Partida Rol por web

El Ministerio del Tiempo [+18]

La cafetería

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20/01/2018, 23:33
Director

La cafetería del Ministerio del Tiempo es un lugar especial en su tono, las mesas no son nada especial pues son de esta misma época de ciertos almacenes suecos...la gente compra muchos en ellos aunque la calidad no sea la mejor...nadie se plantea cuanto duraban las cosas antes...como las sillas por ejemplo, frabicadas en los años 20 del siglo XX que lucen tan perfectas y brillantes...diseño antiguo, pero es solo un pequeño defecto desde luego.

Un gran ventanal da a las escaleras que conduce a los pasillos de puertas, al otro lado está el gran mural con fotografías de las grandes celebraciones del Ministerio, fiestas, homenajes, despedidas amistosas, jubilaciones, incorporaciones...en definitiva un mural a los buenos momentos.

La barra del bar es una L que cubre desde la entrada por la puerta abatible, los camareros del bar son todos un poco mayores, el cocinero especialmente pues ya tiene la jubilación bastante cercana. Cada funcionario hacia lo que podía para tomarse sus cafés y su desayuno en paz, aunque a veces el puesto no lo permitía por lo que había que llevárselo.

Notas de juego

Introducción a la partida 1/2.

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20/01/2018, 23:50
Director

Salvador había estado tomando café con Ernesto que le había entregado el Dossier sobre los nuevos agentes, un grupo que cumpliría la función de patrulla de emergencias temporales, habían cumplido misiones menores en algunos casos y en otros apenas habían pasado el curso de adaptación.

- Si esto fuera un banco y nos fueramos a quebrar...a ver quien nos daba un rescate así... se retiró las gafas un segundo para apretarse las sienes ...que difícil me lo pone de verdad...

- Alma...periodista...se ha adaptado a navegar por internet...mejor dicho ha cogido vicio a ver como se renuevan las noticias, tuvimos que quitarle el wifi unos días para desintoxicarse, madre mía...

- Ana...canta...siciliana...pues...bueno...no sé...quizás sepa sacar información de donde pueda.

- Francisco...un morisco...o así...admito que yo mismo no le distinguiría sí...se queja del plástico...puff...pues mejor que no salga a la calle...no estamos para medir.

- Freyr...un vikingo del ataque a Sevilla...im...presionante...¿roba?...joder...lo del funcionariado viene de lejos...

- Julia...fue atraída cuando iba a...ya...veo riesgo, pero si Ernesto confía en la chiquilla será por algo.

- Marcel Sabater...Maqui..."lo recogimos enganchado en los bosques por salvar a un lobo"...Amenábar haría una película de ello si le dejan...

- María...declarada culpable de brujería...mejor esto no se lo comento a Angustias o me llamará al padre Augusto...

- Pedro Bencomo...como él...ah...que es de las tribus canarias, estupendo siempre dije que nos hacía falta alguien de esa época, supongo que esto es por el fomento a la igualdad...bievenido sea supongo.

Notas de juego

Introducción a la partida 2/2.

P.D: Él único personaje disponible de momento es Salvador hasta que ustedes se incorporen al lugar.

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21/01/2018, 09:17
Freyr Skoldson

Las puertas de la cafetería se abrieron de par en par, y dieron paso a una figura menudita y enjuta, de abundante y alborotado cabello castaño, como si le hubiera estado golpeando un ventarrón marino descontrolado, de piel muy blanca, y movimientos nerviosos, como los de un ratoncillo, de estatura baja, y facciones infantiles, un rostro carente de barba, y un andar retraído y apenado.

Caminaba con la cabeza agachada, contemplándose los pies, como si tuviera miedo de que estos dejaran de reaccionar si despegara la vista de ellos, y sólo la levanto un segundo para contemplar el interior de la cafetería, no había nadie, se aproximó con un caminar que mas parecía un trote timido a la barra, y cogió una manzana, se había dado cuenta que había un hombre en el interior, revisando unos pergaminos.

-Buen..buenos días, señor Jarl.- dijo intentando sonar lo más educadamente, al hablar, su voz habia denotado que pese a sus facciones, ya no era un niño, tenía sin embargo un fuerte acento, que denotaba que seguía teniendo un par de problemas para dominar el castellano,  pese a sonar ahogada por la timidez, se había referido a el, como los Vikingos solían llamar a sus nobles, que normalmente eran los lideres de guerra. Tras inclinar la cabeza a manera de saludo, Freyr se dirigió con un caminar que mas parecía el trote de alguien pillado haciendo algo malo, hacia una mesa lo más alejada del jarl, no quería perturbarlo, sabía lo difícil que es dirigir un navio y mantener a la tripulación contenta.

Aún le causaba temor aquel lugar, aquella época, llena de cosas imposibles, de creaciones que solo la mente degenerada de algún dökalffar, esos duendes oscuros que gastaban bromas pesadas a los hombres, casi todas las cosas en aquella época le aterraban, cuando era niño siempre había soñado con vivir cosas maravillosas, terribles  y extraordinarias, pensaba que lo más terrible había sido soportar las perversiones a los que sus captores lo sometieron al ser apresado,lo maravilloso haber cruzado el mar en un Drakkar, y lo extraordinario, haber escuchado un poco de la religión cristiana; pero el hecho de que ahora se encontraba en una época distinta a la suya, le parecía que había englobado las tres cosas en una.

Era cierto que la presencia de Salvador le imponía, no sólo por considerarlo el Jarl, sino también porque a los ojos de Freyr, un chico bastante "básico" (por no llamarle bruto), le parecía que el hombre era la encarnación de algún Aesir del tiempo, y a eso le atribuia el que tuviera la capacidad de viajar através del tiempo, y un sequito de gente capaz de encontrar esas dichosas puertas. Por eso Freyr procuraba no tener malos pensamientos en su presencia, y tratar de comportarse lo más sumiso posible, cosa que su habitual testarudez le hacía entrar en tremendo conflicto.

Se llevó su manzana a la boca con ambas manos, y comenzó a dar pequeñas mordidas rápidas alrededor de la fruta. Mientras miraba de vez en vez, por encima de su flequillo, al hombre maduro sentado ante el.

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21/01/2018, 13:23
Marcel Sabater

Abro la puerta de la cafeteria con mi característica energía y hecho un vistazo al interior. El lugar está poco concurrido. Solo veo a Salvador en la sala (a quien me presentaron durante los ejercicios de adaptación) y un chaval rubio muy discreto. 

-Buenos dias señores!!! Y digo señores porque todavia no los conozco bien a todos. - Y me rio de mi chiste sin que los presentes me acompañen mucho. 

Me dirijo hasta la barra y pido un carajillo de ron- Cargado, por favor! No se que pasa en esta época que todo tiene poco sabor.-Una vez servido me dirijo a la mesa dónde está Salvador mientras saco la petaca y empiezo a cargar las pipa con cierta habilidad, con una sola mano, ya que con la otra cargo el pedido de la barra. 

Me siento en la mesa y me dirijo al muchacho- Buenas chaval. Marcel Sabater, para servirte!- Digo mientras me siento, enciendo la pipa y le alargo la mano. 

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21/01/2018, 21:18
Alma Cruz de León

Café. Un café. Eso es lo que llevaba deseando desde que me levanté esta mañana, con cierta ansiedad. Había leído las noticias en siete periódicos diferentes, tres en papel y cuatro electrónicos (en la tablet). Estaba fascinada, profundamente fascinada por estas nuevas tecnologías que cuando yo era pequeña, no eran más que elementos de ciencia ficción.

Hasta había ido a ver una remasterización de Star Wars... como un clásico. ¿Quién le iba a decir a Jose Luis cuando insistió en que fuesemos a verla, que se convertiría algo de culto? 

Me había costado apagar el despertador de casa y sabía que hoy sería un día bastante difícil. También sabía que el café de la cafetería del ministerio estaba traído directamente de la época colonial, lo menos, y sin tostar, porque lo que es saber, sabía a agua de regar plantas. 

Entré en la cafetería, llevando uno de los jeans desteñidos que tanto se están llevando este año (1981, claro,  pero que los he comprado en un tal H&M, que son iguales y más baratos) y una blusa blanca de sedilla con hombreras. El pelo lo llevaba algo alborotado, así con un bonito cardadiño que me había hecho la peluquera de la esquina de mi casa. Esa que hace como cuatro años, estuvo saliendo con mi hermano mayor, pero que al terminar como buenos amigos, me hace descuentos siempre que paso por allí. 

- ¿Me pone un cafe? - le dije al hombre tras la barra, dejándole un euro. La de cosas que haría yo con 166,6 pesetas en mi año, pero con un euro... con un euro no iba a hacer absolutamente nada. 

Tras recibir la taza, miré a mi alrededor, buscando a... nadie, porque no conocía a nadie, excepto a Salvador. Y parecía acompañado, así que busqué una mesa solitaria. 

Pues parece que no había ninguna vacía, así que no me quedaba más opción que sentarme con alguien que sí conocía , más que con unos desconocidos. 

- ¿Les importa que me siente? No hay mucho sitio. Parece que la cafetería está hoy petada....ocupada - corregí rapidamente, seguro que esa palabra no queda bien en ciertos circulos. O al menos, eso decía mi padre. 

 

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22/01/2018, 00:26

Entró en el bar degustando en su nuevo reproductor portátil HiFi el "Lachrimae" de John Dowland fabulosamente interpretado al Laúd.

Iba vestida para la ocasión con lo que pensaba que era un estilo informal pero sutilmente elegante del siglo XXI: botas militares, pantalones de cuero, suéter negro y chupa también de cuero, negra.

Había estudiado mucho y se esforzaba en vivir conforme a la época en que habitaba. Se había gastado buena parte de su primer salario en ropa y lo que llevaba puesto le agradaba. Incluso podría haber resultado ser una vestimenta cómoda de no ser porque el pantalón hacía que se sintiera como desnuda de cintura para abajo.

En su macuto llevaba un libro electrónico y el manual avanzado de “Castellano del siglo XXI para Españoles del siglo XV y XVI” editado por un contemporáneo suyo para el curso de adaptación del Ministerio.

Entró en el bar saludando al subsecretario con la cabeza, y de paso a los que se sentaban con él, orgullosa de haber evitado hacer un ademán.

Esperó junto a la barra, ensimismada, los cuatro minutos que quedaban de la pieza musical que estaba escuchando y cuando ésta hubo terminado se quitó los auriculares, se sentó en un taburete y pidió un café con leche, unas magdalenas valencianas y una chocolatina.

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22/01/2018, 01:13
Pedro Bencomo

Hacía unas horas que había regresado a la edad moderna. Allá atrás era otro día insulso más de 1505, nadie reparaba en mi, a nadie le importaba. Había escrito con esfuerzo una carta a mis hijos. Con lo fácil que resultaba en 2018 enviar un correo eléctrico de esos y lo complicado que resultaba en mi época. Me tienta en preguntar por una puerta que lleve a Tenerife y verles otra vez, pero aquello no sería una propuesta seria, qué se podría pensar de mi.

Por lo que había visto en el tiempo que llevaba haciendo algún trabajo para el Ministerio los trabajadores no se cambiaban de ropaje y venían con las ropas de su época. Sin embargo yo, de lo primero que pedí fue una taquilla. En mi tiempo había sido capaz de ver que todo cambia, muy rápido incluso, y lo mejor es aclimatarse. Así que lo primero que hacía al llegar a 2018 era vestirme como alguien de esta época. Seguía siendo muy extraño aunque llevara un año haciéndolo. La textura suave de la ropa, tejidos ligeros y duraderos, calzado cómodo que no cansa. Todo huele a limpio, la corte de Fernando el Católico apesta. En realidad nunca me lo había parecido pero tras conocer la época actual lo descubrí.

Abrí las puertas de par en par, eché un vistazo alrededor. Muchos de los que trabajan allí hacen difícil creer que sean válidos para el trabajo, pero no es cuestión mía el organizar todo aquello, por suerte para ellos... Me acerqué a la barra y pedí un vaso de leche, era de lo único que me gustaba de aquella época. Estaba muy desbrabada, demasiado líquida e insípida, apenas tenía sabor, pero aceptabls. La mayoría del resto de las bebidas, quitando los licores, eran inaceptables.

Divisé a Salvador, al que ya conocía. Vi que estaba acompañado, sin duda reclutas nuevos. Solo había tres, creo que tenían que venir más. Me dirigí con paso decidido hacia ellos, en primer lugar saludé a Salvador, y a continuación al resto. En un extraño acento canario debido a que el castellano aún no se había implantado del todo, abrí la boca —ustedes deben ser los nuevos, yo soy también bastante nuevo. Mi nombre es Pedro Bencomo —dije a modo de saludo, —supongo que nos va a tocar trabajar juntos —espero que viniera más gente, por ahora sentados en la mesa, un joven, una especie de artista por su aspecto y una mujer. Ya había aprendido que las mujeres son más valiosas de lo que son en mi época.

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22/01/2018, 02:24
Marcel Sabater

Dejé la pipa humeante encima de la mesa, al lado de mi recien vaciado vaso de café y ron y después de levantarme de la silla, me dirigí al recien llegado. 

-Señor Bencomo, un placer conocerle. Me llamo Marcel Sabater y sí, parece que vamos a formar equipo. Estoy ansioso por saber a que misiones se nos encomienda...

Y volví a sentarme, observando a los demás que apenas habian abierto la boca. Parece que en este siglo la gente ha perdido la costumbre de presentarse. Y también detecto que la gente se ha apresurado a disfrazarse con la ropa del momento. Para mi, mi pantalón de pana y mi camisa de lana continuan cumpliendo con su función de abrigar y dar buen aspecto. 

 

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22/01/2018, 02:37
Freyr Skoldson

Un hombre enérgico y de talante amable entró en el lugar, Freyr levantó la vista y movió un poco la cabeza para responder el saludo, antes de seguir rollendo su manzana, como un ratón cohíbido. Tras observar por el rabillo del ojo, al hombre aproximarse a la barra y escuchar lo que ordenaba, miró como se apróximaba a ellos "Chaval?, que es un chaval", pensó Freyr, pero no se atrevió a preguntarlo en voz alta, prefería quedarse en la ignorancia, antes de que lo consideraran un " bárbaro salvaje", como lo llamaban en su tiempo.

-Yo Freyr Skolldson- dijo con una voz ronca, porque se habia atragantado con un trozo de manzana, remarcando nuevamente aquel acento extranjero, y una evidente problemática para dominar las sintáxis del castellano. Inclinó su cabeza a manera de saludo respetuoso, como hacía siempre que veía a una persona mayor que el.

Luego entraron dos mujeres, muy bonitas "oh Ases, si mi madre estuviera aquí, no creería lo diferentes que son las mujeres, tan llenas de vida, tan alegres y bellas, podrían unirse y montar su propio Drakkar, ya lo creo", Freyr levantó esta vez sin reparos el rostro para contemplarlas, en su época las mujeres solían tener privilegios similares a los de los varones, así que verlas tan involucradas de par en par con los hombres no le extrañaba demasiado, sin embargo la forma de vestir le resultaba por demás curioso, la forma de vestir de todos en general.

Freyr llevaba su indumentaria vikinga "común", una camisa de algodón de manga larga, que le llegaba hasta las rodillas, ceñida a la cintura por un cinturón de cuero, unos pantalones holgados, y sus botas de piel, observó fijamente el pantalon azul deslavado de una de las mujeres, y luego el de cuero brilloso, Freyr se rascó el mentón pensando si sería buena idea robarlo y si tendría algo de valor si lo vendía. Después de todo, lo brillante siempre es costoso.

Cuando la mujer de pantalones azules preguntó si les importaba que se sentara con ellos, Freyr sacudió enérgico la cabeza como un perro sacudiendose el agua, le dió un bocado a la manzana, y entonces una nueva figura entró por la puerta.

Un muchacho de cabello oscuro, y barba oscura, de aspecto gallardo, y sumamente atractivo, la mirada de Freyr se quedó embelesada, sus labios entreabiertos, mostrando los restos de manzana masticada, le escuchó presentarse pero la mente de Freyr creaba mil y un escenas en las cuales terminaban el y aquel hombre solos, viéndose a los ojos, miró sus manos "Niord...el dios del mar. Niord tenía pies hermosos, tal vez ahora se manifiesta con manos hermosas" , vio que sus manos no tenían nada de particular, bajó la mirada rapidamente y se sintió ruborizarse, tenía que comportarse, era varón después de todo, en su sociedad su " enfermedad" no estaba mal vista, siempre y cuando no se adoptara el rol femenino, para la mala suerte de Freyr, a ojos de su cultura, el estaba completamente desviado.

Tragó el bocado de manzana, y habló una vez mas, poniendo una voz mucho más ronca y varonil que antes, lo cual resultó gracioso, pues aunado al extraño y remarcado acento del chico, era obvio que la había finjido. -Yo Freyr Skolldson, ser nuevo aquí también, pero las manzanas no estar tan mal...ansioso no es bueno, yo siento muy confundido aún. Siguiendo pensando que todo es un sueño...que hay Ases disfrazados ante mi, caminando como humanos- Miró a Pedro unos segundos, y luego desvió la mirada rapidamente a otro lado, de dos bocados, terminó por comerse la manzana, con todo y corazón.

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22/01/2018, 09:14
María de Arburu

Hacía dos meses y catorce días que había llegado al nuevo mundo, aunque en la práctica fuera poco más de un mes puesto que sus primeras semanas habían sido en un hospital. Era extraño cómo en su antigua vida los días se habían sucedido sin más, sin llevar una cuenta, sin saber siquiera qué día era excepto para ir a misa. Ahí todo parecía diferente, como si cada día de la semana fuera una meta que cumplir para un sagrado fin de semana cuyo entero significado aún se le escapaba.

¿Para qué servía el fin de semana? ¿Descanso de qué? ¿Para dedicar el tiempo libre a sus aficiones? ¿A sus motivaciones? ¿Porque el trabajo no los realizaba como personas? Todas esas frases que le habían soltado haciendo que tratara de comprenderlos sólo lo había vuelto todo más confuso. El trabajo era trabajo, no algo que disfrutar. Nunca había tenido la oportunidad de planteárselo, sencillamente sabía que necesitaba dinero para vivir ergo debía trabajar, en qué era lo de menos. Ni siquiera sabía qué eran las aficiones y, desde luego, el tiempo libre la ponía nerviosa pues hacía que sintiera que no estaba haciendo lo suficiente para sobrevivir.

Así que en un intento de no acabar más ansiosa de lo que ya estaba, se había volcado en aprender, en mejorar. Ya leía a la perfección - aunque antes ya sabía leer medio bien - y estaba aprendiendo a escribir algo más que sustantivos. Tenía nociones de historia moderna, de matemáticas, de biología, incluso había aprendido que en ese mundo las mujeres podían ser curanderas fiables y que la mayoría no escogerían a un hombre por encima de una mujer para ser tratados. Había descubierto que muchas personas habían dejado de creer en Dios y que éste no había vuelto su mano vengativa sobre ellos - o eso decían -, es más, casi parecía lo contrario porque ahora las personas vivían dos vidas.

Pero todo lo demás, todo lo referente a la adaptación, le venía realmente grande. Se sentía incapaz de entender cómo funcionaba la mente moderna, incapaz de entender la larga lista de sinsentidos que poblaban las cabezas actuales. Por eso le habían puesto deberes. Y los primeros habían sido ir a la cafetería del Ministerio, sola, pedir algo y socializar. Sabían que pedirle que saliera al mundo exterior sola sería demasiado.

Así que había llegado hasta su puerta, luciendo un vestido gris con una camisa blanca por debajo a fin de no mostrar escote y unas botas de agua negras, las únicas que por el momento no le habían hecho daño en los pies. Ahí, en la puerta, tratando de decidir cómo abordar la situación, cualquier sentimiento de ridículo que pudiera experimentar nada tenía que ver con su vestimenta fuera de lugar. 

Remoloneó en la entrada alrededor de un minuto para finalmente decidirse a entrar con un "Buenos días" automático seguido de una ligera inclinación. Sus ojos recorrieron con avidez el lugar, esperando encontrar alguna mirada que le dijera que ya se había equivocado pero no la vio por el momento.

Siguiente paso: pedir algo. Aquello era como una posada y aunque tuviera poca experiencia en las mismas, algo sabía, excepto el tema de los taburetes, eso, desde luego, le llamaba la atención. Claro que le habían dicho que en según qué bar te llevaban lo que pedías a la mesa así que antes debía decidir dónde sentarse.

Posponiendo el segundo paso, miró a su alrededor. Un chico en la barra - o eso le pareció por los pantalones y el corte de pelo - y un numeroso grupo en una mesa. Automáticamente se dirigió hacia la barra, intentando sentarse en el taburete y casi cayéndose hacia atrás al conseguirlo. Su ceño se frunció un poco por la incomodidad antes de dirigirse al camarero.

- Disculpe - dijo tratando de llamar su atención. Por lo menos ya sabía lo que servían de antemano y ya había decidido que iba a tomar. Algo que en su infancia era la delicia de la corte y que en esa época lo tomaba quien quería -, ¿podría tomar, si no es mucha molestia, un chocolate caliente? - y automáticamente puso el dinero que le habían dicho que valía delante de ella. Vale, paso dos realizado con éxito. Ahora venía el más difícil. Presentarse con desinterés, como le habían mostrado -. Hola, soy María de Arburu - y sin más, le plantó la mano extendida delante de la cara a Ana.

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22/01/2018, 19:17
Becario

- ¡Perdón llego tarde!... unos pasos acelerados se escucharon tronando por el pasillo y algo que pareció caerse, antes de que un joven de apenas 20 años con un sueter blancuzco radioactivo y pantalones vaqueros cruzara la puerta y se fuera en busca de Salvador...pero antes miro a Marcel ...caballero... le señala el gran cartel "prohibido fumar en toda la instalación" ...las leyes no solo adornan las humedades...David Sanchez, el becario, encantado de verlos...señor sub-scretario llevo toda la mañana buscándole, casi parecía que me huyera...

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22/01/2018, 19:22
Salvador Martí

Salvador saludó educadamente a todos los agentes, aunque su mueca de desagrado al ver al Becario fue notoria...- Lo triste es que casi pensé que lo había conseguido... tras eso asintió a Pedro ...pues sí, son ustedes los miembros de las patrullas de emergencias temporales, ha costado un poco, pero se ha conseguido formar dos patrullas convencionales...que ahora con el tema de la crisis tanto ir de tres en tres ya nos había llevado a varios disgustos con la tontería...en fin...¿qué es lo que quería usted David?... le dijo con desgana al sonriente muchacho que le daba su tableta para que mirara unos informes que había preparado.

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22/01/2018, 19:39
Marcel Sabater

-Disculpe usted- Digo mientras apago mi pipa -No termino de acostumbrarme a esta costumbre moderna de no poder fumar en los bares. 

Y al mismo tiempo hecho un vistazo discreto al trasto este de la tablet, a ver si pone algo interesante. Una vez recuperado, ya hecho en falta algo de actividad...

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22/01/2018, 21:07
Alma Cruz de León

Estaba muy confundida. Plantada de pie, delante de la mesa, viendo como todos se sientan sin que me hagan ningún caso, ni permiso, así que supuse que si que podía sentarme. 

- Cuanto movimiento - sonreí nerviosa, mirando a mi alrededor - Soy Alma Cruz, espero que no les moleste que me haya tomado la libertad de sentarme. No hay mucho sitio libre - miraba a Marcel y al muchacho joven, también a las dos mujeres y me sentía casi infravestida. Quizás debería  haber ido a comprar algo más del 2017 y no la ropa vintage de los ochenta ( o lo que parece los ochenta) que vendían en las Galerias Preciados estas, del siglo XXI

Me sentía un poco fuera de sitio, lo mismo hasta ellos se conocían. 

- ¿No se puede fumar en los bares? - pregunté estupefacta - Me da que el Vïa Láctea iba a tener poquito éxito si no se pudiera fumar dentro ¿Desde cuándo? ¿Es que han prohibido el tabaco? - parpadeé - A mi padre le daría un jamacuco si se enterase.

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22/01/2018, 21:23

Le chocó la mano y se recreó mirándole a los ojos durante durante tres sacudidas más bien efusivas, pero sin llegar a hacer daño, enfatizando el gesto de darse la mano.

—Ana Ruffo, encantada.

Aumentó su sonrisa. Tenía acento italiano y voz un poco cascada pero femenina.

—Creo que te he visto por algún pasillo. Tú eres del curso de adaptación ¿Verdad? ¿Es cierto que en tu grupo hay un hombre salvaje… perdón… quería decir, un hombre prehistórico... que a la mínima de cambio se queda en cueros?

Miró hacia la mesa de Salvador. Parecía que eran novatos los que se iban incorporando y algunos las miraban como queriendo invitarlas al grupo. Pensó que tras la respuesta de María la invitaría a que se unieran con el resto.

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22/01/2018, 23:55
Pedro Bencomo

Respondí a los saludos del que consideraba artista de nombre Marcel. Así como el joven que se presento como Freyr, no conozco nada de la historia pero por la indumentaria y sus maneras de hablar deduzco que debe ser anterior a mi época, si yo estoy intentando disimular todo lo extraño que me resulta todo, no acierto ni a imaginar como se debe sentir él.

Encantado —respondí al trío que ahí se encontraba. Me encogí de hombros —la cantidad de comida que existe en este siglo es abrumadora hasta la vergüenza —, cuando pensaba en ello me hacía sentir de mal humor, nosotros comimos ratas de campo, algas secas, incluso insectos y aquí todos se dejan comida en el plato, cuando me di cuenta había fruncido el ceño, traté de relajar mi tono — pero no puede decirse que el sabor sea muy bueno. Está todo muy apagado —resoplé, —están todos malcriados —no pude evitarlo.

Cuando llegó el becario le saludé también atentamente y lo mismo con la mujer que se presentó como Alma, no supe que responder a sus preguntas sobre el tabaco, alguna vía y el ¿jamuco?. Sin duda debía ser de una época muy reciente pues no entendía bien lo que decía, así que miré directamente a David y después a Salvador para que respondieran ellos.

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23/01/2018, 09:17
María de Arburu

Era una mujer. Sus cejas se fruncieron una fracción de segundo ante su propia confusión, a sabiendas de que posiblemente la hubiera evitado de saberlo. Aunque sólo estaba socializando, se dijo, no tratando de entablar una relación de amistad, así que después de todo posiblemente no era tan mala idea y tuviera más facilidad para entablar conversación con una mujer que con un hombre, a pesar de que las normas de educación en cuanto a conversación se refería habían cambiado mucho en aquel siglo.

- Creo que le pica la ropa - que tema de conversación tan extraño. Aunque la sonrisa de su compañera ayudaba a destensarla un poco -. Aunque bien podría ser que intentara mostrar su dominancia - murmuró pensativa, recordando algunas de las clases de biología que habían recibido -. Un compañero de 1953 decía algo de que el tamaño no era el adecuado - aunque, a decir verdad, eso no lo había entendido demasiado.

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23/01/2018, 09:44
Freyr Skoldson

"¿Fumar?" Pensó Freyr antes de darse cuenta que se refería a esa cosa que Marcel se llevaba a los labios, le gustaba su carácter y estilo desenfadado y no se lo iba a guardar.-Tu eres feliz Marcel, hombres felices siempre hombres agradables.-, podría ser parte de su bondi si se llegaba a demostrar alguna utilidad.

Miró a Alma y le dijo -Hola Alma, err ¿que es tomaco?, ¿se come?, ¿es eh...como era la palabra en español...valionso?- exclamó sumamente interesado, con los ojos clavados fijamente en los de Alma, quizá en ese tiempo se consideraba una falta de respeto quedársele viendo fijamente a las personas, el solía hacerlo con las mujeres, porque aunque se sentía incomodo trabajando con ellas, le resultaba aún más incomodo mirar a otros hombres a los ojos por temor que su, "gusto refinado", pudiera escaparsele por la mirada, después de todo, Freyr apenas tenía un mes de haber ingresado al ministerio, había pasado dos años en cautiverio, mal aprendiendo el castellano, y ahora tenia que aprender un nuevo español, demás estaba decir que todavía no se explicaba como habia superado el dichoso curso de adaptación, cuando dos veces lo detuvieron en la entrada intentando escapar del ministerio con objetos robados de la cocina. ( Un tenedor, y un cucharon para servir la sopa plateados).

Luego escuchó las palabras de Pedro, y murmuró -También yo muy encantado.-, se apresuró a responder lo dicho por Pedro. -Ah Pedro, tu muy tonto, comida aqui es buena, manzanas, frutas raras, el cáfe tiene un sabor amargo pero no es malo con miel, en Drakkars la comida podrirse pronto, si no te apresuras, ratas la devoran por ti, ratas son malas en drakkars, en casa solo comiamos cebollas, habas y algún trozo de oveja ocasionalmente, padres mios eran muy pobres y viejitos, y yo...bueno, yo no muy valiente para cazar, y la pesca...fatal fatal.- Dijo Freyr mirando al pecho de Pedro.
 

Se quedó muy quieto pensando en lo que había dicho, y luego se volteó a ver a Alma.-Que es Jamacumo Alma, las dos hembras allá, ¿no venir ustedes?.- Los labios de Freyr se ensancharon en una sonrisa, mostrando una dentadura blanca, mientras levantaba su mano por encima de su cabeza, y hacia un gesto energico con la palma para que las otras dos mujeres se acercaran a ellos.

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23/01/2018, 10:31

—Pues será verdad que los brutos tienen sus atributos desproporcionados… —alzó un poco las cejas emitiendo un pequeño chasquido, tratando de hacer un gesto de complicidad —¡Qué escándalo más divertido! ¡Es fantástico convivir con gentes tan variopintas!...

Miró hacia la mesa de Salvador y saludó al chico les había hecho un gesto con la mano con un ademán similar.

—María ¿Te apetece que nos unamos a esa mesa? Reconozco alguna cara y creo son novatos, como nosotras. Estoy segura de que seremos bien recibidas y parece una buena ocasión para conocer a nuestros pares.

Notas de juego

Edito: he añadido "y saludó al chico les había hecho un gesto con la mano con un ademán similar" porque cuando escribí todavía no había leído el post de Freyr.

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23/01/2018, 10:50
María de Arburu

¿De qué época vendría esa chica? A todas luces parecía mucho más en su salsa que ella misma. Se permitió una sonrisa al verla tan entusiasmada, sintiéndose algo incómoda. ¿Cuántos meses o años hacía desde que realmente había hablado con alguien de algo banal? Sus tiempos de cautiverio habían hecho que olvidara cómo se sentía hablar por hablar.

Fue entonces cuando se fijó en el gesto que hacía su compañera, haciendo que volviera la mirada hacia la mesa vecina y encontrándose alguna mirada puesta en ellas.

- Ah... - la verdad era que tanta gente a la vez le venía grande pero por lo menos las clases le habían permitido salvar el agobio inicial producto de tanto tiempo de aislamiento -. Por supuesto, tenéis razón, parece un buen momento - esperó a que su compañera se levantara, tomando su chocolate caliente y acercándose a la mesa ocupada por los demás. Algo nerviosa, hizo una leve genuflexión sin tener claro cómo se saludaba a un grupo numeroso -. Buenos días, ¿les importaría si compartimos mesa? Parece que todos somos nuevos y si vamos a ser compañeros podríamos empezar a conocernos - ¿sería correcto así? Se sentía totalmente ortopédica, como si las palabras formaran parte de un discurso ensayado en lugar de surgir con naturalidad -. Disculpen, no me he presentado, mi nombre es María - hizo una pequeña pausa de indecisión antes de añadir -: Y ella es Ana.