Partida Rol por web

En las Tinieblas (No concluida)

Placa de Datos

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16/01/2011, 17:10
Director
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16/01/2011, 17:10
Director

Mapa de la División Coscarla

 

Notas de juego

 

Localización 1: La Cabeza de Línea del Sistema de Tránsito

Localización 2: La Comisaría

Localización 3: La Plaza Sur

Localización 4: El Mercado

Localización 5: EL Refugio Tantalus para los Desfavorecidos

Localización 6: El Hostal Coscarla

Localización 7: La Salida a la Arteria

Localización 8: Bloque Habitacional 7-17

Localización 9: La Tercera Unión de Trabajadores de Tantalus

Localización 10: El Patio de Sises

Localización 11: El Templum Sur

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26/01/2011, 05:19
Director

    Las vistas y sonidos de la División Coscarla

 

   Coscarla parece una ciudad abandonada y enterrada, cubierta por oscuridad bajo un cielo de acero. Es un lugar frío y vacío, en el se pueden ver edificios y bloques habitacionales ente­ros ennegrecidos por el fuego, o que miran silenciosos con un centenar de ojos compuestos por ventanas rotas y vacías, mientras que antiguas y aparentemente inútiles columnas y arcos de granito negro se alzan hacia la oscuridad.

La alimentación energética en este sector es escasa, y las farolas a lo largo de las calles principales parpadean mientras lanzan un pálido crepúsculo a su alrededor, mientras que des­hechos y desperdicios saturan las callejuelas laterales, en las que las que se vislumbran las informes y medio ocultas siluetas de escombros, y probablemente cosas peores.

El firmamento cercano a la zona sur del distrito se ve en­trecruzado por las partes inferiores de las líneas de tren de la red de transporte masiva de la Colmena Sibellus, que claque­tea y suelta chispas intermitentes a lo largo de los ciclos. Muy arriba, en los altos cielos cubiertos por las sombras, las exhala­ciones periódicas de la red de procesado de aire de la colmena se oye como un trueno lejano, y cuya acción se materializa más tarde al nivel del suelo como repentinas ráfagas de viento gélido, e incluso con la ocasional cortina de lluvia que dura demasiado poco como para limpiar la mugre de las calles.

Hay gente viviendo en Coscarla, miles de personas de he­cho, pero están tan esparcidos entre los enormes y oscurecidos espacios a su alrededor que pareen muy pocos, y tampoco se quedan mucho tiempo puertas afuera, apresurándose todo lo que pueden hacia su destino con sus abrigos bien cerrados y la cabeza gacha. Se les ve desharrapados y sucios, y tienen la mirada de gente aterrada, determinada a seguir con sus vidas lo mejor que puedan.

A medida que se adentra el ciclo nocturno, el aspecto del distrito entero cambia hasta convertirse en algo que parece haber salido de una pesadilla, mientras la energía se agota, el nivel de luz baja y los habitantes se apresuran a cerrar y asegurar sus puertas para mantener alejada a la noche. Ahora la oscuridad se vuelve completa y opresiva, y los bloques ha­bitacionales se alzan sobre el paisaje como ciclópeas lápidas en un inmenso cementerio.

   La poca luz que resta proviene de parches de moho lumí­nico que crece en las grietas del rocormigón, una luz casi ultra terrena, y los poco oasis de luz fuerte alrededor de locales como la Unión de Trabajadores y la estación de tránsito, pare­cen meras islas titubeantes en mitad de un mar abisal.