Partida Rol por web

Mortimer levanta una ceja ante estas declaraciones -mm, las armas no son jugetes, ni tampoco algo para gente que no sabe manejarlas. Podrias tener un accidente si llevas una sin saber usarla-

al poco se da cuenta de que Eli intenta provocarle -ah espera, pero tu si sabes manejar un arma no?, eres una mujer acostumbrada al peligro y a desenvolverte sola- esto ultimo lo dice con un tono de repeticion de quien ha oido eso muchas veces

-en fin, supongo que llevaras un arma de todos modos aunque sea solo porque no me parece adecuado, pero si llevas una pistola lleva una adecuada para usarla con comodidad, no "la mas grande". Y procura no hablar con tanta frivolidad de disparar a la gente- y como si se diera cuenta de repente -y no cruces asi las piernas, que pensara el señor Allen-

"- Muchas gracias, señorita- digo a Elizabetha cuando me sirve la copa".

Escucho la conversación entre el hombre y la muchacha, y comienzo a sonreír por la gracia que me produce el tema. Observo a McHollister, también, y asiento frente a la rápida respuesta que dio al asunto. "Aberdeen, Aberdeen... veremos que puede arreglarse allí", pienso.

"- Lamento interrumpirles, pero me gustaría retirarme ahora- les comento-. Necesito ver a alguien para verificar si puedo allanar un poco las cosas antes que pisemos el suelo escocés... así que, de no necesitarme, me iré a preparar, además, mis pertenencias. Por cierto, espero que tengan reglamentadas esas armas que piensan llevar... no nos gustaría tener problemas por nimiedades como esas- aclaro a ambos-. Con respecto a la seguridad, en mi trabajo siempre he tratado de no utilizar arma alguna... es lo más importante y la mejor forma de llegar a buen puerto. De cualquier modo, no se preocupe porque si poseo protección- agrego".

Me levanto de mi asiento, acomodando mi saco y sombrero, y me quedo expectante a la respuesta de Mortimer.

Con respecto hacia dónde quiero ir, el destino serían las oficinas de Scotland Yard. Quiero visitar a Wells un momento para ver si puede ayudarme en esto y constatar algunas cosas, jeje.

-Por supuesto señor Allen- Mortimer se levanta y acompaña al detective a la entrada

-por mi arma no se preocupe, esta totalmente en orden, tanto yo como McHollister somos ex-oficiales del ejercito de su majestad, eso tiene algunas ventajas-

McHollister se acerca y entrega a Allen un billete de tren

-no se retrase-

Eli se calla y deja que Mortimer piense que es una buena tiradora. - Al fin y al cabo no se lo dije yo, no tengo ni idea de manejar armas, pero mejor no digo nada... no voy a quedar mal delante de estos dos, que están empeñados en tratarme como a un bebé-.

Despidiendo al detective, sonríe a los dos caballeros. - Bueno, entonces no llevaré mi arma. Ya veo que iremos bien protegidos, y seguro que en la aduana puede dar problemas... así que mejor dejaré ese tema al señor Allen-, comenta.

Mortimer asiente a Eli -Muy bien Elizabetha-

mira un momento su reloj de bolsillo y dice -si voy a estar unos dias fuera sera mejor que arregle algunos asuntos, disculpame. Si necesitas algo no dudes en preguntar al servicio-

tras despedirse de Eli se marcha tambien

Bleee... me dio cero -.-"... últimamente los dados no me quieren :P

Entras en las oficinas y pronto te ves envuelto en la atmósfera de revuelo de Scotland Yard. Funcionarios y agentes (algunos más conocidos que otros ) van y vienen. Nadie parece percatarse de tu entrada hasta que, al aproximarte al despacho marcado con las letras pegadas al cristal "Augu...t Wel.. I...spector", un hombre menudo con gafitas te intercepta. Enseguida reconoces el rostro ratonil de Phil Saxon, ayudante de Wells. Parece tener un algo perverso en su sonrisilla mientras te dice:

- El Inspector no está, Allen. Y aunque estuviese no creo que pudiera atenderte. Ha salido a comer... -y tras pensarlo, añade-: con cierta "compañía".

"Una pequeña y malintencionada víbora... sólo eso eres", pienso al escuchar a Saxon. Miro para todos lados, percatándome que nadie observe mis cuchicheos con el ayudante de mi amigo

En un momento, algo viene a mi mente. Es como si las palabras del hombre hayan aceitado los engranajes en mi cabeza, y estos se pusiesen a trabajar solos. Lo miro con recelo... no confío en su irónica sonrisa.

"- Así que se fue a comer, ¿eh?- contesto mientras saco un billete de mi bolsillo, mostrándoselo aunque manteniéndolo oculto-. Seguro que aquí te estás cansando por tanto trabajo, y querrás comer algo luego- expreso haciendo una sonrisa cómplice-. Vamos, dime dónde está Wells... es tan importante lo que tengo que  decirle, que incluso él te agradecería por ayudarme- agrego en susurros y lo observo fijo".

Tracalatea con las yemas de sus dedos y se frota los labios antes de decirte:

- Te estoy diciendo la verdad. Hace un rato que se ha ido a comer y no va a volver en todo el día. Y lo entiendo, viendo lo bien acompañado que iba.

Dicho esto, decide ignorarte y da media vuelta hacia el despacho mientras añade:

- Quizá más adelante tu "amiga" la señorita Schmidt te cuente qué han estado haciendo -y sobreactuando, se lleva la mano a la boca a la vez que se marcha definitivamente-. Ups, igual he hablado demasiado, jijiji....

"Ya lo sabía... idiota. ¡No necesitaba que me lo confirmaras, sino que dijeses dónde están!", lucubro mientras miro la nuca del hombre con total desprecio.

Me quedo observando a Phil un momento y luego doy media vuelta. Saludo a los conocidos, los que más y los que menos, y salgo de las oficinas de Scotland Yard. Cuando estoy en la vereda, saco los cigarrillos de mi bolsillo y prendo uno.

Observo para todos lados y comienzo a caminar. Miro mi reloj para constatar la hora. "Mañana tenemos que partir, pero necesito verle a él... y también a ella". Doy una larga pitada al cigarro y aspiro profundamente. Mi respiración se vuelve cada vez más sonora, mi rostro cada vez más serio.

"Vamos Ray... son tus estúpidos celos los que piensan más que vos... nunca le he dicho a nadie lo que siento por ella... maldito ego", pienso mientras miro al suelo. "Ellos no tienen la culpa de que yo sea un cabrón sin valor".

Mi mente, cruzada por múltiples ideas, pide a gritos que los busque sin importar donde sea. Pero mi corazón me pide sincerarme, reconocer que no es correcto. Sin embargo, mi cabeza gana nuevamente... es 'lógico'.

Comienzo a caminar por las calles londinenses. Me dirijo con rumbo fijo, hacia el lugar que normalmente visitamos August y yo cuando queremos charlar. Es un tranquilo restaurante, ni pomposo ni penoso, por así decir.

Continúo mi camino y, al llegar al lugar, me quedo observando desde la vereda del frente, oculto, tratando de percibir la presencia de ellos.

No tengo idea... ¿a qué se debería?

Pregunto porque no sé realmente cuándo es un momento para utilizarlos o perderlos, aunque con el tiempo imagino que iré haciéndome a la idea.

Fijate... si tengo que perder o utilizar uno ahora, pues lo pierdo o utilizo (imagino que será la mejor :P).

PD: Si me lo decías en broma, avisame... aún no le tomo bien la mano al juego como para entender las bromas XD.

Mis ojos se deslizan entre la gente que pasa, entre el gentío que se encuentra placidamente en el restaurante. No logro encontrarlos.

Comienzo a dar vueltas en mi cabeza lo que estoy haciendo, y razono lo ilógico de mi actuar. "Vamos hombre, un poco de amor propio... hay que volver a casa, preparar las cosas y volver a lo de Mortimer", me digo.

Camino un momento y me acerco a uno de los carruajes que me acercarán a las frías calles de Whitechapel.

Una vez en mi hogar, me dirijo adentro y comienzo a preparar las pertenencias que necesite. Saco un poco del escaso dinero que guardo en la casa y junto los papeles que había dejado en el libro trampa. Rompo estos últimos y los quemo, para no dejar evidencia alguna de lo que hago. "Los datos que necesito están anotados y conmigo... ya no son necesarios estos papeles".

Reviso el arma que tengo. El metálico brillo de la S&W .38 Special ilumina mi cara. La calzo en el porta revolver, llevando la munición a la pequeña cartera que tengo a un costado del cinturón.

Verifico que llevo las cosas necesarias, y procedo a la religiosa inspección de todos los confines de la casa. Ventanas, puertas internas, cualquier entrada es cerrada evitándome problemas futuros. Y al fin la puerta de entrada.

Salgo de casa y cierro con seguro la puerta. Observo la calle un momento, y trato de guardar en mis pulmones los aromas del hermoso y salvaje distrito que me vio crecer. Sonrío... el destino dirá la suerte que tendremos en Escocia.

Me acerco al único de los transportes que rondan Commercial Street. Saludo al conductor y muestro un mueca en mis labios. Él la devuelve... es el mismo hombre que me llevó con anterioridad hacia la casa de Mortimer.

"- Al mismo lugar, a Kensington- ordeno sacando mi cabeza por una de las ventanillas".

Golpeo con unas palmadas la portezuela del carro y me lanzo hacia el asiento tratando de distenderme.

Y el viaje se hace corto, ya nos encontramos en las excéntricas calles del lugar. Bajo del carruaje y pago al hombre, esperando, nuevamente, a que se retire de la vista para acercarme a la entrada. Llamo a la puerta y enciendo un cigarro mientras espero, mirando al cielo en busca de nada.