Partida Rol por web

Por lo que sé, replicó Sazel, haciendo una pausa en su arremetida, lo era. También ha de ser mayor que yo, mas los de nuestra estirpe envejecemos más lentamente que los humanos.

Él mismo había vivido alrededor de sesenta años, y todavía conservaba el vigor de la juventud, a una edad que sería madura para un hombre humano.

Mientras todos conversaban, le capitaine seguía a lo suyo. Golpeaba con saña una y otra vez los huesos de aquel ser inmóvil. Saltaban astillas, huesos  se quebraban y otros salían disparados hacia atrás, todo ello bajo la atenta y oscura mirada hueca de aquella calavera. Cuando ésta cayó al suelo Patrice colocó la mandíbula sobre una piedra, con la boca abierta, como mordiéndola y entonces la aplastó de un fuerte pisotón. Sonó un sonoro "clack" y varias piezas dentales saltaron por los aires. Finalmente la magia nigromántica que mantenía a ese esqueleto con vida, se disipó.

Patrice miró a sus compañeros. Tenían una cara que le decía algo así como: "¿has acabado?". Si, el trabajo estaba concluido y  el sudaba y estaba cansado. Matar muertos no se le daba nada bien. Pasó la manga de su camisa por su frente para secarse el sudor. Entonces asintió hacia sus compañeros. Podían seguir adelante, aunque no le gustaba demasiado  la idea de internarse en el zigurat. No obstante, no le quedaba otra.

- Podemos seguir, supongo... - Comentó. 

El chardarrim cayó, como lo habían hecho los que atacaron la noche anterior, mas sin oponer defensa alguna. Momoztli había dicho que eran personas excepcionales que habían elegido servir a su pueblo incluso más allá de la muerte. Se preguntó si esa persona excepcional había sido consciente en el interior de ese esqueleto, si había observado cómo lo golpeaban hasta destruirlo, en su falta de resistencia. Una idea que enfriaba el espíritu más que la pertinaz lluvia. Mas habían obrado como debían.

Naciste de Madre, y Ella te acoge de nuevo en su regazo, bendijo el cadáver destrozado. Se acercó a los dos guerreros nativos muertos y obró de igual forma, extendiendo la mano con la palma hacia el suelo, y formulando cada vez la bendición. Una vez terminó, se puso a caminar hacia la pirámide.

Sigamos.

Victoire cerró los ojos, tocó su símbolo sagrado mientras recitaba una oración y después volvió a sanar las heridas de Chimali. 

—¿Mejor?—le preguntó al chardaukano sin esperanza a que le respondiera.

Después la arquera se incorporó y miró al zigurat. De momento todo pasaba por ese lugar, estaba preparada para afrontar lo que allí hubiera.

—Veamos que es lo que Celestar nos tiene reservado.

Victoire canaliza un Cerrar Heridas en un Curar Heridas Moderadas.