Partida Rol por web

Bajo aquel chaparrón, encontrasteis un hogar abandonado y viejo. Parecía que estaba demasiado en desuso, sin embargo, dadas las circunstancias, era lo mejor que os podíais echar en las espaldas. Al menos, tenías cobijo.

De grandes salones y habitaciones, su gran escalera de caracol daba acceso a la planta alta.

Donde estaban tres habitaciones. Cada una con sus respectivos colchones algo viejos. En el salón había una chimenea, junto con una mesa para comer. También albergaba una amplia cocina con algunos cubiertos un poco oxidados, pero aún así, se podían usar. 

La madera crujía al pasar y para qué mentir, la decoración, para nada austera, daba una sensación estrepitosa. 

Mi gesto de wtf se revela ante las palabras de Steve, creo que es un poco extremista aquel comentario. Digamos que no es plan que los animales caigan en estas trampas, pero tampoco lo es una persona. No nos pasemos con el proteccionismo, ya que llega a límites que dan la impresión de meterse un psicotrópico por el culo y delirar en colores. Así que tras buscar la forma de no reírme por ello, debido a lo ridículo que ha sonado, busco centrarme. 

- Steve, creo que te pasas un poco... - digo ya indignada. - Todos tienen derecho a no pasar por esto. Su vida no vale menos que la de cualquier animal... Igual por favor... - 

Ya con ello, inhalo profundo y pienso. 

- Bueno... ¿Alguien tiene algún kit de primeros auxilios? Porque creo que con tampones y toallas femeninas no podré curar esa herida. - sonrío y pongo cara de movemos un poquito. 

Al menos llegamos a un sitio "seguro", no era lo más acogedor que había, aunque ya en el pasado tuve que sobrellevar su buen número de noches en casas "okupa". Estaba algo empapada, pero no mucho, ¿qué será de Steve?, sabía que podía sobrevivir esto, pero no por ello iba a dejar de estar preocupada.

-Bueno, ¿creen que vaya a parar la lluvia pronto?- Dije mientras caminé observando a mi alrededor. -Igual podemos considerar la caza del tesoro como suspendida...-

Esto se ve cada vez más feo. Me decía a mis adentros.

La tormenta nos hizo buscar refugio. Por suerte encontramos un caseron, estaba un poco  viejo, pero al menos serviría para refugiarnos hasta que la lluvia cesara. 

- Como bien dices Elena buscar algo así es poco adecuado, podría ser peligroso. Esperemos que escampe un poco y volvamos. Miremos a ver si hay un poco de leña para encender la chimenea y poder secarnos de la lluvia y entrar un poco en calor. 

Miro alrededor de la zona a ver si hay algo de leña que podamos usar. 

Robert encontró leña detrás de la casa, parecía que el tiempo se había pausado en aquel mismo momento, pues aún había troncos a medio cortar.

Empezaba a hacer frío, olía a humedad. Gabrielle parecía no estar nada impresionada por el suceso de Mike, ni tampoco por los ladridos de los perros. Con Mike cojo y su pie con unas heridas ... profundas...., decidisteis avanzar. Sin embargo, Gabrielle había provocado y levantado la furia de unos canes. 

No eran perros precisamente.

Sus ojos parecían sedientos de sangre.

Algunos de la manada tenían sangre en los hocicos, por el aspecto, parecía que no habían podido comer desde hace mucho.

Estaban hambrientos y además... olían la sangre.

El dolor es intenso y excruciante, pero al menos parece que no perderé el pie. Me incorporo y comienzo a caminar lentamente. Con todo lo que está ocurriendo cada vez me cuesta más pensar con claridad, así que de momento me concentro en al menos seguir avanzando como pueda.

- Lo que me faltaba, no contento con casi cortarme un pie, encima el perrofláutico este se deleita haciendo comentarios hippies sobre las ventajas de que sufra un humano antes que un bicho salvaje... - 

Y hablando de bichos, parece que unos cuantos peluditos han olido el rastro de sangre que voy dejando.

- Steve, mira ahí tienes unos amiguitos ¿por qué no vas a rascarles detrás de las orejas a ver que pasa? -

Yo por mi parte, sin pensármelo dos veces, doy media vuelta y echo a correr ignorando el punzante dolor de mi pierna. No tengo ninguna intención de quedarme a ver si lo que llevan goteando en el morro es precisamente salsa de tomate...

- ¿Cómo estará el otro grupo?- digo en voz alta mientras miro por la ventana como la lluvia comienza a generar charcos de agua y barro.

Realmente estoy preocupado… La voz de Robert me dispersa mis pensamientos y me devuelve a la realidad.

- Me parece buena idea Robert, mientras voy a subir a la planta de arriba y buscaré una ventana para ver si veo alguna señal ahí fuera del otro grupo, cualquier cosa me pegáis un chillido.

Me aproximo a la escalera de caracol y lanzo una fugaz mirada a Elena y William, sonrío. Comienzo a subir escuchando el crujir de la madera en cada escalón que subo.

Realmente sé que es casi imposible ver algo en ese bosque y más con la que está cayendo, necesito distraerme ¿y si hay algo de valor?

« Mierda, mierda. » - pienso en segundos. 

Ya es hora de mover y no sé porqué me he acojonado lo suficiente, tanto que al escuchar esos lobos comienzo a correr sin tener en cuenta el entorno. Lo cual en medio de esa marcha desesperada como pollo sin cabeza, no caigo en la cuenta de que el suelo puede estar minado de raíces y por ello, las consecuencias pueden ser graves. 

Y así fue, no lo vi y cuando quiero acordar estoy tropezando con lo primero que encuentro. 

- AGHHHHH. - grito desesperada. 

Mi rostro de bruces al suelo, así que me incorporo e intento seguir, a no ser que sea un festín de luxe para mis amigos los lobos. 

La casa estaba abandonada, o al menos eso parecía, aunque lucía grande y todo lo demás...  "bueno, no es cosa mía" pensé, aliviado de que existiera para evitar que nos cayera la tormenta encima, no tenía ninguna intención de resfriarme o cosa parecida. 

Tras ingresar observe la puerta de la casa con algo de preocupación, casi esperando que el otro grupo apareciera por allí tambien, cosa difícil dado que habíamos tomado rutas diferentes pero no me gustaba que Mike estuviera allí fuera con ese clima, los accidentes ocurrían. 

"Esto no fue buena idea" decidií más no exteriorice en palabras mi pensamiento, después de todo, habíamos empezado aquella salida bastante bien... en realidad no. 

Asintiendo a lo dicho por eh, Cooper, lo observe subir la escalera de caracol, al menos no era el único preocupado por su pareja. 

Elena seguía en el mismo salon que yo y Robert, había salido por leña... sería mejor salir con él. 

-Avísanos si los ves o si ves algo útil allá arriba -pedí a Cooper, con gesto inquieto aunque sin esperanzas, la posibilidad de ver algo con ese clima, y en el bosque... a menos que estuvieran en el claro era imposible -Espera Robert, voy contigo - pedí, antes de seguir al otro, necesitaba hacer algo que me ocupara la mente. 

 ¿Tal vez había señal? ¿Pero de que serviría llamar a Mike, no podía guiarlo hasta allí... pero me diría que estaba bien y seguro había encontrado un lugar donde esconderse, aunque claro también podía ser que no lo hubiese encontrado y la llamada no le vendría bien. Al diablo, lo llamaría en cuanto volviera de la leña... 

Me encojo de hombros. ¿De verdad se enfadan por algo obvio? Pues no hay más ciego que el que no quiere mirar.

- Es evidente, nosotros estamos aquí para ayudarte, Mike. ¿Quién hubiese estado para salvar al animal? Nadie. Pero sois unos ciego egoístas... - no consigo terminar la frase cuando veo a los dulces animalitos asomar y el comentario de Mike.

- Soy animalista, no gilipollas... ¿Qué mierda le gotea...? - estaba claro que están desnutridos y con equipo y gente capaz trataría de poder asistirlos y poder darles alimento pero, en este momento, hacer eso es sentenciar mi muerte. Los animales salvajes son peligrosos y más si tienen hambre. - Pero está claro que estos tienen hambre y... No es necesario averiguar ahora si podremos ayudarlos. - tras eso comienzo a correr lo máximo que puedo.

Gabrielle, que había decidido por el bien de su salud mental ignorar a los otros, observo a un grupo de animales, que no, no eran perros, cerca suyo. 

"Virgen María, ¿pero yo que he hecho mal en mi vida para que me pase esto?" preguntó a la nada, mientras se levantaba, lento muy lento, y muy asustada, pero con la suficiente entereza para no desmayarse por la impresión... ¿era una señal de dios de que no quería que lo suyo con robet continuara? 

-Lo... ¡Lobos! -Soltó en un grito antes de salir corriendo por donde mejor se le ocurrió. 

Los lobos empezaron a correr a la par vuestra. Eran cuatro hambrientos canes. El lobo más joven parecía querer mostrar su valentía, pero no pudo, ya que se quedó muy atrás de los demás. Sin embargo, el macho alfa, aprovechando la torpeza de aquella chica, le mordió los tobillos. Caroline intentaba zafarse de él como podía. Gritaba, le tiraba tierra... pero era imposible. Pues su tobillo se iba desgarrando lentamente, de una manera muy dolorosa y desagradable para los demás. Sólo podía arrastrarse y defenderse con las manos. Todo... en vano.

Aquel lobo acabó con la vida de Caroline al morderle el cuello. La sangre salió de este como si de una cascada se tratase. 

Ante el pánico de  la escena, Gabrielle intentó huir por donde fuese. No obstante. Los otros dos lobos que quedaran la acorralaron. Al menos, no sufrió tanto como Caroline...

Los gritos de ambas compañeras os invadieron los oídos, sin poder hacer nada más que huir y correr como pudierais, salisteis de aquella niebla, con un pasaje completamente diferente: llovía. A los lejos, una casa.

Cooper observó por la ventana el paisaje lluvioso. A lo lejos, casi en la ladera, había una gran y densa niebla. Parecía desilusionado. Quería encontrar algo más que niebla, algún mensaje, alguna señal... Sin embargo, justo cuando se iba a marchar, casi de refilón observó la cabeza de Steve. El grupo corría con un Mike cojo. Parecían escapar de algo... o de alguien.