe. Sin duda creía en cada palabra que decía. De pronto pareció volver al presente y su expresión soñadora se atenuó. Miró a Bharnus.
-Espero que me haya explicado bien. O por lo menos, que me haya hecho entender.
WOW! Me flipa el mensaje, en serio, gracias por la redacción
se me han puesto los pelos de punta y todo!
buah no me lo esperaba, necesito ''reflexionar'' un poco antes de responder, qué presión jajajaja
Siempre le gustó escuchar. La vegetación, la piedra, el aire, siempre tienen algo que contar... pero una buena narración no tiene comparación
Una buena narración... el monje escuchó. Escuchó como llevaba años sin escuchar. Si alguien lo viera desde fuera, podría pensar que era un espectáculo de hipnotismo, o el mismísimo ''encantador de serpientes''.
Atento a las palabras de Hilda, Bharnus no hacía ningún ruido, incluso acompasó su respiración al ritmo de oratoria de la enana; se había fundido en sus palabras. Conforme aparecía el fuego en los ojos de ella, el brillo en los ojos de él aumentaba, y el vello se le erizaba. Su rostro impasible no podía ocultar las emociones que gritaban sus ojos.
Algunos pensamientos y recuerdos intentaban surcar su mente, pero no les dejó manifestarse, no quería perder detalle. Cuando terminó Hilda, Bharnus estaba en silencio, sus últimas palabras le habían hecho contener el aliento.
Puedes hacer la mayor hoguera de la historia, quemar el mundo entero, y aún así, en cuanto salga el sol en el cielo, ni el más ignorante ni el más necio lo confundiría con la hoguera.
En algún momento había dudado si sus vivencias estaban relacionadas con algún dios... simples ''hogueras'' en su camino. No... desde luego él no había estado enfrente de un Sol. Repasó mentalmente los testimonios de otros religiosos a los que había preguntado. Nadie se había expresado de aquella manera. Esa certeza que trasciende lo racionalizable... fascinante, hermoso, y tal vez aterrador al mismo tiempo...
Un pequeño nudo se formó en su estómago. No había logrado encontrar su camino, no había llegado a la Iluminación de la que hablan en la Orden. Pensaba que sólo se podía llegar a ella mediante la meditación y el conocimiento de uno mismo, del potencial espiritual, y sin embargo ahí estaba... que me parta un rayo si lo que acabo de presenciar no es Iluminación!! tal vez no sea la misma de la que hablan los Maestros, y desde luego mi camino no es el religioso, pero debería expandir más la mente y no cerrarme en esas enseñanzas tradicionales y obsoletas que tal vez sean lo que impiden avanzar...
Bharnus dio un pequeño brinco. No sabía cuánto llevaba ausente, ni había cogido aire siquiera, un monje ahogado por quedarse en blanco y no usar sus pulmones, muy poético. Enfocó su mirada otra vez en los ojos de Hilda.
- esto... -se aclaró la garganta- sí, perdona... te has explicado bien... -recompuso su postura y se mesó la barba- desde luego Moradin debe estar complacido contigo Hilda... pocos clérigos he escuchado hablar así de sus dioses -se colocó en posición de loto
Desde luego no dudo de su devoción ni mucho menos, que no sepan expresar lo que yace en su interior no quiere decir que no exista. Pero poder expresarlo y poder transmitirlo refuerza las creencias y las convicciones que guardamos en lo más profundo de nuestro ser.
Cogió aire profundamente, y lo soltó lentamente mientras sentía todo su alrededor.
- sueles meditar, Hilda? rezar? orar, tal vez? si se da el caso, te importaría que, con todo el respeto, meditara a tu lado? no quiero ser intrusivo y mucho menos invadir algo tan personal... pero esa conexión genuina que te une con Moradin seguro que se puede percibir en el ambiente, sentirla puede ser algo único -en su rostro se dibujó una expresión de niño pequeño que pide un regalo, de poco le valía su entrenamiento en contención emocional si se le presentaban situaciones como aquella- si te parece bien, claro -regresó el rostro pétreo
Hilda sonrió ampliamente ante las palabras de Bharnus, y sintió cierto alivio. Había temido no lograr explicarse, no transmitir de verdad lo que sentía. Era algo a la vez tan sencillo y tan complicado... para quien lo vive, es evidente, pero para explicarlo a los demás, es muy complicado. Como intentar explicarle a un golem la sensación de llenar los pulmones de aire.
Por suerte parecía que Bharnus lo había entendido, le había transmitido lo importante de aquella revelación. Definitivamente aquel enano le caía cada vez mejor. Ante su propuesta, le miró y dijo:
-Me alegro de haber sabido explicarlo. Sí, yo rezo, aunque no suelo meditar... no del modo en el que lo hacen los monjes. Y la mayoría de mis oraciones no son lo que esperarías tampoco. Moradin es dios de la forja, y ante todo yo soy una herrera. A veces pronuncio oraciones normales, comunes, porque también son importantes, pero sobre todo... el martillo es mi oración. La canción del acero sobre la fragua, el yunque y el fuego, el templado. Esa es mi forma de orar, rezo mediante la creación, mediante las runas sagradas que inscribo en mi arma, mediante el ritual de creación que él me enseñó. Ese es el regalo que me hizo y la mejor forma de honrarlo es usándolo, protegiendo con él a la raza enana.
Si realmente este reino enano perdido tenía tales forjas y minas como nos han contado, créeme que tendrás oportunidad de verme rezar, no mediante largas letanías, sino prendiendo el fuego de las forjas y haciendo que las fraguas largo tiempo frías y silenciosas se llenen de nuevo de acero y calor.
Bharnus, colocado en posición de loto, sonrió ante sus palabras.
No le sorprendió la respuesta de Hilda, la abstracción y contemplación pasiva no era la única manera de encontrarse con uno mismo o con algo que trascienda al propio ser. En su Orden sí que era el método básico de enseñanza, pero ni mucho menos el más relevante. Varios monjes del monasterio bajaban a las minas a trabajar las galerías, otros hacían labores en la tierra, otros en la sala de los telares... y gran equivocación sería desmerecer aquello respecto a meditar sentadito con las piernas cruzadas.
La búsqueda profunda espiritual personal era tan individual como el propio espíritu, por ello la religiosa o cualquier otra búsqueda también eran propias de cada uno.
- sólo los monjes aburridos seguimos meditando a la vieja usanza... será un placer y un honor poder compartir ese momento cuando llegue, compañera -inclinó respetuosamente la cabeza, los ojos de Bharnus brillaban.
Enderezó la espalda, cerró los ojos y espiró lentamente. Unas palabras se podían escuchar, muy bajito, claramente hablaba para sí, aunque no se molestó en ocultarlas.
- Todo lo que puede transmitir el fuego, la forja, el martillo, el acero... será interesante ver qué tienen que contar...
Y con ese murmullo, comenzó otro de sus viajes por los senderos del alma.
es una ''lástima'' haber hecho un PJ poco hablador, acabo escribiendo más a modo de narrador omnisciente que como dialogador xD
ha quedado bonita la conversación, me ha gustado mucho, de verdad ^^
si quieres proseguirla, o si alguno quiere abrir otra nueva o incorporarse a esta, o lo que fuere, encantadísimo estaré :)