En cuanto solté los dedos de la cuerda supe que esa flecha iba bien dirigida, la dirección, el vuelo, todo era perfecto, incluso la dirección que iba a tomar el vigía era la acertada, desde mi posición apenas escuché el ruido de la fecha al atravesarle la espalda, pero si el grito ahogado del humano que iba a morir. Una sonrisa se dibujó en mi rostro.
Me acerqué apresuradamente al cuerpo que yacía aun boca abajo agonizante, no me supo mal su estado ni me dirigí a él, simplemente le di media vuelta y comencé a registrarle, quien sabe que se podía encontrar, registre sus bolsillos y mochila en caso de que tuviese y tomé 3 flechas de su carcaj para rellenar y dejar completo el mío.
Mi compañero llegó antes que yo y me preocupaba que hubiese algún vigía más – Deberíamos peinar este lugar antes de volver con los nuestros – le dije a Harandir, valía la pena asegurarnos en tener el camino despejado.
Tirada: 1d100(+38)
Motivo: percepción
Resultado: 10(+38)=48
Tirada: 1d100(+53)
Motivo: acechar
Resultado: 6(+53)=59
Subo decidido por la pendiente, con la vista fija en el arquero que intentábamos abatir. Aunque estaba en movimiento, también se encontraba ahora más desprotegido, y la elfa no desaprovecha la oportunidad: un nuevo disparo termina esta vez sí ensartado de forma certera en la espalda del hombre, que cae de bruces con todo su peso sobre la nieve. Cuando llego a sus pies, un charco de sangre empapa ya todo alrededor, extendiéndose lentamente y enrojeciendo así cada vez más el terreno blanquecino. La flecha debía haber atravesado directamente el corazón, aunque el desdichado, prácticamente inmóvil, todavía parece respirar...
-Buen tiro- digo mirando a mi satisfecha compañera, que se acerca también al lugar. Es sin ninguna duda una tiradora formidable, domina su arco posiblemente mejor de lo que yo podré llegar a conseguir jamás, y me alegra que se haya unido a nuestro grupo.
Mientras la elfa se ocupa sin ningún reparo de registrar al caído, oteo brevemente nuestro alrededor, situados como estábamos en lo alto. Luego, procedo al igual que ella, deteniéndome en reponer algunas de las flechas gastadas. -Con tu permiso... -digo a modo burlón al hombre, agachándome para recoger las flechas, y arrancándole también el pequeño colgante que llevaba en su cuello. En su estado no creo que pueda decirnos gran cosa, pues está parece que en las últimas, por lo que no intento siquiera preocuparme más por él.
-Sí, echemos otro vistazo para asegurarnos antes de volver... -respondo mientras me levanto.
Tirada: 1d100(+38)
Motivo: Percepción
Resultado: 76(+38)=114
Tirada: 1d100(+33)
Motivo: Acechar
Resultado: 37(+33)=70
Tras registrar el cuerpo del malogrado humano, Wenda y Harandir encuentran cuatro flechas de doble punta, que como todo buen arquero sabe causan un daño mayor y son más dificiles de extraer de una hipotética herida. Tras repartirselas y coger dos cada uno, los ahora exploradores deciden peinar el lugar para saber si el centinela estaba sólo o acompañado, después de avanzar escondiendose tanto por arriba como por abajo en la pendiente llegán a la conclusión de que el guardia estaba solo, por lo que el campamento no debe de quedar demasiado lejos de allí, es hora de volver e informar a sus compañeros.
Antes de marchar, ambos tratan de esconder el cadaver para ganar algo de tiempo, es una decisión inteligente a pesar de que el rastro de lucha que ha quedado en la nieve es demasiado evidente, nada más dejar el cuerpo detrás de uno de los numerosos matorrales, los aventureros marchan rápida pero cuidadosamente al punto de encuentro, donde se supone los esperan sus compañeros ...
4 Flechas de doble punta: +5PV extras de daño, -10 al intentar extraerla de la herida
Harandir: 250
Wenda: 250
Así si!! voy a juntaros con los demás y ya podeís postear ...
El grueso del grupo estaba esperando las noticias de la avanzadilla y, lejos de quedarse pasivos habían tomado sus precauciones para tener cierta ventaja en caso de ser atacados. La táctica elegida había sido poner a un arquero que serviría como apoyo desde la distancia si el enemigo se acercaba por alguna parte, Baga había sido el elegido para realizar esta tarea mientras que Dagar, Ivorwen, Edha y Amlaith serían la fuerza de choque esperando el cuerpo a cuerpo. Afortunadamente nada de esto había ocurrido y un rato después de mandar los dos exploradores, Wenda y Harandir volvieron a surgir de entre la vegetación con sigilo. Tras el obligado susto inicial todos los viajeros se acercaron a los carromatos para ponerse al corriente de la situación ...
Amlaith: 200
Baga: 200
Edha: 200
Me mantengo oculto con el arco preparado mientras veo aparecer a nuestra avanzadilla. Parecen llegar sanos y salvos, lo cual es bueno. Sigo oculto de momento ya que prefiero ver si no les sigue nadie, si son dunlendinos sería la táctica que yo usaría. No mostrarme para poder conocer las fuerzas del enemigo y así poder preparar un mejor ataque.
No parece que los hayan seguido...puede que no hubiera ningún vigía...mejor si se da ese caso...
Me muevo cuidadosamente con la flecha en alto, no vaya ser que crean que soy un enemigo al no conocer mi posición Harandir y la elfa Wenda. Me acerco cuidadosamente hacia ellos para enterarme de las novedades si es que las hay.
Que le camino esté despejado...así no tendremos que correr riesgos para llegar al poblado...allí decidiremos que hacer y espero que decidan regresar conmigo y luchar contra los mal nacidos que arrasaron mi aldea...
Regresamos Harandir y yo por el camino, mi mente aun repite una y otra vez mis acciones, pensando en que cosas hice bien y que cosas podía mejorar, comentamos alguna cosa por el camino, la verdad es que nos combinamos bastante bien en la incursión y lo más importante, conseguimos ser eficaces.
Desde la distancia vimos el carro y a unos metros por delante Baga que en un principio parecía dispuesto con el arco, pero al vernos, nos levanta una flecha en alto como señal de que nos ha reconocido, tras él el resto del grupo que también estaba preparado para la lucha, seguimos acercándonos a ellos y me dispuse a contarles las novedades.
Mi cara era de satisfacción por la labor bien hecha - Había un centinela, un humano - recalqué ya que no era de esa raza de gente menuda que vi en aquel campamento - lo sorprendimos y lo eliminamos sin darle tiempo a que diese la alarma, no vimos a nadie más vigilando el camino, de todos modos deberíamos avanzar lo máximo posible, ya que en algún momento tendrán que darle el relevo y aunque escondimos el cadáver se darán cuenta de lo que ha sucedido – espero la reacción de los compañeros
- ¿Qué tal por aquí, sin novedades? – pregunté aunque por sus rostros parecía que efectivamente no había novedad
Un centinela solo. Eso es bueno aunque me extraña algo, nosotros no solemos poner uno un vigía solitario ya que uno puede caer rápido pero dos es más difícil. Son las normas de mi tribu y creo que las tribus del valle tienen normas similares.
- Por aquí si novedad - digo mientras avanzo hacia ellos.
Guardo la flecha en el carcaj mientras camino hacia el carro y entonces les pregunto la duda que ronda por mi cabeza, me ha parecido demasiado fácil para un acceso conocido. Es una ruta bastante transitada y eso me hace temer lo peor.
- ¿Visteis si había rastro de otro vigía?...no suelen estar juntos...a unos metros normalmente en un sitio elevado...
Si no había ninguno debemos darnos prisa, no se de cuantas horas serán las guardias pero teniendo en cuenta el frío que hace no tardarán mucho en hacer el relevo. Dejo el arco y el carcaj encima del carro y miro a ver si alguno de mis compañeros se plantea hacer alguna pregunta más. Espero que no porque si no hay otro vigía debemos darnos prisa, como si nuestras vidas dependieran de ello...y a decir verdad dependen de ello.
Ante mi, a unos metros de distancia, las ramas de unos matorrales se mueven. Me preparo para atacar pero la figura que aparece a través de esos matorrales es la de Wanda. Me relajo y envaino mi espada mientras doy unos pasos.
Y conforme avanzo, puedo escuchar el intercambio de opiniones que ocurre entre Wanda y Baga.
La pregunta de Baga, no es que sea demasiado tranquilizadora. Por lo tanto, mientras espero a la respuesta de Wanda, me limito a decir.
Es preciso que aseguremos la ruta de los carromatos. A mi también me resulta extraño que solo hubiera un vigía. Quizás no crean necesario mas de uno a causa de la que esta cayendo.
Una breve carcajada se me escapa al decir esto. Algo de suerte es lo que parece que tenemos. Pero no obstante, añado.
De todos modos, intentemos que esa comprobacion sea rápida. Aquí parados, somos un objetivo fácil.
Dicho esto, miro hacia atrás. Apenas he avanzado unos metros y ya resulta difícil distinguir el carromato y los bueyes. Al menos, espero que esta situación contribuya a que logremos pasar desapercibidos.
En el camino de vuelta, la elfa intenta conversar un poco sobre la incursión, aunque yo poco aporto a la cháchara, pues andaba más bien pendiente de estar atento a todo lo que nos rodeaba. Sin embargo, aunque parco en palabras sí me encuentro de buen humor, entre otras pensando en los resultados de la batida.
Llego junto a Wenda de regreso a la posición donde estaba el resto del grupo, y vemos en la distancia que en nuestra ausencia esperaban junto al carro sin bajar la guardia, preparados para lo que pudiera pasar. Todos menos Baga, que aparece por su parte tras unos arbustos, con una flecha en alto y empuñando un arco. Me da la impresión, por el estado en alerta inicial de todos, que somos los primeros que han vuelto a ver desde nuestra partida, y así lo confirma el propio dunlendino.
Dejo hablar a la elfa, y remarco después sus palabras:
-En la batida no vimos rastro de nadie más. Hemos tenido cuidado en comprobarlo, pero sólo hemos encontrado a este en los alrededores, y aquí está el poco rastro que queda de él -digo al tiempo que levanto en mi mano el colgante ensangrentado que le había arrebatado al vigía. -Estoy de acuerdo en que será mejor que retomemos la marcha cuanto antes.
- Bien, mejor así – me alegré de que no hubiese novedad, quizás habíamos resuelto el problema, pero comencé a sentirme inquita ya que el tiempo apremiaba, más pronto a mas tarde se darían cuenta de la desaparición del vigía y quizás entonces viniesen a por nosotros.
Harandir respondió la pregunta de Baga por lo que ya no era necesario responder a lo de si había más centinelas, desde luego que no habíamos visto a nadie más, esperaba que no se nos hubiese pasado nada por alto si no estariamos muy pronto en apuros.
Amlaith tenía razón – Sin duda que somos un blanco fácil aquí, avancemos pues, adelantemos todo lo que podamos antes de que oscurezca… - esperé para comprobar si mis compañeros se ponían también en marcha y me puse junto al carro y aunque mi fuerza no era mi mejor punto intenté ayudar a empujar el carro a través del camino cubierto de nieve, se hacía muy pesado el camino así y cuantas más manos ayudasen mejor.
Al ver aparecer a lo lejos a Wenda y Harandir relajo mi posición y esbozo una sonrisa, pues por el gesto de sus caras es de esperar que hayan tenido éxito en la inspección del camino. Sus palabras confirman mis sospechas: nuestros astutos compañeros han eliminado todo obstáculo del camino.
Pero el alivio que he sentido tras la noticia desaparece con las palabras de Amlaith y Baga. Teneis razón, estamos en un lugar poco indicado para permanecer mucho tiempo parados y si llega el relevo del centinela dará la alarma y buscaran por los alrededores a los culpables del asesinato. Será mejor que nos pongamos en marcha ya, pues con este frio y la nieve del camino va a ser complicado avanzar con rapidez.
Sin perder un minuto más envaino el espadón y me coloco detrás del carro junto a Wenda. Te echo una mano amiga... Pero antes de comenzar a empujar del carromato miro a los demás. Será mejor que empujemos en turnos de tres, así no nos cansaremos tanto y los tres que no tiren del carro podrán estar alerta a posibles amenazas... ¿Quién se une a nosotras para un primer turno?
Miro el cielo y apresuro un poco a mis compañeros ya que veo que el tiempo va empeorar de un momento a otro.
- Deberíamos cargar con las armas y algo de peso para aligerar el carro...el tiempo va empeorar y para que el carro no quede encallado es mejor que lleve el menor peso posible...¿qué os parece? - les pregunto
Cojo el escudo y me lo cuelgo a la espalda con algo de cuerda. Puedo cargar con algo más de peso y espero que mis compañeros también carguen con lo que puedan para aligerar el carro y que no se hunda en la nieve. Si queda encallado estaremos bastante jodidos.
Miro de nuevo al cielo, se lo que se nos avecina y no quiero otra tormenta como la de anoche, sería casi imposible mover el carro con esa cantidad de nieve y menos si la nieve se deposita encima aumentado el peso total del carro.
Asiento levemente a las palabras de mis compañeros. Y sin mas dilación, pues yo ya envaine mi espada, me vuelco a colgar el escudo y me aproximo al carro. Le hago un breve gesto a Dagar el cual no ha abandonado su puesto en ningún momento y tras colocarme detrás del carro, examino su contenido. Finalmente, me encogo de hombros y agarro un saco cualquiera. Con el saco agarrado con la mano derecha y sobre el hombro, me apoyo contra el carro al tiempo que le digo a Dagar.
Arrea a los bueyes. Nos largamos de aquí ya.
Y en cuanto noto como los bueyes empiezan a tirar del carromato, ejercí presión desde atrás. No tardamos en empezar a movernos a pesar del lodo que no cesa de formarse. Y yo, desde atrás, añado.
Dos mas conmigo. Es hora de moverse.
Y dicho esto, empiezo a empujar con verdadera fuerza apoyando todo mi peso contra el carromato. Gruño por un segundo y, de inmediato, no tardamos en adquirir velocidad.
Tirada: 1d100(+25)
Motivo: Fuerza
Resultado: 92(+25)=117
El grupo se pone por fin en marcha de nuevo, poniendo el paso más rápido más rápido posible para sobrepasar la encrucijada donde la avanzadilla había acabado con el guardia. Se avanza con sumo cuidado, pero al parecer, el reconocimiento de Harandir y Wenda fue efectivo pues no surge ningún problema en un tiempo prudencial. Más tarde, con todos ya más calmados aunque cansados por el esfuerzo de hacer avanzar el carro por la nieve, el sol hace su aparición, un cambio completamente radical y extraño, de repente el calor empieza a apretar y comienza a derretir la nieve, la noche se echa de nuevo encima de los viajeros y estos deciden acampar. En condiciones normales ya deberían haber llegado a su destino, pero la nevada había truncado sus planes, haciendolos avanzar considerablemente más lentos y retrasandolos una jornada, lo más probable era que al final del día siguiente estuvieran a las puertas del Tirthon.
La noche transcurre sin ninguna novedad y la mañana siguiente comienza igual de calurosa que la tarde anterior. La nieve se derrite rápidamente y los caminos son ya más un lodazal que un manto blanco y uniforme. Así pues, la marcha se acelera ligeramente debido a la menor cantidad de nieve, pero el avance sigue siendo un verdadero infierno debido al barro, cuando paran a comer después de sobrepasar sin ver un alma en famoso Camino del Este, Dagar comenta que efectivamente al final de la tarde habrán llegado.
En la última parte del accidentado viaje la marcha se acelera aún más, haciendose patente la ansiedad del grupo por llegar, algunos mantienen la sospecha de que estan siendo seguidos por los soldados de la guarnición a la que pertenecía el guardia asesinado, aunque después de varias vueltas de reconocimiento no se encuentra indicio alguno de ello. Absolutamente nadie quiere pasar una noche más en esas condiciones así que todos se conjuran para llegar cuanto antes.
Al fin, cuando el sol esta apunto de esconderse y tras subir una pendiente, el Tirthon se presenta ante sus ojos, se trata de una torre fotificada con una empalizada y algunas toscas construcciones a sus pies, está construida sobre una pequeña colina a los pies del temido bosque de Yfel, la parte más antigua y el corazón del bosque de los Trolls. Los viajeros se paran un momento para deleitarse con la visión, son ya muchas jornadas a la intemperie, conviviendo con los peligros de la peligrosa tierra de Rhudaur, esa torre supone el único refugio en muchas millas a la redonda ...
Un ultimo esfuerzo. La etapa final del viaje, resulta agotadora y no solo físicamente. Pero cuando ya atardece, tras coronar una loma, los menguantes rayos del sol, nos dejan contemplar un paisaje desconocido pero deseado.
Ante nosotros se halla el Tirthon. Se alza solitario apenas rodeado por una empalizada en medio de los ondulados campos. Al girar la cabeza, observo la distancia que nos separa el bosque de los trolls. Y no puedo evitar negar brevemente con la cabeza. No es algo que precisamente, me tranquilice.
Pero a pesar de esto, se me escapa un suspiro de satisfacción. Para mi, es otra misión cumplida. O casi, mas bien. Pues aun nos falta un trecho para llegar hasta nuestro objetivo.
En silencio. Me limito a acomodarme la mochila y el escudo y, con la capa ondeando a causa de la brisa del atardecer, me adelanto unos pasos. Ninguno de mios compañeros dice nada. Quizás a causa de estar sumidos en sus pensamientos particulares. Pero yo, recuerdo a nuestro camarada caído y mi diestra, aprieta con fuerza la empuñadura de mi espada. Quizás tengamos la suerte de poder seguir haciendo limpieza en estas tierras rojizas.
Finalmente, me giro y observo en silencio a mis compañeros de viaje. Y con la meta de nuestro viaje ya tan cercana, solo tengo una cosa que decir.
Adelante. Es hora de dar por finalizado el viaje. Entreguemos el carromato y también, obtengamos un merecido cobijo y descanso. Si, opino que nos lo hemos ganado.
Y una vez dichas estas palabras, vuelvo a girarme y comienzo a descender, por la ladera de la loma.
Por fin divisamos nuestro objetivo. El pueblo se presenta ante nosotros a lo lejos, por suerte hemos superado todos los obstáculos que los elementos y los enemigos nos han puesto. Hecho un vistazo atrás y maldigo al Strigoi. El brujo oscuro que nos ha mandado la tormenta y seguramente ordenado arrasar mi aldea, juro por mi sangre que lograré mi venganza.
Maldito mago oscuro...que el Eterno Cazador me de fuerzas para cumplir mi venganza...pronto regresaré y si los dioses me son favorables lograré vengar a mi pueblo...Maldigo el día que llegaste a estas tierras y maldigo los engendros que has enviado a asolar estas tierras...
Avanzo con paso firme al lado del carro, podré reponer fuerzas en el poblado y comprar armas y víveres para volver a inspeccionar el campamento. Puede que algunos de mis compañeros me ayuden en mi venganza, han demostrado ser bastante diestros con las armas y lo suficientemente sanguinarios que una venganza digna necesita.
Manoseo el pomo de mi espada y compruebo que aún sigue así. Respiro aliviado y sigo andando. Me vuelvo a mis compañeros y les comunico mis intenciones:
- Bueno compañeros...llegados al pueblo espero agradeceros vuestra ayuda como se merece...luego decidiré mi destino pero mi corazón dicta que regresaré por este camino en busca de venganza...la rabia inunda mi alma y mi espada tiene sed de sangre...
Dicho esto le doy la espalda al camino y observo el poblado de nuevo. Me tarda llegar porque cuanto antes llegue antes estaré listo para partir. Camino lentamente hacia el poblado porque mis pies en parte no quieren separarse de este camino...
El avance fue muy duro, intentaba ocultar que me temblaban las piernas de tanto empujar el carro, pero había que dar el máximo, no las tenía todas conmigo respecto a que el grupo al que pertenecía el vigía saliese en nuestra persecución.
Como ya había sido informado por mis nuevos compañeros, el destino del carro era Tirthon, tras algo más del tiempo previsto debido a las inclemencias del tiempo, después de subir un repecho, vimos la fortaleza, por fin podríamos descansar con cierta seguridad, aunque el bosque de los trolls se divisaba también, lo que representaba una presencia oscura sin duda.
Había compartido pocos pero intensos días con este grupo, y pese a que en ciertos momentos habían surgido algunas disputas entre alguno de sus miembros, sin duda por la tensión del momento, se veía buena gente, gente a la que me gustaría unirme, podrían ser una ayuda imprescindible para intentar saciar mi sed de venganza.
Lejos quedan ya los días vividos con mi amado, mi vida ya no volverá a ser la misma, eme aquí ante una fortaleza, rodeada de peligros en unos tiempos revueltos, aunque no temo ninguno de estos peligros, tan solo espero poder estar a la alguna de mis compañeros y que las fuerzas no me abandonen cuando los momentos sean aciagos, porque el valor no lo va a hacer.
Cansada, agotada por las duras jornadas que habían pasado, con la capa empapada de barro y nieve, los pies frios y las manos encallecidas de empujar el carro con su brazo bueno, al fin logré divisar el Thirton.
Nos paramos todos un momento, contemplándolo, sin decir nada. Yo sólo pensaba en lo que nos había costado llegar hasta aquí. Solía burlarme de mi padre cuando me contaba sus hazañas de montaraz siendo niña. No puede ser que custodiar un simple carro hasta un poblado a través de un camino conocido sea tan duro... Casi podía oirse a sí misma de pequeña burlándose de ella. Pero habia sido muy duro. Aunque los peligros que los habían acechado no eran comunes. O más bien eran que se habían juntado demasiados peligros: los lobos - y en ese punto me acaricié el brazo en cabestrillo-, el asalto del poblado de Baga, los centinelas que envié unos cuantos árboles más allá, los otros centinelas... Su intuición le decía que algo se estaba cociendo y no era precisamente una sopa...
Y los pensamientos pasaron de la tristeza por haber perdido un compañero a la perspectiva de una sopa caliente al calor de una chimenea mientras disfrútabamos de estar vivos y coleando. Sí, muy poco heroico pero infinitamente más práctico...
En esto escucho las palabras de Amlaith y Baga. Les sonrío, acomodándome la mochila, y avanzo.
Venga compañeros!!! No sé vosotros pero yo quiero darme un buen baño, comer una sopa caliente y beber una buena cerveza.
Las últimas jornadas, después de retomar de nuevo la marcha, se hacen sin duda duras. Por lo penoso del terreno, pues no tenemos otro remedio que avanzar a malas penas por entre el barrizal formado tras el deshielo, pero también por el cansancio mental de sabernos tan cerca de nuestro objetivo, y eso nos ayuda sin duda a sacar más fuerzas y motivación para buscar llegar cuanto antes y finalizar la travesía.
Vuelvo a fijarme en la fortificación sobre la colina. No ha sido una empresa fácil llegar hasta aquí, no desde luego para lo que se esperaba en un principio, y lo que vamos a recibir en compensación bien puede casi despreciarse teniendo en cuenta los riesgos a los que nos hemos sometido: compañeros como Lolyan han caído a lo largo del viaje, y otros hemos estado a punto de no contarlo. Pero no es momento de pensar en eso, y de ello se encargan de recordármelo los demás. Ahora tenemos ante nosotros la perspectiva de comida caliente y algo de descanso, tenemos que disfrutarlo, nos lo merecemos. Comienzo entonces a descender la pendiente, meditabundo y sin añadir nada, con la vista puesta en el Tirthon.