Partida Rol por web

Edgar parece no descubrir el efecto que puedan tener dicho colgantes por mas que le da vueltas lo único que sabe es que será mejor llevárselos por si sirve de algo más adelante.
Se queda aún mas pensativo cuando ve al Hada colocarse el colgante que va tomando poco a poco su medida cuando esta se lo cuelga, sin embargo ni Darky ni el resto notáis algo fuera de lo común, lo bueno es que tampoco ocurre nada malo.

La puerta espera, y parece que solo hace falta tirar de ella para que el portón doble se abra..

Edgar se cuelga el amuleto, indeciso, a la espera de experimentar alguna sensación reveladora y temiéndose que tengan alguna relación con la puerta que estaban a punto de cruzar, que le daba bastante mala espina. Tras tocarla varias veces con la punta de su cayado para comprobar que no sucedía nada, dio un fuerte patadón a uno de los pomos para arrancarlo de cuajo y, luego, empujar la hoja con el hombro, entrando como un vendaval en la nueva sala.

- ¡Da la cara, malnacido! -clamó, increpante, mientras alzaba su cetro en los aires con su puño cerrado, produciendo un baile de chispas a su alrededor.

Seguís al hechicero tras cruzar la gran puerta dejando atrás a dos almas que seguramente os ayuden en vuestra última búsqueda. Sin signos de peligro cruzais todos la puera con vuestras respectivas armas. El pasillo se estrecha lo suficiente como para que tengais que ir uno detrás del otro (excepto Darky), el piso contiene las mismas baldosas que la sala anterior sin embargo estas estan limpias de signos grabados en ellas.

Tras unos cortos pasos alcanzáis lo que debió de ser un trono hace cientos de años. La sala está tenuemente iluminada gracias a cuatro antorchas posadas en cada una de las esquinas, la sala en sí tiene una aspecto grisacea y muy silencionsa. La butaca es de acero negro y está toda cubierta de gruesas telarañas.

..antes de que podáis dar un solo paso algo cae en la esquina frontal de la parte izquierda ¡clink! ¡clink! (sonido metalico)

Edgar continúa en tensión, con las chispas rodeando su cuerpo rebosante de la más temible e incontenible de las energías: la rabia. Cuando, decepcionado, comprueba que el hechicero no se encuentra en la sala de no ser que estuviera escondido, baja un poco su cayado, pero no demasiado. Permanecería en aquella tensión paranoide hasta que pudiera atravesar el corazón del hechicero con su propio cayado y pulverizarlo en una descarga de fuego o electricidad.

Cuando oye el sonido metálico, su vello vuelve a erizarse al máximo y se gira a la velocidad del relámpago en busca de su procedencia.

Ravie se adentra en la sala, haciéndose a un lado tras Edgar para dejar paso al resto, dando un pequeño salto para sujetar con mayor firmeza su hacha, quedándose totalmente perpleja al darse cuenta de que el lugar está aparentemente vacío.
Entonces relaja un poco más el gesto y mira alrededor antes de centrar su atención en el trono.

-Eso parece una trampa...- murmura por lo bajo antes de dar un respingo, sobresaltada por el ruido repentino.
Mira en ésa dirección entrecerrando bastante los ojos sin que eso tenga el menor de los resultados, así que coge la antorcha de su esquina y la lanza contra el lugar en el que se escuchó el sonido para ver claramente qué pudo originarlo.

Darky revolotea alrededor de sus compañeros, al llegar a la estancia se queda sobre Ravie a la espera, pero al ver que no ocurre nada y que no hay nadie se va rápidamente a mirar el trono y las inmediaciones de éste.

Un sonido la pone alerta y la hace mirar a una esquina de la sala.

Parecía que nuestra búsqueda llegaba por fin al final, que habíamos encontrado la sala donde estaría el malvado hechicero, pero para nuestra consternación y rabia encontramos un trono simple y vació, habíamos caminado ya en el interior de la cámara algo decepcionados, cansados y llenos de rabia por lo vivido y sufrido, de repente un ruido proveniente de de una esquina hace que todos mis poderosos músculos se pongan en tensión al instante instintivamente, los nudillos de la mano estaban completamente blancos de la fuerza ejercida en el mango del hacha mientras con ojos de rabia miraba el lugar donde se había escuchado ese extraño ruido....

La antorcha lanzada por la enana ilumina tenuemente aquella esquina, hay varios jarrones de metal y es posible que eso hay asido la causa del ruido, gracias a la luz de la antorcha también se puede apreciar una estantería repleta de libros antiguos.

Exáminais la zona en causa del ruido y por mas que buscáis no encontráis nada de vaolr, es entonces cuando algo se escucha detrás vuestra..

Sentado en el trono hay un humanoide bastante alto (mas de dos metros) y vestido con ropas oscuras. El color de su piel no se puede apreciar debido a su armadura completa, pero si se aprecia su melena verde y dos grandes cuernos de marfil que sobresalen de su frente. Está bebiendo de una copa de plata. Se dirige hacia vosotros con un peculiar acento.

-"¿Así que éstos son los rufiantes que han invadido mi casa?"
Bienvenidos..... les estaba esperando..-

Edgar apoya su brazo derecho sobre el bastón y echa la cabeza hacia atrás, sonriendo como lo hacen aquellos que no tienen nada que perder. Con la mirada fija en los ojos del hechicero, comienza a recordar una vez más todos los momentos compartidos con Ulrik, la de veces que le salvó, la cantidad de enemigos que abatieron hombro con hombro...

Valas. El pobre y pequeño goblin que, a pesar de llevar perdido en las galerías durante un tiempo del que era imposible tener constancia allí dentro, siguió sonriente y juguetón hasta el momento en el que aquellas condenadas manos se le llevaron para siempre. La pequeña y desenfadada batalla que mantuvo con él para aprender a controlar el fuego... Fuego. Un fuego que ahora ardía en el iris del hechicero como si se tratara de la mismísima fragua infernal del demonio, una mirada que sería capaz de derretir el más sólido de los muros de hierro sólo por la antinatural seguridad en sí mismo de aquel que la lanzaba.

Ya no quedaba rastro del romántico y educado cortesano que había entrado en las galerías en busca de un deseo egoísta y que no abandonó la expedición antes de empezarla por no parecer un cobarde, aunque probablemente hubiera preferido seguir coqueteando como un galán en los barrios adinerados de la ciudad donde fue instruido en las artes mágicas.

Lo que en un principio era una mera sonrisa silenciosa poco a poco se fue volviendo una perturbada carcajada desquiciada. La cabeza de Edgar volvió a su posición original y, sujetando su bastón, realizó un súbito y potente movimiento en dirección al hechicero, descargando una pequeña dosis de electricidad que volvió para rodear el brazo del brujo, que se hinchó hasta alcanzar las dimensiones del de Gorex.

Iba a matar a ese hechicero, a pisarle el cuello hasta estar convencido de que ya no podía respirar. Tenía que hacerlo, por el clérigo y por el pequeño goblin. Gastaría luego su deseo para devolverles a la vida. No, no podía fallarles.

- ¿Unas últimas palabras? -preguntó, cínico, mientras deslizaba un pie por detrás del otro y adoptaba una posición de combate, con su cayado interpuesto.

A pesar de los jarrones, algo debe haberse movido entre ellos para generar ése sonido... pero enseguida todo eso pasa a ser secundario y trivial en comparación con el que aprece delante de ellos, ni más ni menos que el hechiero del laberinto al fin.
Ravie inspira y expira sonora y hondamente, armándose de valor a sabiendas de que será un rival difícil. De hehco quizá no lo consigan, pero eso ya da igual... Lo que importa es que han llegado hasta aquí y ahora no pueden dar marcha atrás. Por sus amigos caídos.

-Darky... comprueba que el corzaón del brujo no se encuentra en ninguno d esos recipientes- musita a la hada, pues el supuesto "cofre" no tiene porque se exactamente un baúl de madera cómo ellos suponen de forma precipitada.
La enana gruñe entonces en dirección a su enemigo, al cuál Edgar formula una pregunat sin embargo ella no iene en absoluto ganas de esperar por más tiempo o darle la oportunidad de reogdearse, así que sencillamente le lanza su hacha, comprobando así cuáles pueden ser sus capacidades y esperando que el resto aproveche el ataque repentino para efectuar los suyos propios.

Darky se mueve nerviosa, el poder que emana del Hechicero es oscuro y muy fuerte, la pone muy intranquila. Ella no tienen nada que hacer contra ese poder.

Mira a sus amigos, revolotea alrededor de ellos, siente su cabreo y sus ganas de luchar y de acabar con él, las mismas que la embargan a ella, pero a diferencia de ellos, sabe que sería imposible, cualquiera de sus golpes no haría más que un rasguño y en cambio ella sería herida de gravedad.

Aún así no huiría de allí, moriría con sus compañeros si fuera ese su destino. Lucharía hasta el final.

Escuchó las palabras de la enana y eso la hizo tranquilizarse un poco, voló con fuerza y rapidez para investigar todo lo que pudiera mientras la pelea comenzaba.

En el fondo había sabido que el ruido producido era un mero engaño para luego sorprendernos, y así fue, pues mientras estábamos ensimismados en aquello,  el maldito hechicero apareció detrás nuestro sentado en el trono que en un principio estaba vacío " quiere jugar con nosotros "...

Noto como Edgar está rígido y con una mirada que mataría al instante, enseguida la enana lanza su hacha contra el malvado ser, y aunque algo me decía que sería muy difícil lograr dañar al hechicero con nuestras armas, algo había que hacer, sin mas preámbulos y mientras el hechicero intenta intimidarnos con sus palabras preparo el arco y lanzo una de las cuatro flechas que me quedaban, después ya llegaría la hora de rebanarle la cabeza con mi hacha... Esperaba que con las flechas aflojara las defensas que solían tener los hechiceros traicioneros...

Tanto la flecha lanzada por el bárbaro y el hacha arrojada por Ravie no logran dañar ya que con una de sus manos crea una barrera justo en el instante en que las armas estaban a punto de impactar en él.

-Pobres locos. ¿Creéis que podéis enfrentaros a mi con esas armas ridiculas? Exclama con voz atronadora.¡Si lo que queréis es pelea, extranjeros, preparáos a morir!- Y con estas palabras aparece y vuelve aparecer un instante después detrás del hechicero Edgar inténtando derribarle contra la estanteria de libres con su potente fuerza.

Tras la brutal embestida, algo ocurre en la sala. La sala se ilumina cegandoos un poco con una luz blanca y cuando los ojos se os vuelven a acostumbrar a la normalidad observáis a cuatro nuevos guerreros en la sala. Dos de ellos son iguales, un semiorco dotado de una extraordinaria fuerza, sin embargo están en lados opuestos, uno al lado de un enano y otro al lado de un temible hechicero... ¿cuáles serán sus intenciones? ¿y las vuestras?...