Partida Rol por web

Aunque comenzáis a sentir una insoportable pesadez muscular que tira de vosotros hacia el suelo como un topillo tirando de una zanahoria, vuestra mente goza de la suficiente claridad para caer, casi al mismo tiempo, en que olvidáis algo:

No habéis marcado ningún destino para el viaje de vuelta. Si dormís antes de acordar uno, uno que ambos conozcáis lo bastante bien para no errar en el trayecto, probablemente no volváis a veros nunca.

Por desgracia, vuestra lengua y labios están totalmente adormecidos y las palabras se niegan a salir. Por suerte... bueno, uno de vosotros ha hecho su elección personal y lo ha expresado de una forma bastante clara.

Meiar Siannodel, ¿a qué lugar deseas volver desde tu horrible pesadilla en la Orden del Inicio del Camino?

Meiar ha hecho su elección. Y resulta una elección lógica, ya que es el lugar que mejor ha conocido durante tantos años: Almohada y Sopa, hogar de la familia Valanel, quienes trataron a esta pequeña, bondadosa y vivaracha elfa como una más de ellos.

Intenta coger las manos de Rognar y susurrar, murmurar, aunque sea mover los labios y confiar que él pueda leerlo en ellos. Pero lo único que sale de su boca es un suspiro cuando los zumbidos se multiplican y un sordo martilleo le golpea en la frente. Ni siquiera es consciente de caer de bruces sobre el rígido suelo de madera de la estancia.

¡La madre que me trajo! ¿Meiar? ¿Eres tú, pequeña? ¡Dolores! ¡Dolo-reeeeees!

Abres los ojos sin miedo, pues la voz suena maravillosamente familiar. Es aquel a quien nunca has llamado "padre" por tímido respeto a sus auténticos hijos, aunque su trato hacia ti merece de sobras tal apelativo.

Te encuentras en la cocina de Almohada y Sopa, ese lugar que tan bien conoces y que desprende olores (las vigas de madera, la leña del fogón, los suculentos guisos de Dolores Valanel, el perfume dulzón de Gara y Cristal Valanel, el jabón del fregadero...) que te sugieren una única palabra, la cual se te antoja hoy más especial que nunca:

HOGAR.

Estás tumbada en el suelo y, ante tu aún borrosa visión, el corpulento posadero se inclina hacia ti limpiándose las manos con el gastado trapo que cuelga de su cinto. Parece al mismo tiempo sobrecogido y preocupado.

Si hay algún sitio al que deseas volver, no puede ser más concreto y abstracto a la vez. Con tu beso lo dejaste claro: sea donde sea, no importa si es la cumbre de una montaña o el fondo del más profundo océano. Lo único que tu mente y tu corazón desean es estar junto a Meiar. Conforme tu cuerpo cae como el telón en el acto final de una comedia, es la única certeza que se arraiga en tu embotada mente.

No sientes tu estómago y tu pecho golpear el suelo, pero te parece oír, por encima de los zumbidos, la indolente risilla de Thesa Budalkin.

Despierta algo desorientada pero pronto se da cuenta de donde está..

Funcionó! Rognar lo logramos, estamos de vuelta! grita feliz al tiempo que se incorpora y comienza a dar tontos saltitos de alegría. Sin embargo, enseguida se da cuenta de que algo raro pasa... no escucha la contestación que esperaba del bárbaro..

Asustada, deja de saltar y comienza a buscar a Rognar por toda la posada sin dejar de llamarle a gritos

Rognar, Rognar... contéstame, no me dejes sola...

En la oscuridad oyes una voz. Estridente y, en cierto modo, desagradable.

Pero has aprendido a tolerarla primero y a necesitarla después.

Rognar... contéstame, no me dejes sola...

rognar abre poco a poco a los ojos pero no ve nada., no sabe si es por el contenido del vial o porque esta en oscuridad.

Meiar, eres tu, estas ahi? No veo nada...

Dice al vacio que no ve delante suyo.

No hace falta que abandones la cocina, pues al otro lado de la larga mesa central donde, día tras día, se preparan las suculentas comidas de la posada Almohada y Sopa, yace tendido boca abajo tu gran amigo y... bueno, según parece (o al menos él así lo espera), algo más. Antes de que la situación se haga demasiado incómoda, puntualizar que se trata de Rognar, quien pese a no tener un físico especialmente imponente, se denomina a sí mismo bárbaro.

Lo único seguro es que estáis de regreso, sanos y salvos, y que te alegras de verle de nuevo. Incluso más que a quien ha sido para ti un padre. El señor Valanel, por cierto, camina pegado a tu espalda y al ver al joven bárbaro le oyes murmurar una sorprendida palabrota.

Oyes su voz llamarte, aunque habla como si tuviese la lengua de escayola. Ves cómo parpadea frenéticamente.

Estoy aquí... dice entusiasmada de nuevo al haberle encontrado lo logramos!, hemos vuelto a casa. Pero levanta, ya no estamos encerrados ! rápidamente se agacha para agarrarle y ayudarle a levantarse. Una vez el bárbaro está de pie la emoción de estar ambos de vuelta en casa y a salvo es más fuerte que ella y hace que, en un arrebato, bese a Rognar con pasión.

Sin embargo, pronto recuerda que su querido padre adoptivo está junto a ella y se separa del bárbaro colorada hasta la punta del pelo.

Yo.. eh... nosotros, pues.... comienza a intentar explicarse aunque por una vez no le salen las palabras.

Se te va aclarando la vista. Te parece reconocer, no sin alegría, la cocina de Almohada y Sopa, la posada en Lerna, donde conociste a Meiar. Cuatro de tus sentidos se frenan en seco cuando el tacto informa de un apasionado beso en los labios.

Oír la voz de Meiar es la segunda mejor noticia que puedes recibir en el momento. La primera es que, según parece, te corresponde.

Lirzo se limita a sonreírte con aire de padre comprensivo.

Tenéis mucho que contar. ¡Hacía tanto que no nos veíamos! ¿Quieres creer, pequeña, que pensé que no volverías siquiera a saludar a tu vieja familia del campamento?

Bajo la mirada y sacudo la cabeza, como librándome al fin de una preocupación.

Preferí pensar eso que... bueno, que la opción fatalista. Y ahora cuéntame... pero no, espera, ¡tienes pinta de estar hambrienta! ¡Y a tu amigo le vendrá bien un trago fuerte para recobrar el color!

Me incorporo y doy unas palmadas.

Vamos, arriba los dos, tenéis mucho que contarme. En UN AÑO os habrán pasado muchas cosas...

Perdonad, podéis repetir? Dice que hemos estado un año fuera?

Rgnar mira a su compañero con cara extrañada y contesta al tabernero, sera mejor que si me tome ese trago....

Cómo no iba a volver a veros?! si os he echado mucho de menos contesta ya recuperada

Un año dices?... si que es rara esa escuela! para nosotros solo ha pasado una semana, eso sí, muy complicada pero una semana solo... tras una breve pausa para coger aire prosigue la verdad que más que hambre lo que tengo es sed. Acabamos encerrados en una habitación donde hacía muchiiiiiiiiisimo calor porque Thesa no nos dejaba apagar la chimenea, pobrecilla ella se quedó ahí, y casi no nos quedaba agua.. lo pasamos bastante mal se pone algo triste al recordarlo pero le dura pocopero lo importante es que conseguimos salir! ríe feliz y sigue a Lirzo y a Rognar hacia una mesa

Sentaos, ya pongo yo las bebidas que aún recuerdo donde está todo... si es que no lo has cambiado... vaya así que un año.. vuelve a reír mientras va a servir las bebidas

Levanto las manos hacia el pequeño torbellino que se desata en mi cocina. No puedo evitar una alegre carcajada al reconocer a la Meiar de siempre.

Pequeña, ve a sentarte y deja que yo me encargue. Id al salón y según salgáis veréis una mesa vacía a la izquierda. Cuando la acostumbrada locura de la mañana se apague un poco, tendremos un rato para hablar tranquilos; parece que lo vamos a necesitar. Y Dolores y los chicos también querrán oírlo, sin duda.

Tras ayudar a levantarse al aturdido Rognar, prácticamente empujo a ambos hacia la puerta abatible que lleva al salón.