-Ya habrá tiempo de celebraciones- dijo girándose hacia el gentío.Se encaró de nuevo hacia los aventureros.
-Sed bienvenidos a Robleda.Me alegro que hayáis tenido una vuelta segura y tranquila.No hay tiempo que perder, al alguacilazgo- les indicó con su brazo que le siguieran.Los soldados restantes que quedaban escoltando a Riselna y delimitando a los ciudadanos de los aventureros, comenzaron a abrir un camino a base de empujones, encarándose a los ciudadanos, con porte serio y amenazador, pero siempre erguidos, portando el escudo y sus lanzas con gallardía y poderío.
Los aventureros siguieron a Riselna, hasta encontrar refugio en el alguacilazgo, donde les abrieron las puertas un par de guardias.Allí encontraron silencio y tranquilidad.Varuna agarró el obsequio que guardaba la yegua y lo trajo consigo al interior del alguacilazgo.
FIN ESCENA