La tabernera se despide de vosotros, y la salida del edificio se convierte en la entrada a un nuevo mundo. Vuestras consciencias saben que están en la pequeña ciudad de Shalmarn.
Realmente parecéis "atrapados" en un videojuego. Hay caminos de piedra y casas aquí y allá, y cada negocio está bien destacado con su correspondiente cartel bien visible en la entrada. No es difícil ver desde vuestra posición la estrada a la herrería, y los establos, prácticamente al lado de ella, además de una armería, una librería, y un alquimista.
Gente a pie y a caballo, humanos, elfos, qephilim y alguna otra criatura pasean por sus calles con sus ropas de estilo medieval de vivos colores. Hay hombres con uniformes, por parejas, que parecen pertenecer a algún tipo de guardia o ejército.
Por una de las callejuelas los lugareños van y vienen en gran número, muchos de ellos cargados con frutas, verduras y otros comestibles, pues parecen regresar del mercado.
-Es como un juego. O la película de El Señor de los Anillos.
Mira, impresionada, la pintoresca estampa que tienen frente a ellos es la típica que se pueden ver en las películas de la edad media con un poco de fantasía y esas cosas. Se distrae unos momentos, intentando adecuarse a lo que ve.
-Bueno, ¿qué hacemos? Tenemos que conseguir caballos, pero no tenemos dinero para eso. Y robarlos no me parece una buena opción.
Mira a los demás.
-Quizá podríamos persuadir al propietario de dejarnos unos caballos o algo, pero debemos saber como persuadirlo sin conocerlo.