En un rápido movimiento Laymbra martilleó con fuerza los cristales, haciendo que estos explotasen en decenas de fragmentos. Aquello provocó que a todos los presentes el corazón le diera un vuelco, una palpitación que se apoderó de vuestro cuerpo.
¿Qué significaba?¿estabais haciendo lo correcto o por el contrario estabais cometiendo un error fatal?
En el instante que se rompió el último cristal todo se quedó a oscuras y en absoluto silencio. Tan solo podíais escuchar vuestra respiración y sentir vuestros latidos.
Narrad vuestras impresiones.
Al tiempo que el martillo golpeaba los cristales notó algo moverse en su interior. ¿Habían sido los dioses quienes querían comunicarse con él como otras veces o una corazonada a partir de quebrar sus recuerdos? Aunque no lo fuera a reconocer estaba nervioso, tanto que su perspicaz mente se quedó en blanco durante unos segundos, los suficientes para que su visión decidiera contradecirlo en una palpable oscuridad.
De inmediato soltó el martillo donde recordaba que estaba el yunque y buscó las manos de sus compañeras para cogerlas, quedándose él en el centro.
No habló, ni siquiera se atrevía a respirar para estar pendiente a todos y cada uno de los sonidos que les rodeaba, apretando con fuerza las manos de sus amigas mientras, mentalmente, iba recitando un conjuro por si hiciera falta.
Ese golpe interno que sentimos cuando los cristales fueron destruidos fue brutal, casi como el destino nos estuviera diciendo que nuestra vida estaba ligada a los mismos cristales. Sin embargo aquello no fue más allá. Al contrario, todo se quedó a oscuras y por un momento pensé que era cosa mia, malas pasadas de mi mente... Hasta que entonces una mano tocó la mia.
Dí un pequeño respingo pero al notarla de nuevo supe que era una mano amiga, y casi por miedo me aferré a ella apretandola levemente. Hasta que gracias a ese apretón pude notar su calma - ¿Laymbra? - No me atrevía a hablar, por si cualquier palabra rompía lo que quiera que estaba sucediendo o a punto de suceder... Sin embargo pasaban los segundos y yo tan solo deseaba que esta oscuridad terminara. Por suerte sabiendo que estaba cogido a Laymbra por su mano, no tenía ningún temor. Esperaba que Slaine estuviera también agarrada, pues intentando buscarla con mi otra mano no conseguía encontrarla.
El martillo cayó sobre los cristales y un sonido sordo llenó mis oídos. Pude ver casi a cámara lenta cómo el símbolo que nos había unido como casi hermanos, y además el único recuerdo material de nuestro amigo Zerion, desaparecía para siempre en una explosión de cristales de colores.
Luego vino la oscuridad. Pude oír algo que identifiqué como el sonido del martillo al volver a su sitio. No había forma alguna de arrojar luz sobre el lugar, pero no tenía tiempo para preocuparme por ello o por una posible emboscada. Había realizado una apuesta muy arriesgada, y ahora que estábamos a tientas en la negrura me atenazó un pensamiento de que probablemente me hubiera equivocado, de que hubiera arrastrado a mis amigos a deshacerse de un poderoso recuerdo, de una parte de ellos mismos.
La ansiedad empezaba a asentarse en mi espíritu cuando noté la mano de Laymbra agarrar la mía. Apreté la mano con fuerza y pude sentir cómo mi respiración volvía poco a poco a la normalidad. Mi otra buscó a Tanya, pero ni siquiera recordaba haberla encontrado. Quería decir algo, pero no podía formular palabra alguna. Me limité a sujetar la mano de mis amigos, ya que a veces no hay que hablar de palabra sino con acciones.
Allí estábamos, en la oscuridad total esperando ver si nuestro sacrificio obtenía algún resultado, y cada segundo parecía durar una eternidad.
De repente, un pequeño círculo rojizo cogió fuerza en mitad de la oscuridad.
Aquel círculo intenso desprendía un olor desagradable, incluso parecía que tóxico, brillaba como el fuego... pero la oscuridad seguía; teníais la seguridad de que a aquellas penumbras ya les quedaba poco tiempo...
Tras un chasquido de dedos la cueva se vio inundada por un baño de luz azulada que disipó por completo las tinieblas. Para vuestra sorpresa, tras donde estaba el círculo rojo se encontraba alguien, un hombre de ropajes extraños, alto, de constitución fuerte y con algo en la boca que desprendía humo, era como una pipa pero ¿más sofisticada y pequeña?
Aquel tipo tenía que ser extranjero, aquella ropa tenía cortes que nunca habíais visto, y el olor que desprendía... ¡era la primera vez que teníais a alguien así!
Recogido en su brazo tenía una túnica negra harapienta.
- ¡Buh! - dijo mientras sonreía de nuevo y daba una calada inundando de nuevo todo de humo.
Lo que tiene en su boca es un cigarrillo común, al igual que los ropajes que lleva pueden ser más propios de nuestra era actual, lo que para vuestros personajes es tremendamente exótico y desconocido.
Se fijó en el círculo rojiza, como para no hacerlo sobresaliendo entre toda la oscuridad que le rodeaba. Pensó en que podría ser muchas cosas, desde un portal hasta un hechizo de magia negra, incluso una invocación de algún monstruo que fuera dañado por luz y de ahí la oscuridad.
Sus compañeras pudieron notar la tensión en sus manos mientras las agarraba, incluso las echó levemente hacia atrás como si quisiera que ambas retrocedieran en caso de ser enemigo, notando la magia recorrer lentamente sus manos en un cosquilleo que ambas sintieron.
Respiró hondo. Lenta, pausadamente controlando los tiempos de inhalación y exhalación, pendiente cada vez más de esa luz que cobraba fuerza hasta que la oscuridad desapareció, provocando que entrecerrara los ojos por la molestia del cambio. Al atenuarse su visión pudo ver al hombre con expresión de curiosa sorpresa, totalmente estático como si esperase que él hiciera el primer movimiento.
Disculpe mi arrogancia pero, ¿quién es usted? – Miraba sus ropas y sus modales, preguntándose cómo había aparecido o de donde era.
Todo ocurrió muy rápido. Puede que fuera el momento en quedarnos en Shock frente a tanta magia o puede que realmente aquella sensación de hechizo que veiamos se ejecutaba de una manera extraña para nosotros. Sin duda no era obra de Laymbra, sino de los cristales.
Tras aquella extraña magia la luz inundó de nuevo la estancia dejandonos ver a un cuarto individuo junto a nosotros. Su aspecto era extraño, pero lo más extraño era su acto de presentarse. Un pequeño escalofrio me recorrió toda la espalda sintiendo que podría no todo salir bien, o al contrario era una falsa alarma de mi cuerpo producida por mis misiones en soledad. Sea como fuere no pude evadir mi guardia cuando alcé mi lanza contra el con mi mano libre, pues la otra aún presionaba la mano de Laymbra con cierto temor, quien se encargó de hacer la pregunta más importante.
Sabía que mi acto no era el de un aliado, pero... Ya habiamos tenido suficientes sorpresas - Y lo más importante - dije completando la curiosidad de Laymbra - ¿Enemigo o aliado? - quizás la pregunta más importante para que bajara mi lanza.
El círculo de luz y que la magia iluminara el lugar era algo que podría haber esperado al realizar algo como lo que habíamos hecho. Al fin y al cabo estábamos siguiendo las órdenes de un libro que parecía ser una especie de profecía o algo por el estilo. Lo que no podría haberme imaginado bajo ningún concepto era que aparecería alguien como quien teníamos delante. El extranjero era una visión desconcertante, con sus ropajes extraños y su más extraña forma de actuar. Parecía burlón, como si tuviera mucha más información que nosotros. Laymbra le hizo una pregunta al desconocido y Tanya le exigió que declarara sus intenciones.
- No somos agresivos, pero sabemos defendernos si nos atacan... - complementé las palabras de mis compañeros mientras mi mano se aferraba al pomo de mi espada. Solo esperaba no haber cometido un grave error y haber convocado a un enemigo.
El hombre dio una larga calada y volvió a expulsar humo.
- Por favor... cuanto estrés detecto en vuestras jóvenes cabezas... ¿para qué tanta prisa?¿qué mas da quién sea o incluso un nombre?¿o incluso si soy vuestro enemigo o no? lo único que importa es que he vuelto - se hace crujir los huesos del cuello que por su sonido podéis adivinar que están muy entumecidos.
- Ni si quiera me dejáis acabarme este cigarillo... ¿sabéis lo bien que sienta? y más cuando pensé por un momento que no iba a lograrlo... uff... ese amigo vuestro... sí sí, el que murió, su voluntad interna casi hace que mis planes se vayan al traste, menos mal que tenía un plan B por si las moscas, da gusto que todo salga según lo pensado - seguía embaucado con su cigarrillo mientras os miraba. Os disteis cuenta que todo lo que hacía lo desempeñaba con mucha calma y tranquilidad, era como el hombre con más paciencia del mundo (y también el más extraño).
Al cigarrillo de aquel desconocido ya le quedaba poco uso ¿qué hará una vez finalice?
- Ah... se me olvidaba una cosa... mi querida señorita Bariday, siempre tan leal y eficaz, buena mujer, os lo digo en serio ¿eh? si no confiase ciegamente en ella me hubiera visto incapaz de hacer todo esto, a fin de cuentas las asistentes están para algo - comentó mirando a la colilla.
- No me miréis con esa cara - soltó con una media sonrisa. - No tenéis NI IDEA del estrés que produce estar encerrado aquí durante décadas ¿a que no sabéis lo que es eso?
El tipo seguía tranquilo, no sentía que fuerais una amenaza. ¿Pero él lo era realmente para vosotros?
Atacar al extraño
Seguir en guardia, en silencio, escuchando si tiene algo más que decir o hacer.
Seguir preguntando.
Laymbra tenía demasiadas cosas en su cabeza y a la vez ninguna.
No era una invocación. Había tratado con ellas demasiadas veces como para saber el poder y sensación que irradiaban, había estudiado el lenguaje arcano, convivido con las criaturas en su interior sin llegar a comprender del todo las motivaciones, llegando incluso a ser rechazada su llamada en momentos clave, y estaba seguro de que ese hombre no era uno.
No era alguien de aquí. Sus extrañas ropas tan dispares de las armaduras y túnicas que llevaban ellos, la forma de hablar o moverse con el cigarro. ¿Otra época? Imposible, la magia temporal es casi imposible de dominar, ni siquiera los dioses tienen acceso a ese poder.
¿No era enemigo? Lo único que estaba seguro es que no era alguien de fiar. Conocía al cuarto miembro difunto del grupo, incluso a Bariday aunque la tratara con ese fingido desprecio que le hizo lanzarle una mirada airada.
No respondiste a mi pregunta. ¿Quién eres?
No bajé la guardia en ningún momento, ni dudandolo. Habiamos liberado algo que no teniamos conocimiento de quien era, y sin embargo, ese ser que teniamos delante sabía mucho de la situación, de la señora Bariday, e incluso de nosotros. Eso era algo que me daba mala espina, y aunque dijera entre sus palabras que no era un enemigo ni un aliado... No podía fiarme de el.
Moví la lanza de forma segura afianzando las palabras de Laymbra para que ese ser respondiera. - Si es algo así como una invocación, espero que esté de nuestra parte... Aún así no puedo asegurarme de que mis compañeros y yo estemos a salvo. - Ya has oido. Responde a nuestras preguntas - No quería sonar amenazante, simplemente estaba tensa por no poder prever que es lo que iba a pasar a continuación, por no saber como actuar de otra manera.
Se podía cortar la tensión con un cuchillo. El extraño tenía obviamente mucha más información que nosotros. No sabíamos su procedencia o sus intenciones, pero él parecía saber algo sobre nosotros e incluso de Zerion, pero su forma de hablar nos dio algunos detalles. Primero, dijo haber "vuelto", lo cual indica que ya había hecho esto alguna vez. También declaró que la señorita Bariday era algo así como su "asistenta". Alguien relacionado hasta tal punto con una mujer que era como nuestra madre debía ser un aliado, pero ya había visto bastantes cosas imposibles por un día.
- Creo que una respuesta a "quién eres?" sería algo que nos sirve poco. Quizá sea mejor preguntar a este extranjero cuál es su relación con la directora, o de dónde procede para poder haber "vuelto". - dije mientras los dedos de mi mano derecha seguían afianzando mi espadón, aun en su vaina. No quería que la situación se resolviera con violencia porque no es de sabios buscar peleas innecesarias, pero debía estar dispuesta a todo.
Desde luego si sobrevivíamos tendría una gran historia que contar cuando volviera al seno de mi clan.
El extraño miró la lanza de Tanya y sonrió.
- No me dais ningún miedo, y mucho menos vuestras armas prehistóricas... ahora que tengo de nuevo mi poder... hará falta más que eso para detenerme ¡mucho más!, así que con vuestro permiso... o sin el, voy a marcharme de aquí con algo de estilo, mi cautiverio ha llegado a su fin y es el momento de terminar lo que he comenzado, y no os preocupéis por vuestra vida, mi recompensa por liberarme es el perdón... y vuestra libertad - lo que más os reconcomía por dentro es que aquel tipo era incapaz de revelar su nombre. Él había escuchado perfectamente vuestras preguntas pero se negaba a contestarlas. Era más que evidente que tenía la situación bajo control.
En un abrir y cerrar de ojos y tras un chasquido de dedos una de las paredes de la cueva se derrumbaba a la vez que una especie de portal arcano se materializó justo a su lado.
Aquella "puerta" desprendía una radiante luz azulada que iluminó por completo el complejo subterráneo, pero lo que ocurrió después fue un acto de brujería puro y duro puesto que aquel hombre desapareció a través del portal zafiro.
El hombre desconocido ha desaparecido tras atravesar el portal, sin embargo dicha "puerta" sigue abierta.
¿Qué es lo que harán vuestros personajes?¿saldrán de la cueva ahora que parece que hay una salida?¿o se adentrarán en el portal sin saber qué consecuencias habrá?
Salir de la Cueva.
Atravesar el portal.
El “hombre” (que todavía no estaba seguro de eso), no parecía tener ninguna intención de responder a cualquiera de sus preguntas o de ayudarles a entender una pequeña porción de lo que estaba pasando. Lo único que tenía claro es que parecía conocerles y eso, aunque apenas fuera un pellizco de información, era suficiente para prestarle más atención de lo que debería.
Bariday nos dio los cristales, nos pertenecía, y ahora aparece este tipo.- Tenía claro que estaba jugando con ellos, disfrutando de las caras de incertidumbres que mostraban cada uno y, como una polilla atraída a la luz, decidió caer en su “trampa”. Soltó a sus compañeras para acercarse al portal y mirarlo más de cerca, lo suficiente para ver las vetas mágicas que desprendía y el gran poder conllevaba mantenerlo abierto.
Voy a ir.- Afirmó en voz alta, terminando de decidir su camino.- No sé quién es, ni me fío de él… Pero sí de Bariday y ella nos condujo hasta aquí. Si este es nuestro destino, lo acepto.- Esperó a que ellas respondieran antes de internarse primero en el portal, sin saber exactamente si estaba haciendo lo correcto.
Lo atravieso
Tuve que controlarme para que el orgullo no me cegara. Estaba claro que el extraño no iba a ser de ninguna ayuda para nosotros. Hablaba de manera enigmática pero daba a entender que nos perdonaba la vida por haberlo "liberado". Al parecer pese a su actitud chulesca no tenía ningún interés en nosotros, me atrevería a decir como el que tiene una persona por el ganado o por un insecto. Afirmando que debía acabar algo que estaba empezado abrió un portal y desapareció tras él, pero el portal mágico se quedó abierto.
Podíamos haber salido de la cueva en ese momento y haber seguido con nuestras vidas. Nada hubiera cambiado, podríamos volver a la normalidad. Quizá hubiera sido lo más fácil, pero probablemente me hubiera arrepentido toda mi vida.
- No creas que vas a ir solo. - dije a Laymbra mientras mi compañero ya avanzaba hacia el portal. Una parte de mi mente repasaba nuestra relación con la señorita Bariday. Quería creer que no nos haría nada malo ya que mis recuerdos de ella eran los de la madre que no tuvimos, pero lo que había visto sembraba una duda en mi razón. El extranjero hablaba de ella como se habla de un aliado o de un sirviente, y el desprecio abierto que nos ha mostrado me hacía pensar que puede que Bariday tuviera más de un motivo oculto para hacer lo que hacía. Decidí de momento no compartir mis dudas con mis compañeros. Debíamos estar alerta si íbamos de verdad a cruzar ese portal a lo desconocido.
¡Que se te cierra el portal!
Me molestaba la actitud de ese tipo, tanto que no podía reprimir mi inestabilidad al lanzar un gruñido. Sentía peligro, verdadero peligro en mi interior y no quería que se saliera con la suy. Sin embargo así lo hizo dejando tras de si un portal azulado de dirección incierta. Mis puños se apretaron queriendo responder cientos de preguntas en mi mente, preguntas que solo Bariday o ese tipo podrían responder... Lo único cierto, es que era ese tipo el peligroso.
Laymbra estaba dispuesto a correr el riesgo, y obviamente Slaine también. Yo no iba a ser menos recolocando la lanza pegada a mi brazo - Hemos empezado esto juntos... Acabemoslo juntos también. - Mencioné para ir tras de ambos en dirección a cruzar el portal
Cruzo el portal