El viaje por el hiper espacio permitió a todos aplicar al menos unos primeros auxilios más que necesarios. Crash, el droide de la capitana estaba monitorizando que todo fuera bien durante el viaje mientras realizada alguna reparación pendiente del accidentado aterrizaje en Felucia.
Varth había dejado claro que necesitaría protección, pues traicionar al imperio no era una acción baladí.
- Nuestro benefactor ha preparado un refugio tanto para usted como para el resto de nosotros - Dijo en una de las comidas. - Deberíamos llegar en unas pocas horas.
Miró entonces al resto, ya más tranquilos, alimentados y aunque con dolores todos fuera de peligro de muerte.
- Parece que os han dado duro chicos, me alegro que estéis todos bien - Dedicó una mirada a Zex con una sonrisa pícara.
Esta semana cerramos la partida chicos, esto ya es un mero trámite. Os dejo un mensaje antes de llegar al destino :)
Flamó suspiró aliviado cuando se sentó en una esquina de la nave. Todavía llevaba puesto la armadura del soldado imperial que había abatido en la selva. El casco lo había dejado atrás, junto con muchas otras cosas. Estaba visiblemente aliviado de haber salido con vida, de haber conseguido su objetivo, pero cualquiera que echase una rápida ojeada al comerciante apreciaría que aquel hombre de mediana edad estaba muy lejos de estar feliz.
Cuando Zex se le acercó interesándose por su parte de la misión ahí abajo, forzó una sonrisa al tiempo que amagaba una negativa con la mano.
-Te lo contaré... pero en otra ocasión. Ahora necesito tiempo para pensar.
Reclinó la cabeza hacia atrás, apoyando la nuca en el reposa cabezas de uno de los asientos supletorios. Cerró los ojos y se mantuvo en silencio un buen rato. Solo habló cuando aquel tal Varth se levantó para servirse la cena.
-Eh, tu... -dijo con un hilo de voz.- Espero que, seas quien seas, hagas lo que hagas, haya merecido la pena. Se han quedado muchas vidas ahí abajo.
No le había pasado inadvertido que tanto la capitana, como Zex, Val y Nughirra se comportaban como si todo lo que hubiera pasado ahí abajo en Felucia no hubiera sido más que un juego. El único que parecía tan afectado como él era Marco, pero quizá debido a su estado físico. Dudaba de que el pistolero tuviera el menor de los escrúpulos. Ninguno de ellos los tenían. Quién le habría dicho al Flamo O'Shill de hacía un mes que su visión del mundo, de lo que está bien y está mal, fuera a cambiar en un lapso de tiempo tan pequeño. Ahora solo pensaba en llegar junto a Organa, coger el dinero y largarse. Perder de vista a todo el mundo. Con los créditos podría agenciarse una nueva identidad, empezar de cero, con una cara nueva y un historial de deudas completamente en blanco. Tenía una nueva idea, un nuevo negocio en mente. Y esta vez no podía salir mal.
Nada que añadir por mi parte hasta llegar al destino, aparte del mensaje que dejé en el hilo anterior. Nugirrha va a roncar a pierna suelta, si puede, durante el trayecto XD
Marco estaba totalmente derrotado, agotado y muy malherido. Comió lo que era necesario y bebió lo que exigían sus compañeros. El viaje sería corto, pero al igual que la wookie lo pasaría descansando. Habían sido solo un par de días en aquel planeta; pero había tenido suficiente para el resto de su vida...
Marco también descansa :)
PNJtizado.
Val descansaba con los ojos cerrados, en un vano intento de dejar todo atrás y que su mente dejara de pensar en todo lo sucedido, hasta que la voz de Flamo rompió el silencio que se había creado.
-Eh, tu... -dijo con un hilo de voz.- Espero que, seas quien seas, hagas lo que hagas, haya merecido la pena. Se han quedado muchas vidas ahí abajo.
Eso capto la atención de la pistolera cuya mirada recorrió el cielorraso de la nave antes de descender sobre Varth al tiempo que se incorporaba en su asiento, posándose con un aura sombría sobre Flamo.
-¿que paso ahí abajo?...eso del sable láser, era una coña ¿no?- pregunto con monotonía en la voz desgarrada por el cansancio – el jefe o...- miró de reojo al espía imperial que se servía su ración con una mirada desconfiada – o nuestro otro amigo...ellos ¿te ayudaron? - trago con dificultad, más porque su boca estaba seca, decidiendo que tras Flamo compartiera o no su aventura en la selva, debería atender sus necesidades básicas
[…]
La calma y frialdad del espacio brindaban una extraña paz interior a Val, que tras la puesta al día con la capitana Okeefe y Flamo agradeció poder atender con más tranquilidad sus heridas, las de Nugirrha y Marco. Aquella escaramuza les había pasado factura, necesitarían algo más para volver a estar cien por cien pero eso era lo de menos.
Pese al agotamiento físico y mental, ya en la soledad de su cama, a Val le costo conciliar el sueño. Toda esa operación había sido una locura, todo para rescatar a un traidor imperial del que no se fiaba en absoluto por más que Organa si lo hiciera. Lo disidentes no aparecían así como así en las filas del imperio, el lavado de cerebro que se les hacía durante su entrenamiento era demasiado profundo. Ella había tenido a su padre, un fiel oficial de la antigua Republica que se había visto forzado a servir al imperio para proteger a su familia y que le había inculcado los viejos valores a Val, pero Varth...no podía saberlo. Sin más información sobre su pasado no podía fiarse de él, ni tampoco juzgarlo; claro que una vez que aterrizaran en su destino sería problema de Organa.
Había tomado la decisión de aceptar la generosidad ofrecida por su contratante hasta estar recuperada, después debería planear como volver a desaparecer del radar imperial. No le cabía duda que tras todo aquel desafortunado encuentro con las fuerzas imperiales habría quedado alguna prueba de su implicación y presencia en las instalaciones, eso podía poner a su hermano bajo su estela de nuevo, algo que no podía permitirse. No, debería volver a perderse entre las estrellas nuevamente.
Antes de cerrar los ojos y ceder al tan necesario descanso tuvo tiempo para dedicar un último pensamiento al jefe de los felucianos y las palabras que le había dedicado en la privacidad de su encuentro. ¿estaría en lo cierto aquel anciano? ¿sería ese el motivo por el que su padre la había protegido a toda costa y por lo que finalmente había dado la vida?
O'Shil te has colado con lo de no afectada respecto a Val jejejeje pero no pasa nada
[...] esto lo dejo por si hay puesta a punto y por tando replica pero al igual que Marco y Nugirrha, despues de eso Val se va a pasar el esto del tiempo durmiendo (quiza con un ojo abierto)
La pregunta de Val quedó en el aire. Flamo se levantó y se dirigió al servicio. Generando todavía más expectación, a juzgar por la mirada de Zex. Salió de allí un par de minutos más tarde, ya despojado del uniforme imperial y protegido del frío bajo su pesado abrigo de tres cuartos.
Sacó una petaca del bolsillo interior y se la ofreció a Val, quien parecía tener ciertas dificultades para tragar saliva. Quizá se hubiera equivocado con ella, pero no podía pasar por alto el incidente del puesto de comunicaciones.
- En los labios adecuados, una mentira puede ser más cortante que un sable de luz -le ofreció la bebida a la pistolera.- Lamento decepcionarte, niña, pero los jedis desaparecieron hace más de dos décadas. Tú ni siquiera habías nacido. -Volvió a desplomarse sobre su asiento. Apoyó su muñeca sobre una mesilla que quedaba a la altura de su codo. Sus dedos temblorosos jugueteaban con una baraja de Sabaac.- Esos fanáticos religiosos... a veces creo que no es más que un mito difundido por el Imperio. Un enemigo común para manipular la opinión pública. ¿Me entiendes?
La mirada de cejas arqueadas de Val siguió la silenciosa salida de Flamo, curiosa e irritada por partes iguales ante el dramatismo del comerciante simplemente dejo escapara un bufido de entre sus labios, sin volver a mediar palabra hasta su regreso.
Tomo la petaca ofrecida por el hombre, alzándola a modo de agradecimiento, antes de dar un trago que dejo un rastro ardiente de satisfacción al descender por su garganta y devolverla a su dueño.
-no te molestes O'Shil pero- comenzó en tono mordaz dibujando una sonrisa afilada en sus labios - vuelve a llamarme niña y te enseñare por donde puedes meterte la petaca – añadió con un gesto de dolor al volver a reclinarse contra el respaldo del asiento – je...eso me decía a mi misma cuando mi padre me contaba sus historias...pero el sirvió junto a ellos ¿sabes? Antes de la caída de la Republica y el final de la guerra... pero los recuerda...-confeso sin saber muy bien a que venía aquel momento de nostalgia cuando lo más fácil habría sido dejar que la conversación muriera con las palabras críticas de Flamo – el emperador necesitaba una cabeza de turco y uso a aquellos que podían erradicar su poder de un plumazo...un golpe magistral...claro que lo que enseñan hoy en día a las nuevas generaciones es muy distinto, el lavado de cerebro imperial es tan profundo que hasta los que crearon las mentiras se las creen – añadió esto evitando ver a Varth
Quién se sentaba en silencio comiendo su ración desde hacía varios minutos, tratando de mimetizarse con las piezas de la nave, como si todo aquello no fuera con él.
editado por la jugadora
he modificado lo de que era joven, dejare que meta baza y mañana si tengo ocasión antes que lo haga el jefe contesto a Flamo que seguro nos divertimos un poco XP
- ¿Eres tan osada siempre o sólo cuando tienes a la wookie cubriéndote las espaldas? -era simplemente una respuesta visceral. Flamo sabía de sobra que la pistolera los tenía bien puestos. Eso no quitaba el hecho de que estaría de perlas que alguien le bajara los humos. De todas formas, con mano izquierda, decidió calmar los ánimos. Se sentó frente a ella.
- Mira, dentro de unas horas tendremos audiencia con Organa. Nos pagará lo acordado y con suerte no volveremos a vernos las caras nunca más. ¿Podrás aguantar hasta entonces?
El comerciante no sabía qué le ocurría. Él no era así. No era irascible, ni buscaba la confrontación, más bien al contrario. Era aquella misión, toda la tensión vivida... las muertes. Quizá era el darse cuenta de que se había convertido en un tipo de persona que nunca imaginó que podría llegar a ser. Y esa idea le amargaba.
Él también recordaba aquel momento. La caída de la república. Al contrario de lo que se creía, no todo fue a peor con la llegada del Imperio. La unificación de la galaxias trajo estabilidad económica, bajada de aranceles y un sinfín de oportunidades para quien quisiera aprovecharlas. Sin embargo, había gente que siempre vería el lado negativo de las cosas.
Lo que podría haber tornado en una acalorada discusión, o incluso una problemática pelea quedó en una serie de bravatas. Cuando Sirona golpeó la mesa con su mano haciendo temblar los vasos de la misma, todos guardasteis silencio.
- ¡ Suficiente ! - Dijo con un grito, para seguir hablando con voz más templada - Hacía mucho tiempo que no llevaba y traía a el mismo equipo en dos misiones diferentes. Puede que no lo veáis ahora, pero lo que hayáis vivido allí abajo os ha unido. Y desde luego os habrá cambiado por dentro a algunos o quizás a todos. No permitiré que os faltéis el respeto en mi nave, y menos cuando estáis tan malheridos que no podéis ni pensar con claridad. -
Sirona se levantó y se detuvo antes de salir del habitáculo.
- Aclarad lo que tengáis que aclarar cuando estemos en nuestro destino. Y si en algún momento os habéis tenido algún tipo de aprecio aclaradlas cuando os hayáis recuperado. Ahora preparaos... llegaremos enseguida -
Sirona no espero a vuestras respuestas si es que las hubiera, solamente se fue.
Un rato después, pudisteis notar como la nave salía de la hiper velocidad, y ante vosotros aparecía una enorme fragata clase Nebulon B[1].
- Allí está - Dijo la capitana para todos los que estaban en el puente - La Resurgencia -
Sirona puso rumbo a la fragata, y aterrizo en uno de sus muelles. Al desembarcar, el capitán Adrián Verana recibió con una sonrisa a los héroes, y con un gesto frío e impasible a Varth. El capitán Verana era un hombre alto y delgado, con el pelo negro y barba recortada que rodeaba su cuadrada mandíbula.
- Enhorabuena. Y gracias - Fue lo primero que dijo. - Les hemos asignado aposentos privados para cada uno de ustedes a bordo de la Resurgencia, todas las instalaciones de la nave incluido el centro médico están a su entera disposición. En sus dependencias podrán comprobar que los créditos acordados ya han sido transferidos a sus cuentas. -
El capitán se giró entonces hacia Varth - Escoltadlo. Este hombre tiene mucho trabajo por delante y ha de empezar cuanto antes. -
No fue hasta que no estuvisteis a solas con Adrián que os felicitó más efusivamente, ahora con una sonrisa claramente mayor. - El Senador Organa quiere que les trasmita sus más sinceras felicitaciones y agradecimientos, y a pesar de los créditos quiere recalcar que siempre estará en deuda con vosotros. También se ha ofrecido a permitir su estancia en la Resurgencia hasta que encuentren un puerto en el que deseen desembarcar. Aunque... - Os miró uno por uno, generando algo de expectativa, o quizá tan solo analizando vuestras reacciones - Aunque también me ha dicho que unos agentes clandestinos como vosotros podrían de ser de gran utilidad para... la causa. -
Dejó ahora si que las palabras calaran en cada uno de vosotros. - En cualquier caso el senador ha solicitado que mantengan el máximo sigilo acerca de su implicación; aunque Varth estuvo comunicándose con Organa de forma regular, ahora que ha actuado completamente en contra del imperio no hay que incriminarlo de ningún modo. No es necesario que se decidan ahora mismo. Relájense, sanen sus heridas y disfruten de las pocas comodidades que podamos ofrecerles. Se lo han ganado... lo que han hecho puede que sea el principio de algo muy importante. -
Sin más se cuadró haciendo un saludo marcial y dio media vuelta sin esperar respuesta...
Pues esto es todo chicos, dejo la escena abierta por si queréis hacer algún mensaje a modo de cierre del personaje para la aventura; eso sí. Si queréis seguir no salgáis de la nave xDD.
Como he dicho espero que hayáis disfrutado la partida y además de los merecidos créditos aquí va una recompensa para que podáis gastar en la siguiente partida. Recibís cada uno:
- 15 PE -> Por superar la aventura con vida.
- 2 PE -> Porque salvasteis a la agente Maya en la estación Sen Zon
- 2 PE -> Porque derribasteis el soldado de asalto explorador antes de que llegara a su destino.
Total 19 PE para cada uno.
Por contra podríais haber ganado unos poquillos PE más en los siguientes conceptos:
- 2 PE porque no llevasteis el cargamento de Switch a Alderaan.
- 2 PE porque no ayudasteis a los niños enfermos del campamento de Felucia.
- 2 PE porque no usasteis los explosivos para volar el puesto penitenciario.
El resto del viaje trascurrió sin mayores altercados. El reproche de Sirona causó un efecto inmediato, y tanto Val como Flamo decidieron enterrar el hacha de guerra... por el bien de la tranquilidad. Y simplemente porque quizá no merecía la pena discutir. No a estas alturas.
El negociante se levantó de su asiento tan pronto como la nave se ancló al muelle de carga de la fragata. Recogió las pocas pertenencias que portaba y se dirigió a los demás.
-Ha sido... -le costó encontrar una palabra que condensara todos los sentimientos vividos en los últimos días.- Extraño. Me alegro de que todos saliéramos con vida. -forzó una sonrisa. Estaba claro que Flamo O'Shill deseaba abandonar la nave.
La puerta se abrió y el capitán Verana salió a recibirles. Flamo no tenía ni idea de quién podría ser aquella persona, pero le saludó educadamente percibiendo rápidamente que se trataba de una personalidad de importancia. Les trasladó las palabras de Organa, las cuales no sorprendieron a Flamo. En verdad, después de todo aquello, al comerciante le hubiera gustado cruzar unas palabras con el senador. Pero quizá en otra ocasión...
- Flamo O'Shill -se presentó, estrechando su mano a Adrián.- Aunque pronto dejaré de usar ese nombre. Imaginaba la oferta que se nos plantearía, pero la tengo que rechazar. Mi lugar no es este.- Apreció una cierta decepción en el rostro del capitán.- Creo que el Imperio necesita un cambio, creo en una revolución. Pero, seamos realistas, ¿qué posibilidades de victoria tenéis?
Negó con la cabeza, girándose hacia el resto de sus compañeros.
- Me desentiendo de la guerra. Es una mala idea, siempre lo fue.- se desabrochó del cinturón el pesado bláster que había conseguido allí abajo en Felucia.- Ya no necesito armas de ningún tipo.- Se lo ofreció a Zex.
- Ten cuidado, chico.
Se despidió con la mirada del resto de sus compañeros. De una manera fría, pero solemne. Acto seguido dio media vuelta y se encaminó al interior de la fragata. Le convendría descansar y ordenar sus ideas. ¿Qué haría ahora? Le gustaría volver a casa, ver a sus hijas, quizá. Pero sabía que eso sería imposible durante al menos una década. Tendría que mantener un perfil bajo durante los próximos meses y después empezar de cero. Iban a ser unos años duros.
Se giró de nuevo, ya a unos veinte metros de distancia.
- Si aún le interesa a Organa, los cazas Z-95 están escondidos en alguna estación espacial. No estaban en Sen Zonn, pero no andarán muy lejos. Por ley debe estar inmovilizados hasta la llegada de un perito imperial, y tratándose de una estación del borde exterior eso puede demorarse semanas. A mi ya no me interesan pero quizá puedan ser útiles para... la causa.
Fue lo último que añadió antes de volver a darles la espalda y desaparecer tras una esquina.
Nugirrha apenas habló durante el trayecto hasta La Resurgencia y su estancia allí. Tenía que recuperarse y meditar. Lo primero fue fácil, gracias a las instalaciones de la nave. Lo segundo, un poco más complicado.
La oferta de Organa era muy tentadora, al menos para la wookiee. Unirse a este movimiento rebelde que estaba surgiendo contra el Imperio era todo un reto y una oportunidad de cambiar las cosas en la galaxia. No obstante, todavía sentía que su destino estaba ligado al de Val, mientras ella quisiera. Dejaría que fuera la pistolera la que tomase una decisión, y la acompañaría decidiera lo que decidiese. Al fin y al cabo, los wookiees viven cientos de años, y algo en el interior de Nugirrha le decía que tarde o temprano su camino y el de esta rebelión se volverían a juntar en el futuro...