Te recomiendo que no digas en el poblado que podría haber un segundo ogro. Podría ser que si existe ese segundo ogro se enfurzca al ver al otro muerto. Quizás hemos agravado el problema en vez de solucionarlo del todo.
Me encogí de hombros. - Pero bueno, eso ya será otra cosa. Que no te oigan los aldeanos.
Astarte enarcó ambas cejas, extrañada por la recomendación de Threkor.
-Ellos ya saben que hay un segundo ogro -le recordó a Threkor, señalando a los rehenes con la cabeza-, fueron ellos quienes nos los dijeron. Por mucho que nosotros callemos, ellos lo van a contar a todo aquel que quiera escucharles.
»Además. Nuestra misión ha sido sólo un éxito parcial. Debemos asegurarnos de que el segundo ogro no vuelve a las andadas. Pero esta vez sí que deberíamos tenderle una trampa como sugirió ese chico, tal vez dentro de un par de días. Ahora estará demasiado alerta como para intentarlo.
El viento frío de la noche se agitaba contra el gnomo y sus compañeros. Los ojos de Corpoc estaba a medio cerrar por el cansancio de un día que lo tuvo de aquí para allá, y sus pies también se lo demandaban con algunas ampollas que empezaban a acusarle las largas millas recorridas.
Llegaron junto a sus compañeros y fueron recibidos con alivio. Si bien al gnomo no le interesaba sumarse en el debate sobre lo prudente que pudo haber sido quedarse en la búsqueda de riquezas, sí contempló a Threkor con algo de desilusión.
-Estoy de acuerdo con Astarte -interrumpió el guerrero en la discusión-. Tal como habéis dicho, maese elfo, puede que hayamos empeorado el asunto, y por eso no podemos dejar a esta buena gente en el desconocimiento de un peligro mayor.
-Creo que todos estamos ya agotados –dijo entre bostezos-, y después de tamaña victoria nos merecemos algunas horas de sueño. Cuando ya estamos descansados podremos preparar un buen plan contra el restante monstruo.
Los pies dolían tanto como los oídos, en mi mente vaga el único momento de tranquilidad cuando estábamos dentro de la cueva y los charlatanes se dedicaron a estar en silencio. Quizás sea la respuesta a este problema, más peligro, menos palabra. Me pongo a pensar en eso cuando sigo escuchando que no paran de contestarse.
Les ofrezco agua a los dos rescatados que no tienen el mejor aspecto y seguro en sus casas le brindarán algo pero primero tienen que llegar. A lo lejos se ve el caserío y todos están dormidos, será grato sorprenderlos con la buena nueva aun cuando falte la otra parte para cerrar todo este asunto.
EPÍLOGO.
Los héroes llegaron cansados pero sin heridas al caserío, cuando quedaba poco tiempo para que el sol empezara a dejarse ver. El primero en recibirlos fue niño, quien contó una historia y escucho la de sus compañeros.
Cuando se separaron, Niño prosiguió con su plan. Buscó un ayudante y una bullosa cabra, tendieron una trampa y esperaron a los ladrones unas horas. Para su sorpresa, llegó un grupo de orcos en medio de la noche. Niño los observó y se dio cuenta que la cabra les causaba curiosidad, pero no parecían interesados en ella. Por miedo a ser descubierto, el joven salió de su escondite y encaró a los orcos con el fin de entablar alguna conversación o huir a toda velocidad... Pero sorpresa, fueron los orcos los que huyeron a toda prisa. Uno de ellos dejó caer una bolsa que contenía semillas, hojas, bayas, granos...
Niño corrió a esconderse en un sitio seguro de la aldea, hasta la llegada de sus compañeros. Temía que los orcos hubieran ido por refuerzos y que en cualquier momento volvieran...
Por otro lado, el grupo, al separarse de niño, siguió el rastro gracias al buen Huan (el perro de Astarte). El rastro los llevó hasta la gruta de una caverna. Los que habitaban en ella habían despejado una zona para los despojos y sus propios desechos. Entre mierda y huesos de animales el olor era casi insoportable.
Al ingresar a la caverna, observaron a los dos prisioneros aún vivos pero encerrados en una especie de cárcel rústica hecha de troncos y maderos. En el centro se hallaba una enorme mole: un Ogro! por fortuna se encontraba profundamente dormido.
Malrick, Threkor y Corpoc se despojaron de armaduras y escudos para poder ir sigilosamente hasta él y cortarle la garganta. Tras unos instantes de suma tensión, lo lograron y recibieron un buen baño de sangre de ogro.
Pero ahí no paraba todo: Los prisioneros contaron que eran 2 los ogros. Ante tal revelación, todos a excepción de Threkor y Corpoc, salieron a toda prisa de la caverna. Los últimos dos se quedaron a buscar tesoros o piezas perdidas entre el lecho de escombros donde dormía la criatura...
...
A medida que contaban las historias, la gente fue saliendo de sus casas y reuniéndose alrededor de los héroes para saludarlos y recibir a los lugareños (Will y Wim). La historia se iba llenando con tintes de exageración heróica y los aventureros se habían vuelto los héroes de nuevo molino.
Todo podía parar allí, podrían ir al cubil del Dragón y cobrar su recompensa, nadie se negaría. Pero le héroes aún conservaban las preocupaciones de lo que podría seguir si desamparaban a esas gentes: Tanto orcos como el Ogro restante podrían volver a atacar. Decidieron quedarse unos días mientras preparaban guardias, trampas y emboscadas.
Trabajaron sin cesar, día y noche... Pero nada apareció. Los orcos no regresaron y no había señales del otro Ogro. Finalmente una patrulla de la guardia del trueno, guiadas por Gil, llegó al caserío.
Prometieron estar guarnecidos permanentemente en ese lugar, allí por lo menos tendrían una primera linea de defensa y los héroes pudieron viajar más tranquilos al cubil del dragón, no sin antes una modesta celebración, en donde Malrick pudo **ejemm** dejarse llevar por la chica de los muertos vivientes, mientras los otros contaban, con sus propias palabras, la historia de cómo vencieron a aquel enorme Ogro.
El camino de regreso fue placentero, con estómagos llenos y cargados de más regalos de los que podían llevar (sin valor), amenizados por Gil quien constantemente preguntaba detalles y escuchaba emocionado cada palabra que los aventureros pronunciaban.
El recibimiento en el Cubil no fue muy ameno, llegaba una caravana del exterior y otros aventureros llegaban con ella, respondiendo al llamado del rey. No pasaría mucho hasta que la villa empezara a plagarse de aventureros... Pero ellos habían sido los primeros. Bracka los recibió, con una actitud menos hostil que la última vez, pidió reporte de la boca de los aventureros y pagó sin vacilar, finalizando con un.
-Gracias! El rey y los habitantes de la grieta se lo agradecen. Aquí aguardan mucho más trabajo por hacer si se encuentran interesados. Todo aventurero tiene derecho a hospedaje, comida y establos en la posada sin pagar un pulgar (moneda de cobre).
La sensación de haber cumplido se sentía agradable, quizá era eso lo que llevaba a los aventureros a aventurarse donde nadie más lo hacía, a arriesgar su pellejo por un puñado de oro. Ese instante de satisfacción compensaba todo riesgo y sufrimiento.
La aventura apenas comenzaba.
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200 Px a cada uno por completar la historia
- Añadidas 200 m.o al botín común como recompensa de Bracka
Solo resta repartir el tesoro...