Partida Rol por web

Aqui es donde empiezas a jugar.

Has salido del Magister con tu primera misión. Tienes que averiguar que ha ocurrido en el Puesto del Sur e informar al Magister, ya que lleva unos meses sin dar señales de vida y están muy preocupados. 

Estás ya en las inmediaciones del Puesto. El camino, además de ser largo. Ha sido muy duro. No solamente has tenido que combatir con los terribles animales salvajes de las praderas Thyrianas, sino que, apenas a unos días de camino, te has encontrado con los Dasau, una raza humana diferente de los Thyrianos. Habías oído hablar de ellos y lo habías estudiado en el Magister mientras te preparabas para Caballero, pero, como todos, pensabas que eran mitos de la antigüedad.

En tu primer contacto con ellos casi mueres, ya que no esperabas que te escupieran veneno. Fue en ese momento cuando aprovecharon para desmotarte del caballo y casi matarte, todavía no sabes como saliste de aquel trance, pero aquí estas, con la lección aprendida.

Has descubierto que con los Nassau, luchan otros humanos, mas parecidos a los Thyrianos que a ellos, que se consideran fanáticos del pueblo Nassau, van semidesnudos pero luchan como poseidos de un frenesí diabólico y cuando te tienen cerca te escupen un terrible veneno díficil de evitar. Tu te salvaste por el casco de la Orden, pero aún así, sufriste sus efectos.

Si consigues volver a informar al Magister, sin duda informarás de todos estos descubrimientos.

(Observa el gráfico que te incluyo, es justo lo que ves ahora mismo).

Ante tus ojos ves la entrada al Puesto del Sur. Para asombro tuyo, donde esperabas algún tipo de empalizada, muro o muralla, ves la entrada totalmente diáfana, detrás del cartel que anuncia el Puesto. Luego, ruinas de piedra, restos de un incendio. Una especie de choza de cuero y una tienda de campamento abierta, donde no distingues a nadie, desde tu posición. A la derecha de tu visión hay una antigua construcción en una colina que cierra totalmente el camino por ese lado, por lo que solo se puede acceder por la calzada que conduce al Puesto, ya que este se encuentra totalmente encajonado entre unas colinas escarpadas.

Roken aun estaba pensando en las implicaciones que podían tener aquellos Dasau y los humanos que luchan junto a ellos. En el único encuentro, a punto estuvo de perder la vida. Pero continuo con su misión y se dirigió hacia el puesto sur, como el habían indicado.

Al acercarse, le quedo claro, que allí habían tenido problemas, serios problemas. Y era posible que aun quedase algún enemigo en las inmediaciones. Así que decidió que lo mejor sería acercarse con la máxima cautela posible, para evitar en lo posible verse sorprendido. Embrazó su escudo, y empuño su espada, a continuación avanzó con cuidado tratando de ver o escuchar algo. Quería enterarse de lo que allí había pasado, y de si aun había alguien en el lugar.

Comenzó su avance con cautela, pero su armadura y equipo, no eran lo más silencioso del mundo. Así que de vez en cuando se paraba por completo, por si podía oír alguna cosa. Para a continuación, volver a avanzar mientras miraba los alrededores. 

Has podido acercarte al cartel del Puesto sin que te detectara nadie. En el suelo ves los restos removidos de tierra de lo que podría ser la empalizada que cerraba el Puesto, parece que los han removido completamente y se los han llevado, cubriendo luego con tierra sus huecos. Por lo que puedes ver lo que sería el patio de armas del mismo. Tienes una especie de choza cerrada de piel ante ti. Mas al fondo la tienda abierta que veías a lo lejos y a través de ella ves a unas personas semidesnudas sentadas alrededor de una hoguera apagada y un puchero colgando de un palo. No distingues la cantidad exacta, pero entre 3 y 4 máximo.

Para que te hagas una idea. Esto es lo que ves exactamente.

Se fijo en aquel estandarte, y trato de recordar si había visto alguno similar antes, o si había escuchado o leído en alguna ocasión alguna cosa acerca de un estandarte así. Esta podría ser una importante pista acerca de quienes podría encontrarse en aquel puesto.

Y se fijo con detenimiento en aquellas personas semidesnudas que estaban sentadas en torno a aquella apagada hoguera, podría tratarse de aquellos humanos que acompañaban a los Dasau, o podría tratarse de algunos salvajes de la zona. En cualquier caso, tendría que pensar con mucho cuidado sus próximos pasos. 

Un escalofrío recorrió tu cuerpo cuando recordaste lo que habías aprendido en el Templo. Ese símbolo grabado sobre las letras del Puesto, era el de los terribles demonios Nisharu, con los que se enfrentó tu Dios Thyr antes del Nimb Rak. Sabes que los Dasahu (realmente se escribe con h, yo he cometido el error) son sus mayores adoradores e imponen su religión por donde van. 

Por otro lado, no puedes olvidar, tu último enfrentamiento con los fanáticos de los Dasahu, semidesnudos, con horribles máscaras rituales. Aunque no puedes distinguirlos bien, después de ver el símbolo de la religión, piensas en tomar precauciones con su "Escupitajo venenoso". Que si no hubiera sido por el casco te hubiera matado. 

Aquello no tenía buena pinta, otra vez los Dashau y sus aliados. Al recordar el ácido que estos podían escupir, decidió ponerse de nuevo el yelmo tratando de hacer el menor ruido posible. A continuación, continuo el avance hasta donde estaban los enemigos, pero antes volvió a enfundar su espada y cogió la lanza, tal vez podría acercarse y atacar a alguno de ellos a una buena distancia antes de entrar en el cuerpo a cuerpo con el resto, usando su espada.

Trató de no hacer mucho ruido mientras se acercaba, pero con aquella armadura y ahora puesto el casco, el avance no resulto tan sencillo y silencioso como había previsto.

Intentas desplazarte lo mas sigilosamente posible (aunque no te han entrenado para ello, ya que estas acostumbrado a ir siempre de frente) y sin perderles de vista. Has detectado un movimiento en el grupo, ahora los ves mejor. Son tres y han cogido sus armas, pero no se han levantado. Parece que todavía no miran en tu dirección. 

Te fijas bien, y te das cuenta que están todavía lejos para hacer un ataque mortal con tu lanza, además desde el punto que estás ahora no tienes ángulo de tiro, pues la propia tienda te impediría lanzar la lanza adecuadamente sin tropezar con la propia tienda. 

Puedes buscar otra posición si quieres, pues has tenido suerte. Están alertados pero no te han visto. 

Esta imagen te describe exactamente tu posición y lo que estas viendo: 

La tienda que había evitado que aquellos hombres le hubiesen visto, ahora le dificultaba también a el la visión, y mucho más el tratar de arrojar la lanza. Así que con cuidado va hacia un lateral para rodear la tienda, y en cuanto tenga una buena posición arrojará la lanza y desenfundará la espada. 

Cuando terminas de recorrer, lo más sigilosamente posible, el perímetro de la tienda, te encaras a los tres fanáticos de los Dasahu. Sin duda, no esperaban tu aparición, pero les ha dado tiempo a coger sus armas y encararte. (Ver imagen a continuación y nota nº1).

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Dada la distancia a la que os encontráis, valoras que al arrojar la lanza, pudieran terminar de echarse encima tuyo (Ver imagen y nota nº2)

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A pesar del estrés del momento, antes de ponerte en posición de atacar, pudiste observar lo que quedaba del Puesto del sur. (Mira muy bien la imagen porque es todo lo que hay). Según miras la imagen, a la izquierda, están las ruinas totalmente calcinadas, de lo que era una Herrería. Al fondo, está los restos de piedra del Puesto en si, encima había una planta totalmente de madera que se ha quemado integramente... y esa es toda la información que puedes captar en este momento. (Lee la nota 3).

Los tres enemigos le están esperando y se encuentran muy cerca. Arroja la lanza contra el tercero el de la esquina que no esta agachado. Y acto seguido saca su espada. Tratará de parar algún ataque con el escudo.

¡Zasss! Como un relámpago, vuela tu lanza hacia el enemigo del gran hacha ritual. Con gran fuerza, ves que golpea justo en el brazo que empuñaba tan brutal arma, el arma no se clava, pero ves como suelta el arma por el impacto y empieza a desangrarse. En lo que parece un esfuerzo heroico consigue no desmayarse, pero el brazo le cuelga inutil, mientras con grandes esfuerzos lucha por tenerse en pie y cubrirse con el escudo mientras sigue perdiendo sangre. 

Parece que este impacto los ha dejado petrificados. Pero el del hacha de piedra (el de la izquierda de la imagen) empieza a entonar un cántico que suena muy mal. Aún así sigue también en el sitio sin decidirse a atacarte.

Tras ese impacto, y dejar herido a uno de los enemigos. Roken avanza y descarga un tajo con su espada, al de la izquierda, que empuña un hacha de piedra, y esta cantando algo horrible. Y logra hacerle un buen corte, a ver si le quita las ganas de seguir cantando. Pero no se quiere confiar, y se prepara para parar un posible ataque con su espada. 

Te lanzas al ataque, centrándote, con buen criterio al del cántico. Al dejar tu flanco desprotegido, notas como el filo de una lanza con un gran filo, te pasa de lado sin tocarte. Mientras con la furia Thyriana que caracterizan a los tuyos, revientas en mil pedazos el escudo de hueso que te interpone desesperadamente, el fanático del hacha, a la vez que un brutal mandoblazo destroza su pierna derecha tirándole, ya inconsciente hacia atrás. Con tu golpe has destrozado a uno de tus oponentes, que yace en el suelo desangrándose sin remedio. 

Al volverte para encarar al que lleva la lanza, ves como cae, inconsciente, de bruces al suelo, con un sonido sordo, el que recibió tu lanzazo. 

ASALTO 3. Declaración de intenciones.

Obcecado en darte, el fanático de la lanza ritual, te vuelve a atacar, esta vez entonando un canto. 

Te ataca en el momento 6, y tu en el 5. Tiro ya los dados, por acortar. En caso de que te hubiera dado.  Si tu al atacar antes, lo dejas ko, lógicamente el ataque se ignora.

Ves como el fanático lanza un ataque de arriba a abajo que claramente no te da, mientras tu haces lo propio con tu arma.

Una vez que dos de los enemigos habían caído, Roken pensó que tal vez el último tratase de huir, o incluso rendirse. Pero en vez de eso, sin pensarlo trato de atacarle, por lo que el tuvo que hacer lo mismo, intentando herirle con su espada. Logrando alcanzar al enemigo, y provocándole un buen corte. 

Y a continuación trató de hacerle entrar en razón, aunque no sabía si aquello sería posible, o si podría entenderle. Aun así, lo intentó, ya que si podía comunicarse con el, tal vez logrará obtener información importante.-¡Ríndete o tendré que matarte!-

Un duro ¡juass! y casi le partes en dos al darle fuerte en mitad de las tripas. Se le empiezan a salir las tripas y llevándose las manos a ellas, cae al suelo...

Viendo que los tres enemigos estaban en el suelo, intentó si podía hablar con alguno de ellos. Así que se acerco al que tenía el brazo derecho mutilado.-¿Quienes sois y cuales son vuestras intenciones?-No es que esperase obtener respuestas, pero tenía que intentarlo.

Y también vigilo el resto del desolado puesto, ya que podría haber más enemigos que aun no hubiera visto. Pero la adrenalina del combate, no le ayudo a encontrar nada más por el momento. Aunque también cabía la posibilidad de que no hubiese más enemigos en el puesto.