¿Señora Stanhope?
Espero una respuesta y (supongo) no la recibo.
No crea usted que a mi me place venir hasta aquí a molestarla a usted y al resto de los lugareños. Mi trabajo me trae aquí para que trate una cuestión con el señor Martinson y no me puedo marchar hasta que lo haga. Sé que a usted no le agrada mi presencia, pero cuanto antes termine mis asuntos con él, antes podré marcharme y dejarla tranquila. Por favor, dígame dónde puedo encontrarle.
Mmm... acabo de tener una iluminación jajajaaj! A ver como sale esto...
Por la isla. No es tan grande, no le costará mucho.responde apenas haciéndose escuchar entre los martillazos
Tirada oculta
Tirada: 1d100
Motivo: persuadir
Dificultad: 65-
Resultado: 96 (Fracaso)
¿Le importaría ser un poco más concreta? Por favor...
Maldito fisgón... los del continente siempre curioseando en nuestras cosas... gruñe. Y ahora lárguese o mi marido le molerá a palos cuando vuelva.
Sin decir una sola palabra más me marcho sin mirar atrás. Estoy bastante enfadado por la grosería de la mujer, así que busco un lugar tranquilo donde relajarme antes de buscar al señor Martinson.
Sales de la tasca con mal cuerpo provocado por la grosería de la impertinente dama y mientras sigues escuchando su incesante y furioso golpear.
Y los dos tipos que bebían cerveza en la puerta cuchichean entre si y rien a tu espalda.
El pueblo se puede recorrer muy rápido. Son muy pocas casas frente al embarcadero y a la playa Norte. No hay pistas asfaltadas mas allá de 100 metros del puerto, aunque si que hay un camino de tierra en algo de mal estado que se adentra hacia el boscoso interior de la isla y por donde alguna vez ha pasado algún vehículo a motor a juzgar por las huellas del vehículo; si bien la mayoría de los trasnportes que has visto no son sino carros tirados por equinos, lo cual unido a la peculiar y anticuada arquitectura de la isla, propia y típica del XVIII (incluso en las cassa mas recientes, conservan ese estilo) te da la impresión de haber entrado en un bucle temporal y estar viviendo un siglo mas atrás.
El aire es puro y limpio, huele a pescado y a sal marina. Si la gente fuera un poco mas agradable puede que fuera un buen sitio para relajarse en vacaciones, pescar y dormir largas siestas bajo los árboles.
Decido dar un paseo por el bosquecillo de la isla ya que en el pueblo no me encuentro demasiado cómodo. Así que cojo el camino de tierra y lo sigo a donde sea que lleve.
Tras apenas 15 minutos caminando por la axfisiante y húmeda atmósfera del bosquecillo a lo largo del solitario camino de tierra, por donde recientemente ha pasado algún neumático al juzgar por las huellas en el polvo que denota que, pese a la apariencia general de la isla también a Monhegan ha llegado el siglo XX, ves a lo lejos la silueta de una mansión de piedra de dos plantas en lo alto de una colina.