El camino hacia Nobletierra está lleno de insoportables viajeros de todos los puntos del Hemisferio, por cuanto la tranquilidad no se encuentra entre uno de los alicientes del viaje. Tampoco lo es el atractivo paisajístico, dado que La Entente ha despejado sus principales rutas de comercio precisamente para eliminar cualquier posibilidad de sorpresa a los viajeros.
Lo cuál está bien, dado que sólo os faltaba un señor con antifaz y ballesta exigiendo una generosa limosna.
Además hace un calor de mil demonios. Y marcha delante de vosotros un carro espantosamente lento en el que unos gerdevianos se entregan al incesante gorigori armonizado mediante una especie de miniplatillos adheridos a sus pulgares e índices.
- Rayos y centellas, a este paso no llegaremos al torneo, ni al del año que viene...- Me bajo del carro de un salto dejando a Mitius con las riendas de la mula Francis, tampoco se va a ir muy lejos, y echo un ojo a la carretera a ver como esta para hacer un adelantamiento por la derecha ( o por la izquierda)
Me acordé ayer viendo los toros que me dijeste algo sobre que te recordase los hechizos que sabía y tenía aprendido, o algo así...
La marcha es lenta y aburrida, tanto que en cuanto se da la posibilidad de tomar un camino alternativo y menos transitado, Robusto no pierde el tiempo y lo toma.
La dicha se desvanece tan pronto como, al atardecer del quinto día de viaje, a tan sólo una jornada de Nobletierra, marchando por un estrecho sendero entre los vastos trigales una lluvia de virotes cae sobre la disfuncional pareja, derribando a la desventurada mula Jarana y dándole al fin el descanso eterno que el pobre animal merece...
Robusto y Mitius quedan, pues, sentados en el carro y a merced de sus atacantes, sin nadie a quien pedir auxilio. Bien mirado, puede que sea una muerte tranquila y sosegada...
¿Qué hacéis?
- Maldición Mitius, nos atacan!.- Agarro como buenamente pueda la espada vieja y roida y un escudo desvencijado que más que protección da pena y me preparo para el inminente ataque.
¡Rápido muchacho! -grito a Robusto- ¡Metámonos bajo la carreta! -¿No crees que sería más divertido meterte tú sólo?.- Tal vez, pero eso no me aseguraría nada. ¡Venga, venga!
Dicho esto, me meto bajo la carreta, en busca de cobertura ante los disparos. Hecho esto, busco por el suelo un saco de naranja, o algún otro cítrico, para defenderme de los posibles atacantes...
Sólo espero que no sean malvados perros-frambuesa... Odio a los perro frambuesa. Por cierto... ¿De dónde salen todos esos virotes?
Es un buen momento para comentar algo sobre mis hechizos. ¿Se alguno nuevo? ¿Tengo alguno preparado? ¿Mi boina puede lanzar bolas de fuego?
A la orden de mando de Mitius reacciono raudo y presto y me hago un ovillo bajo el carromato, portando mi espada mugrienta y oxidada, rezando por lo bajo una oración a todas las deidades de las que he oido hablar para que me saquen de esta.
- Esos virotes es porque nos han emboscado Mitius, y nos disparan.
Por fin este esbirro sabe quien es el que manda
- Por los virotes que caen en torno nuestro.
Recordadme que os enseñe el significado de ironía. De eso, y de perro-frambuesa...
- Descuida, pero ahora centremonos en lo más importante ¿Cómo salimos de aqui?
Los que tengas anotados. ¿Tienes alguno anotado?
Curiosamente, los anoté en notas, pegando los que tenía en la otra partida al principio de esta. ¿Podría cambiarlos por otros, o me jodo y me dejo esos?.
Por cierto, mi pj lo que hace es buscar a los que nos atacan desde mi posición con cobertura, para ir echando cuentas.
Os llega el aullido de una voz aguda entre los trigales.
¡Sois víctima de vuestros pecados! ¡Batíos en retirada o daos por muertos!
Morapio que nos matan ¿que propones? Si nos quedamos es wipe, pero si le echamos pelotas lo mismo no es wipe xD
¿Batirnos en retirada? ¿Y de qué huiremos?. ¡Qué clase de villano ataca sin revelarse ni decir su nombre! ¡Por los dioses, se están perdiendo las buenas costumbres! ¡Decid vuestros nombres o algo así, malandrines! -Grito a los atacantes misteriosos.
Pues de momento, seguir escondidos. No sabemos cuantos son, ni nada de nada. Pero sino, tocará correr o algo...