Partida Rol por web

Fort Doom: Dead Lands

Capítulo 7: As de Picas

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02/03/2013, 15:10
Director

Frank se sintió compelido a hacer lo propio con los suyos. ¿Qué más podía hacer?

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02/03/2013, 15:11
Juez

El encapuchado tahur alzó su mano izquierda, ofreciendo su palma para que Frank dejara cartas y el mazo en sus dedos para que cogiera nuevas.

Todavía nadie había dicho qué se jugaba en esa partida, pero el cuerpo de Dakota en el suelo parecía dejarlo claro.

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04/03/2013, 11:26
Frank

Todo o nada... La suerte estaba echada y era hora de jugar duro.

El vaquero coge el ocho de corazones y se lo da al tahúr, eperando que se la cambiara por un seis de lo que fuera.

Se sentía en su salsa. No era la primera vez que se jugaba la vida a las cartas. Una media sonrisa deja patente su sentimiento.

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04/03/2013, 19:16
Director

Frank se desembarazó del ocho rojo y esperó la carta dada por el fantasma. Los ocho duplicados del tahur seguían la partida con atención y con sus revólveres amartillados. Tal vez ocho fuera el número de la suerte esta noche. O todo lo contrario.

Por una instintiva cortesía entre jugadores, el vaquero esperó a que su oponente hubiera dejado apartadas dos cartas de su mano y sacado otro par para sustituirlas. Cuando el espíritu encapuchado tuvo sus cinco cartas delante, también Frank miró las suyas.

Escalera al ocho. Apenas el cowboy los hubo mirado, los naipes comenzaron a brillar y pulsar con energía rojiza.

Frank había dejado de ser mero espectador en esa pesadilla y ahora sabía exactamente lo que se suponía que tenía que hacer. Lanzó los cinco naipes hacia el espíritu y estos no encontraron ninguna resistencia en la túnica negra ni bajo ella. Cinco agujeros perfectos aparecieron en la figura, que levantó los brazos y miró hacia el cielo, como en un grito silencioso de dolor o impotencia. Los agujeros crecieron hasta que no quedó nada del ser. La criatura había desaparecido incluso antes de que su mano perdedora (dobles parejas de reyes y doses) tocara el suelo.

Los ocho reflejos del fantasma desaparecido se esfumaron sin tener oportunidad de usar las armas. 

Frank bajó la mirada hasta el suelo, donde el mazo de naipes había caído.

El aire olía a azufre.

- Tiradas (1)
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04/03/2013, 20:15
Director

Unas voces gritaban palabras que por el momento resultaban incomprensibles pero, a la vez, familiares.

Cuando por fin recuperó la vista y el resto de sus sentidos, Frank se descubrió semienterrado en escombros, con algo húmedo y caliente mojando su frente (probablemente sangre) y rodeado de extraños armados. Los gritos eran órdenes de trabajo ("levanta eso", "más fuerte", "trae agua") pero algunas de las voces también le hablaban a él. O, al menos, hablaban de él.

—Mira, el vaquero está vivo.

Frank escuchó un gruñido a su derecha y vio a Dakota. Tenía una pinta horrible. Parecía haberse llevado la peor parte de la explosión y consiguiente derrumbe. Sin embargo, el vaquero sabía que si él mismo había sobrevivido, el mestizo se recuperaría.

—El indio. ¡El indio también!

Cuando Dakota se movió notó al menos un hueso roto. A duras penas había sobrevivido, y sin embargo cuando miró hacia arriba le gustó ver la expresión de los espectadores: miedo. Le daban por muerto y al parecer en su mirada vieron más vitalidad de la que les habría gustado. Seguramente más de la que el mismo Dakota sentía.

El breve contacto con la consciencia les duró a Frank y Dakota hasta que un par de los hombres armados se acercaron y les propinaron un duro golpe en la cabeza con la culata de sus rifles.

Antes de perder del todo el sentido, los malheridos cazadores de lobos escucharon risas. Y también identificaron claramente la palabra horca.

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04/03/2013, 20:54
Sin nombre