Partida Rol por web

ASALTO 3

Ikaru golpea a la criatura del pasillo con dos rapidísimos movimientos ascendentes de sus mortíferas armas. Esto, junto al tremendo golpe de hacha de Tordek, hizo que la criatura gritara de dolor, aunque todavía aguantaba de pie.

Tamara no consigue romper las duras fibras que la atenazan y sólo puede ver cómo la criatura se avalanza de nuevo sobre Gunnar, suerte que el enano se había conseguido liberar.

Las dos garras golpearon al enano, pero no consiguieron atravesar la buena armadura. La criatura soltó un mordisco al aire, ya que Gunnar lo esquivó en el último momento

ASALTO 4

La criatura que se enfrentaba a Ikaru y a Tordek eligió al primero como blanco de sus ataques. Golpeó con las dos garras e intentó morderle, pero todos los ataques tuvieron el mismo resultado, fallaron. Ikaru esquivó los golpes con facilidad, con movimientos rápidos y armoniosos

Claramente enojado, Gunnar sale del capullo en forma de tela de araña, casi echando espuma por la boca de pura rabia, para luego alejarse de su oponente lo suficiente como para canalizar el poder arcano a través de la zigzagueante cadena armada con absoluta seguridad.

-¿Cómo te atreves? ¡Te voy a chafar la cabeza, inmundo!

ASALTO 4

Gunnar mueve su cadena delante de la criatura logrando asestarle un tremendo golpe que unido a la explosión le deja un boquete en su pecho. La criatura muere antes incluso de caer al suelo

A ver, bicho, si te golpeo es para que caigas- gruñe Tordek mientras vuelve a asestar un contundente golpe en el costado de la criatura. Desde luego, había que decir que sus enemigos eran resistentes, muy resistentes. 

ASALTO 4

Después de ver como Gunnar acababa con la criatura que le atacaba, Pandarg se mueve buscando el mejor ángulo para clavar sus flechas en la criatura que quedaba en pie.

Llegó justo a tiempo de ver como Tordek destripaba con su hacha al último de sus enemigos.

El silencio os rodea, sólo roto por los jadeos de Tamara intentando romper sus ataduras. 

Pandarg se acercó, guardando la flecha en el carcaj, a tratar de ayudar a Tamara. Menos mal, jefa, que viste que ahí es donde más protegida estabas y así podíais ir dirigiendo el combate. rió el elfo mientras la ayudaba.

Ikaru, Otis, ¿podeis comprobar cómo está el terreno? indicó a sus compañeros.

Mientras el grupo se recomponía, Gunnar asestó un fuerte puntapié a la cabeza del monstruo que lo había apresado. Luego el enano escudo se sacudió la últimas hebras que le quedaban en las ropas.

-De todo se aprende. Aquí la moraleja es: jamás sigas a una rata. 

Yo he aprendido a no coger monedas de oro- responde mientras saca una pequeña poción y se la bebe- aunque me ha venido bien el ejercicio- dice, mientras mira a sus enemigos desparramados por el suelo.

¡Sacadme de aquí de una vez, jolines ya!

Tamara estaba furiosa: los primeros bichos a los que se enfrentaban y la dejaban no solamente indefensa, sino también pringada hasta las cejas. Y el baño más próximo estaba a decenas de metros por encima suyo... realmente, bajar aquí abajo no había sido una buena idea.

Malditos sean estos hombres-araña y sus redes...

¡Y no os olvidéis de revisar sus cuerpos!

El ladrón escupe el cuerpo del bicho. Probablemente no deban tener nada estos engendors. Se limita a refunfuñar al Enano que daba ordenes como si fuera Tamara, se pone a buscar de mala gana el terreno, concentrado mas en el raspón que la habían ocasionado los colmillos de la criatura.

-Como está Otis? -Fue lo único que se limitó a pronunciar mientras buscaba.

Habíais conseguido sobrevivir a vuestro primer encuentro en Bajomontaña gracias, posiblemente, a vuestra querida Otis. Ikaru rebuscó entre los cuerpos de las criaturas arácnidas. En sus cinturas llevan cada una un saquito de cuero con un total 70 m.o. y dos piedras preciosas, un ónice y una piedra pequeña de jade. En una de las bolsas además hay un pergamino y en otra un palito de madera con pinta de ser una varita.

Conseguís quitarle las hebras de telaraña que aprisionaba a Tamara. Otis sigue en una de las esquinas de la sala.

Ahora tenéis tres caminos para seguir.....retroceder a la sala de las columnas y escoger la salida del oeste o del norte, o dos salidas hacia el sur, donde está tirado el cuerpo del trasgo o por donde había venido la criatura que se había enfrentado a Tordek y a Ikaru

El look nigromante tampoco te queda mal del todo, Tamara. le bromea Pandarg quitándole las últimas telerañas. Acto seguido, se dirige hacia Otis y le da unas palmaditas mientras le murmura Bien, bien, muchacho, vas a terminar valiendo tú más que tu dueño...

Mira a todas las direcciones que pueden tomar. ¿Bien? Una vino de alante, otras dos de atrás y el difunto Piezlentoz señala al goblin se dirigía en aquella dirección. Yo optaría por donde vino la criatura, quizá encontremos su guarida, con sus tesoros, y pueda ser una buena posición donde atrincherarnos y descansar y sanaros cuando llegue el momento.

Tamara echa un vistazo al pergamino y a la varita; sin duda las joyas eran bonitas, pero ya se encargaría luego de hacerse unos pendientes con ellas, cuando encontrara a un artesano adecuado. En aquel momento, una varita y un pergamino eran algo mucho más útil que un par de piedras preciosas.

Pero eran tan bonitas...

¡Centrate, narices! Pergamino y varita!

Estoy de acuerdo con Pandarg- dice Tordek mientras mira con malos ojos el cadáver del goblin- tengo cierta venganza personal con esos pieles verdes. Por quemarme la barba- a decir verdad, el enano sabía que había sido su culpa, pero dado que no se podía golpear a si mismo, quería eliminar su frustración cortando cabezas verdes.

Con los ojos medio cerrados, Gunnar observa con avaricia la varita y el pergamino que ha cogido la maga elfa.

-Y después de quedárselos por el morro querrá que dividamos el resto del botín a partes iguales...

-Si necesitas ayuda para llevarlos, mi bolsa va casi vacía--miente el enano escudo a pesar de que ya conoce de antemano la respuesta que va a obtener de Tamara.

Luego el pícaro de la cadena armada se gira hacia Ikaru y le contesta:

-Bien, creo que estamos todos bien, incluida Otis. Sigamos, esto no ha hecho más que empezar.