Partida Rol por web

Sigo tendida en el suelo, observando cómo el techo se va desmoronando. Mientras pienso en todo lo ocurrido, me entran a salir lágrimas, esta vez nada fingidas.
—Seth... ¿Está bien lo que hice? —le pregunto cuando pasa a mi lado—. Él sólo quería volver a ver a su esposa. Sólo eso...
Cierro los ojos. Todavía me duele, añadiendo a eso que me encuentro totalmente extenuada.
—Pero esa no es la manera, no. No podía permitir que ultrajara el cuerpo de una persona. Si no era yo, podría haber sido cualquier mujer bonita que se le cruzara. ¿Hice bien en detenerlo? ¿O debí haber dejado que se saliera con la suya para que pudieran ser felices?

La nigromancia es un asco, definitiva y absolutamente. Tiene que haber otra forma. Una forma que no implique el sacrificio de nadie, que no tenga que cobrarme la vida de nadie para mis fines egois...tas.
...
—Seth, ¿estoy siendo egoísta?
Ya se está alejando. Trato de mover la cabeza para seguirlo con la mirada, pero ni eso puedo hacer. Nunca me había agotado tanto.
—Seth... —Se me quiebra la voz, si hablo más puede que me ponga a llorar de verdad—. Lo asesinaron. Lo sé, estoy bien segura. ¿No te parece injusto que una persona tan inteligente, tan bella, tan formidable, con todo un futuro hermoso por delante, le hayan sajado la vida así, como quien decapita un pollo? ¿Es ser egoísta tratar de recuperar esa vida que le han robado?

Ya no lo veo al lagarto, debe estar ignorándome.
—¡No me contestes si no quieres, pero al menos cárgame! ¡No me puedo ni mover, mucho menos levantarme! Ju...

 —Tienes derecho a ser egoísta, pues lo haces por amor. El problema está cuando ese egoísmo te ciega por completo y optas por acciones completamente reprobables.

Sin decir nada más regresa y te carga sobre su espalda. Lloyd no dice nada por respeto, aunque parece apenado al verte así de triste. Mientras Seth te carga se pone a inspeccionar los restos del sarcófago y el liche.

 —Nada... no hay nada. No hay tesoros...— dice apenado, como si fuese a echarse a llorar pero en vez de eso esboza una sonrisa —Bueno, no importa. He hecho nuevos amigos.

 —Qué optimista...— dice Seth, genuinamente sorprendido.

Te quedas parada. ¿Seth está sorprendido? ¡Es la primera vez que deja de estar todo el rato estoico e imperturbable, y es gracias a Lloyd!

—¡Y por qué piensas que estoy moviendo cielo y tierra para encontrar alguien que haya pasado por la muerte y luego regresado! Es para evitar precisamente hacer cosas de las que luego me arrepentiré. Tonto. ¿Pensabas que querría convertirme en liche yo o convertirlo a él? ¿En esa cosa tan repugnante y que huele mal? Jamás. Eso sería una burla. Completamente impensable.

Doy un suspiro mientras me dejo levantar por Seth. Bueno, no es que me deje, pues no puedo hacer nada al respecto.
—Gracias.

Lloyd tiene razón. Pongo los ojos en blanco al oír sus quejas, pero me sorprende gratamente la mención de nuevos amigos. Me llama encima más la atención que Seth haya reaccionado.
—¿Y eso? Te llamo yo amigo y ni caso, pero lo dice este canijo, ¿y ahí sí demuestras que no eres un autómata?
Inflo los mofletes, ofendida. Quiero pellizcarlo, pero no sólo no puedo moverme, sino que la piel de esta gente no es del todo... em... ¿pellizcable?

Claro, tal vez es el optimismo lo que te intriga. Como si yo no fuera optimista...

—Sí, si no hubiéramos estado nosotros, hubieras sido comida de esos bichos asquerosos. No hay mal que por bien no venga. Podría decirse que el tesoro que encontraste es a nosotros. —Le dedico a Lloyd una sonrisa resplandeciente, dentro de lo que puedo en este estado—. ¿Pero en serio no me conoces?

Genial, estoy empezando a recuperar la movilidad en las piernas, pero prefiero dejar que Seth me siga cargando, es más cómodo.

—Vamos, el carruaje espera afuera. Los invito a cenar a casa. O a almorzar. No sé en qué hora estamos viviendo ni cuánto tiempo pasamos ahí dentro.

 —Mi temor era que te planteases seriamente la nigromancia. Me tranquiliza saber que no está en tus planes— frunce el ceño —Me sorprende lo cándido y optimista que es. No me molesta hacer nuevos amigos.

Lloyd te mira extrañado cuando le preguntas si no te conoce.

 —Pues... no, no nos hemos visto antes.

 —No todo el mundo te conoce, "cantante famosa".

 —¿Ah? ¿Es una cantante famosa?— se lleva la mano al mentón y empieza a pensar —¡Ah, claro! Por eso tienes una voz tan bonita. De ensayar todos los días.

Lloyd asiente con la cabeza y os acompaña hasta el carruaje. Mientras viajáis de regreso a casa el chico parece entusiasmado.

 —Es genial, voy a visitar la casa de una cantante famosa. ¿No supondrá ningún problema que... esto... alguien como yo...?

 —Si estoy yo que apenas me soporta... contigo no habrá problemas.

 —Oh... es genial. Y pensar que en una semana es mi cumpleaños.

 —Por curiosidad. ¿Cuántos años vas a cumplir?

 —Diecinueve— dice con una amplia sonrisa.

—¡Que nooo! —replico a Seth, taloneándole en los costados—. ¡Quiero que regrese mi Jules verdadero, no una copia barata suya con olor a podrido!

La conversación que tienen luego me saca otra sonrisa. Nada más mencionar mi voz ya me pongo a alardear.
—Bueno, también es talento natural —comento, estirando el cuello e inflando el pecho, pero me duele, así que vuelvo a apoyarme sobre la espalda de Seth—. Practico desde niña, padre se esmeró siempre en educarme de forma que me esfuerce para lograr lo que busco. Todo lo que tengo lo conseguí con mi propio trabajo y dedicación, puesto que...
Continúo hablando sobre mí hasta que llegamos fuera, aproximadamente media hora. A unos pasos de la entrada de la cripta, cerca del camino, está esperando un grupo de sirvientes, quienes me ponen un abrigo sobre los hombros y se dedican a tratar nuestras heridas y magullones. De paso darnos un tentempié caliente. El carruaje no está muy lejos de allí, con el chofer y soldados escoltas a caballo.

—Y tranquilo, pequeñín, le caerás muy bien a mi familia.
Pero inflo de vuelta los mofletes con lo que dice Seth a continuación, ahora sí pellizcándolo, como pueda, en la cara.
—¡No digas eso! ¡No digas cosas que se pueden malinterpretar! Sí que te soporto, tonto, lo que pasa es que eres demasiado serio y a veces siento que sigo estando sola aunque me hagas compañía. A ver si ahora con Lloyd eso cambia...

Sí, estoy asumiendo que Lloyd se unirá al equipo de expediciones. Lo va a hacer. Lo obligaré.

—Oh, será tu cumple... ¿e?
Cierro la boca cuando me doy cuenta de que la tenía abierta y levanto un dedo para señalar al muchacho, luego me señalo a mí.
—¿Este renacuajo tiene mi edad? Bueno, no, mi cumpleaños es en dos meses, así que soy casi un año mayor, pero... pero oye, no... ¿eres...? ¿Eres mayor de edad? Non ci credo!

 —¿Eh? Pues sí, soy mayor de edad... Espera, ¿eres casi de mi edad? ¡Creí que eras más...! Eh... madura.

Seth se esfuerza por mantenerse estoico, pero sabes que esta situación le está haciendo gracia.

Se me frunce el ceño al instante, con una ceja temblando, irritada, pero para conservar la imagen me mantengo serena, aunque sólo sea por fuera.
—¿"Vieja"? Ibas a decir vieja, ¿verdad?
Le esbozo una sonrisa tenebrosa, entornando los ojos.
—Mira que no aparento ni un solo minuto más de los que tengo, chiquitín. Mucho ojito con las barbaridades que piensas.
Luego va una mirada de refilón a Seth.
—Y usted, señor, resulta no ser tan estoico como aparentaba. Veo que requiere de que le falten el respeto a una estrella para que salga a la luz lo que esconde ese corazón escamoso. ¿Por qué no te sueltas un poco más? Se puede ser más expresivo sin perder la templanza.
Doy un suspiro. Después apoyo el codo en la ventanilla del carro y me quedo mirando hacia afuera.
—Es una pena, pensaba recompensar la ayuda del pequeñín celebrándole un cumpleaños inolvidable, traer un montón de comida y variedades exóticas, quizás hasta dedicarle alguna canción, pero... No lo sé, ahora me lo pensaré más detenidamente.
Tras un instante de pausa, regreso la vista a mi lado, donde está Seth sentado, de brazos cruzados y ya de vuelta con la cabeza gacha y ojos cerrados. Le doy un codazo suave para llamar su atención.
—Seth, ¿cuándo es tu cumpleaños? Mira que a ti también te lo puedo celebrar si lo deseas. ¿Qué te gustaría? Tengo poder para darte cualquier regalo que me pidas.

...

Quedé mirando por la ventanilla un rato largo, a medida que iba oscureciendo. El viaje de regreso se está haciendo interminable y al rato empiezo a cabecear. Pese a que me han tratado mis sirvientes, aún sigo muy adolorida, pero sobre todo cansada. Se me cierran los ojos.
...
Me despierto de golpe, por el sacudón que da el carro al llevarse una piedra que había por el camino. A saber cuánto tiempo pasé dormida. Había soñado un poco con Jules, noto además que estuve llorando mientras dormía, porque tengo manchas de lágrimas y siento los ojos hinchados. 
Echo una miradita a los demás, para ver si están despiertos, y me vuelvo a acomodar el abrigo encima, a modo de manta y me limpio la cara con un pañuelo. Deberíamos estar por llegar ya.

 —¡No iba a decir vieja, solo mayor! ¡MAYOR!— responde apresuradamente —Es que no esperaba que tuvieses casi mi edad.

 —Las mujeres humanas detestan que digas que parecen mayores o viejas. Di que parecen chavalas y las tendrás comiendo de tu mano— dice Seth antes de mirarte esbozando lo que parece una media sonrisa —Yo no necesito celebrar la conmemoración de cuando salí de un huevo. Y sabes que no tengo necesidades materiales, me basta con que sigas con vida. Por cierto, Lloyd. Sacaste el tema de tu cumpleaños casi sin venir a cuento.

 —Oh... bueno... es que... verás... me hace ilusión tener amigos, porque ya pensaba que iba a volver a celebrarlo solo. Y... bueno...— se sonroja.

Seth te mira de reojo con complicidad. Parece que ha adivinado lo que vas a hacer ahora.

—Todos tenemos necesidades materiales —reprocho, acurrucándome en el asiento con el abrigo que tengo encima, dejándome solamente la cabeza fuera—. Algo tienes que comer. También respiras. ¡Y no parezco una chavala! ¡Soy una chavala! Vale, que tengo un cuerpo espectacular, pero está apropiadamente desarrollado para mi edad. Y si mi personalidad es madura es porque soy una genio, ¡y también por todas las crisis que he tenido que superar a lo largo de mi vida! El dinero no soluciona todos los problemas e incluso te da otros tantos.

Y volvemos a lo del cumpleaños. ¿No tiene a nadie con quién celebrar? No me animo a preguntar, no quisiera abrir heridas, pero me atrevo a asumir que no tiene familia o alguien con quien vivir. ¿Tendrá un hogar al menos? Más razón todavía para adop...eeh, invitarlo a que venga con nosotros.

—Nunca volverás a celebrar tu cumpleaños solo, lindo —le digo, con una sonrisa gentil—. A partir de ya mismo serás parte de la casa Vivaldi, te unirás al grupo de mayordomos. No te preocupes si no tienes experiencia, tenemos buenos maestros, aprenderás de Claudio.
Tras otra breve pausa, continúo en voz más baja, apenas un murmullo:
—También me hace ilusión tener un hermanito...
Soy hija única, mamá murió cuando tenía un año. Jules ya no está. Vivo sola con papá, Seth y la horda de sirvientes. Lloyd sería un gran soplo de aire fresco.
—Y tú, Seth, perdona que te insista, pero harías un excelente papel como guardaespaldas. Es decir, ya lo eres, pero, ¿no quieres cobrar por ello? Darte un gusto. Ponerte ropa decente...

 —¿Eh? ¿Mayordomo...?

 —No intentes reclutar más mayordomos, tienes demasiados— replica Seth —Y lo vuelvo a decir, no necesito ninguna paga, me basta con poder comer lo justo.

Lloyd se sonroja cuando mencionas la ilusión que te hace tener un hermanito.

 —Pues yo... yo tampoco tengo hermanos, aunque nunca había echado en falta eso. ¿Cómo es eso?

Ésa es una pregunta que no parece que sepas bien qué responder.

 —Forman parte de tu tribu, crecen juntos, juegan juntos, a veces tienen sus peleas y se apoyan en los momentos duros. Al menos así fue con mis hermanos cuando era pequeño, y muy parecido a como fue en el monasterio de la orden donde entrené con los otros novicios.

—Ya está entonces —suspiro, poniendo los ojos en blanco—. Cada cual vive como le parece. Y sí, tendré un montón de sirvientes, pero ninguno es pero ni de lejos tan interesante como ustedes. Sólo Claudio, pero nunca puede viajar conmigo porque tiene montón de cosas que hacer todo el tiempo.
Me acurruco más en el abrigo, que me estoy muriendo de frío.
—Pero, ¿sabes qué? Tienes razón. Prefiero amigos en vez de sirvientes y no estoy segura de si puedan ser las dos cosas a la vez. No quiero pagarte para que seas mi amigo.

Y la pregunta de Lloyd me deja pensando. Me crié prácticamente sola, apenas conozco algunas primas, pero que me ignoraron demasiado en mi infancia y ahora apenas tengo contacto con ellas. Luego en la escuela... a...
—Bueno... es más o menos como dice Seth. Yo en la escuela conocí a alguien, pero era más que un hermano, era...
No, no puedo seguir hablando. Necesito descansar.
—Nada, no importa. Lo que sí importa, pequeñín, es que, mientras no consigas tu propio hogar, vivirás con nosotros. Celebraremos tu cumpleaños a lo grande. Pero lo más importante: si llega a surgir otra aventura como esta, contaré contigo y con tu apoyo, ¿sí?

Lloyd te mira y se sonroja un poco por tus palabras.

 —¡Claro, cuenta conmigo nee-chan!— dice con una sonrisa realmente cándida y adorable.

Seth no dice nada y se limita a observa el paisaje con un gesto en la boca que... ¿acaso eso parece una sonrisilla?

Finalmente regresasteis a la mansión, donde una legión de sirvientes y Claudio os reciben. Todos uniformados y con una apariencia impecable.

—Bienvenida de vuelta, señorita Vivaldi. Me alegra de verla regresar sana y a salvo, es una fortuna que su "guardaespaldas no oficial" haya cumplido con su labor como siempre.

 —De nada— dice escuetamente.

—En 5 minutos tendrá preparado su baño— Claudio se fija en Lloyd —¿Es un invitado, señorita Vivaldi?

—Oh...a...
Me quedo mirando sorprendida a Lloyd, sin saber qué responder. Siento como un calorcito en el pecho cuando me llama así, que se asienta aún más al ver esa sonrisa. Mirando de refilón que también Seth, a su manera, sonríe, me deja ya completamente sin palabras.
—Em...
Me levanto el abrigo para cubrirme la cara, dejando fuera sólo de los ojos para arriba. Espero no haberme puesto colorada, que sería una vergüenza terrible, eso jamás debe sucederle en público a alguien como yo.

Sigo envuelta en el abrigo tras bajarme del carro. Pensé que tendría en mi mente nada más que una comida caliente, un baño y mi cama, pero no puedo parar de pensar en las sonrisas de estos dos bobos. Son... Son unos bobos.
Levanto el cuello, con mi altivez de regreso, y saludo con decoro a quienes me están esperando.
—Muchas gracias, Claudio. Y, por supuesto, Seth ha mostrado un desempeño sobresaliente. A partir de ahora no esperaré menos de él.

Ya dentro de casa tengo menos frío y le tiendo el abrigo a la criada que tengo detrás, respondiéndole a Claudio su pregunta.
—Su nombre es Lloyd, y por ahora sí, vivirá aquí un tiempo. Quiero que le preparen la mejor habitación para huéspedes, un baño caliente, ropa cómoda y se sentará a cenar con nosotros. Carne grillada, no demasiado hecha, con verduras salteadas y caprese aparte. Destapen un carmenere de la reserva del 534. Provolone fundido, lomo ahumado y pan fresco como aperitivo. Además, me gustaría tener música suave hoy, así que arregla para que nos acompañe alguna banda pequeña. Ah, Seth, hoy también comerás en mi mesa, ¿puedes al menos un día hacer una excepción a tus ayunos raros?
No veo a papá por ningún lado... Tampoco ha salido a recibirme. Lo que significa que...
—¿Padre no ha regresado de Palacio? —pregunto, con algo menos de ánimo y la mirada un poco más triste—. ¿Hace horas extra hoy también?

 —Me basta con un poco de arroz hervido y un trozo de pan, como siempre— responde el reptiliano.

—Como siempre, nos sale barato alimentarle, señor Ironclaw— comenta Claudio —Señorita Vivaldi, su padre estará fuera todo el mes. Ha tenido que viajar al extranjero por orden del rey. Por cierto, el señorito Zack Schubert está aquí, vino a traerle algunos obsequios.

Zack es un amigo de la infancia que tenías en común con Jules. Es un joven apuesto y elegante de tu edad, hijo del influyente conde Schubert. Cuando la muerte de Jules él estuvo encima apoyándote, también fue de los pocos que te apoyaron cuando expresaste tu idea de que su muerte podría haber sido un asesinato. De hecho es él quien busca rumores acerca de medios para traer de vuelta a la vida a Jules, y fue él quien te habló de la cripta justo después de comentar que su padre había preparando una nueva ronda de candidatas para buscarle prometida. También está el tema de que Seth no le soporta, por algún motivo le cae mal pero a Zack no parece importarle e incluso le excusa.

Precisamente él está saliendo de la entrada principal cuando te ve.

 —Dichosos los ojos, Rosalia. Ya pensaba que no volvería a verte. ¿Qué tal te fue con ese último rumor que te comenté?

 —Nos enviaste directamente a un liche que intentó matarnos— responde Seth, dejando claro que no le cae bien.

 —Rayos... ahora me odiarás más todavía, mi amigo reptiliano. Lo lamento mucho y muchas gracias por protegerla— se percata de Lloyd —No me digas... ¿has adoptado a otra pobre alma, Rosalia?

 —Yo... yo... ¡soy Lloyd, mucho conocerle en gusto! Digo... ¡mucho gusto en conocerle!— está nervioso.

Zack suelta una carcajada ante la presentación del chico.

 —Relájate, solo soy un buen amigo de Rosalia. No muerto mucho, lo prometo.

 —Si yo fuera tú me andaría con ojo— susurra Seth a Lloyd.

—Muy bien —respondo a Claudio—. Cenará con nosotros también, hazle un lugar.

Tras quitarme la ropa sucia y rota me doy un baño reconfortante, que no sólo me limpia por fuera, sino que me drena toda la fatiga acumulada por el viaje y la acción; me relajo durante casi una hora allí dentro, con un montón de pereza por salir, hasta que finalmente, muy a regañadientes, voy preparándome para la cena, dejando que las criadas me vistan y me peinen para quedar impecable.

Ya frente a Zach, le dedico una sonrisa gentil.

Sí, dichosísimos. Este zalamero está cada vez más encima mío y es otro sospechoso gordo, pero no voy a demostrar ni un ápice de duda, prefiero que me subestime y piense que confío en él completamente. Así, además, si me equivoco, no crearé resentimiento.

—Tranquilos los dos, no peleen —les digo con firmeza—. Seth, era obvio que habría peligro, muy evidente desde el instante en que pusimos pie en el primer escalón. Ambos asumimos ese riesgo y lo suepramos maravillosamente. Y tú, Zach, debiste haber investigado un poco más para prevenirnos de ese problema, me hubieras ahorrado un par de zapatos nuevo y un juego de ropa de viaje. Pero, por otro lado, si no hubiéramos ido, no habríamos conocido a este encanto de persona.
Con un ademán señalo a Lloyd. Vestido con ropas decentes parece hasta más adorable, no puedo evitar ensanchar mi sonrisa al verlo así, tan mono con su traje.
—Gracias a él pudimos salir con vida de allí, no podía hacer menos que invitarlo a cenar, ¿no te parece?

Ya sentados a la mesa, me ubico en la cabecera, con Seth a mi derecha y Lloyd junto a él, y Zach a mi izquierda. Cuando nos sirven la entrada empieza a sonar un violín en el fondo.

—Me dijo Claudio que vienes con regalos, Zach —comento, mirándolo con interés—. ¿Y bien? ¿Dónde están?
Ese interés es fingido, puesto que podría conseguir fácilmente cualquier cosa que quisiera y el valor sentimental de algo que me obsequie este sería tan grande como estos tomatitos cereza. Pincho uno con el tenedor y me lo llevo a la boca con delicadeza y elegancia.

 —Oh, nada importante: una montaña de flores, cajas de dulces artesanales de Florentia, el traje que viste en Levante que tanto te gustó y no pudiste comprar... cosillas sin importancia— dice antes de dar un bocado al plato —Como siempre la cocina aquí es excelente. Lo confieso, finjo visitarte para catar los platos de tu cocinero— bromea —Por cierto, Lloyd. ¿Te importa si te pregunto una cosa?

 —¿Eh? Pues... no— dice tímidamente.

 —¿No tienes a nadie? ¿Familia, amigos...?

 —Bueno... si excluimos a Rosalia y Seth, solo tengo un amigo. Pero hace un par de años que no sé nada de él.

 —Si quieres puedo tratar de averiguar dónde está o qué ha sido de él. No me cuesta nada tirar de mis contactos e influencias.

 —Cuidado, no sea que te envíe a una trampa mortal.

Zack se muestra un poco dolido.

 —Lo sé, debí informarme mejor. Mis disculpas.

 —Da igual... Rosalia por sí sola ya se pone en riesgo.

Contengo una risa, dedicándole una mirada tierna a Zack.
—Payaso —le digo en tono jocoso, pero cariñoso. Con un chasquido de mis dedos, inmediatamente llegan los sirvientes trayendo dichos regalos. Las flores quedan en el extremo opuesto de la mesa, que no estamos usando actualmente; un par de criadas me presentan la ropa y luego proceden a llevarla a mi habitación y...
—Los dulces los compartiré ahora, para el postre. Déjenlos aquí.

La conversación ahora gira en torno al pequeñín. Que no es un pequeñín, pero bueno, no puedo evitar verlo como uno. Es demasiado tierno, ¡y ya somos sus amigos! Qué rápido entra en confianza, debería enseñarle para que no sea tan ingenuo en el futuro, podría darle problemas.

—Disculpas aceptadas, Zack. Me conformo con que te esfuerces para que no se repita este desliz.
Tras dirigirme a él, vuelvo mi mirada a Lloyd.
—¿A qué te refieres con que no sabes nada? ¿Hay una razón para no haberse visto?

 —Pues... la verdad es que no lo sé— agacha la cabeza un poco triste —Solo sé que dijo que iba a hacer un viaje muy largo, que iba a ser su gran aventura. Yo quería ir con él pero me dijo que era mejor que me quedase pues iba a ser muy peligroso. Siempre andaba cuidando de mí y protegiéndome— mira a Seth —¿Podría decirse que actuaba como un hermano mayor?

Seth asiente con la cabeza. Lloyd vuelve a sonreír.

 —No pasa nada, seguro que estará bien aunque nunca envía cartas. Les agradezco la propuesta pero prefiero esperar por si aparece por su cuenta. Se va a sorprender que me hice amigo de una famosa artista (aunque no sabía que Rosalia era tan famosa).

Zack enarca ambas cejas y acaba soltando una carcajada.

 —¡Así que no conocías a la gran y archiconocida Rosalia! Estoy seguro de que eso habrá herido su orgullo, le pasó con Seth.

—No exageres, tonto —reprocho a Zack—. No soy tan "archiconocida".
Sí, sí lo soy; y no, no voy a admitir que se ha herido mi orgullo, mucho menos delante de él.
—El pobrecito a saber en qué mundo se ha criado, no todos tienen acceso a mis conciertos.

Deshago el puchero que no me di cuenta que había formado en mis labios y vuelvo a hablarle a Lloyd:
—¿Seguro que no quieres? Mira que podríamos conseguir información de verdad, incluso hasta la posibilidad de contactarte con él. Aunque... si no se ha comunicado ya, con lo fácil que es hacerlo, eso nos deja pensando en muchas cosas y pocas son buenas. Em, sí, mejor dejemos ese tema en espera, por el momento.

Hago una pausa para comer y luego continúo:
—Entonces, ¿ya trabajabas en un grupo de aventureros? ¿Por qué te trataban con tanto desprecio? Con lo lindo que eres...
Me encanta ver sus reacciones. Suelto una risilla y sigo incitándolo a que converse.
—Vamos, no seas tímido. ¿Sabes? Con lo que nos has contado, ya has hablado más que todo lo que ha dicho Seth desde que lo conozco.

 —No os preocupéis, está bien así— dice con su cándida sonrisa.

Seth sigue a lo suyo comiendo su humilde comida, ignorando por completo tu comentario.

Finaliza la comida Y Zack se levanta de su asiento.

 —Me alegro de haber podido verte hoy, Rosalia. He pasado un rato muy agradable contigo y tus amigos— se acerca para tomarte la mano y besar cortésmente el anverso —Espero que nos veamos pronto en otra ocasión. Que paséis una buena noche.

Zack se despide con una ostentosa reverencia antes de retirarse.

 —Me iré a mi habitación a meditar— dice Seth antes de retirarse.

Os quedáis solos Lloyd y tú, junto a los sirvientes.