Partida Rol por web

-El mago púrpura? -Dice el hombre de ropas negras, abriendo los ojos de sorpresa y llevándose las manos a la boca, como si solo pronunciar ese nombre trajera sobre sí un maleficio inquiebrantable -Todos han escuchado de él aquí en Santuario, desde las gentes de los palacios al este, hasta los burdeles y casas de juego en el norte afuera de los muros, pasando por los criminales -Hace una sonrisa de verguenza, ya que cae en la cuenta que se incluye entre ellos -.. eehhmm la gente decente del laberinto, pero porqué preguntas por él?, acaso...... No estarás pensando..... Por una chica??, vamos!! debes de estar muy loco para......

Siente curiosidad ante lo que vaya a decir el hombre recién conocido, aunque de algún modo ya predecía lo que iban a salir de sus labios, pero decidió sentarse, ponerse cómodo y tragar un gran sorbo de su copa de vino, al fin y al cabo, estaba celebrando que ahora tenía una bolsa llena de monedas, quizá el hombre pudiera divertirlo contándole sus locuras de amor; aunque seguro no sería tan entretenido como el buen Hakiem....

Todos hablan de las enormes riquezas del mago púrpura, las gemas como puños, etc., pero en la lejana Aurvesh, de donde procede, y a donde me llevaron una vez mis viajes, estaba reputado como un maestro de los filtros amatorios, capaces de vencer la resistencia de la más casta de las mujeres.

Allí me explicaron cómo reconocer uno de esos filtros si llegaba a verlo, sólo necesito alguien con agallas que me escolte hasta la isla de Shugtee para buscarlo; ni que decir tiene que la recompensa sería principesca.

Todos hablan de las enormes riquezas del mago púrpura, las gemas como puños, etc.,

...y de sus raggah, sus súbditos si no engañan las historias -Interrumpe brúscamente Haku, pero se calla para dejar que el hombre continue con lo que tenga que decir.

Recompensa principescas..... Haku el rico.... Haku el príncipe.... Haku el noble.... Todos suenan bien, y que tienen en común todos ellos?, Monedas.
-Ohh Amigo mio, no se si esto sea el destino o una mera coincidencia, pero las agallas me sobran y las bolas también!!, pero convénceme de algo: Como es que podrías pagarme una fortuna por escoltarte, cuando me dices que atraviesas por una época delicada económicamente.

Con un palillo entre los dientes, el ladrón espera la respuesta, una respuesta que pueda convencerlo, ir a tierras lejanas y volver podría brindarle algo de reputación.

Esmeraldas como puños, amigo. Se dice que Kemren, el mago púrpura, las tiene por docenas. Yo tan solo aspiro a coger un frasco de filtro amoroso pero tú, piensa en las joyas que podrías meterte en los bolsillos antes de que saliéramos como alma que lleva el diablo.

Bueno amigo mio..... pensándolo bien, se me verian bien unos cuantos adornos en las manos y en las orejas, soy bueno para entrar y salir de los lugares sin ser visto, puedo salir como alma que lleva el diablo también, de hecho es lo que haré, no pretendo que el mago me coja con las manos en la masa y me convierta en algo peor que un sapo...... Arroja un suspiro que saca su aliento de vino al aire -Te advierto que soy la ayuda que buscas, el mejor en Santuario.... -Y no dudaré en dejarte atrás con el mago si logran capturarnos -pensó en decir, pero se queda callado y empieza a imaginar las cosas que podría comprar con las gemas de las que habla Cappen Varra.

-Tu guiarás el camino, no se donde es; pero una vez allá, serás tú el que me escuche y harás lo que te diga!!, estamos??..... Ahhh y otra cosa: deberás presentarme una amiga de tu doncella, quizá pueda...mmm.... bueno ya sabes!!

¡Trato hecho!, dice el juglar. Saldremos al atardecer. La isla de Shugtee no esta lejos, pero no es conveniente circular por allí con demasiada luz.

Reúnete conmigo en al bazar, junto a la tienda de Ilyra, la vidente.

El hombre vaciló por última vez, pero finalmente logró sacar las palabras de su boca, aunque su corazón lo contradijera -Trato!, al atardecer en donde la vidente Illyra, en el bazar, allí estaré, por ahora iré a descansar, he tenido un día duro y no creo que me espere uno ligero.....

Con un par de copas de vino en su cabeza, el buscador se dirige a su humildísimo aposento, una pestilosa habitación en arriendo de una anciana maloliente y malhumorada.

Al llegar le arroja un Shabooz directo a su mano, quizá eso la mantenga alejada mientras descansa.

Se desploma en su litera llena de pulgas e intenta conciliar el sueño.......... al menos un par de horas.

El vino, aunque malo, te ayuda a relajarte, si bien los sueños acerca de arañas, nómadas raggah, y la magia (supuestamente todopoderosa) del mago púrpura son ciertamente animados. Por lo menos, entre la vividez de los sueños y el alcohol que transpiras, las pulgas parecen darte una tregua y te despiertas notablemente refrescado y dispuesto a la gloria.

Con una gran esperanza de salir definitivamente de la pobreza absoluta en la que se encontraba, sale el buscador con un ánimo que no tenía de hacía bastante tiempo por un trabajo.

Lanzaba por la calle a medida que caminaba uno que otro saltico ridiculo propio de los bobos felices, pensaba en lo bueno que podría traer el éxito de la misión, e ignoraba por completo la terrible agonía que podría traer a su vida el fracaso de la misma, valía la pena arriesgar el pellejo...........

Llega al bazar, habiendo comprado una dulce fruta éxotica, justo donde el señor Cappen Varra le había dicho que estaría cuando el sol se pusiera naranja y rozara la linea del horizonte.

A la hora fijada aparece el juglar, que oculta un tanto sus brillantes ropajes bajo una capa gris, y que te indica que le sigas. A unos cientos de pasos hay dos caballos de monta ensillados que os esperan. Notas que Cappen luce espada al cinto, lo cual es una novedad.

Un recorrido de nula complejidad, pero que se hubiera hecho pesado a pie, os conduce río arriba hasta las cercanías de la isla de Shughtee, donde desmontáis y escondéis los caballos. A partir de allí caminaréis.

Llegáis a la orilla y os emboscáis hasta que la oscuridad sea plena.

El buscador parecía algo nervioso, inquieto durante todo el trayecto hasta la isla, pocas palabras salian de su boca, y el hecho de que su compañero llevara una espada a cinto, no lo tranquilizaba.

-Piensas utilizarla? -pregunta finalmente cuando estan desmontados y esperando que las sombras de la noche los acobije.

Nunca se sabe, dice Cappen. Pero, ¿a que me queda bien?

Después, indica silencio y empieza a recorrer la orilla del río hasta que, en un recodo, encontráis un pequeño bote de remos.

Cappen sube al bote, espera a que subas tú también, y empieza a remar en silencio hacia la isla.