Tirada: 1d6
Motivo: Stalicos
Resultado: 5
Tirada: 1d8
Motivo: Orate
Resultado: 5
parece...
Creo que vamos a pasar más tiempo con los retos que con la aventura en sí.
Largo tiempo parecía haber durado la noche para el matador de hombres Bacis, caro a los ojos de Ares, el belicioso hijo de Zeus. En las vísperas del combate el héroe dedicose a preparar las armas, y a realizar libaciones a los dioses, dejando que por unas horas el terrible Morfeo cerrase sus ojos y distrayera su mente con preocupaciones nocturnas.
Pero funesto fue el espectáculo el día de la batalla. ¿Donde estaban las huestes ordenadas?, ¿donde las armaduras broncígenas, y las largas lanzas, preparadas para el combate? Mirase donde mirase había discordia y discusión, y unos y otros, mercenarios todos, decididos a mirar más por los metales que por la gloria que es, junto a la dignidad que dan los dioses, la única moneda que sobrevive a la muerte.
Y así habló Bacis a los mercenarios, afeándoles su conducta
- Aqueos, o debería decir aqueas, pues como mujeres más os interesa lograr abalorios que colocar en vuestros hogares, que la gloria que todo guerrero precisa, y que hace gratos a los ojos olímpicos las acciones mortales. Dejad vuestros pleitos por tan poca cosa, y aprestaros al combate, puesto que de otro modo, sólo recibiremos vergüenza, y nuestros adversarios harán burlas de nosotros y de nuestros padres
Y aunque esta y otras muchas buenas razones les dio, no logró que los mercenarios depusieran su actitud. Fue entonces cuando el hijo de Tracius, el deiforme Stalicos, asesino de monstruos, subió al estrado desde el que Bacis increpaba a las tropas, y unió su voz a la suya, recordando a los mercenarios como, de no luchar, los combatientes arrebatarían al rey que les había pedido asistencia, tierras, mujeres y riquezas, y entonces sí que no tendrían posibilidad de oro, ni de gloria. Mientras que si vencían el combate siempre podrían saquear los cuerpos de los enemigos.
Gratas parecieron las palabras de Stalicos a los mercenarios, que al instante irrumpieron en vítores y prepararon sus armas. Con amplia sonrisa tomóle Bacis el brazo a Stalicos, y díjole
- Largas y vehementes palabras han puesto los dioses en tu boca, pues tal discurso en ellos, necesariamente, debe estar inspirado. Acepta mi gratitud, y si en el futuro precisas mi asistencia, puedes afirmar que yo, Bacis, gustosamente te juro que la tendrás