Un chino intentó acertarles con un lanzacohetes, pero el problema de los lanzacohetes que no son tierra-aire es que pierden enseguida la trayectoria recta y no fijan el blanco, así que falló por mucho. Mary sonreía como la cabrona que era.
-Queen, saca a Margarita de la caja. Tus chicos necesitan fuego desde arriba para cubrirles.
Convenientemente camuflada dentro de una caja con un símbolo de botiquín, había una versión compacta (pequeña) de una ametralladora rotatoria. El helicóptero estaba diseñado para camuflar sus armas a simple vista y poder ser trasladado normalmente sin que nadie apuntara su dedo al cielo y dijera: "Hostia, mira ese helicóptero con armas".
-Veo un helo en el tejado, está encendiendo los rotores -dijo el negro.
-Si, ya veo. Alguien tiene prisa por escapar.
Antes de que ella pudiera disparar, Mary encaró el aparato enemigo y lo destruyó lanzando dos cohetes, uno de los cuales rompió una sección grande de los tejados del ala oeste de la casa. Eso destruyó o dañó los tanques de propano donde se almacenaba el gas que se usaba para la calefacción de la casa y sus instalaciones. Por algún motivo, era la hostia de gas, así que explotó con una gran llamarada, que amenazó con comenzar un incendio en el lugar.
El humo hizo salir a bastantes de esos cabrones de un bunker desde el que disparaban a sus coreanos. Así que ella se dispuso a terminar con su sufrimiento.
Coordinación + Armas de fuego automáticas - 2 por estar en una cosa que se mueve xD.
Se mantenía a salvo en el búnker, pendiente de lo que sucedía fuera. Había llamado a refuerzos de Los Santos, pero el ataque sobre el pueblo le había pillado por sorpresa. Jia Li no contestaba desde hacía más de media hora, y había asumido lo peor. ¿Por qué siempre le rodeaban inútiles?, ¿Acaso tenía que hacerlo todo él?
Cogió la radio, tras aquella vibración, aquella explosión. Escuchaba un rotor sobre su cabeza, y creía que era su helicóptero. Había tratado de sacar sus bienes más preciados: su esposa y todas las pruebas que mantenían a algunos políticos de aquel país en su bolsillo.
-¿Han despegado? Informe.
Los que estaban junto a él parpadearon.
-Informe... cambio.
No quería pensar en lo peor. Que su esposa y el niño al que le faltaba poco para salir de cuentas, se estaban tostando en el helipuerto de su mansión. Era un optimista por naturaleza, y por eso todos aquellos contratiempos que venían con el apellido Choi le enfadaban mucho.
-¡Señor, el helicóptero ha sido destruido! -dijo uno de sus sicarios, por radio- Nos están atacando por el aire también.
Montó en cólera, tirando la radio y destrozándola contra la pared. ¡Era ella! Debía ser ella. Maldita fuera... Se rascó el pelo, lleno de rabia. Sabía que podía terminar como su hermano o su padre. Le había pillado con la guardia baja, pero si conseguía escapar... se iría a China. Y allí, sería intocable.
-Nos vamos por el túnel.
-Pero, señor, los refuerzos estarán al llegar.
-No van a venir. ¿¿No lo entiendes?? Tienen a los federales en el bolsillo, les habrán detenido en la carretera y estarán muertos o esposados.
-Quizá el señor Jia Li esté de vuelta con la prisionera, y podamos negociar.
-El coronel ha muerto, todo está perdido.
Se callaron, mirándose entre si. Entonces, la gran explosión del propano. Todo el búnker tembló, y él abrió la puerta de seguridad al recuperarse, viendo como el túnel estaba destruído. No había escapatoria... solo podía quedarse allí, o salir afuera y bailar un vals con la muerte. Algo que siempre se le había dado bastante mal.
Volver a casa para irse otra vez era una crueldad.
En lugar de entrar a la casa fue directa a la armería por el acceso del jardín. No quería ensuciar de sangre su hogar. El sitio estaba acondicionado para todo lo básico, incluida una ducha (espartana pero ducha). Los niños corrieron a verla pero su padre los mandó de vuelta arriba cuando fue a cogerle una muda y comida. Faisal, en un gesto inusitado, ayudó a convencer a sus hermanos prometiendo contarles todo. Golan podía admitir eso pero que vieran a su madre cubierta de sangre como que no.
Mary se quedó con ella mientras tanto ayudándola, en ese breve rato tuvieron tiempo de comentar la jugada y planear los siguientes pasos con los chicos de seguridad que andaban dejando todo en orden en la sala principal.
Su marido intentó convencerla por todos los medios para que se quedara, hasta chantaje sexual, a lo que ella suplicó –No me lo pongas más difícil, por favor… sabes que tengo que hacerlo-
Untada en bálsamo de tigre (los cardenales aun eran solo rojeces)se enfundó en el mono negro y rosa de 18 años atrás. Le quedaba como un guante. Mientras ultimaban detalles se calzó un par de wraps sin apenas masticar (una visión prodigiosa que a todos les hizo pensar en otra cosa). Una vez decidieron quien iba y quien se quedaba subió a casa a besar y abrazar a la familia antes de irse. El salón de su casa parecía una burbuja irreal entre el caos. Hicieron una piña estrujándose bien fuerte.
Todo aquello pasó en tiempo record. Justo antes de subir al helicóptero Golan salió corriendo para darle un beso de cine –Te estaremos esperando- nada de irse enfadados.
Volando tuvo tiempo de hacer de todo un poco pese a la velocidad y las piruetas del viaje. Tragar era un poco difícil pero pudo hacerse mas selfies, enviarlos y hasta un video del paisaje con unos planos flipantes a causa de las acrobacias (llevaba una go-pro mini en el hombro, por si acaso). Ofreció de su comida a los demás (un gesto que había que valorar enormemente tratándose de ella)pero entre la tensión y el meneo no estaban muy por la labor.
Se sentía como si fueran a la guerra, lo era de hecho. La vista de pájaro de la contienda era impresionante “Esto lo he hecho yo…” tragó saliva aunque no se sintió mal. Cuando de chinos se trataba no había misericordia en su corazón. Indicó a Mary la dirección de la casa de Yong –Wooow… es como jugar al Mega War* con razón se le ha dado tan bien a mi hijo…- exclamó al ver el asedio de la mansión. Su rostro resplandeció vibrante de vida –Ha merecido la pena esperar 20 años…-
Sortearon un disparo bastante cutre, entonces Mary le pidió colaboración y Queen encantada de la vida se puso manos a la obra descubriendo la ametralladora. Chilló como un cowboy por el combo de explosiones -¡Bien visto Byron!- una vez estuvieron más estables empezó a sembrar amor con bala -Nadie toca a mis chicos-. Se moría de ganas de bajar "Espera por mi Yong... no te mueras aún"
Motivo: Coord + A. fuego automaticas
Tirada: +4, -4
Resultado: [4 - 4] + 1 = 1
Éxito Completo
*Total War (se lo ha visto a Faisal)
Ooooooooooh llevaba toda la aprtida aguantandome las ganas de poner esta canción XD YEAHHHHHHHHHH!!!!!!
La ametralladora comenzó a sonar y varios de los guardaespaldas cayeron bajo el fuego. Aunque no todos los que ella quisiera, si los suficientes como para provocar que el resto intentara desesperadamente buscar cobertura. Pero no es lo mismo buscar cobertura frente a un helicóptero que hacerlo contra tropas a pie. En realidad, son conceptos bastante contrapuestos, a no ser que estés dentro de un búnker. Pero no era el caso de aquellos desgraciados.
Casi inmediatamente, los coreanos y rusos que iban a pie, pudieron penetrar en las defensas y estrechar el cerco, poniendo en serios aprietos a los chinos. De hecho, una explosión en ala oeste del muro abrió un inesperado segundo frente por el que los rusos se colaban por decenas.
Aquello parecía visto para sentencia. Los chinos estaban entre dos fuegos, con pocas posibilidades para parapetarse. Si huían de unos, los otros les disparaban, y viceversa. Su única posibilidad de salvación era retirarse al búnker, y eso hizo un grupo de ellos, a pesar de que sufrieron bajas al correr hacia el interior de la casa. Habían ganado el patio y todo lo exterior. El problema era que ellos no tenían ningún apego por aquella casa, así que una vez que el enemigo se atrincheró allí, comenzaron a reventarla usando todo tipo de explosivos y artefactos incendiarios.
Mientras, Mary aterrizó en una de las pistas deportivas de aquel gran complejo, y Queen, junto a Tom y Byron, saltó a tierra y avanzó siguiendo el reguero de cadáveres que habían dejado los asaltantes. La mansión estaba hecha pedazos y comenzaba a arder violentamente, lo que descartaba la casa como punto de entrada al búnker.
Y durante un buen rato, fueron buscando otra de esas entradas, sin hallarla. Hasta que a la altura de la piscina, en la caseta donde uno se cambiaba el bañador, vieron entrar a tres sicarios, que seguramente no cabrían allí todos juntos ni apretujados, y supieron que allí había gato encerrado.
Se asomó al lugar mientras ellos le cubrían. Luego, les indicó que se acercaran. Había una puerta tras un armario que habían movido, una puerta blindada. Parecía uno de aquellos accesos secundarios al bunker, que era justamente lo que ellos estaban buscando.
-¿Te enseñaron a poner explosivos en los marines? -dijo a su compañero.
Sonrió por respuesta, dejando el fusil y echando mano a la mochila. Cogió el C4 y lo preparó. Queen se fijó en que lo hacía como ella, no usando el bloque si no tallándolo. En su caso, usó formas de triángulo, por que así el explosivo ganaba en penetración sobre un área concreta, que era donde estaban los cierres de la puerta.
-Colocado, retiraos, que quizá nos quedemos sin caseta.
Se replegaron a una distancia prudente, aunque no muy lejana, y él activó el detonador. Saltaron algunos tablones de la caseta y humo del cemento, pero no se destruyó todo. Aquello del C4 tenía su arte. Cuando se asomaron dentro, vieron que la puerta estaba abierta, por que ya no tenía cierres, y de hecho se había deformado plegándose un poco hacia dentro.
Unas ráfagas de fusil desde el otro lado del pasillo les impidió acercarse más.
-Señora... toca su especialidad.
Se refería a las granadas.
Motivo: Explosivo
Tirada: +3, -2
Resultado: [3 - 2] + 3 = 4
Éxito Espectacular
-Que malo es conocerse- sonrió con su cara de ratita, pocas personas en el planeta conocerías que le hiciera tanta ilusión usar un lanzagranadas. Dudó sobre cual coger, la tentación era grande, el fósforo blanco le ponía ojitos, pero pensándolo bien… corría el riesgo de aniquilar a la totalidad de la gente en el interior y no quería eso no… quería que Yong se cagara encima ante su avance. Quería verle llorar.
Tiraría de un clásico para terminar de tirar abajo la puerta y dejar maltrecha la primera línea de resistencia: fragmentación. Le dio un besito a la granada antes de ponerla en acción.
Motivo: Coord
Tirada: +5, -6
Resultado: [5 - 6] + 2 = 1
Éxito Completo
La granada cayó e hizo su trabajo. Quizá no un trabajo magnífico, pero si un trabajo decente. Mató a alguno e hirió a los demás. Pero lo más importante es que anuló el fuego que sobre ellos habían estado haciendo. Tom había tirado otra, y entre ambas, poco pudieron hacer los chinos más allá de esconderse.
El negro atacó entonces, avanzando para pillarles por sorpresa. Era arriesgado, pero rindió sus frutos. Corrió hasta el final del pasillo, a una sala donde estaban todos aquellos malnacidos, y disparó al que estaba más entero. Queen iba detrás y Tom al final. Se encontraron con un cuadro dantesco, con una sala pequeña, de hormigón, cubierta por tres cuerpos muertos y tres más que estaban malheridos, y ellos remataron antes de que pudieran volver a coger las armas. Tan solo una ráfaga perdida que dio en la pared, por su parte.
El complejo era grande, pero habían entrado justo a mitad. Un pasillo se abría, a izquierda y derecha, y no sabían muy bien que camino tomar. Unos gritos y unos tiros a la izquierda. Le pareció reconocer entre ellos a Yong, y una puerta que se cerraba, dejando atrás a tres sicarios que querían refugiarse en aquella sala, que parecía el sancta sanctorum. Dispararon en aquella dirección, y los tipos no tenían donde cubrirse (por eso querían huir). El bunker no era muy funcional en lo que respectaba a la defensa de los pasillos: todo el énfasis estaba puesto en los pozos de tirador desde los que cubrir el patio y los accesos principales a la casa.
-Han cerrado la puerta, y creo que hemos dado en el clavo. Si tienes algo gordo en la mochila, creo que es el momento de usarlo. Luego tiraremos dentro una flashbang, de las que llevo yo, y entraremos rápido. ¿Preparada?
Motivo: Granada Tom
Tirada: +1, -3
Resultado: [1 - 3] + 3 = 1
Éxito Completo
Madre de Dios, era para verla, se lo estaba pasando como un marranillo en un charco. Llevaba la cámara encendida, el video debía parecer un Counter Strike de lo más realista, a Faisal le iba a encantar
-¿Algo gordo? Ten cuidado con lo que pides- sonrió con cara de cabrona, a punto estuvo de coger una termobárica pero le detuvo lo mismo que antes le impidió coger el fósforo blanco. Quería a esos cabrones vivos e ir matándolos poco a poco. Sacó una antitanque –Esto no hay puerta que lo resista-
Motivo: Coord
Tirada: +4, -5
Resultado: [4 - 5] + 2 = 1
Éxito Completo
La granada voló hacia la puerta, y la puerta se quebró. Quizá no había sido destruída completamente, pero si había terminado con sus cierres, haciéndola inservible. El camino quedaba abierto, y Tom lanzó detrás la granada flashbang, que cayó algo corta, cerca de la puerta pero dentro de la sala.
Se produjo el flash de luz, la bomba de sonido y el gas aturdidor. Y acto seguido, entraron ellos como un relámpago, para no darles tiempo ni a respirar. Había cuatro guardias allí dentro, así que tocaban a uno cada uno más otro de regalo. Fueron rápidos, de modo que cuando el cuarto se giró sobre el suelo con intención de disparar, le acribillaron entre todos.
No vieron a Yong, pero había allí una mesa de escritorio grande y pesada, y una figura asomaba por detrás, escondida. Se acercaron a ella y entonces escucharon una voz, muerta de miedo y fuera de si.
Motivo: Granada flashbang
Tirada: +4, -3
Resultado: [4 - 3] = 1
Éxito Completo
-¡Quietos ahí! -dijo en perfecto inglés.
No supieron muy bien si hacerle caso o pasar. Se acercaban ya a la mesa, y veían que de ella salía un reguero o un charco que se extendía lentamente. Olía a pis.
-Tengo un detonador... ¡Hay explosivos en el búnker! Como os acerquéis, moriremos todos.
De repente, sin que nadie se lo esperara, alguien salió de la puerta del otro lado de la sala, la que daba al pasillo colapsado. Era un sicario de Yong con un subfusil, que disparó a quemarropa contra Tom. Dos de las balas dieron en el chaleco, pero la tercera atravesó su pierna limpiamente, dando con él en el suelo. Queen lo dejó como un colador, mientras Byron tiraba una granada tras esa puerta, para evitar males mayores.
Motivo: Ráfaga a Tom
Tirada: +6, -3
Resultado: [6 - 3] + 3 = 6
Motivo: Balas al chaleco
Tirada: 1d3
Resultado: 2
La granada explotó y él se tocó la pierna. Estaba sangrando, y habría que aplicar un torniquete o vendaje compresivo. Pero había tenido suerte. La bala había pasado limpiamente y sin romper un hueso o algún órgano vital.
-¡Tom! -dijo Byron, acercándose para echarle un ojo.
-Estoy bien, ha salido, ha salido.
Apuntó desde donde estaba, hacia la mesa, por que no se fiaba una mierda. Pero lo que tienen esas mesas de despacho es que a ras de suelo puedes ver mucho mejor quien hay detrás.
-Está ahí, creo que no tiene una mierda en las manos. Es un farol.
Queen estaba más cerca, esperando. Habían disparado a Tom y eso la cabreaba. La cabreaba mucho. Vale que le pagaba para ésto, pero sentía desde hacía tiempo que tenía una deuda con él. Había estado allí para salvarla del accidente de avión, y había estado ahí cuando le había hecho falta, sin importar el peligro. Si estaba viva era gracias a él, y ahora aquel cobarde, como último acto, le había disparado.
Sintió un cansancio muy hondo, tiró una rafaga por encima de la cabeza de Yong, para que agachara la cabeza, y acto seguido se asomó. No tenía ningún detonador, solo una patética pistola en la mano.
-¡Suéltala, pedazo de mierda! -le ordenó.
Él obedeció, por que no era ningún héroe ni se iba a ir peleando. Byron estaba cortando un trozo de su propia camiseta para hacerle un torniquete a su amigo. Queen le cogió del pelo, de esa media melena tan de moda en oriente, y tiró de él con violencia mientras boqueaba aire como un toro a punto de embestir. Lo sacó de allí, de detrás de la mesa, lejos de cualquier arma, y le llevó donde le quería tener.
-¡No, por favor, no! -añadió algo más en chino- ¡Piedad, por favor, haré lo que tu quieras!
Lloraba y pataleaba como un niño pequeño, desesperado. No quería morir, y sentía que su hora había llegado. Se había meado encima y ahora sus ojos se llenaron de lágrimas.
“¿Detonador? Mis cojones, un cobarde no se inmola” apartó la mesa de una patada con una cara de asco y odio que asustaba. “Todos los capullos tienen suerte” pensó deslizando la pistola, con lo que temblaba había sido un milagro que le diera a alguien y no a sí mismo.
El aire que salía de sus pulmones era abrasador, Yong podría jurar que ante sí no tenía un ser humano, ese sentimiento kármico justiciero que antes la había inundado había desaparecido y ahora solo había… desprecio… repugnancia ¿Puede sentirse otra cosa por una cucaracha?
Suspiró -¿Qué voy a hacer contigo?...- negó con la cabeza –Date la vuelta- le aplastó el pecho contra el suelo pisándole, entonces rebuscó en el macuto y sacó un neceser. Lo lanzó a Byron –Ahí tienes un botiquín con un poco de todo- por tener tenía hasta tampones! Le guiñó un ojo a sus compañeros que le devolvieron una mirada de “OK” -Una chica siempre tiene que estar preparada para todo- regresó la vista al rehén, se rascó la barbilla pensando que hacer. Guardó un considerable silencio solo interrumpido por el eco de la escabechina exterior. Lo observó como una fiera.
-Ay que ver… con lo gallito que estabas en Tokio…- inspiró arrugando la nariz -¿Seguro que eres un Wu? Por más que te miro… no se… no termino de encontrar el parecido…- torció la boca –Dime… ¿Qué te hizo creer que donde ellos fracasaron tú ibas a triunfar?- encogió los hombros incrédula –Tu no estas hecho de la misma pasta…- negó con la cabeza –podías haber aprovechado estos 18 años para llevar una buena vida, romper con su mal karma. Creeme, de haber estado vivos te habrían jodido la existencia, eres… demasiado blando- Escrutó sus rasgos haciéndole voltear la mejilla con la punta de la bota -Tu padre era un maldito cabrón sin alma y tu hermano… tu hermano tenía el demonio en el cuerpo. Una mirada suya helaba la sangre…- se peinó el pelo hacia atrás con una mano -Wu Zi y Wu Gao fueron grandes adversarios y por eso tienen mi respeto, especialmente Gao, pero tu…comparado con ellos eres un parásito, un petimetre… y eso es lo que más me ofende… que un gusano como tu se permita el lujo de menospreciarme- Paseó la punta del machete por su pecho -¿Mercenarios? ¿Francotiradores baratos? ¿Matones de callejón? 18 años… y solo se te ocurre eso? A veces creo que ni siquiera es que me desprecies es que eres idiota!- de pronto paró y abrió los ojos escandalizada –Es… es eso?!- Se llevó las manos a la cabeza como si la revelación la enloqueciera, petrificada sin siquiera parpadear –Ahora entiendo eso de que la ignorancia es muy atrevida…- susurró. Descolgó los hombros quedando en una pose inquietante. Entonces rompió a reir. Aquello era demasiado, una vergüenza para los Wu, una falta de respeto para los cientos de muertos que había causado y una humillación para ella. La vida parecía tal ridiculez… ¡Tanto ruido por nada!… menuda lección. Yong intentó zafarse reptando aprovechando aquel absceso de enajenación –¡A DONDE CREES QUE VAS POCA MIERDA!- gritó atronando el interior del lugar pisándolo de nuevo contra el suelo –¿Es que no te enseñaron educación en ese carísimo internado tuyo?- hablaba mientras lo arrastraba de vuelta agarrado por el cuello de la camisa, el tío boqueaba y se retorcía medio ahogado. Se agarró el cuello inspirando como loco cuando lo soltó. Ella se agachó y meneó el machete como si fuera el dedo índice –Cuando los mayores hablan tú escuchas con respeto- cogió una silla que había tirada justo al lado y se sentó frente a él señorial. Le miró severa arrellanada en el asiento con las piernas cruzadas y el mentón apoyado entre un par de dedos. Abrió la boca como para decir algo pero se detuvo reconsiderando sus palabras. Estaba divagando y debía terminar ya –¿Me pides piedad?- breve pausa –¿La tuviste con la gente del avión? ¿Con la gente de mi pueblo? Lamento decir que que esto no va de lo que yo quiera ¿Sabes?- se rascó la barbilla –Resulta que hay algo que no aparece en ningún dossier, una promesa que le hice a tu hermano en su lecho de muerte, y a estas alturas… ya sabrás que soy mujer de palabra- Se inclinó hacia delante apoyándose en las rodillas –juré que borraría a los Wu de la faz de la tierra- aterrorizado Yong quiso tomar distancia pero Queen se abalanzó sobre él agarrándolo del pelo y poniéndole el machete en el cuello –cometiste un error al descubrirte- acto seguido deslizó la hoja penetrando en la carne como mantequilla –Y ahora vas a morir como el cerdo que eres…*- la sangre brotó en una copiosa cascada, Wu gorgoteaba intentando gritar, pero el corte era tan profundo que no podía. Antes de que se extinguiera el último brillo de vida en sus ojos Queen le cercenó las manos –Me las quedo de recuerdo- dijo introduciéndolas en una de sus bolsas –Tengo planes para ellas*-
Dejaron de salir pompas y supo que Yong había muerto.
La pose de Queen desapareció. Volvió a ser humana. Observó el cadáver en silencio. Lo había grabado todo pero aun así quiso registrarlo con una foto, como había hecho con Jia Li.
-Todo podía haber sido tan distinto…-
Giró la cabeza hacia sus compañeros cansada, les sonrió. Se acercó a ellos y ofreció su hombro a Tom –volvamos a casa-
*Guiño al titular de la periodista japonesa
*Va a descarnarlas y colocar ambos esqueletos en la posición del Darmachakra Mudra
Salir de allí con una sonrisa en la cara. Encontrarse con Hwo, abrazarle. Tomar un chupito de vodka con Viktor y marcharse con cierta premura: Tom estaba herido, y no recibiría mejor atención que en el centro de salud de Paleto, donde nadie preguntaría por qué le habían pegado un tiro. La herida no sangraba apenas, pero contando con que el trayecto de vuelta fuera de 45 minutos, era mejor no correr riesgos.
Hubiera querido despedirse de ellos, pero una vez más se tenía que ir corriendo. No iba a dejar a Tom solo en el trance de tener que ir al hospital, máxime cuando sentía que aquello había sido culpa suya. Dejó encargado a Hwo llamar por teléfono a Toreno y asegurarse de que tuvieran un buen viaje de vuelta a San Fierro. Había heridos entre la gente de la mafia, y algún muerto, y de esos habría que ocuparse también antes de volver. El helicóptero de Mary era pequeño y no podía llevar a muchos pasajeros más.
Despegaron, dejando atrás Monterrey. Había sido un día intenso, pero ya atardecía en el horizonte. El cansancio pesaba como fuego en los huesos, y el balanceo del helicóptero amenazaba con hacerla quedarse dormida. El cansancio y la preocupación habían desaparecido, por que lo más importante, lo más preocupante, había sido definitivamente solventado. La tríada china era a día de hoy prácticamente inexistente en la costa oeste del país, y los pocos supervivientes pelearían entre si por quedarse con los pocos negocios que tenían. Los rusos se encargarían de ellos a su debido tiempo, pero mientras siguieran llegando inmigrantes chinos al país, el problema de la tríada existiría siempre. Sin embargo, se había lanzado un poderoso mensaje: meterse con los Choi era bailar con la muerte, así que mejor dedicarse a otros asuntos.
Paleto estaba a salvo. Su familia estaba a salvo. Había logrado su objetivo, un objetivo que se había propuesto fruto de las circunstancias más adversas. Había costado, el precio se había pagado con sangre, parte de ella inocente, y destrozos en su pueblo favorito. Afortunadamente, ella era previsora. El oro de Wu Zi Mu serviría para pagar todo aquello, y aún sobrarían muchos millones. Millones para construir un pueblo mejor, un futuro mejor.
El viento del atardecer mecía su pelo con fuerza, cuando a través de la puerta del helicóptero lo vió. Todo por lo que había estado luchando. Su pequeño sueño rural, el pueblo que, estaba convencida, un día tendría que llamarla "alcaldesa". Hay cosas por las que merece la pena luchar hasta la última gota de sangre. Y Paleto Bay era una de ellas.