Partida Rol por web

La pesadilla no terminaba. A pesar de haberle salvado la vida a Stephen Boyle, un nuevo peligro. Farlante frunció el ceño mientras alistaba su rifle para disparar a aquella nueva amenaza.

Y entonces, una reacción, mezcla entre sorpresa y horror inundó su rostro. Uno de los compañeros cadáveres de Stephen Boyle, el de rasgos orientales, era el culpable. Pero esta vez no había razón ni inteligencia, ninguna broma absurda en el semblante cadavérico y putrefacto, finalmente la verdadera naturaleza del muerto viviente había salido a la superficie. Un monstruo. Devoraba el caballo de forma inhumana y repugnante, una punzada en su interior le obligó a apuntar contra aquel adefesio contra la naturaleza. -Los muertos deben quedarse en sus tumbas- susurró, más para sí mismo que para alguien más.

Pero dudó. Había algo, había algo que parecía tocarlo, había algo que le provoca un malestar diferente. Quizás el impacto de haber visto como de ser racional y burlón ahora aquel hombre, o lo que quedaba de uno, ahora no era más que una sanguinaria criatura consumida por el hambre. Entrecerró los ojos. Aquello era demasiado duro, era demasiado difícil de soportar. Bajó el arma y susurró -no puedo...

Al mismo tiempo escuchó un "clic" en su espalda. Sólo había una explicación. La verdadera naturaleza de aquellos zombies expuesta, y ante el peligro... iban a por los vivos. -Maldita sea- musitó, sabiendo que venía lo peor.

Danny había sentido como si una cuerda hubiese tirado de él hasta lanzarlo en la realidad, o al menos eso pensó cuando sus inhumanos ojos volvieron a verse un poco más "normales" y se encontró a sí mismo con sus dientes bien clavados en una carne de... ¿caballo? ¡¿Pero qué demonios?!

El chino se apresuró a desprenderse del animal y a ponerse de pie en un salto, aún con la sangre chorreando desde las comisuras de su boca. Cerró los ojos, tratando de hacer a su muerto cerebro funcionar. Sí, lo recordaba: se había disparado en el estómago para quitarse a aquella garrapata que había decidido hacer de él su nuevo hogar, luego parecía haber muerto de nuevo (-si es que así se le podía llamar- murmuró Chang para sí mismo), y después su mano había atrapado una serpiente, para posteriormente salir desde la tierra y empezar a devorar aquel animal como si fuera el mejor manjar del mundo.

Hizo un gesto repulsivo con la boca ante la verdad de que el Gran Danny Chang se había convertido a sí mismo en un monstruo - qué decepción... Se pasó el brazo por la boca, limpiándose toda la sangre que pudiese y se volteó, para encontrarse con sus compañeros de viaje y con la escena que armaban.

- ¿Se puede saber qué demonio les pasa a ustedes? - preguntó el chino, seriamente confundido.

- Cese al fuego! al parecer maese Danny ha reincidido en su estado previo de conciencia, empero de sus poco ortodoxos métodos - Se colocó las manos alrededor de la boca para gritar - ¿Tiene ud. el impulso locomotor suficiente para garantizar su arribo a la zona exoperimetral del follaje? -

Bill seguía apuntando a Farlane a la cabeza pero de reojo miraba a Chang. En vida nada bueno le había atado al chino pero la situación actual era realmente bizarra.

Bajó el arma lentamente.

- Si vuelves a jodernos no te avisaré.- le dijo a Farlane - Yo ya estoy muerto y no es tan malo. A lo mejor te gusta.

Enfundó su revolver y se acercó con cautela a Danny:

- ¿Cómo estás?

No era una gran pregunta pero era lo único que se le ocurría en aquel momento.

Chang miró a Bill desconcertado. ¿Qué cómo estaba? ¿Con sabor de carne de caballo en la boca podía ser una buena respuesta?

- Dentro de lo que se puede llamar bien, pues estoy bien. Con las tripas un poco revueltas, quizá.

El chino intentó reír, pero su risa sonaba algo hosca e irritable, como si hubiera tragado tierra y aún estuviera escupiéndola.

- ¿Y ustedes? ¿Alguien me puede explicar que demonios pasa aquí?

- Creo que los vivos tienen un problema de entendimiento grave con nosotros.- contestó Bill mirando Farlane - Pero eso se puede arreglar con un par de tiros. Así, si estamos todos muertos seguro que nos entendemos todos perfectamente.

Bill siempre había sido un arrogante pendenciero en vida y seguía siendo igual tras su muerte. Lo malo es que también seguía sufriendo esa indecisión a la hora de tomar medidas tajantes que siempre provocaba que quedara en segundo lugar en cualquier banda de forajidos. Seguramente Chang, en sus buenos tiempos, no habría dudado en volarle la cabeza a Farlane tras el primer aspaviento.

-Ehhmm dudo la recomendabilidad de nuestro deceso, señor de agresivo menester. Aunque he notado un decremento en la capacidad de sufrir penurias físicas, este umbral de dolor amplificado en proporciones dantescas limitaría la precisión de los sentidos cuando las diferencias sean de escasa magnitud... es decir, ustedes nos necesitan a nosotros, tanto como nosotros a ustedes si queremos continuar con nuestro estado actual de latencia.

Hank sonrió socarronamente al oir lo que sus compañeros estaban diciendo. 

—Será mejor que nos calmemos todos... y que sigamos el camino antes de que volvamos a perder a otro compañero.

Dirigió la mirada a Danny, y continuó hablando. —los muertos no reviven a cambio de nada... y lo que nos hace estar vivos de nuevo nos lo cobra de vez en cuando. Será mejor que sigamos.

Bill gruñó y escupió a un lado. La verdad es que fue un gusano lo que salió de su boca reseca y muerta. Se encogió de hombros y soltó las riendas para retomar el camino.

- Tienes razón viejo. Mejor nos ponemos en marcha.

—Viejo.

Dijo el cuervo, que al parecer ya llevaba en silencio más tiempo del que era de su gusto.

Farlane torció la boca en un gesto de desprecio. Su ceño se frunció, aún tenía el rifle entre sus manos dispuesto a responder a la amenaza. -El único 'entendimiento' que entenderé, será cuando los muertos se queden en sus tumbas- dice con amargura, devolviéndole la fija mirada a Bill. el bandido se había ganado la antipatía del famélico vagabundo.

-Señor Boyle...- dice mirando al inglés -Si no le importa, conservaré el rifle y estaré en guardia. No creo que podamos confiarle nuestras espaldas a estas... abominaciones- dice mirando a Danny y luego a Bill.

-No sabemos si no nos traicionarán cuando cumplan lo que los ha levantado de sus tumbas... últimamente se oyen muchas historias de muertos acabando con los vivos...- dice susurrando.

Susurrando para que solo Stephen le escuchara, dice entre dientes.

-Yo le advertí de los peligros de las malditas praderas. Han sido ellos quienes nos han puesto en peligro, señor Boyle. No debería confiar tanto en ellos- dice mirando con desconfianza a los muertos.

Chang miró a Farlane como si realmente se hubiera vuelto loco de remate. ¿Él? ¿Abominación?

Vaya con estos vivos - murmuró para sí el chino. - Hablan como si nunca fueran a morir.

- Yo no tengo ningún inconveniente en marcharnos lo más pronto posible de aquí - habló Danny en voz alta -, lo único que veo de malo es no tengo caballo... creo que está, ejem, muerto. - Y tras dicho esto, el chino se llevó la mano a la nuca con un aire inocente y empezó a rascarse dicha zona de su muerta anatomía, sonriendo con una de sus tantas famosas sonrisas.

El paseo por la hierba del diablo había costado caro. Medido en vidas de caballos, tres animales eran un costo importante. En estos parajes desolados, la vida de un jinete tenía mucho que ver con la de su montura. Por si fuera poco, el aspecto del caballo de Farlane decía que el recuento quedaría en cuatro a poco tardar. El pobre jamelgo todavía tenía una de esas garrapatas en las tripas.

Junto con sus monturas habían perdido provisiones que echarían de menos en el camino. También armas, municiones... En todo caso perderían mucho más quedándose aquí o tratando de disputar sus bultos a cascabeles y parásitos caníbales. Usando los caballos para llevar la carga, los tres cadáveres vivientes y los dos hambrientos y cansados viajeros continuaron su camino, sobrevolados por el parlanchín cuervo.

El bosque muerto y la hierba gris quedaban atrás. La siguiente parte del viaje no podía ir a peor.

El sol empezaba a esconderse tras la colina que ascendían. Esta noche habría luna llena.