Partida Rol por web

El grupo desciende por el camino de piedra que se abre paso a través de la vegetación en un estado aceptable de conservación.

A lo largo del descenso oís ruido proveniente de la selva, ruido de pies que se arrastran y ramas que se rompen, pero nada ocurre... hasta que estáis llegando al último tramo del camino, en el que veis como entre los arbustos colindantes al camino, entre ustedes y el poblado, un zombi se percata de vuestra presencia y se dirige raudo hacia vosotros.

Os sentís sobrecogidos por la tensión. Arriba en la montaña supusisteis que el camino estaba protegido ante el paso de los zombis, pero no sabéis si esas suposiciones son ciertas, o era la cercanía de las montañas y la extraña figura cthulhoide la que los mantenía a ralla.

El tiempo que tarda el zombi a acercaros se os hace eterno, sacáis vuestras armas y preparáis los machetes, al igual que Bob, vuestro guía, y los tres guerreros gykungas, que se mantienen alertas. A medida que se acerca, tres zombis más aparecen y le acompañan, pero a escasos tres metros de ustedes, donde empieza la piedra del camino, los zombis se ven parados por un muro invisible que os permite respirar y continuais el descenso con mucha más tranquilidad que antes.

Cuando os aproximáis al poblado, veis que está rodeado por una empalizada y que unas grandes puertas de madera, que están abiertas, rematan la empalizada. A medida que os acercáis os percatáis del lamentable estado de la empalizada. Definitivamente el poblado parece estar seguro de zombis, ya que la arcaica muralla está dejada a su suerte por falta de uso.

También veis como algunos niños que jugaban cerca de la puerta os ven y corren hacia el interior del pueblo, y que, a los pocos minutos, salen adultos acompañándolos, con los brazos en alto y rostro cordial.