Partida Rol por web

La mercenaria siguió a Organa con la mirada según abandonaba la estancia para acto seguido levantarse de su asiento y tomar el que este había dejado libre. Levantando las piernas con sobrada elegancia y descaro, dejó descansar sus pies sobre la mesa. Levanto una ceja cuando Nugirrha comenzó ha hablar, manteniendo una actitud relajada e incluso divertida como indicaba la sonrisa descarada que dibujaban sus labios.

-Si te soy sincera...-se inclino tomando un puñado de lo que parecían dátiles, sin perder la cómoda posición que había tomado – prefiero dejar a la improvisación lo menos posible, gracias...pero si la mejor opción es que la Capitana Okeefe nos deje a una distancia prudencial de la base y realizar una aproximación a pie sigilosa

Tomando el dátil entre sus blancos dientes mordió un trozo, probando su sabor que no le disgusto en absoluto llevándola a tomar el resto, masticándolo con deleite, lentamente, escucho las palabras de su compañero comerciante. La idea de un guia no era mala, les salvaría de muchos contratiempos pero aún así no era lo suficiente atractiva para aceptarla sin exponer los contras.

-¿en serio? - masculló con un nuevo dátil en la boca – Flamo...-carraspeo para no atragantarse y tragar lo que tenía en la boca antes de volver a hablar - ¿acaso nos has prestado atención amigo mio? Me parece bien tomarnos las cosas con calma, examinar el terreno y tantear la vigilancia del sitio – enumero con tono melódico cada una de las acciones, mirando y jugueteando con el siguiente dátil entre dos dedos, alzando finalmente la mirada hacía Flamo con el rostro ladeado, enarcando una ceja - ¿4 días de camino desde la ciudad más cercana a las instalaciones? A ver, no tengo nada en contra de una buena excursión pero estamos hablando de Felucia ¿alguno a ha paseado por una selva como esa? ¿durante 4 días? … y sin ensuciarse la botas – añadió con tono morad.

Entonces reparo en el vaso vacío que había dejado Organa y estiro el cuello mirando el armario del que había tomado la botella, con un encogimiento de hombros dejo el puñado de dátiles de vuelta en la mesa y se dirigió hacía el armario, tomo la botella y viendo que nadie decía nada o se lo impedía, regreso y tras servirse la copa, volvió a tomar la misma posición distendida de antes. Trataba de mantener una conversación ligera, e incluso algo coqueta, para acelerar los preparativos y ponerse de acuerdo sin demasiado lio o discusión. No sabía cuando estaría la Banshee lista para partir, aunque dudaba que les tomara demasiado reabastecerla con las prisas que se gastaba Organa por convencerlos. Y deseaba con todas sus fuerzas darse el capricho de un baño relajante, despues que trataran la herida que le habían cusado en la estación.

-Un buen guía que no haga preguntas, sería de gran ayuda pero... no quitara el hecho de que vamos a perder un tiempo precioso...claro que sí así lo preferís – comenzó de nuevo con un encogimiento de hombros – me adaptare a lo que decidáis pero entonces mis exigencias para el senador serán un poco más largas – su sonrisa se ensancho y sus ojos se clavaron en el rostro del piloto – dime cielo...Zex ¿cierto? ¿te vas a encargar tu de nuestras necesidades para la operación?

Dejo un tiempo para que Marco se pronunciara al respecto o callaran todos, dejando a Flamo como lider provisional que tomara las decisiones para el subterfugio que quisiera que adoptaran. Pasado un rato y pillando a Zex un poco desprevenido con su pregunta, se dirigió a su compañera.

-¡Ey! Nugir...¿que te parecería aprovechar a hacerte con un nuevo juego de herramientas o una ganzúa para colarnos discretamente?...o podríamos dejar volar la imaginación ¿no te tienta hacerte con un brillante y nuevecito módulo de datos? Seguro que serían de lo más útiles en tus preciosas...mmmm...¿garras? ¿manos?....bueno...ejem...tu ya me entiendes – se llevo la copa, que había sostenido ese rato, a los labios tomando su contenido de un solo trago - ¡aaahh!...- suspiró con satisfacción – delicioso y refrescante...bueno Zex ¿vas a decirnos a quien vamos a rescatar en Felucia?...- llevaba queriendo hacer esa pregunta largo rato, ya que Organa había eludido responder diciendo simplemente que era alguien que podía ser peligroso para el imperio – estoy segura que como hombre de confianza del senador podrás darnos un nombre ¿me equivoco?

-¡Ey! Nugir...¿que te parecería aprovechar a hacerte con un nuevo juego de herramientas o una ganzúa para colarnos discretamente?...o podríamos dejar volar la imaginación ¿no te tienta hacerte con un brillante y nuevecito módulo de datos? Seguro que serían de lo más útiles en tus preciosas...mmmm...¿garras? ¿manos?....bueno...ejem...tu ya me entiendes... 

La wookiee ladeó la cabeza y sonrió mientras lanzaba un ronroneo como un gato. Bueno, como un gato que midiera dos metros y tuviera una voz profunda.

Era evidente, sobre todo para Val, que Nugirrha estaría encantada de conseguir nuevo equipo, aunque ella no iba a pedirlo directamente. Si se lo proveían, estupendo, y si no, seguiría confiando en sus queridas herramientas. 

El pistolero parecía estar en las nubes, pero lo cierto es que no se perdía nada de lo que se decía. Ya tenía bastante calibrados a sus compañeros de la última correría y en ese momento estaba ocupado tratando de sopesar la valía del nuevo…ese «muchacho».

—Coincido con O’Shil en que sería buena idea tener «algo» en alguna de las ciudades. Una tapadera, base de operaciones, un piso franco, un contacto (por leve que sea)…lo que sea  para el caso de que todo salga mal, nos quedemos sin transporte para salir del planeta y tengamos que buscarnos la vida en Felucia.

Marco decidió probar la comida, qué diablos.

—Y que O’Keefe nos acerque lo máximo posible al objetivo sin ser descubiertos. Me gusta la pelea, pero en este caso preferiría limitarla hasta tener al almirante prisionero a mano. Ese es mi parecer.

Un par de bocados discretos y un trago de algo, a ser posible con alcohol, bien fuerte. ¿Tendrían de eso?

—Equipo de supervivencia, estaría bien, algo discreto y ligero, además de botiquines. También algún rifle de francotirador, algo silencioso y lejano para eliminar centinelas, por si se da el caso. Y cuando el sigilo falle, un puñado de granadas para sacar de sus cubiles a las alimañas.

Sonrió, le gustaba como pintaba aquello. Aceptó de buen grado la copa que Val le ofrecía, incluso alzó la copa en un simulacro de brindis. Tras tanto tiempo en las cloacas, estar en aquel lugar y en aquella compañía le parecía un triunfo vital.

—Por nuestro próximo éxito.

Bien el primer paso estaba dado, ahora quedaba pensar el plan que debían de trazar para llegar con las mayores posibilidades a la prisión sin ser vistos.  Mientras hablaba Flamo, inconscientemente miró para las “famosas” botas. La verdad es que no parecían muy caras, incluso para su ojo experto, como piloto de cargamentos de contrabandistas, diría que eran una falsificación, pero no sería él quien comentaría este detalle en voz alta.

Luego hablo de nuevo ella, era clara, directa y dura.

Eh… bueno si podría hablar con el Senador o con alguien cercano a él para ver que materiales nos pueden proporcionar para facilitar nuestra misión. –dijo pillado por sorpresa.

A continuación se acercó a la botella de alcohol y cogió uno de los vasos para alzar el mismo cuando Marco firmó que lo próximo iba a ser un éxito.

-Así será. No tengo duda de que si hemos sido elegidos por el Senador ha sido porque considera que somos los perfectos para llevar a cabo con éxito la misión. Lo mejor que podemos hacer es disfrutar estos días. Me gustaría que poco a poco podamos ir confiando unos en los otros. Sé que es difícil pero pensadlo desde este punto de vista, voy a poner mi vida en vuestras manos. Por mi parte estoy de acuerdo con Nugirrha. Considero que lo mejor es empezar lo más cercanos a la prisión y evitar la selva del planeta.

Caminó un poco por la estancia con el vaso en la mano, le dio un pequeño sorbo y añadió

-Me ha sorprendido que ninguno haya preguntado a quien vamos a rescatar, por lo que me voy a anticipar a vuestras futuras dudas. Se trata del almirante Gilder Varth, era un hombre honorable, valiente, por como hablan de él, me imagino que es el tipo de comandante al cual sirves con fe, nadie dudaba de su lealtad pero al parecer ha visto demasiado sufrimiento de inocentes...

Después de un largo silencio, volvió a retomar la palabra para preguntarle al grupo:

-Me imagino que hoy querréis descansar pero sino es así.¿Quién quiere tomar una copa en un buen antro y así poder contarme como habéis llegado hasta aquí?, entiendo que si estáis demasiado cansados lo dejemos para otro día. -añadió sonriente.

Marco miró a Zex por encima del borde del vaso. 

—¿Acaso importa quién es ese tipo? Cuanto menos sepamos de él, mejor. Su nombre, rostro y aspecto general (con detalles llamativos, si los hay) y poco más.

Se ventiló el brebaje de un trago y resopló.

—Pero ya que lo mencionas, que quede claro que me da lo mismo que sea un hombre de grandes méritos, para mí es un paquete a entregar —Se echó otra copa, la necesitaba—. Aunque he de reconocer que lo de honorable sí que es una virtud que me importa, si bien lo del honor es algo muy subjetivo.

El muchacho quería socializar, lógico dadas las circunstancias. Así que le daría pie.

—Yo para algunos soy honorable, mientras que para otros un perfecto canalla ¿Y tú, Zex? ¿Eres alguien en quién vale la pena confiar? Si tu respuesta es afirmativa, me apunto a lo del antro. Si es negativa, veremos que se me ocurre...

Lo miró fríamente, esperando una respuesta.

Zex se tomó su tiempo para responder dejando que un silencio tenso pesara sobre la sala, mientras miraba para el líquido que contenía el vaso, reflexionando la respuesta.

-A mi si me importa a quien rescato pero entiendo que eso es asunto mío. -dijo en voz baja.

Caminó hacia Marco, mirando a sus fríos ojos.

-Honor, he sido traicionado tantas veces que apenas puedo recordarlas todas, y a pesar de ello sigo creyendo que existe gente con honor, por eso estoy en esta misión. -Apenas separado por un par de pasos del pistolero a sueldo se paró con gesto muy serio y circunspecto.

-Me preguntas si soy alguien en quien merece la pena confiar, por supuesto. Salvo la wookie creo que soy la persona más confiable que hay en este salón. -Zex se acercó a la mesa para servirse otra copa, su gesto facial cambió por una gran sonrisa.

-Marco, esto podría ser el principio de una bonita amistad, ¿verdad?. Vayamos de antros para celebrarlo.¿Aguno más quiere compartir buenas historias y alcohol hasta perder la consciencia?- dijo con un tono relajado mientras soltaba una sonora carcajada.

¿A qué venía todo aquello? Aquella actitud descarada de Val, la gélida reacción de Marco ante el acercamiento de Zex... aquello parecía más bien una pelea de gallos entre adolescentes que una conspiración contra el Imperio, y por nada del mundo querría Flamo verse metido en medio. Dio gracias al cielo de no haber tenido hijos. 

-Tranquilo, Marco, el chico solo quiere presentarse... -tenía que tratarse de él, el atractivo piloto que había aparecido de la mano de Organa y había disparado las feromonas de Val y la agresividad del pistolero. -y nadie va a traicionar a nadie. No está en juego tu honorabilidad, ni la del piloto... por el momento. 

Se recostó en su butaca, intentando poner el brazo no sano en una posición cómoda. 

-La cuestión es que debemos rescatar a ese tal... Gilder Varth. Lo haremos del modo que más convenga. Si es a través de la ciudad, bien, si es a través de la jungla, nos la apañaremos también. Pero necesitamos saber la localización exacta del emplazamiento, tenemos que tener en cuenta la orografía del terreno para poder así valorar las posibilidades. ¿O es que pensabais improvisar?

Llenando de nuevo su copa sonrió ante la reacción de su compañera peluda y se sumo al brindis de Marco, tras llenar la copa de este que había estado observando la botella largo rato. Brindis al que se les unió el nuevo integrante de su pintoresco grupo, prefirió obviar el hecho que ella había hecho la pregunta unos segundos antes pues parecía tratar de romper el hielo, mediante lo que pretendía ser carisma. Observaba por encima de la copa pegada a sus labios el duelo verbal entre Marco y Zex, cargado de testosterona y tensión, aunque su cabeza esta a eones de distancia.

Gilder Varth

Centrada en buscar en los restos de su memoria sobre el Imperio información sobre el Almirante, perdió el hilo del intercambio de valores de los hombres hasta que Marco intervino devolviendola al presente.

-Ya disponemos de esa información, Flamo – pronunció sin que una media sonrisa abandonara sus labios tras apartar la copa, dejando esta sobre la mesa y poniéndose en pie. Situándose junto a Nugirrha palmeando su hombro, continuo hablando – Organa lo dijo bien claro; disponer de la ubicación es una gran ventaja, supongo que la capitana Okeefe o aquí Zez podrían proporcionar el resto para poder movernos por el planeta...- giro el rostro observando el exterior, sintió un nuevo tirón en la herida de la espalda, haciendo que pusiera cara de molestia por un instante – esta claro que no vamos a llegar a un acuerdo para la aproximación así que voy a proponer un punto medio. Solicitamos a la capitana que nos lleve a la ciudad más cercana y como dice Marzo buscamos un piso franco...Flamo puede preparar la cuartada que tenga en mente y cuando todo este listo, si no hemos despertado el interés del Imperio o de los locales, tomamos de nuevo la nave hasta un punto seguro que nos permita recorrer la distancia que reste a la base de manera discreta ¿parece?

El silencio volvió apoderarse de la sala mientras cada uno sopesaba lo que la peliblanca había propuesto, mientras la molestia de su espalda parecía acentuarse, así que se animo a increpar con tono burlón al piloto.

-Una cosa más – una sonrisa lobuna se dibujo en sus labios mostrando sus dientes al buscar el rostro de este – Zex...eres un penoso anfitrión sustituto, aquí nos tienes a Flamo y a mi, dos almas en pena doloridas por las heridas sufridas y no nos ofreces ni tan siquiera un lugar donde descansar y sanar pero si llevarnos a beber hasta perder la conciencia – chasqueo la lengua en un par de ocasiones con gesto admonitorio y negando con la cabeza – que decepción...

-Jajajaja, tienes toda la razón Val, soy penoso como anfitrión por eso no me han dejado actuar como ello desde el principio, los que queráis descansar no hay problema, ahora mismo aviso a un droide de protocolo para que os lleve a las habitaciones que os han asignado y podáis descansar. - se excusó encogiéndose de hombros con cara de inocente.

La verdad es que tanto Flamo como Val, no tenían muy buena cara, parecía que lo mejor que pudieran hacer era descansar y dormir lo máximo posible.

-Siento decepcionarte. -dijo con un fingido gesto de tristeza mirando a los ojos bicolores para a continuación sonreír alegremente y añadir. -Seguro que encontramos una manera de arreglarlo.

Nugirrha asintió con la cabeza en señal de aprobación al plan de Val.

Finalmente dais la reunión por finalizada. Pasáis un par de días en el palacio del senador, y por petición del mismo mantenéis un perfil bajo. Tenéis un par de encuentro con él, aunque son breves pues la agenda del mismo parece estar repleta de compromisos oficiales. La mayor parte del tiempo sois atendidos cordialmente por los ayudantes y trabajadores de Organa.

Finalmente, y estando todos recuperados, el senador os avisa que vuestro transporte hasta Felucia está listo. En el puerto de atraque del palacio podéis ver de nuevo a la Banshee, con la rampa de entrada bajada y apoyada sobre la misma la capitana Okeefe que os mira sonriente. El clima durante todo este tiempo ha sido maravilloso, y hoy no es una excepción. Un día soleado y calmado, con una suave brisa.

- Parece que nos volvemos a ver vaqueros. - Dice guiñando un ojo - Vamos, mi pequeña esta preparada y lista para otro viaje... además, creo que os han dejado un regalito dentro -

A su lado podéis ver un droide piloto RX-13 que emite algún tipo de pitido incomprensible y entra en la nave. La capitana sonríe y lo sigue haciendo una señal con su mano para que la sigáis. La nave por dentro está igual que la última vez, quizá algo más recogida y puede... solo puede, que un poco más limpia. En la estancia principal, donde se hace la vida común podéis ver un baúl bastante grande con una nota sobre el mismo. 

<< Espero que sea lo que necesitáis - BO >>

Cuando lo abrís, encontráis en su interior todo lo que le habíais pedido a Zex que le pidiera al senador*

El droide pasa a vuestro lado emitiendo pitidos en un tono bastante alto. Se detiene al lado de quien abre el baúl para emitir de nuevo una buena cantidad de sonidos, levanta sus brazos y pone rumbo a la cabina....

La capitana Okefee aparece detrás de él... 

- O vamos, deja de protestar y vete a preparar la nave para arrancar Crash - 

Dice Sirona al droide. Se queda mirando el contenido del baúl y da un silbido... 

- Vaya, parece que le habéis caído en gracia al senador. Esa es una buena cantidad de material. - 

La capitana se quedó mirando a Zex*, cambiado su rostro sin decir nada. 

- Despegaremos enseguida, cuando estemos en rumbo necesitaré que me digáis cual es el plan de aproximación. Por lo visto al senador no le quedó claro cual sería vuestra estrategia - 

Sirona desaparece hacia la cabina... no tardaréis en despegar...

La estancia en Alderaan resulto se la más placida que recordaba Val en mucho tiempo, disfrutando de las comodidades del hogar de Organa y de los entretenimientos que podía ofrecer el lugar. Además el joven Egor cumplió lo prometido y aunque ninguno llego a perder el conocimiento, al menos a lo que Val se refería, les llevo a tomar una copas y conocerse un poco mejor. Limando esas asperezas del primer encuentro o tal vez no.

Ver la Banshee arrebato una sonrisa radiante en el rostro de Val, que se ensancho aún más al ver a la capitana Okeefe. Era de ese tipo de mujeres que dejaban huella y pocas eran las que se atrevían a romper los estereotipos que se dictaban para las mujeres bajo el yugo del imperio.

-Un placer volar bajo su mando capitana – respondió con la misma soltura mientras subía a la nave seguida de sus compañeros.

Cuando abren el baúl todo lo que habían solicitado se encuentra en su interior, no pudo evitar una ligera sorpresa en ello, había pedido de todo un poco solo por probar suerte. No iban a necesitar todo en Felucia, o al menos no podrían llevarlo todo, así que algunas cosas deberían quedarse en la Banshee. Aún así estaba satisfecha con sus nuevos juguetes, tomando la vibroespada y comprobando si se ajustaba al lugar adecuado en su cinto. Lo que más satisfacción de ofreció fue la pistola bláster que había solicitado, siempre había querido ese modelo era fácil de modificar y muy versátil. Los estrepitosos pitidos del droide la sacan de su deleite ante tal “botin”, atendiendo a las palabras de la piloto.

-Seguimos sin llegar a un acuerdo, lo único claro es que queremos aterrizar en el planeta – pronunció con diversión en el tono de voz siguiendo a la mujer con la mirada – creo que finalmente aterrizaremos en una de las ciudades más cercanas para establecer una base de operaciones y cuando hayamos recabado algo de información, si no es una molestia, estaría bien que nos aproximáramos con la Banshee lo más posible al lugar en el que se localiza la base para continuar a pie sin se detectados ¿le parece bien?

Después de unos días de juerga y relax, los cuales habían sido muy buenos para la convivencia del grupo, pero sobre todo para conocer todo lo sucedido en la estación Zonn antes de encontrarse, había llegado el día de partir. Cuando vio la nave miles de recuerdos acudieron a su mente. La capitana Okeefe era su mentora. Todo lo que sabía de pilotar y navegación se lo debía a ella, aunque no era lo único que le debía...

-Hola Capitana. -sonrió con una tímida sonrisa para a continuación acortar las distancias dándole un enorme y efusivo abrazo. -Es una alegría que podamos compartir cabina de nuevo aunque me imagino que sigo sin poder poner las manos de nuevo en los mandos ¿verdad?. Luego si te parece nos ponemos al día, voy a dejar las cosas dentro.

-Hola Crash. -saludó con un cachete amistoso al droide.

Zex dio un paseo por la nave, demasiadas vivencias en poco tiempo en un espacio tan estrecho. Había sido una etapa bonita. Siempre estaría en deuda con la Capitana aunque en su momento no había entendido su decisión.

- Solo si quieres conservarlas querido - Respondió la capitana a la insunuación de poner sus manos sobre los preciados controles de su nave. - Solo si quieres conservarlas - 

El droide reaccionó con varios pitidos y un empujón directo a la espinilla del piloto, para largarse a toda velocidad hacia la cabina...

- Si, le sigues sin caer bien. - Dijo guiñándote un ojo. 

Marco sacudió levemente la cabeza ante las palabras de O’Shil. No entendía que aquello iba simplemente de marcar el territorio en el grupo, Zex era el nuevo y no había porqué ponérselo fácil.

De todas formas no tuvo importancia, los días en Alderaan fueron un mero trámite. Agradable, eso sí, por fin un lugar en el que se podía caminar por la calle sin tener que estar mirando todo el rato por encima del hombro.  Por desgracia, el «deber» llamó demasiado pronto.

El reencuentro con la capitana fue frío, demasiado profesional para el gusto de Marco. Le gustaba aquella mujer, aun así procuró que no se le notase a la legua, lo que sería poco recomendable dadas las circunstancias. Se limitó a tratarla con algo más de cortesía de lo acostumbrado.

—Tú vigila bien a ese —le dijo en un momento dado a Val, dándole un codazo amistoso y señalando a Zex—, que yo vigilaré a la capitana. Dividámonos las tareas y que O’shil y tu amiga wookie nos vigilen a nosotros.

No sonrió pese a la broma. Lo era, pero solo en parte.