Partida Rol por web

Tal vez no hubiera sido mala idea ir a la iglesias, pues si estoy endemoniado....

Dicho lo cual termina en la posada y marcha corriendo hacia la iglesia, lo mismo se encuentra alli con Vasco.

Mu´tamid se queda callado hasta que el tabernero se acerca a preguntar.

-Si que soi istrangero siñor, vengo di las tierrias del sur. Mas no si priocupe, soy hombre cristiano, por raro qui puedia pariser. Me he asercado por siu tabernia para calmar mi hambrie con la limosna que he consieguido hoy siñor.

Y obviando el detalle de que han sido atacados, Mu´tamid se despide y se va a dormir. Su pequeño y maltrecho cuerpo necesita descanso.

Subes a tu habitación que a pesar de todo está bastante bien, una cama y un arcón para meter lo que quieras es todo lo que hay de muebles en la habitación, un tragaluz por el que no entra luz suficiente. Por suerte hay unas cuantas velas sobre una pequeña estantería clavada en la pared. Oyes el ruido de tus vecinos, otros huespedes que están en otras habitaciónes; ventosidades, ronquidos, quejidos. Aunque todo bastante leve, te dejará dormir bien.

Después de preguntar a 3 ó 4 transeuntes llegas a las puertas de la iglesia, que están cerradas a cal y canto. Conforme te vas acercando te sientes mal, es como una especie de nausea, de repulsión, piensas que este no es tu sitio, piensas que todo lo que significa la iglesia es asqueroso. Es un pensamiento pasajero, no ocupa la totalidad de tu mente, pero está hay instalado.

Al mirar hacia el cielo ves la luna llena que brilla con toda su intensidad. Cada vez hay menos gentes en las calles. Un labriego pasa por la puerta de la iglesia con su mula cargada hasta arriba, de vuelta al hogar. Te saluda con la cabeza, - A la paz de Dios- te dice y sigue adelante sin girar la cabeza.

A dormir se ha dicho, hace buena que no duermo en cama, hay que aprovechar que paga el noble.

-Buenas noches, dómine -le dije, y acto seguido saqué la manta y la extendí sobre el suelo, junto al lugar donde estaba el cuerpo de Tiago.

Costóme conciliar el sueño, mas supongo que, finalmente, el cansancio, fruto del duro camino y la lucha, acabó imponiéndose a la enorme desazón que se apoderó de mí aquella noche.

Por tu pensamiento pasa fugaz la idea de que la iglesia es un sitio donde no te corresponde entrar. Estás a las puertas de la iglesia, deciendo si entras o no.

Me quedo fuera esperando a que salga mi compañero o a que salga algun cura.

Pasan 2 horas y allí no pasa nada, salvo algunos labriegos, que hace rato ya que no pasan. Solo se oyen el ladrido de algunos perros, las pocas antorchas que había en las paredes han sido apagadas poco a poco y ahora tan solo te alumbra la luna llena. Comienza a hacer frio.

Regreso a la posada.

Llegas a la posada, le pides al posadero que te diga donde está tu habitación y te subes a dormir. La habitación no está tan mal después de todo una cama, un arcón y una pequeña mesa donde hay una vela, es todo lo que hay. Te metes en la cama pensando en todo lo que ha pasado hoy, oscuras pesadillas van y vienen, caras demoniacas te rondan y te susurran al oido, aunque no entiendes que te dicen.