Partida Rol por web

Litle J se marchó caminando calle abajo, alejándose de aquella maldita casa y de sus compañeros con quien desde luego no parecía congeniar bien. Llamar a la policía era lo último que necesitaban, pero el doctor parecía tener mas presencia que ninguno. Algo tendría que hacer si quería sacar algo de todo aquel misterio en el que se había metido por unos dolares.

Aque singular dia resultaba por lo menos interesante. Si Pequeño J queria hacerse con algun dinero extra, ademas de las victimas que tenia como grupo, debia esforzarse en conseguir algun dato importante para la empresa, pero con el cuidado suficiente de no atraer a mas personas como el al caso. 

Caminando entre las callejuelas, siempre intentando evitar grandes y ruidosas avenidas, Malloy repasaba en su cabeza la lista de bares y centros de maliantes qu podrian serle de utilidad. Pero para eso debia descifrar que queria saber exactamente. 

Un caceron abandonado, con aires de embrujo. El tenia la casi total certeza de que se encontraba deshabitado, aun asi, era algo de lo que debia sersorearse. Preguntar a algunos vagabundos amigos o conocidos a ver si sabian de alguien que se hubiese colado en la casa recientemente. Ese seria el inicio de su amateur investigacion.

El irlandés no tardó en encontrarse con una cara conocida. Jake era un tipo un tanto extraño pues aseguraba que unos insectos venidos del cielo habían matado a toda su familia y desde entonces vagaba por las calles escudriñando los grises cielos de Boston, aferrado siempre a una botella. Todos le tomaban por loco, claro, pero no era peligroso excepto para si mismo por lo que el resto de vagabundos no le rechazaban. 

-Hola Pequeño J-le dijo mientras se arropaba en su raida gabardina- ¿que te trae por aquí?

-Jake! Grito con estusiamo J y estrecho vigorosamente la mano del vagabundo. En realidad no estaba tan contento de encontrarlo, sus historias eran de poco fiar y solia salirse de temas, pero muchas veces parecia saber precisamente lo que estaba por acontecer. No como predicador, sino como si pensara con una logica diferente. 

-que tal viejo? Te ves... Bien. Mejor. Disimulo Malloy, tratando de no toser por el hedor del hombre, mezcla de suciedad y alcohol. Pequeño J entonces le conto acerca de la casona. No dijo nada del dinero, ni menciono estar embrujada, o algo asi, sino que solo por aparente curiosidad comento que la casa parecia vacia pero hacia unas noches habia pasado por alli y le sorprendio ver luces encendidas. -Asi que queria saber si habias oido de alguien que se haya colado en la vieja casa. O mejor dicho, porque no la tomas tu mismo, parece un buen refugio Jake. Que me dices?

-¿Que? ¿Estas loco? Nadie entra en esa casa pequeño J, dicen que está maldita. Los hombrecillos verdes se llevaron a sus anteriores dueños y estoy seguro de que se llevarán a cualquiera que esté allí cuando vuelvan-dijo con una tenebrosa advertencia- a mi déjame tranquilo que con suerte me puedo acercar a alguna linterna de gas y con eso ya tengo todo el calor que necesito.

Por un momento le causo gracia que aquel hombre le dijera loco, pero procuro no sonreir ni comentar nada y pasarlo por alto. 

-Bien, entiendo. Hombrecillos verdes... Te refieres a los polizontes, ¿verdad Jake? Digo J en un susurro, pues no queria tener nada que ver con la ley local. Entonces... ¿Son ellos los que han montado tal espectaculo? ¿Y que es lo ocultan, lo sabes? 

A pequeño J no le parecia raro que la casa y la idea de estar maldita fuese algun tapadero de la policia. Lo que le preocupaba era terminar metiendose en algo asi, del gobierno, o quien sabe que, tan solo por unos cuantos verdes.

¿Polizontes? Nononono mira chico, solo que que en esa casa no hay que entrar. Solo hay que mirarla para saber que no es un buen sitio. Se buen chico y ve a otro lugar, pero no entre allí-dijo el hombre que no parecía estar en sus cabales, pero si parecía preocupado por el muchacho.

Habia algo en Jake que a Malloy lo incomodaba terriblemente. Por un lado sentia pena por el pbre hombre, pero por el otro, algo en sus ojos le erizaba los pelos de la nuca. 

-Escuchame bien Jake. Ya he estado en esa casa y algo no estaba bien, lo se. Pero creo que tu si sabes. En caso de no tener mas opcion que entrar, ¿que me aconsejarias? Y no me digas que lleve un amuleto de sal, leche y limon, porque eso no ha funcionado de nada amigo mio! 

Pequeño J se puso de pie, listo para marcharse, aquella busqueda parecia no tner sentido. Sin embargo aguardo a alguna respuesta del loco Jake, quizas llegase a decirle algo de utilidad.

-¡Claro que no está bien! ¿Que te puedo decir? Los hombrecillos verdes te cogen cuando quieren, no se puede luchar contra ellos. Te lo digo en serio Jota, no vayas-le advirtió de nuevo mientras se alejaba. Probablemente era que simplemente había perdido la cabeza pero tras los acontecimientos que habían ocurrido no podía sentirse tranquilo.

Pequeño J se despidio del vagabundo con un gesto seco de la mano. Lo notaba algo nervioso y no queria llamar la atencion. Sin embargo no habia conseguido nada concreto, de hecho sentia que volvia a estar en cero. 

Tal vez deba ir a fuentes maa confiables y concretas. La policia quizas tenga informacion mas precisa, pero sera dificil de que la compartan. 

Mientras caminaba y pensaba en el asunto, se le ocurrieron dos posibles ideas de intentar conseguir informacion mas util, que unos cuantos cuentos balbuseantes. **

-Bien. Quizas la policia sea demasiado, pero podria meterme a otro tipo de establecimiento para mejorar mis habilidades de encubrimiento. Piensa el joven ladronzuelo, que desde hacia meses queria tener algun motivo para meterse en alguna Universidad o Biblioteca, donde averiguar mas sobre aquellas cosas de las cuales solo conocia vagos rumores, la mayoria provenientes del loco Jake. Aunque a la hora de decidirse, J nunca supo por donde empezar. Ahora tenia un rastro que seguir, y seria sobre aquella vieja casa y el barrio de Jack el destripador.

Su idea era simple. Se disfrazaria de un joven universitario, aunque no era dificil hacerlo en apariencia, le costaba mas convencer en lo que seria la parla, por lo que siempre procuraba un perfil bajo. Ante cualquier consulta, era estudiante de primer año de artes escenograficas, donde no se le pediria demasiado para probarlo. Habiendose escabullido en varias ocasiones a camerinos y ensayos de obras de teatro le ofrecian algun basico en esos asuntos.

Nunca habia ido a la biblioteca publica de la universidad de Londres, por lo que le parecia una buena oportunidad para hacerlo ahora. Una vez en el establecimiento, haria unas pocas preguntas orientativas, para llegar a alguna seccion de viejos periodicos o libros de inmuebles o algo que le pueda hechar algo mas de claridad a las tontas teorias del loco Jake.

No había mirada, en aquella biblioteca de Whitechapel que no le mirase. Aquel joven, con aquella barba desgreñada parecía fuera de lugar aunque nadie adivinaría que era un muchacho de la calle. Fuera de los muros la niebla se arremolinaba pero allí dentro, entre las frías paredes los libros parecían dar cierta calidez. 

Varias horas pasó buscando entre los libros pero apenas sabía por donde empezar a buscar. ¿Una casa encantada?¿El nombre de la calle? Al final no le quedó mas remedio que preguntar a una vieja bibliotecaria que arqueó las cejas cuando escuchó lo que el muchacho buscaba. Le sonaba mucho lo que allí había ocurrido y le llevó varios ejemplares del London Daily, el Times y algún otro. La información era algo pobre pero valiosa al fin y al cabo:

-En 1785, un prospero comerciante construyó la casa, pero cayó enfermo inmediatamente y vendió la propiedad a señor Walter Corbitt.

-En 1805, los vecinos de Walter Corbitt se querellaron contra él y exigieron que se marchara obligatoriamente del lugar "debido a sus repugnantes hábitos e impropio comportamiento".

-Evidentemente, Corbitt ganó el pleito, ya que su esquela fechada en 1819, constata que ese año aún vivia en el mismo lugar. Este articulo también refleja que se inició una segunda querella para impedir que Corbitt fuera enterrado en el sótano de su casa, tal y como éste pidió en su testamento.

-No queda constancia del resultado de esta segunda querella.

Luego de unas horas de buscar y buscar, Malloy dio con algunos datos acerca del asunto. Aunque nada demasiado relevante. Lo unico que le llamaba la atencion era el motivo de odio que le tenian al Señor Corbitt. No estaba muy seguro, pero por la epoca, consideraba que la Quema de brujas habia pasado, y ademas, segun Pequeño J, eso era algo que ateñia mas a la mujeres que a los hombres. De todos modos se sintio algo avergonzado de el mismo, al estar relacionando aquello con la brujeria y esas tonteras. Aunque se disculpo consigo mismo, pues, despues de todo, se la conocia como una Mansion Embrujada o algo asi.

Ahora que tenia algo mas de informacion. Queria averiguar acerca de ese tal Walter Corbitt. Era el unico hilo que realmente poseia. Y ya sin tanto tiempo, volvio a preguntar a la bibliotecaria. Acerca del hombre y su vida, a que se dedicaba, como murio y en lo posible su historia familiar. J se sentia iluminado, aunque tambien algo cansado.

-No se mucho más que lo que se dijo. Pero no es un buen barrio ese y dicen que la casa está maldita. De todas formas si quiere saber algo mas lo mejor es que vaya a las oficinas del periodico para ver los archivos...si le dejan-e respondió la mujer tras una pila de libros.

El muchacho agradece amablemente y se retira del establecimiento. Tenia intriga por saber mas acerca de aquel Walter Corbitt, algo oscuro y siniestro sentia al pensar en tener que regresar a esa mansion. Pero luego recordo en el dinero que se ofrecia y eso le dio animos para continuar. No habia averiguado demasiado, pero ya se hacia tarde. Se encontraria con las otras personas interesadas en el caso, y asi, entre todos quizas conseguirian averiguar algo mas.