Partida Rol por web

Miro de reojo a Claus cuando está dejando correr el asunto de las dos flores y hago un gesto de pausa a quien nos atiende, mirando finalmente a Claus de manera directa.

- Claus, recuerda que una de las flores es de Serena. No puedes entregarla sin más. -le indico con notable seriedad.

Mientras le digo esto, sujeto el plástico en el que están guardadas las flores con un dedo para evitar que quien nos atiende las guarde, a la espera de la respuesta de mi amigo.

Tu amigo te mira con sorpresa cuando haces aquel apunte:

-¿En serio? No me acordaba... -piensa un segundo antes de proseguir-. Entonces, solo entrego una.

Con una sonrisa bobalicona mira al encargado.

-Una entonces -dice cogiendo solo una de las flores.

COn ella en la mano, se acerca a la pantalla de su ordenador y, tras dar varios golpecitos, sonríe:

-Pues ya tienes la subida de rango y guiles. Felicidades.

Tras esto se gira para guardar la flor y empieza a sacar diferentes carpetas.

-¿Y ahora? -te dice tu amigo-. ¿Qué hacemos?

Tras un instante, termino por sonreír ligeramente ante su despiste, aunque no digo nada, permitiendo que coja la flor y quien nos atiende se la anote.

- Yo quiero ir a armamento a preguntar cosas. Puedes acompañarme. -le propongo con brevedad, haciéndole una seña para ir juntos como mínimo hasta la puerta de la enfermería para no molestar con nuestra conversación.

Tu compañero asiente, por lo que salís de la enfermería y os dirigís al garaje, donde está también el armamento.

Cuando llegáis a los pasillos, la situación no parece haber cambiado demasiado: sigue apareciendo aquel mensaje en las pantallas y los alumnos siguen por allí. Aunque parece que hay menos de ellos, tal vez se hayan ido a otras zonas del jardín.

Así, sin problemas, llegáis a la armería.

Un fuerte olor a aceite y metal os golpea la cara al entrar.

En una de las esquinas podéis ver vehículos y vehículos, uno detrás de otro, perfectamente aparcados y esperando a que se necesiten.

En el otro extremo, todo tipo de armas y armaduras. Podéis ver desde espadas o lanzas tegnológicas y renovadas, hasta pistolas, rifles y lanzacohetes; también armaduras más ligeras a las más completas y pesadas. Todas ellas con un toque futurista y tecnológico.

Y, detrás de lo que parece un pequeño mostrador, la veis.

Una mujer de pelo azulado y que parece vestida con una armadura tecnológica de última generación. Diríais incluso que se parece más a una especie de traje de neopreno que a una armadura como tal.

-Hola -os saluda al veros-. ¿Qué queréis? -dice con un tono de voz algo borde.

La gente que vaga por los pasillos no me causa mayor interés, sin contar el hecho de que vigilo que nadie me acerque las manos. Aunque llevo las manos enguantadas dentro del jardín, la manía de evitar que me toquen está siempre presente cuando no estoy centrado en que puedo tocar a otros sin peligro.

Mientras nos acercamos, miro a la chica de arriba a abajo al aproximarnos, aunque por cómo mi vista se dirige más hacia sus brazos que hacia la zona de sus pechos o semejante, puede resultar lógico que estoy mirando su armadura más que "echándole un ojo" a ella. Este sitio todavía me resulta abrumadoramente extraño.

- Saludos. -comienzo- Poseo variedad de materiales, que seguramente no emplearé a la hora de mejorar mi arma o armadura cuando encuentre la adecuada. Mi pregunta es si existe alguna posibilidad de intercambiar materiales inferiores por otros superiores o, directamente, venderlos por una cantidad de guiles. -informo en primera instancia, y me descuelgo el arma de la espalda con una pequeña pero bastante elegante floritura¹, dejándola sobre el mostrador- Si puedo mejorar esto, solo querría hacerlo con materiales de la mejor calidad². ¿De qué capacidades se le podría dotar con dichos objetos? -planteo.

Parece que en este mundo la tecnología ha avanzado como para que "esté de moda" editar las armas y convertirlas en piezas cada vez más potentes, pero si voy a practicar tal cosa, debe ser con la debida reverencia por ella.

La mujer tiene el rostro inexpresivo mientras preguntas:

-No puedes intercambiar los objetos por superiores. Lo que puedes hacer es venderlos para conseguir guiles, pero los materiales superiores no los puedes comprar. Solo se consiguen destruyendo monstruos.

Después de esto, con una sola mano coges tu espada y, haciéndola girar en el aire de forma elegante, la dejas sobre el mostrador.

Al ver esto ves que la mujer arquea una ceja.

-Por lo que se ve a simple vista, parece una espada bien trabajada -dice mirando rapidamente la espada.

La coge con decisión y extrae la hoja de la vaina.

-Es un buen metal... Bien templado... Buen filo... Buen equilibrio... -empieza a decir mientras la analiza-. Tendría que analizarla con más calma, pero necesitarás varios objetos. Lo mínimo sería una mejora de cuarto grado, por lo que necesitas 4.000 guiles y cuatro objetos. 

Vuelve a dejarla y la guarda en la vaina.

-En función de dichos objetos, la mejora será una u otra.

Al escuchar la información sobre los artefactos de capacidad superior asiento firmemente, entendiendo tal cuestión. Me parecía adecuado, no iba a hacer uso de objetos inferiores para tratar a las Alas del Cuervo u otras piezas de la armadura si las encuentro. Así que era mejor tener Guiles para otras cosas importantes que materiales inferiores, aunque ahora mismo algunos me podrían servir, dado que no era reacio a que mejorasen la armadura que ellos mismos me habían fabricado.

- ¿Y para vender los materiales tengo que hablar con otra gente, como ese "pitupi"* que he oído, o hay algún lugar establecido donde las compren? -añado a la pregunta.

Cuando empieza a mover mi arma de un lado a otro, se nota que me tenso ligeramente, pero me mantengo firme. A fin de cuentas sé que debe de ser una armera (o al menos analista de armas, si luego la llevaba a otra persona) de notable habilidad, aunque no me termina de gustar que otra persona enarbole mi arma, pero qué remedio.

Cuando la deja en el mostrador, vuelvo a cogerla con porte sereno y asiento, recordando bien eso. Cuatro objetos, y a lo sumo tengo uno... Pienso. Solo puedo esperar a que vuelvan a abrir las puertas del Jardín.

- ¿Y esta armadura? Tengo una garra como de este tamaño. -hago un gesto con las manos para aclarar, refiriéndome a una garra de tamaño mediano- ¿En qué forma podrían mejorarla con ese material? -pregunto.

Cuando el examen terminase, podríamos ir a por flores de roca y luego viajar a donde los engranajes, donde nos espera Brunhilda si los datos del Jardín son ciertos.

La mujer sigue impertérrita ante tus comentarios:

-Los objetos los puedes vender aquí. No tienes que ir a ningún sitio.

Después de eso señalas tu armadura: una completa con buena manufactura.

La mujer la observa desde la distancia.

-Esa armadura... Por lo que parece ya tiene buen trabajo de base. Creo que necesitarías mínimo dos objetos. Con garras se podría mejorar su resistencia.

Piensa un segundo antes de continuar.

-Si tuvieras alas o materiales ligeros, podríamos también aligerarla y quitarla peso. Pero dependerá de qué quieres conseguir: si mayor resistencia, más movilidad... Opciones tienes. Pero... -te mira-. ¿Tienes los objetos necesarios?

Se nota que me quedo pensativo con sus palabras, meditando por un rato lo que ha dicho. Finalmente, niego con la cabeza, aunque me ha dado una idea que le plantearé más adelante.

- No tengo los guiles necesarios, por el momento. Volveré cuando los tenga. ¿Cuánto me darían por un Ala Pequeña? -pregunto con tranquilidad.