WJ-35 se entristece al dejar el sillon antigravitatorio y, tras un breve instante, vuelve a sentirse feliz al ver lo que le dejan manejar. Un imponente blindado. Lo mira y revisa. Aunque es tecnología arcaica, nunca le dejaron de gustar las herramientas humanas.
Se mete con alegría en el blindado y lo arranca. En él uno se siente seguro.
- Si son elos... Quizá tengan demasiado calor en Hamilton y lo esten atemperando para venirse a vivir con nosotros. - dice como quien habla de un familiar o un amigo que se va a venir a vivir cerca suyo.- Venga, vamos que nos vamos! - dice como si fuese un niño con una sonrisa de oreja a oreja. - Dirección: La casa del leñador!!!!. - Sin más se empieza a reir descontroladamente y le explica el estúpido chiste al pobre desgraciado que tenga más cerca. - Jajajaja. Lo entiendes? Vamos a buscar a los maderos. JAJAJAJJA, los maderos... leñador.... JAJAJJAJAJAJA.
Decido ignorar conscientemente al arcanotécnico mientras inclino ligeramente la cabeza para escuchar mejor al listillo. Siempre hay uno en cada misión. Miro al conductor y pienso que a veces al listillo se suma un loco.
- ¿Dice ahí cómo los frenaron, doctor? -replico.
No paran de preguntarte. Eso te pasa por hacerte un listo.
Los Hijos del Caos lograron invocar al dios Hastur, el innombrable y por ello parecen ser una fuerza imparable. Han devastado media China y siguen avanzando.
La agente, que se sujeta el mentón con la mano con gesto pensativo, escucha con atención el plan que propone el militar. De vez en cuando, cambia de postura para asentir que está de acuerdo - Parece un buen plan, y además este hombre conoce bien la ciudad – piensa. En ese instante, es cuando interviene el doctor para comentarles que ese suceso ya había tenido lugar antes en Asia - Tormenta devastadora… - repite Dafne en voz baja mientras intenta concentrarse.
Si hay algo que le ponía de malhumor, era que alguien no se tomara en serio las cosas cuando estaba en juego la vida de otras personas, y eso mismo es lo que estaba haciendo ese chiflado contando chistes. Sin embargo, Dafne, que ante todo es una profesional, entiende que todo ese comportamiento se debe a un trastorno de la infancia – Claramente presenta un cuadro histriónico vivaz. Agitado, expresivo, inteligente, frívolo e impulsivo. Y esto último es lo que más me preocupa habiendo civiles de por medio. Cuando no es el centro de atención puede dramatizar para atraer la atención sobre sí mismo. Será mejor que juegue a su juego para que no nos cause problemas – así que Dafne, intenta hacer que se sienta bien, puesto que el tratamiento de su problema conllevaría meses e incluso años de terapia – Jaja, sí, maderos, policía…yo sí lo he pillado – le sonríe mientras le da unos golpecitos en la espalda. Tras ser disciplinada con el arcanotécnico, Dafne vuelve a intervenir, esta vez para plantear algunas cuestiones sobre el tema principal – Según nos dijeron el epicentro tuvo lugar en el centro de la ciudad ¿me imagino que esos edificios no estarán muy lejos de ese punto? – le dice al militar, y sin dejar su discurso se dirige ahora al doctor - ¿Y por qué razón habrán aparecido aquí en Hamilton? ¿Habrá alguna similitud bien climatológica, geológica o de alguna otra índole que pudiera explicar su aparición? - añade a la pregunta del militar.
Aunque estoy acostumbrada a trabajar en equipo, prefiero buscar un lugar donde sentarme algo apartada de los demas. Mientras el vehiculo realiza su trayecto analizo a mis compañeros en silencio. Fijo la vista en el tipo del chiste, mi boca se mueve compulsivamente mientras mastico chicle. Un meteorito imaginario vuela sobre mi cabeza y elevo la vista al techo del vehiculo. Una sonrisa aparece en mi rostro mientras imagino que el meteorito impacta sobre la cabeza del gracioso haciendola desaparer.
-Me muero de ganas por llegar alli- Pasar a la accion siempre genera en mi una excitacion poco comun. A pesar de los comentarios mi mente no encuentra explicacion al fenomeno que debemos investigar.
Mientras seguimos el camino por la carretera se escucha mi voz relajada por el altavoz de la emisora:
-Aquí Mike Victor 18 Alfa... Muphy, ordénele al piloto que vaya mas despacio. -aclaré- "Rapi" sólo puede correr a 50 km/h y no quiero sobrecalentarlo. -pequeño corte de transmisión- Una explosión nuclear a vuestras espaldas podría ser nefasta para la misión. -corte- Los radares por ahora no detectan nada pero no conviene que se separen de mi. Repito -subida de dos puntos del volumen- ordénele que pongan una velocidad de crucero de 30km/h como máximo. Aquí todo ok. Cambio y cierro.
Exagero un poco el movimiento de la cabeza para que sea visible a pesar de la armadura.
- Ya lo has oído chico -mi voz parece un gruñido metálico- Levanta un poco ese pie. No queremos perder nuestro apoyo pesado y Hamilton no se va a mover. Y sí, señora, los edificios están en el centro, tan cerca unos de otros que apenas importa el orden en el que los visitemos a la hora de configurar una ruta.
"Espero que todo siga como recuerdo", pienso, "aunque ya no estoy seguro de nada con este tiempo de locos".
- Jaajaja.- se acaba de reir con Dafne. Tras lo cual empieza a meterle caña al blindado.
Poco dura la velocidad, pues antes que empieze a coger velocidad, el piloto de la armadura se queja de la velocidad del blindado. Por dios, es un blindado!! No podría coger velocidad ni aunque quisiera. 30Km/h!!??
- ¡¡¡Ohhh!!! ¡Venga YA! ¿En serio? ¿30 Km/h?- Se le oye quejarse perfectamente.- Recuérdame que cuando lleguemos a un lugar seguro me ocupe personalmente de hacerle unos retoques a ese cacharro. -dice antes de cambiar totalmente de tema- Dice algo en su informe de la naturaleza de los EMP? Alguna información? Quizá se pueda congifurar el ordenador con un filtro para poder localizar mejor el foco de emisión.
Desde el principio, Dafne se había percatado del elevado coeficiente intelectual de WJ-35. No necesitaba ningún test de inteligencia para saberlo, y es por ello, que su colaboración resultaba fundamental para desentrañar todo el misterio que afectaba a la ciudad. La mujer escuchó con atención las ideas del arcanotécnico, y eso le hizo pensar en algo, pese a no ser competente en ese campo – Puede que la bajada brusca de las temperaturas en combinación con la elevada temperatura del suelo haya provocado nubes de tormenta y de ahí los rayos. Vamos, como sucede en la típica tormenta de verano – entonces la agente pone cara de misterio – Pero… ¿Y si estuvieran intentando crear un hábitat? ¿O incluso usar la energía de los rayos para algún fin? – la imaginación de Dafne volaba en estos momentos, pero lo cierto es que nada era muy normal en ese mundo en el que estaban viviendo. Así que todo era posible. El inciso de la agente Duke sólo pretendía proporcionar nuevas ideas, para que expertos en la materia pudieran aclararle si algo de lo que decía tenía algún sentido.
Y así, hablando, pensando y teorizando sobre qué podría estar sucediendo en Hamilton, llegáis a la zona acordonada por el NGT.
Vuestro vehículo se detiene ante un grupo de soldados que os piden vuestra documentación y mientras WJ se la entrega, podéis ver lo curiosos de la escena. Hay media docena de soldados, vestidos con sus uniformes de verano haciendo guardia bajo un Sol de justícia mientras que a pocos metros de ellos empieza a verse una fina capa de nieve que cubre el suelo y las copas de los árboles y que va aumentando en grosor de forma alarmante; a unos cincuenta metros de donde estáis la nieve ya parece alcanzar el medio metro y una ventisca impide ver qué sucede más allá.
Los soldados comprueban que vuestra documentación está bien y os dejan pasar. En sus miradas hay respeto, pero no distinguís ni un atisbo de envidia.
Y hasta aquí la "intro" de la partida.
Continuamos en el catípulo 2.