Partida Rol por web

Salí con el caballo para intentar llamar la atención de Diego. Ardía en deseos de saber qué demonios había pasado en nuestra ausencia.

Justo cuando Diego iba a entrar en el bosque, Vasco y Sixto ambos dos montados en el caballo de Vasco lo interceptan poniendose en mitad de su camino.

Ves a la distancia como Diego es interceptado por otro caballo que lleva a dos jinetes en su lomo, que parece, por lo que ves desde allí, que se trata de Sixto y Vasco. Detienen así la marcha de Diego justo en el límite del bosque a unas 40 varas de tí.

Sixto anda enfadado y dolorido, se deja llevar.

-¡Diego! -exclamé-. ¿Qué es aquesto? Santo cielo, ¿qué ha pasado aquí? ¿Qué faze allí solo Mutamid, por qué arde la casa... et a dónde ibais con tanta priessa?

Reflexioné durante unos segundos, mas no me quedaba mucho tiempo.

-Habemos menester de la luz del hogar para vencer al fantasma del conde, mas... ¿cómo prentende dársela a Mutamid en el bosque? El fuego del hogar solo puede encontrarse en la casa, et aquesta se está quemando. Creo que es alguna treta desesperada del fantasma para sobrevivir, puesto que el lugar al que está atado está presto a desaparecer, et fuera solo podría sobrevivir poseyendo a alguien. Vamos, habemos de referille aquestas cosas a Mutamid por ver qué contesta, mas con mucha cautela; non lo montéis con vos, don Diego, y que camine o corra con nosotros fasta llegar a la linde del bosque, do habremos de estar fuera de la vista de los campesinos.

Mu´tamid ve como vuelven a acercarse a él sus compañeros Vasco, Sixto y Diego, que vienen a caballo hacia él . El extraño ser se esconde tras Mu´tamid portando la vara con la luz del hogar, de vez en cuando sopla a un ascua que hay colocada en la punta de la vara y se vuelve incandescente. El extraño ser es pequeño, algo menos de media vara de altura, rojo, y con una cara horrible enmarcada con dos cuernos.

Diego lleva las armas en ristre, los demás tienen un porte algo más tranquilo. Sixto, montado en el caballo con Vasco, está con la cara y el cuerpo hinchado, como lleno de picotazos, y esto hace que esté enfadado y dolorido.

-No dejeis que me hagan daño, recordad vuestra promesa.- Le digo a Mu´tamid en voz alta para que me oigan los demás.

El ser no era el que me esperaba, pero aún así, y a pesar de su fealdad, no me sobresalté, ya que me parecía saber de qué tipo de ser se trataba. Ahora comprendía lo del fuego del hogar, ya que aquel monstruito lo portaba consigo.

Pero Mutamid aún no había hablado, y quería que lo hiciera para comprobar cuál era su estado y si había sido abducido por aquel ser.

-Mutamid, ¿cómo te encuentras? -le pregunté, en un tono más amable hacia él de lo que acostumbraba-. ¿Qué fue del dulce? Ansí ves a Sixto, hinchado et dolorido por tratar de alcanzar una colmena, et témome que en vano.

Te das cuenta de que es un Trasnu asturiano. Son duendecillos bastante feos que se mueven a tal velocidad (más rápidos que un pestañeo) que es muy dificil verlos. A veces viven en las casas y la gente los toma por fantasmas aunque no lo son, normalmente son inofensivos, pero pueden llegar a hacerte la puñeta.

Decidis meteros un poco en el bosque apartandoos de la vista de los campesinos, para aclarar todo lo que ha pasado, el pequeño ser os sigue.