Partida Rol por web

Algo muy extraño estaba sucediendo en el interior de aquel transporte. Era como si aquel hombre hubiera perdido la cabeza, al igual que la policía. Una distracción más que podía acabar por convertirse en un problema. No podían ayudar a esela tipo. Tenían una misión que cumplir.

- No soy de piedra. - Dijo Sanke. - Pero no somos la niñera de nadie. No podemos ir recogiendo a todo desgraciado con el que nos topemos. Debemos continuar. - ​​​​​​​Les dijo al resto con la esperanza de que le hicieran caso.

- Desplegaos lo justo para que no nos den un susto. - Respondí al sargento segundos antes de ver aquella figura moverse por delante nuestra y alcé mi arma. Estaba claro que aquel lugar no era seguro y yo era una jodida paranóica muchas veces... en especial aquella en la que veía a Snake manteniendo lo que podría llamarse una conversación cordial con una zorra como la que me obligó a prostituirme durante años en La Tierra.

Un vejestorio zalamero que parecía haberle engatusado con su basto vocabulario. - Al final resulta que el destino siempre nos guarda a alguien... Ojalá que en mi caso llegue antes de que necesite un andador y pastillas para la memoria.

Sin decir palabra alguna, continué caminando pendiente de todo, girando por el lugar donde la sombra se había perdido y vi un vehículo terrestre, donde un hombre parecía estar pasándolo francamente mal.

No se si fue ver con "nacía algo entre aquellos dos", si fue mi necesidad de tener algo especial con alguien que valiese la pena, aunque esa persona no existiese o que, simplemente, no pensé en otra cosa que llevarle la contraria a Snake. No tardé mucho en arrancar a correr hacia aquel tipo y el vehículo. - Hay que ayudarle. - Dije mientras corría. - En la cárcel estará a salvo...

Ante la orden de la comandante, me separé un poco más del grupo. Avanzamos, siempre atentos, hacia el callejón por donde había desaparecido la sombra. Qué casualidad que la guía tomara el mismo camino. Por lógica, la mina era el punto principal de la colonia, por lo que la calle principal por la que habíamos caminado debería de llevar a su entrada.

A unos cuantos metros, apareció ante nosotros un vehículo aparcado. En su interior, un hombre gritaba y golpeaba el volante. Parecía necesitar ayuda. A Znake le dio igual, pero incomprensiblemente, a la comandante no. Echó a correr hacia el vehículo para ayudar al hombre del interior. Yo, lógicamente, hice lo mismo... ir tras Grace para cubrirla.

- Eso sólo son problemas... - Dijo Snake clavando una agria mirada sobre Grace. - Nosotros seguimos... - Le dijo a Akooshay. - No tenemos tiempo que perder...

Agarró por debajo del hombro a la morenaza y tiró de ella para seguir adelante.

Grace corrió a intentar abrir el vehículo para sacar de allí a aquel hombre, mientras este no dejaba de golpear el cristal, con evidentes gestos de desesperación. Para su desgracia, la puerta estaba cerrada y no iba a resultar sencillo abrirla. Mientras tanto, el hombre empezaba a arañarse el rostro y a gritar, aunque a vosotros  lo único que os llegaba eran los golpes que daba en el interior, en sus pobres y fútiles intentos por escapar.

No tardé en llegar. Iba tan cegada que ni miré si había alguien o si me seguía alguno de mis equipo. No sabía que coño me había pasado. Jamás me había vuelto tan negligente y menos aún por un jodido hombre y además desconocido.

¿Acaso sentía celos por la relación surgida entre Snake y el putón y quería hacer que se fijase en mí? ¿Desde cuando me había vuelto tan imbécil para eso? No, no podía ser... debía haber algo más... quizás simplemente querer hacer por una vez lo justo: salvar inocentes.

Aunque para mí los hombres no lo fuesen, los colonos que allí habitaban no solo no estarían de acuerdo conmigo, sino que no todos parecían ser aliados de aquel tal Man o'War y menos aún sus secuaces. Lo que les convertía en civiles inocentes ajenos al conflicto. Además, seguían siendo mano de obra "importante" para el Matriarcado y seguramente se alegrarían de no tener que reponerla.

- Vamos, ábrete maldita. - Dije mientras trataba de abrir aquella puerta, al tiempo que veía al hombre desesperarse por el horror y el miedo.

Los nervios de Grace le costaron un buen rato de intentos antes de lograr abrir la puerta y cuando por fin lo consiguió, el hombre salió a toda velocidad, empujando la puerta y tirándola al suelo, gritando, y con un cuchillo en la mano.

Pero no hizo ademán de atacaros. En lugar de eso, se dejó caer, de rodillas, en el suelo, y empezó a llorar.

-E-está... dentro de mí -sollozó. 

Su voz sonaba como un lamento desesperado y cuando ya parecía que se había calmado, volvió a gritar... y se cortó la garganta.

La sangre os llenó a todos menos a Plissken, que estaba más lejos, junto a la mujer. 

El cuerpo del pobre hombre se desplomó en el suelo y entonces, a los pocos segundos, Plissken notó como la mujer se estremecía. Al mirarla, todos visteis que el gesto de su rostro había cambiado. Tenía las pupilas muy dilatadas y parecía estar como hipnotizada.

Entonces soltó a Plissken y comenzó a mover los brazos... igual que había hecho aquella policía en la comisaría.

Cuando vieron al tío del coche, ella estaba al otro lado de la calle, vigilando, pues para eso estaban en despliegue. Vio los esfuerzos por sacarle del coche, y como el tio se degollaba ante sus narices.... finalmente, vio como la guarra esa se volvia loca como la agente de policia...

... por un momento pensó si sería un alucinógeno en el aire, o algo en la bebida de la colonia... lo del aire lo descartó al ver que serpiente parecía normal.... por eso de que los yayos tienen menos defensas naturales y tal, y eso la tranquilizó en ese aspecto...

-Cuidado! No sea contagioso!

y procuró mantenerse a distancia.. al menos sabían en qué dirección seguir, y la tía esa no debería serles necesaria.... por ella, la dejarían ahí mismo....

- Hablaban de fantasmas... - Dijo Plissken. - Al morir el húesped, ha pasado a ella... - Les dijo a sus compañeros mirando a Akooshay. Chasqueó la lengua. - Es una pena... - Admitió. - Pues nos quedamos sin guía. - Dedicó entonces una mirada a Grace. - Debemos dejarla aquí y asegurarnos de que no nos sigue. ¿Tenemos cuerda? - Le preguntó a la líder del comando.

Realmente le sabía mal tener que abandonar a Akooshay. Le gustaba aquella mujer. Tenía estilo y tenía los cojones suficientes como para afrontar aquella situación tan desfavorable, pero había sido infectada, poseída o había perdido la cabeza, se le podía llamar de muchas formas, pero lo único cierto era que ya no podían contar con ella para seguir adelante. No al menos de una manera fiable.

Al abrirse la puerta el tipo pareció querer huir... estaba aterrado, sin duda. Su agresividad no venía hacia nosotros, pero estaba más que dispuesta a pegarle un tiro allí mismo si su histeria le ponía más violento. Pero no hizo falta.

Lo "solucionó" todo él solo.

- ¿Pero que coño acaba de pasar? - Pregunté sorprendida al ver aquel suicidio junto con su sangre sombre mi uniforme. Las palabras de la soldado no me gustaron nada. - La locura no es contagiosa, soldado. - La reprendí al tiempo que veía a Plissken apenarse por "su novia" que había entrado en un estado de... ¿shock? parecido al de la agente en la cárcel. 

- Dejémosla en el interior del vehículo. En ese estado no tiene pinta de saber abrir una jodida puerta... y si a nuestro regreso la vemos peor... - Un tiro de gracia desde el exterior y problema resuelto. Lo lamentaba por Snake. Parecía que había encontrado la orna de su zapato en ella y ahora...

La cita de Snake llego a su fin de manera abrupta. Todo se había vuelto una locura en cuestión de segundos.

- Hablaban de fantasmas... - Dijo Plissken. - Al morir el húesped, ha pasado a ella... - Les dijo a sus compañeros mirando a Akooshay.

- Fantasmas... Joder esto es un mierda ¿Que vamos a hacer? La cara de Irisa reflejaba rabia y miedo. Si no hubiera visto lo ocurrido no sé lo habría creído. Recuperando un poco la compostura y recordando la docilidad de la policía, cogió a la amante de poseída de Snake y la encierra en el vehículo terrestre siguiendo las ordenes de Grace. -Tranquila, con fantasma o sin el, picha brava Snake volverá a por ti. Se despide.

Pasando por encima del cuerpo de aquel pobre hombre, que aún estaba inundando de sangre el suelo, Irina agarró a la mujer que les había llevado hasta allí y la encerró dentro del vehículo. Fue como mover a alguien que estuviese en coma; no protestó ni hizo o dijo nada. 

No dejaba de resultar curioso que aquel hombre se hubiese suicidado, mientras que la chica, en cambio, hubiera caído rápidamente. Parecía claro, por lo tanto, que no todo el mundo tenía la misma resistencia o inmunidad ante lo que que quiera que entrase en ellos.

Una vez encerrada, continuasteis en linea recta por el camino que había marcado, esperando que os condujese directamente hacia la mina, como así fue finalmente.

Ascendisteis por una pequeña colina y conforme os fuisteis acercando, visteis que había todo un rosario de estacas clavadas en el suelo.... con cabezas cortadas en su extremo.

Además, al llegar, empezasteis a oír gritos, pero no de terror o sufrimiento, sino de gente que parecía estar jaleando a alguien o algo.

La comandante, después de varios intentos, logró abrir la puerta. El tipo salió disparado fuera, empujando a Grace y haciéndola caer. Yo me acerqué rápidamente para pararle, pero el loco se arrodilló y, diciendo unas palabras enigmáticas, se cortó el cuello. La sangre salió a chorros, salpicándome, por lo que retrocedí. Me quedé sorprendido ante tal acción.

-"¡jodido loco! ¿Está bien comandante?"

En un chasquido de dedos, la guía empezó a hacer lo mismo que la agente de policía. Sus pupilas habían cambiado, estaban muy dilatadas y mirando al infinito. Vásquez comentó la posibilidad de que hubiera algo contagioso en el aire y fue reprendida por Grace. Yo ya llevaba mis gafas y mi pañuelo puesto, que esperaba que algo hiciera. Snake comentó lo que dijo la tipa de la cárcel, cosa de espíritus y fantasmas.

-"No digas gilipolleces Plissken, los fantasmas no existen..."

Lo dije muy confiado, no era un tío que se creyera esas tonterías para asustar a los niños. La teniente encerró a la guía en el coche, siguiendo la orden de Grace. Avanzamos en formación calle adelante, confiando que este camino nos llevara a la entrada de la mina. A lo lejos se divisaba una pequeña colina en la cuál se veía algo clavado al suelo, de fondo una montaña.

Subimos despacio la pequeña pendiente y ya pudimos ver lo que había clavado en el suelo por doquier: eran cabezas humanas. Se oía de fondo un barullo de voces, gritando y aclamando a alguien. Me adelante a los demás y subí gateando los últimos pasos hasta la cima. Me tumbé y me arrastré hasta que tuve visibilidad del otro lado de la loma. Saqué unos minúsculos prismáticos de mi bolsillo y enfoqué para ver todo lo que había allí abajo.

-¿Qué coño pasa aquí?

Tras el episodio de la loca... Vásquez no sabía qué pensar; tenía claro que los fantasmas y espíritus son cuentos de viejas, patrañas; otra cosa es meterse en temas de parásitos que alteran el comportamiento... que eso lo hay entre los animales, y da canguelo pensar que uno de esos te modifique el comportamiento y termines como una jodida marioneta... No, Vásquez, no, mejor no pienses en ello, joder!

Para dejarse de tonterías, nada mejor que el trabajo duro, de modo que, encerrada "la novia de Chucky", y puestos de nuevo en marcha, hizo lo que debía, avanzar tomando las debidas precauciones y con la mayor agilidad posible...

.... Hasta encontrarse con el espectáculo de cabezas cortadas y ese ... vocerío lejano.

Ver eso, hizo que redoblara sus precauciones, y que su mirada se hiciese fria, más que de costumbre....

-Su puta... ¿Quien hace esas mierdas hoy en día?

-"No digas gilipolleces Plissken, los fantasmas no existen..."

Plissken se acercó a Jericho con cara de mala hostia acercándose mucho a su rosto y manteniéndole la mirada. Tras unos segundos abrió la boca.

- ¿Qué no existen los fantasmas? - Hizo una pregunta retórica. - ¡Y tú que cojones sabrás! ¡Éstas frente a uno, imbécil! 

Y es que muchos decían haber oído como Snake Plissken había muerto. Y si había muerto tantas veces como la gente decía, sólo podía explicarse el que estuviera allí de una forma. Snake era un jodido fantasma. 

-Su puta... ¿Quien hace esas mierdas hoy en día?

-  Alguien muy chungo, cariño... - Le respondió Serpiente. - Alguien más chungo que tú. Alguien más chungo que yo. Alguien más chungo incluso que la comandante engulle culebras...

No tenía más saliva que malgastar. Debían seguir adelante. No podía detenerse por muy feas que se pusieran las cosas. No le gustaba el cariz que estaba tomando aquel asunto y no le gustaban las cabezas clavadas en estacas. Sin duda era una advertencia para que nadie se acercara a las minas si no quería engrosar la hilera de cabezas cortadas. Pero Snake no tenía más opciones que adentrarse en la boca del lobo y lo iba a hacer por la puerta principal si no quedaba más remedio.

Lentamente, fuisteis reptando hasta lo alto de la colina y al llegar a la cumbre, visteis a un centenar de personas atravesadas con objetos punzantes, pintadas y con armas, vitoreando a su líder, mientras éste les arenga.

Pero eso no es todo. El líder coge una espada, se acerca a un pobre hombre que está sujeto por otros, y lo decapita allí mismo, para alegría de todos los demás, que actúan como si estuviesen enloquecidos.

Después, hace lo mismo con dos más.

Parece que además de gente normal, hay mineros que actúan con agresividad y como si hubiesen perdido completamente la cordura. En total, veis a un centenar de personas ataviadas con cuchillos y lanzas, además de otros objetos punzantes, y el cuerpo decorado con instrumentos afilados.

Ahora entendíais, por qué toda la colonia estaba vacía.