Partida Rol por web

-^_FUCK!!- exclamo la mujer, quedando oculto bajo el ensordecero ruido y cubriéndose de manera refleja ante la brutal irrupción de la nave en el hangar – Eso es hacer una entrada – añadió admirada ante la maniobra, un tanto caótica pero efectiva, del piloto

No se lo pensó dos veces, era la oportunidad para coger la carga y salir cagando leches. La distracción era perfecta, el soldado había detenido su ataque desconcertado ante la inesperada oleada de destrucción, así que Val giro sobre si misma y salió disparada hacía la carga. En su camino se cruzo con Flamo, que corría como alma que llevaba el diablo. No se fijo en su brazo en ese momento, aunque sí asintió a sus palabras con la mirada fija en su objetivo.

Una vez lo alcanzo activo los controles del deslizador con la esperanza de llegar a la nave antes que los imperiales reaccionaran y volvieran a la carga.

¡Caos y destrucción! Y el momento justo y adecuado para largarse. Marco echó mano del vibrocuchillo del soldado que había abatido, le vendría bien. Después echó a correr hacia la nave, hasta que llego a la altura de la lanzadera. Val se estaba haciendo con el control y Marco se quedó a la altura, manteniendo el paso y echando vistazos alrededor, a cualquier amenaza inmediata.  

—Te cubriré mientras avanzamos.

Ese cargamento tenía que llegar, tanto esfuerzo no serviría de nada en caso contrario. Aún quedaban dos imperiales, aunque parecía que les costaba sobreponerse. Los tuvo muy en cuenta y tenía ganas de liarse a tiros, pero ahora lo importante era largarse a toda leche.

Nugirrha observó la punta del blaster que apuntaba a su cabeza. No tuvo miedo, pero no porque fuera insensata, sino porque la ira no dejaba resquicio a otro sentimiento. Afortunadamente no se supo qué habría pasado con ese disparo del oficial, pues Maya entró de manera espectacular en el hangar. El caos fue de tal magnitud que la wookiee volvió de su estado de furia, siendo de nuevo consciente de lo que sucedía a su alrededor.

Vio a Val conducir la lanzadera, y a Marco cubrir uno de sus costados. Nugirrha le imitó, colocándose al otro lado y así ayudar a proteger a su compañera y el cargamento.

En cuanto Maya os da la señal, todos reaccionais. Flamo sale corriendo hacia la nave mientras Val y el resto pasan a hacerse cargo de la lanzadera, comenzando a moverla en dirección a la nave.

Por su parte, el soldado queda tendido en el suelo, quedando algo aturdido. Podéis ver como mientras andáis se percata de lo que le ocurre, aunque no es capaz de reaccionar a tiempo.

El oficial sin embargo mantiene la compostura, aunque ha perdido su arma, observa como la wookie hasta ahora enfrascada en batalla se aleja para ayudar a empujar la carga. 

- Hoy no bestia inmunda - Dice mientras busca cobertura en los restos de una caja y abre fuego contra la wookie. Tanto Marco como Val pueden ver como el disparo impacta en la mano de Nugirrha que estaba ayudando a llevar la lanzadera, y aunque retira la mano por el dolor el transporte no se detiene...

Maya dispara contra el oficial facilitando fuego de cobertura, lo que hace que el tenga que parapetarse y esconderse... Cuando lo hace se gira hacia el interior de la nave y grita algo que no llegáis a entender. No obstante podéis ver como la nave ruge, haciendo resonar por todo el hangar sus motores.

Nugirrha rugió de rabia, y tuvo que hacer un gran esfuerzo de voluntad para no volver a cargar contra el imperial. También influyó el hecho de que ya comenzara a notar el efecto de las heridas en su cuerpo. Dolorida, mantuvo su posición junto a la lanzadera, avanzando hacia la nave de Maya para salir de aquel maldito hangar cuanto antes.

En silencio agradeció a Marco que la cubriera mientras empujo con más ahínco la dichosa carga, su sonrisa se amplio ante la llegada de su compañera cubriendo el otro flanco, aunque le duro poco.

Sintió el dolor de su amiga y compartió la rabia de su rugido, quería volverse contra el oficial y degollarle el cuello por sus palabras y las heridas infligidas a Nugirrha. Pero no había tiempo, la wookie era dura de pelar y sabía que aguantaría, sanarían sus heridas en la nave, ahora con su ayuda y la de Marco la prioridad era llegar a ella para salir de allí antes de que una nueva lluvia de disparos cayera sobre ellos. Apretó los dientes y su mandíbula se tenso mientras empujaba con todas sus fuerzas.

La percepción del tiempo tiende a ser caprichosa y regirse por unas reglas subjetivas. En esto pensaba Flamo, que tendía a divagar en los momentos más críticos, mientras corría hacia la nave. Las segundos pasaban lentamente, casi congelados en el tiempo. Sus piernas eran dos columnas de plomo, que a duras penas podía levantar del suelo para empujar a su cuerpo hacia delante. Y su brazo... su brazo parecía en llamas, prendido del hombro a la muñeca. El bláster frío le pesaba terriblemente en la mano derecha y la nave parecía tan lejos...

Aún así el comerciante consiguió, finalmente, llegar hasta Maya a quien gritó, también en cámara lenta. -¡Cobertura!

El dichoso oficial resultó ser más duro de lo que parecía. Estos imperiales engañaban, con su apariencia de petimetres despiadados.

La wookie rugió y Marco ya no tenía otra cosa en la cabeza que la de llegar a la nave.  Y con la carga, eso era fundamental para él, cumplir su parte y ganarse sus créditos.

Sostenía la pistola en la mano, pero dedicó toda su energía a moverse hacia la salvación, pero sin dejar atrás a nadie. En cuanto llegasen los refuerzos imperiales (y sería en seguida), todo se pondría mucho peor.

En una incesante y corta carrera en la que los disparos vuelan a vuestro alrededor lográis llegar hasta la nave en donde Maya os ayuda a subir mientras no deja de disparar su blaster. Solamente se detiene mientras ayuda a cargar el cuerpo en carbonita que habéis ido a buscar...

- ¡¡ Dale Sirona !! - 

Grita cuando Marco esta terminando de saltar al interior de la Banshee; momento en el cual la nave comienza a crujir, la rampa a recogerse y un último disparo entra haciendo saltar algunas chispas sobre vosotros. Segundos después, silencio.

Maya se deja caer sentándose en el suelo, parece que la herida todavía le sangra un poco. No tarda en ponerse en pié y sonreír al mirar la carga y a vosotros.

- Sabía que lo conseguiríais. - 

Pronto notáis un pequeño impulso, leve... pero reconocible por todos; la nave ha pasado a la velocidad de la luz... 

Nugirrha se dejó caer con todo su peso sobre un rincón de la nave, y pareció que se había volcado un contenedor. Estaba agotada, exhausta, dolorida por las heridas recientes mientras trataba de rebajar la adrenalina.

- Raaaaaahhgh aaaaahnr huuguughghg raaaaaahhgh huuguughghg. Aarrragghuuhw uughghhhgh aarrragghuuhw. [Espero que merezca la pena. Ahora necesitamos descansar].

Sin más, la wookiee apoyó la cabeza sobre la pared y cerró los ojos, a la espera de llegar a donde quiera que Maya les llevara.

Marco no sintió los disparos a su alrededor hasta que estuvo dentro de la nave. Y aun entonces se limitó a guiñar un poco los ojos, como si le deslumbrasen aquellos inútiles fogonazos tras los impactos.

Todos lo habían logrado, algunos heridos de consideración, pero nada que no pudiese solucionarse. Y lo cierto es que a medida que la cosa iba avanzando, cada vez tuvo más claro que habría bajas. Cuestión de suerte y buen hacer, quizá es que en el fondo eran un grupo bastante competente, sobre todo teniendo en cuenta que era improvisado.

- Sabía que lo conseguiríais —, dijo Maya.

Contempló a su rescatadora mientras, por fin, guardaba la pistola en la funda con la floritura con la que tanto le gustaba fardar.

—Por supuesto.

Tras el salto, miró a cada uno de sus nuevos colegas. De pie y con las piernas algo separadas, una sonrisa casi imperceptible asomó a sus labios casi siempre impasibles.

Flamo estaba recostado en un rincon de la nave, sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la pared y respirando con dificultad, cuando la nave entró en hipervelocidad. Apenas habían pasado unos segundos desde que el vehículo había salido a toda velocidad de aquel maldito muelle de carga antes de saltar a velocidades supralimunicas. Flamo contuvo el aliento durante unos instantes antes de relajarse del todo: pasar al hiper espacio en tan poco tiempo era una tarea tremendamente complicada. O la trayectoria estaba previamente calculada, o aquel piloto era realmente un genio, o... Quizá se habían lanzado a ciegas y era cuestión de tiempo que terminasen colisionando contra alguna estrella. Un escalofrío recorrió la espina dorsal del comerciante al imaginar el tercer escenario. 

Nunca se había reconocido oficialmente, ya que la verdad hubiera supuesto la infamia y encarcelamiento de sus padres, pero algo similar ocurrió tiempo atrás con una de las naves turísticas de la compañía de su familia. Los hechos nunca pudieron probarse, pero Flamo pudo imaginar lo que había ocurrido. Un ferry interestelar de lujo, con casi un millar de sujetos bien adinerados en su interior, es asaltado por algún grupo armado marginal. El capitán entra en pánico, pone los motores de iones a toda potencia pero apenas puede hacer nada contra las veloces naves piratas. La única alternativa: un salto al hiper espacio a ciegas. El resultado es de sobra conocido, novecientas cincuenta personas desaparecidas, entre ellas políticos, diplomáticos, empresarios, probablemente calcinadas al pasar demasiado cerca de una gigante roja. 

En esto andaba pensado Flamo, agarrado a su brazo inerte e intentando cortar la hemorragia, cuando por fin decidió dirigirse a Maya. 

- Espero que haya valido la pena -le reprochó dolorido. -Casi no lo contamos ahí fuera. 

En la quietud del espacio, fuera del alcance de su enemigo, Val respiro tranquila. Hizo lo posible para mantenerse en pie cuando los motores de la nave rugieron alejándose de la estación espacial, dejo a Maya ocuparse de asegurar la carga y se dirigió a Nugirrha.

-vamos bola de pelo, no zanganees – se detuvo junto a su amiga tendiendo su mano con una sonrisa divertida – vamos a apañar esas heridas ¿te parece?

Ignorando el comentario de Maya a modo de “enhorabuena” siguió su camino hacía el área médica, si aquella nave no había sido modificada estaba segura de poder encontrarla, así que en compañía de la wookie se puso en camino.

-Flamo por ti no puedo hacer nada, me temo que escapa a mis conocimientos...pero podre darte un sedante o algo que calme el dolor – se giro un instante para mirar a Maya, a la que tan amablemente se dirigía el comerciante, fue el mismo momento que sitio el ligero impulso señal que la nave había saltado a la velocidad luz – espero que en nuestro destino tengan buenos médicos me temo que vamos a necesitar chapa y pintura

Añadió en tono sardónico a la mujer antes de retomar el camino, guiñando un ojo a Marco al pasar su lado, dedicando al pistolero unas palabras con un ligero tono ácido pero con agradecimiento en la mirada.

-Vamos “cowboys” no te pavonees tanto puede que la próxima no tengas tanta suerte

Tras prestar atención a las heridas de la wookie, salvando algún que otro mamporro por el genio de su peluda compañera* la dejo descansando, al igual que Flamo. Ella necesitaría de la ayuda de los otros para prestar atención a la herida que tenía en la espalda y había estado dandole la lata todo el día.

Sin saber donde se había metido Marco, opto por dirigirse a la cabina a conocer al osado piloto que había realizado semejante rescate.

Antes de que Val pueda salir en dirección al puente de mando aparece una mujer. De pelo blanco como el de Val y con una cinta sujetando su frente. Se queda quieta al entrar, mirando a Val con cara sorprendida. Una sonrisa se dibuja en su rostro y niega con la cabeza.

- Bienvenidos a la Banshee - Dice apoyándose en el marco de la puerta - Mi nombre es Sirona Okeefe, podéis llamarme capitana Okeefe o Sirona - 

Sirona mira a Maya, el cargamento y luego a todos vosotros uno por uno.

- Habéis hecho un trabajo cojonudo - Afirma guiñando un ojo a nadie en particular - Ya estamos de camino a Alderaan, llegaremos mañana por la tarde. El senador Organa ya está avisado y os recibirá en cuanto atraquemos en el Palacio Real - 

Termina de entrar en el habitáculo y ayuda a Maya a asegurar la carga.

- Podéis usar todo lo que necesitéis de la nave para curaros, creo que la encontraréis especialmente bien equipada, aunque ese brazo... te lo tendrán que mirar en Alderaan amigo - De nuevo guiña un ojo, ahora a Flamo directamente.

- En fin, poneros cómodos y disfrutar del viaje. Os lo habéis ganado. -

Marco encogió los hombros de cara a Val. La sensación del deber cumplido y la reputación crecida le hacía estar exultante, más que la promesa de dinero fresco.

—Estos pequeños momentos de gloria me gusta saborearlos. Son efímeros...

Echó un vistazo a los otros dos miembros del grupo. La wookie parecía que se recuperaría sin problemas, un arañazo para alguien de su especie, pero lo del tipo elegante era otro cantar. En fin, un poco de cirugía no era para tanto, siempre que te dejase intacta tu habilidad con las armas, las de fuego o las de cualquier tipo.

Cuando Sirona Okeefe hizo su aparición, Marco la observó petrificado. ¿Dos cabelleras blancas en una misma nave? Cuando ella pasó su mirada por el curtido rostro del pistolero, éste no pudo evitar tragar saliva, incómodo...¿o tal vez impresionado por ella?

—Capitana Okeefe...—dijo en un susurro—. Me gusta, de la cabeza a los pies.

-Tan bueno como el suyo capitana Okeefe – la pistolera sonrió en respuesta a la llegada de la piloto – y creame que pocas cosas logran impresionarme...gratamente – añadió tras darle un vistazo de arriba abajo, como casi todos los recién llegados -cuidado cowboy o se te desencajara la mandíbula

No pudo evitar soltar aquella pulla ante el rostro que se le había quedado al pistolero con la llegada de Sirona. La cuál por otra parte era comprensible, pues la piloto no dejaba indiferente a nada ¿que tendrán las peliblancas?

El resto del trayecto trascurrió sin ningún altercado y Flamo, al igual que el resto de sus compañeros, pudo aprovechar para curar sus heridas y vendarse el brazo. Todavía no podía moverlo, ni podría a menos que le operasen de urgencia, pero los primeros auxilios de la enfermería de la nave le proporcionaron cierto alivio, y paliaron, en parte, lo peor de las heridas. 

Apenas intercambió alguna palabra con Maya. Quería hacerle entender que estaba muy cabreado. Aquella misión suicida había salido bien de puro milagro, y en gran parte debido a la astucia, habilidad y compenetración del equipo. No tenía ni idea de lo que pensarían los demás pero por su parte aquel Organa debería recompensarlos con creces por lo que habían padecido. 

Por otra parte, estaba el tema de las naves... y la deuda con Xator. 

El androide le había dado una información valiosa: el cargamento no se encontraba en Sen Zonn, lugar la que debería haber llegado hacía una semana. Eso quería decir que el Imperio había desviado su ruta... Las posibilidades eran muchas, pero una vez descartados los imposibles, la lista se reducía notablemente. Quizá en Alderaan pudiera encontrar más respuestas...

El viaje prosiguió sin percances, un poco de descanso tanto físico como psicológico era lo que necesitábais. Incluso pudisteis conciliar el sueño en unos camarotes que la capitana os cedió amablemente...