Oído cocina. Pasarían por el taller, pero antes a recoger a la niña. No tuvieron que conducir muy lejos: era un club de tenis bastante pijo del centro de la ciudad. Tenían buenos profesores, y costaba un buen dinero, pero la niña estaba compitiendo y se le daba bien. De hecho, había ganado un torneo regional y se estaban planteando que ella decidiera si quería pasar a profesional. Se le daban bien los estudios, pero por eso mismo el deporte le consumía mucho tiempo y atención. Para Hwo, lo importante es que su niña fuera feliz. De hecho, a su anterior monitor de boxeo le pegó un par de hostias cuando un día la niña vino llorando diciendo que la había mirado "con un gesto de salido". Desde entonces, cambio de club de tenis y la voz se había corrido: todo como la seda. Era el método Choi.
La niña estaba esperando de pie en el paso de peatones, con su bolsa de la raqueta, las zapatillas y las pelotas sobre el hombro. Hwo paró en doble fila con el intermitente puesto y se bajó para meterle la mochila en el maletero. La verdad es que era un padrazo y llevaba todos los asuntos de la familia muy al día.
Se montó atrás con ella y la vió, sonreír, con su top puesto y sus leggins. Había salido a la madre. Malditos fueran los genes Vialpando... menudo envidia. Como siempre, super cariñosa. De las niñas de Mary, la que mejor se llevaba con ella con diferencia. Cuando era pequeña le había regalado un montón de cosas en sus cumpleaños. Cosas culturales y molonas que ella aprovechó muy bien. Su madre no estaba tan atenta a desarrollar todo ese potencial.
-Titaaaaaa -le dió un abrazo- Que bien. ¿Vamos a comer con el tito? Me encanta como cocina.
-Tu madre tampoco cocina mal -dijo Hwo, reemprendiendo la marcha.
-Si, pero el tito es... ufff. Es la caña.
Hablaron un montón de las cosas de ella. De los estudios, de las cosas que le gustaban. Incluso estaba jugando al rol con unos chavales universitarios por internet, y le hablaba de las partidas un poco mezclando realidad y ficción. Siempre había sido tan despierta esa niña... Le alegraba el corazón, lo mismo que su Jon. Ella valoraba muy positivamente la inteligencia y la inquietud.
Pasaron por el taller, y aparcaron en la puerta. Allí estaban los incombustibles, que les saludaron con abrazos y apretones de manos. Zero estaba allí, y la guió hasta el ático, que ellos no solían usar ahora más que como almacén. Allí estaban todos los viejos cacharros de la radio del viejo y sus cintas de cassette, cds y dvds donde guardaba sus programas. Viejos posters de cosas de misterio y ocultismo. Uno le llamó la atención: era una mano tratando de coger un cubo parecido al que ella llevaba encima.
-Lo tiene todo en formato físico. Era muy puñetero con eso, la verdad. Del 98 en adelante se preocupó de grabarlo en cds y eso. El programa era semanal, así que tienes la hostia de cintas. Las de casette son del 92 al 98. Creo que tiene por aquí un radiocassete o reproductor que te puede funcionar. Pero vamos, tienes tarea. ¿Para qué quieres todo ésto?
Queen se cambió de asiento, creyendo que Nari se sentaría junto a su padre, pero la niña prefirió ir con ella. Era su sobrina favorita y en parte como una hija. Después de los mellizos seguía con ganas de críos, pero Golan dijo que ya iba teniendo una edad y también quería disfrutar del matrimonio, no solo ser padre. Nari llegó en el momento adecuado, ayudándola a digerir la decisión. Pero no fue eso, la adoraba porque era hija de Hwo y Mary, la adoraba porque era un angelito y la adoraba porque había salido más a la rama cerebral de los Choi. Por eso la apodó “gallito”*, (aunque la cosa acabó transformándose en un diminutivo simpático de la onomatopeya de su canto) –Hooola Koki-ssi- saludó estrujándola en un fuerte abrazo. Para tener 14 años vaya tetas gastaba la niña ¡Tenia más que ella! Puñeteros genes Vialpando… la ayudó a ponerse el cinturón –Primero tenemos que pasar por el taller, pero ya verás, nos vamos a poner como el Kiko. Golan ha estado muy estresado y le apetece que nos juntemos en casa. Lo que me recuerda…- cogió el móvil –que tengo que… avisarle… de a que hora llegamos…- hablaba mientras le mensajeaba –Ale, ya está- volvió a sonreírle y le peinó el flequillo hacia un lado -¿Cómo está mi niña? Cuentame que en la barbacoa no pudimos habalr mucho-
¿Universitarios? Hmmm… habría que estar atentos, aun era muy joven, pero eso de que fueran roleros la tranquilizó. Prefería mil veces que se juntara con nerds que con pijos, petardas y chulitos. Además ella que era una ávida consumidora de novelas y series le sonaba bien eso de narrar aventuras (como si no tuviera suficiente con las suyas).
Saludó a todos con alegría, como siempre. Que Zero estuviera en el taller fue toda una sorpresa, mejor imposible, así mataba dos pájaros de un tiro. Mientras subían, después de preguntar por la familia por supuesto, le comentó el plan que tenía con el teléfono de Yong y le pasó el número.
Le dio pena ver la cabina de Jay tan oscura, llena de polvo, acarició las estanterías, los cachivaches y las fotos pinchadas en la pared. A pesar de los años seguía oliendo a porro, eso la hizo sonreir. Quitó la tela que cubría el sillón giratorio y se sentó, Zero se dio cuenta de que tenía los ojos empañados –Desde que se fue no había tenido valor de subir…- hizo tintinear la cabeza móvil de una figurilla, el típico alien verde con trompetillas y una antena. –Pufff La ostia… pues sí que hay material… bueno… me lo pasaré bien revisándolo y tal… lo que me voy a reir viendo como los niños intentando rebobinar una cinta- Hizo un barrido por la habitación girando el sillón, inspiró profundo. Recordó lo enfadada que estuvo con él a causa de la aventura del cubo, fue un día importante aquel... Estrujó el bolso entre los brazos. La gente le pone flores a los muertos, ella prefería llevarles cosas que les gustaran y sabía que si el espíritu de Jay estaba en alguna parte sería allí. Suspiró enjugándose una lagrimilla y salió de la habitación seguida por Zero.
-Busco información sobre un cachivache, hace años se cruzó en nuestro camino y, casualmente, me lo he vuelto a encontrar- buscaba algunas cajas vacías donde echar las cintas y los cds -Será nostalgia, o curiosidad, no se… me da pena que todo esto esté sin usar ¿Me ayudas? Además también me ayuda a desconectar, mucho stress últimamente…- volvieron a entrar y empezaron a meter en orden cuidadoso las cintas, aunque estaban perfectamente catalogadas en el lomo, le interesaban tanto las cintas que estaban y su orden como las que pudieran faltar, con Truth nunca se sabía dónde podía haber una clave oculta –Cuando pase todo a lo mejor me da por trastear esto y volver a ponerlo a funcionar de algún modo. Con los tiempos que corren… cada vez me parece más sabia la opción de Jay de funcionar a lo 2.0- puso los brazos en jarra tras completar una caja –Tu lo debes saber mejor que nadie- le dio suavemente con el codo.
-Jooooder 364 cintas- casi parecía de coña –menos mal que los cds son menos y ocupan menos también…- se frotaba el pelo, al verlo delante de ella se daba cuenta de la tarea que se le venía encima ¿A lo mejor debería esperarse a que Toreno le diera las instrucciones?... Nooooooooooooooo, dentro de ella había una pequeña conspiranoica y con razón XD –Veremos a ver si no acabo loca perdida con un gorro de papel de plata- sopló apartándose el flequillo, volvieron a reir. A lo tonto habían juntado un buen puñado de cajas, llenaría el maletero seguro, se asomó a la puerta y dijo en voz alta -¡CHICOS! Subis a echarnos una mano porfi?!-
Entonces se acordó de cojer reproductores, había un walkman y un discman -Maaaadre mía, y mis hijos me llaman retro por usar un mp4... voy a volver a la infancia- hizo un gesto muy cuki, intentando parecer la cría que un día se les coló en el taller a ponerlo todo patas arriba -La historia va a estar en conseguir pilas...-
*Gallo se dice en coreano “Sutalg-ssi” y su canto es “koki-koki”, la partícula diminutiva para nombres es “–ssi”. En la mitología coreana el gallo es un símbolo de poder, inteligencia, valor y buena suerte. De hecho el gallo forma parte del mito coreano de la creación. https://en.wikipedia.org/wiki/Cheonjiwang_Bonpuri
"Información sobre un objeto". Eso ya era otra cosa. A él le había dicho que quería las cintas del programa, tal cual. Pero si buscaba algo concreto, quizá... Se mesó la barbilla, pensativo.
-Mmmmm. A ver, ven conmigo.
Donde dormía Jay, que no era donde estaba la radio y los cachivaches, era un cuarto pequeño con un somier, unas estanterías llenas de libros a reventar y un armatoste de acero que ocupaba toda la habitación. Aquello era el sancta sanctorum, donde estaba su poncho hippie (sobre la cama) y el dibujo de Herbie colgado de la pared (que ellos usaron como inspiración para el mural del taller en su homenaje). El armatoste, cubierto con un tapete cutre y unas figurillas esotéricas encima, resultó ser un archivador como los que había antiguamente en las bibliotecas. Un casillero con fichas bibliográficas.
-Siempre lo tenía un poco mezclado pero creo que al menos las letras si las respetaba. Orden alfabético, y todo eso. Ésto ya no te lo encuentras si no es una biblioteca grande, casi como reliquia. Hasta han informatizado éstas fichas en la biblioteca del Congreso, y tiraron los archivadores. Pero ya sabes que él decía "no me gusta el puto excell", por que decía que el gobierno miraba su ordenador.
Parpadeó, revisando.
-¿Que buscamos exactamente? Algo de Roswell, ¿no?
Ella fue mirando. La R de Roswell, muchas fichas. Libros y referencias a programas donde habló de Roswell. Eran casi 50 ficheros. Así que quiso acotar, probando con la C de Cubo. Pero nada. Encontró una referencia a la película "Cube" que tenía en su videoteca... Hizo memoria. ¿Como lo llamó en su día, maldita sea? Miró el reloj. Se podían pasar las horas allí y tenía cierta prisa por volver a casa. Pero sabía que quizá la clave estaba en el archivador.
-Si hubiera una lista, o algo así...
"Coño, la lista". Entonces cayó. Él lo llamó así, "El objeto 47 de la lista de Roswell". Buscó en L, tres entradas sobre la Lista de Roswell. Referencias a un libro que tenía, o tuvo, sobre ella, y una carpeta con papeles. En la O encontró "Objeto 47" con dos entradas: un programa de radio concreto, que emitió en cinta en el 97, 7 de septiembre, y de nuevo la referencia a la misma carpeta de documentos.
-A ver si tenemos suerte y encontramos esas cosas por aquí. El programa de radio es fácil, te saco la cinta.
Ella miró en la balda de los libros, y revisó los títulos. Un montón de joyas de la ciencia ficción y clásicos de la conspiranoia como el "Ancient aliens", o "Ooparts, el misterio", cosas así. Encontró el libro de Roswell, que estaba escrito por un tal Robert Lazar en 1995. La carpeta de documentos no la encontró, no parecía estar en ningún sitio.
Motivo: Investigación
Tirada: +4, -5
Resultado: [4 - 5] + 2 = 1
Éxito Completo
Motivo: Perspicacia Queen dificil
Tirada: +2, -3
Resultado: [2 - 3] = -1
Éxito Parcial
Motivo: Drama
Tirada: 1d6
Resultado: 4
Una figura se asomó en la puerta del cuartucho y la vió allí, revisando todos los rincones. Le hizo gracia todo aquello, aunque por otra parte le molestaba. Aquella era la habitación del viejo, y él apenas la había tocado en todos aquellos años.
-Debe ser la hostia de importante lo que buscas. ¿De verdad quieres que te metamos todas esas cajas en el coche? Zero me ha dicho que espere. No se.
Se rascó la barba.
-Ya no se respeta nada- dijo al oír que habían tirado las fichas de la biblioteca del congreso, ese sistema lo había organizado el propio Edgar Hoover!! Cada vez sonaba más como una abuela y lo curioso es que le parecía lo más caval. La soberbia de la juventud se cura con la edad… cuanta razón.
“¡EL OBJETO 47!” Lo recordó porque cuando Golan comenzó con el proyecto de la productora, entre los nombres que barajaron estaban “El Cubo” y “Objeto 47”. Queen quedó muy descontenta al ser descartados.
La excitación por la búsqueda de fuentes iba en aumento, al menos en ella, que sentía las endorfinas inundándole el cerebro. Uno de sus mayores entretenimientos era bucear por internet encadenando temas. Le surgía una duda o encontraba algo interesante sobre lo que no sabía anda y buscaba, y esa búsqueda le llevaba a otro tema, y ese tema a otro y así… siempre quería saber más. “En esta vida hay que saber de todo” repetía a menudo, especialmente cuando los mellizos se quejaban de alguna asignatura con la famosa frase “Pero esto no me va a servir para nada” y ella respondía “Nunca se sabe”.
-No, no. No hace falta que lo saques, me voy a llevar las cajas igualmente. Voy a digitalizarlo todo- respondió a Zero, pero estaba tan ensimismada observando con detenimiento la estantería que no lo dijo suficientemente alto. Definitivamente en su cabeza se reafirmaba el propósito de hacer algo con el trabajo de Jay. Toda una vida de investigación no podía quedarse criando polvo ¡NO! Eso sería como robar el sentido a la existencia de Jay. Una web quizá… Hmmm…
-Donde cojones metería el abuelo la puñetera carpeta. A ver… piensa como él…- eso requeriría muchos porros… Jethro la asustó al asomarse, estaba muy concentrada. Después de la típica risilla de descarga metió la mano en el bolso y puso pose de azafata sexi que muestra un producto en la teletienda –Te presento al objeto 47 de la lista de Roswell ¡TADÁAAAAA!-
Abrió los ojos como un niño, examinando el cubo. Flipaba en colores. Toda la vida creyendo que el abuelo estaba loco... Pero siempre supo que había algo de verdad. Lo habían hablado hacía años. Lo del experimento de la CIA y por qué se drogaba. Pero no habían profundizado demasiado. Solo algunos datos en borracheras sueltas. Sin embargo, el abuelo ya se había pasado los años dándole la chapa sobre ésto.
-OH DIOS. Existe... no... no es un mito.
Lo palpó con la ilusión de un niño.
-Ésto quiere decir que... que no estamos solos en el Universo. Es decir, que. Lo que pasó en Roswell. El gobierno, los grises. Todo eso. ¿No?
Se rascó el pelo, como flipándolo. No era para menos, la verdad. El mundo se volvía de un color diferente y sin necesidad de acudir a la famosa hierba del abuelo.
-¿Papeles? Eso lo tenía todo en "el búnker". Bueno, así es como llamaba a la casa vieja en Palomino Creek. Donde tenía el granero, su terreno y la plantación de maría. Tengo las escrituras todavía, y de vez en cuando voy a... regar las plantas. Pero pensaba venderlo cuando me hiciera más viejo, o irme allí a vivir y tocar el banjo, no se.
Sonrió.
-Hay una habitación ahí abajo, en el granero. Cerrada con llave y toda la hostia. Tuve que llamar a Zero para que me ayudara a abrirlo. Es como una caja de seguridad, pero grande. No se de donde lo sacó. Allí hay un montón de papeles y cosas raras que según él fue coleccionando... en sus viajes. La mayoría son chorradas, la verdad.
Se asomó a donde estaban. No había podido evitar espiar la conversación. Él también había tenido su "misioncilla" con el viejo, y sabía que había gato encerrado en algunas de sus tonterías. No todas eran fruto del metódico consumo de estupefacientes.
-Si, allí guardamos el proyecto 76. Según él era un aparato de ingeniería inversa hecha a un OVNI, capaz de generar hondas de impulso electromagnético. Fue una aventura muy loca, tuvimos que pegarnos de tiros con los de las Fuerzas Aéreas en un tren en mitad del desierto.
Sonrió.
-Podríamos ir de excursión ésta tarde, después de comer. Una aventurilla de las de antes. Las echo de menos.
Se puso nerviosa cuando le quitó el cubo de las manos –Bueno, bueno… eso es decir mucho…- dijo persiguiéndole como a un niño que juega con algo delicado.Él la miró igual que si le estuviera destrozando la ilusión. Ella parpadeó -También… pueden ser los intraterrestres… - lo dejó noqueado ante la expectativa de un mundo nuevo de posibilidades, morlocs, reptilianos, yithianos, agarthianos… aprovechó para arrebatarle el objeto. La verdad es que nunca hasta ese momento se había parado a pensar en las implicaciones de la existencia del cubo “Coño, es cierto…”
-¡¿Bunker?!- Pensaba que la cabaña no era más que el sitio donde secaba la maría “Viejo zorro… nunca dejarás de sorprenderme” no le había dado tiempo más que de poner cara de sorpresa cuando apareció su primo para soltar otra bomba -¿Qué?... Espera, espera… ¿A ti también te lió el viejo?- se rió dejando caer el culo en la cama –Ay Jay… me puedo imaginar el nivel de locura. Golan y yo casi cascamos en nuestra “aventura particular” con Truth- se sonrojó recordando que Golan se puso palotísimo en medio de la vorágine -No, si al final todos primos, como se suele decir…- negaba con la cabeza divertida por la situación, ella intentando ser discreta y resultaba que todos allí, de un modo u otro, estaban en el ajo ¿Conocerían a Toreno? Por si acaso de momento no lo nombraría –¡¿Un generador de pulsos electromagnéticos?! Pues menos mal que eran chorradas, pfffff- se rieron ¿Para que porras querría eso? Hubo un breve silencio risueño en el que cada cual se acordó de Jay –Ahhhhh- suspiró –De perdidos al río venga, hagamos esa excursión. Ayudadme a recoger esto y vámonos a comer o se nos echará el tiempo encima. Jethro ¿Te apuntas?- Se iban a juntar el ciento y la madre.Se puso en pie dando un brinco y empezando a poner archivadores y libros en su sitio –Y tú- se giró señalando a Hwo con cara severa de broma –Por el camino me cuentas esa aventura tuya con el abuelo ¿Lo sabe Mary?- bajó la voz acercandosele -¿Y la niña?-
Había secretillos que la familia no debía saber. Y aquel era uno de ellos. La verdad es que ella misma tampoco se había sentado a hablar con sus hijos sobre el cubo ni nada parecido. Con Golan, si acaso, y por que el tema le tocó personalmente. Vivir tranquilo y sin comerse demasiado la cabeza es una de las prioridades del ser humano, y más de la familia Choi. El móvil le dió un aviso. "Desafío en cuatro días". La chuleta se acercaba, y tendría que ayunar el día anterior, como solía hacer, aliméntandose a base de batidos, vitaminas y cosas que matan el hambre.
La, para ella, gran cita del año estaba al caer, y el Rex ya se estaba preparando para la ocasión. Paró un momento para saludar y ofrecer su ayuda o la de los suyos. Hacía unos cuantos años que el evento era televisado por una cadena regional, para hacer unos reportajes estilo "conoce tu estado". Además, éste año contarían con la presencia de un canal de retransmisión por internet llamado "Redneck Country", que estaba especializado en aquel tipo de saraos, además de las típicas entrevistas a "fenómenos" campestres, controles de alcoholemia, milicias, asociación del rifle y otras lindezas.
Volvieron a casa, pero no con las manos vacías. Se llevaron unas tartas, bebidas y cosas para picar, un poco para aliviar la situación de Golan, al que los invitados se le multiplicaban. Aquello adquirió tintes de típica "barbacoa" o "fiesta de familia", aunque con notables ausencias. Golan tenía previsto contingencias como aquellas, pues alimentando la familia que debía alimentar y con un ala entera dedicada a la despensa y la refrigeración, había apaños más que suficientes. La comida fue socorrida y suculenta: pollo al horno con patatas. Más bien, pollos, en general, pues hicieron falta no menos de seis. Patatas, como para enterrar a un regimiento de marines. De hecho, al llegar todavía las estaban pelando y friendo. Fuentes de croquetas y fingers de queso mojados en guacamole y salsa barbacoa, todo regado con cerveza, vino, bebidas carbonatadas y agua del manantial de Chiliad.
Había que planear la escapada y que pareciera convincente. En teoría, Jethro dijo que tenían que pasarse por el terreno del viejo para "coger un aparato para reproducir las cintas" que habían ido almacenando a su llegada. Queen dijo que "les acompañaba y así estiraba las piernas". Golan sabía que había gato encerrado en aquello, pero tenía tantos platos por meter en el lavavajillas y Mary le daba tanto palique que apenas si pudo despedirse en la distancia.
Tardaron una hora en llegar al sitio, siempre por carreteras secundarias e incluso caminos de tierra. Aquello estaba donde Cristo perdió el zapato y era así con toda la intención. Una granja, una propiedad en la montaña, a casi diez km de Palomino Creek, encerrada en un valle y con un perímetro que ocultaba a la vista lo que allí pasaba. Los viejos invernaderos, y la maría creciendo dentro de ellos para "que los drones no se percaten". Jay lo llamaba "el método Bin Laden", en referencia a que la CIA no pudo confirmar que era él el que estaba en aquella casa de Pakistán, simplemente por que cuando salía a pasear lo hacía debajo de un espeso emparrado.
Los viejos edificios estaban allí, y a la mayoría le hacía falta una mano de pintura. Los depósitos de grano y agua, el generador solar/eólico (un modelo muy antiguo), el establo y la vieja casa. Aparcaron el coche en la puerta y Jethro entró a coger "la llave". O las llaves, mejor dicho.
Entraron en el viejo granero y allí, efectivamente, había grano y maquinaria agrícola. Pero también una habitación donde, detrás de un pesado mueble, había una puerta sencilla de madera. Tras ella, unas escaleras de bajada y, al fondo, una pesada puerta de seguridad. Aquel pasillo estaba hecho de cemento, y eso contrastaba con el resto de la rústica propiedad. Unos cerrojos, de hecho, una cerradura de seguridad que se desbloqueaba con una combinación que se introducía manualmente y girando dos llaves casi al unísono y en breve espacio. Clac.
Se abrió el búnker y, dentro, estaba oscuro como la boca del lobo. Activaron la luz y era de esos plafones antiguos que parpadeaban como 10 veces antes de encenderse finalmente. Una sala, no muy grande, pero atestada de arriba a abajo. Estanterías y baúles llenos de cacharros raros, esotéricos, figurillas y antiguedades de la India, piezas de equipo, carpetas y libretas llenas de notas y garabateos. Aquello era tanto una mina como una pérdida de tiempo, depende de lo que encontraras. Estaba todo sin catalogar, por lo que tendrían que ir revisando concienzudamente.
-Genial, mi plan favorito para después de una comilona familiar -dijo Hwo.
-¿Por donde empezamos? -preguntó Jethro, mesándose la barba.
Perspicacia + Alerta - 2.
Con las ganas que tenía de tirarse a la bartola en casa, no veía la hora de llegar, cambiarse y que se pusiera el sol. Era cuando ronroneaba en el sofá junto a Golan después de unos largos en la piscina. En esa familia acabarían criando branquias fijo.
Mientras los chicos bajaban las cajas aprovechó para hacer unas cuantas fotos del cubo en el dormitorio y la emisora (tuvo la precaución de hacerlas con el mp4, que no tenía conexión ninguna a la red), en casa haría más y mejores, con la cámara analógica de Golan.
Antes de entrar en casa bajaron a la armería a dejar todo el material, incluído el cubo. Al hacer la segunda reforma y ampliación del complejo abrieron un subterráneo con dos entradas ocultas (por seguridad y para que los niños no hicieran preguntas), una desde la casa y otra desde el jardín. Era prácticamente una habitación del pánico y había triplicado su tamaño. La colección había crecido y estaba expuesta pulcramente intercalada con trofeos que no debían ser de dominio público, el poster seguía allí por supuesto. Tenía unas cuantas habitaciones aledañas de uso variado, una de ellas era prácticamente una salita, con máquina de café incluída y un minifrigo, Tom y ella echaban allí bastantes ratos poniendo las armas a punto.
Por un momento Queen dejó el cubo sobre la mesa en el centro de la sala de armas fue quasi religioso, ella juraría que hasta escuchó música de órgano y la deslumbró una luz celestial. Allí estaba, la joya de su corona, un vórtice de destrucción extraterrestre, una de las armas más putamente pollónicas del planeta, en su armería, porque el destino la había puesto en sus manos. Lástima no haber tenido una de esas peanas expositoras con antigravedad, hubiera sido un efecto de la ostia haberlo dejado suspendido girando.
Cuando abrieron la puerta de casa les embriagó el delicioso perfume del pollo. Mira que era una receta sin misterio alguno, pero es que en las cosas sencillas reside la verdadera felicidad. Puede que haberse juntado tantos fuera una liada para Golan, pero ya estaba acostumbrado, así era la familia que le había tocado en suerte, una piña, y en realidad lo disfrutaba, le daba salsa a la vida. También vino bien para destensar el ambiente entre los niños, Laila tenía la moral muy tocada y Jon y Ximena habían pasado su rato de apuro.
Mientras terminaba de hacerse la comida ella se dio su tan ansiada ducha hirviendo y por fin pudo ponerse una muda limpia y cómoda. Quitarse los tacones y el sujetador… placer de los dioses. De haber podido se habría quedado frita en la cama a medio desvestir, pero tenía demasiado hambre. Además Laila subió. Fue una de esas escenas típicas adolescentes en las que parece que les ha comido la lengua el gato pero tu sabes que están que explotan. La abrazó un rato, le preguntó por el dentista y le enjugó unas pocas lágrimas. Angelica, se la comía la rabia, creía que había perdido a su amiga. Le prometió hablar con Ximena y así lo hizo, discretamente, mientras la acompañaba a coger unas cosas de la despensa. Queen sabía lo difícil que era mantener el equilibrio entre el amor y la amistad cuando estas en el furor del comienzo.
Apenas tuvo tiempo de sobarle un poco el culo al cocinero, Golan cocinando era para ella una de las cosas más sexis del planeta.
Comieron como osos, charlaron de todo, se tomaron su café y se escabulleron a la hora de recoger para no tener que dar demasiadas explicaciones.
Le llamó la atención ver que Faisal, en vez de enratonarse con la consola (como solía hacer) se quedaba en el salón con Nari, Zero le había traido no se que manual super raro de un juego de rol de esos y estaban los dos absortos ojeándolo ¿Su hijo mirando un libro por gusto? El apocalipsis estaba cerca.
De camino al terreno se portaron como autenticos gamberros (ay que ver, a su edad…) cantando y bailoteando lo que sonaba en la radio. Queen aprovechó un momentito para guassupear a Ladlow y Amanda, estaban muy callados.
El sitio era chulo, destartalado, rústico, con bonitas vistas y hasta la típica colección de latas que se oxidan a la intemperie. Puro sabor americano, con razón Jethro pensaba en retirarse allí, aunque ella dudaba seriamente de que los del taller se jubilaran algún día. Les encantaba su trabajo.
Cuanto más se adentraban en la propiedad más de peli parecía la cosa. Le recordaba la serie esa que lo petó tanto y tuvo tantas temporadas… “Preternatural”, tenía ese mismo rollo trashy country de carretera.
-¡Me cago en la leche!- exclamó al ver la extensión del bunker –Es como la nave donde guardan el arca de la alianza…- se le iban a salir los ojos de las órbitas, se había activado su modo urraca. No si al final… iba a ser de la cuerda de Truth. Dio un saltito y empezó a hacer palmas encantada -¡Vamos!- tiró de Hwo hacia adentro.
Motivo: Persp.+Alerta
Tirada: +5, -4
Resultado: [5 - 4] + 2 = 3
Gran Éxito
Fueron concienzudos, revisando estante por estante, caja por caja. No les costó encontrar algunas cosas, ya que eran obvias. Lo primero fue revisar los arcones y estanterías cerradas con llave, por que en ellas estarían los mayores tesoros. Así, se toparon con el artefacto del que habló Hwo, que era parecido a una pistola grande. Teóricamente, se cargaba en la red eléctrica convencional, pero necesitaba igualmente de unas pilas de cesio para funcionar. El arma generaba un pulso electromagnético dirigido hacia adelante en abanico (como una escopeta) y que fundía cualquier cacharro electrónico que estuviera a unos 150 o 200 metros más allá. Sin duda, muy útil. El único problema era saber donde conseguir aquellas pilas de cesio cuando se gastaran, claro.
Otras cosas interesantes las había conseguido el viejo y no sabían muy bien donde. Una de ellas, de hecho, era un mapa del año 2004 de unas instalaciones en Dakota del Norte donde se sospechaba que se llevaba a cabo el proyecto HAARP. Había cacharros inútiles, entreverados con cosas interesantes como un supuesto "suero de la verdad mejorado" supuestamente usado por el proyecto MK Ultra. La verdad es que aquello tenía credibilidad, habida cuenta de que el propio Jay había sido conejillo de indias de aquel experimento. Las ampolletas les vendrían bien en sucesivos interrogatorios.
Finalmente, hallaron los papeles. Una carpeta con unos dossieres, todo material sobre Roswell. Incluía un pendrive, que tendría que ver en su casa. Allí había fotos viejas y fotocopias de documentos oficiales del gobierno, de una división llamada MJ-12 y con logos de las fuerzas aéreas. Detallaban planos sobre al menos tres tipos diferentes de platillo volante y sus tripulantes, incluido el transcript del interrogatorio a uno de ellos en la base, que no leyó allí al tener prisa.
Por último, había un dossier. Era la llamada "lista de Roswell", en realidad era un informe pericial detallando todos y cada uno de los artefactos encontrados y su estudio en laboratorio. El Objeto 47 era llamado "Cubo del vórtice". Se lo describía como "una herramienta indispensable en la nave para crear agujeros de gusano estables capaces de envolver la nave para viajar a través del tiempo y el espacio a velocidades ultralumínicas". Al parecer, no habían dado con la clave de como se usaba en éste sentido ya que era necesario "crear antimateria" primero. Según había leído en la prensa, hacía unos años los científicos del LHC habían conseguido crear antimateria "en una cantidad aceptable" (microgramos), por lo que ella guardaba en su casa lo que posiblemente fuera el futuro de los viajes espaciales. Prestado, lamentablemente, aunque pensaba negociarlo con Toreno. No albergaba muchas esperanzas al respecto.
La forma de activar el cubo había sido "sonsacada" a uno de los aliens en los interrogatorios. Al parecer, era bastante sencillo. Todo lo que se necesitaba era dirigir energía electromagnética de gran potencia al mismo mediante un emisor controlado. Para cerrarlo solo se necesitaba otra descarga de la misma potencia concentrada en el centro del vórtice. Entonces, miró la pistola aquella tan rara y pensó que era lógico que el viejo quisiera robar ambas cosas. Quería privar al gobierno de aquella capacidad destructiva, que era para lo que lo estaban usando de momento (crear un vórtice hacia el espacio exterior, donde lanzaban a objetos y personas para hacerlas desaparecer para siempre) y tratar de investigar lo de los viajes espaciales y aplicaciones más "humanas" al cacharro. Posiblemente el gobierno supiera desde hacía décadas como hacer todo eso, pero no lo desarrollaba por que no lo necesitaba. Ahora tenían las renovables y eran líderes en ellas. ¿Para que gastar más dinero en tecnologías del futuro cuando podías hacer pagas a tus ciudadanos un dineral por las del presente? La vieja línea de pensamiento de los lobbies de las ya casi extintas petroleras, que eran los padres de las nuevas "energéticas".
Con éstos pensamientos tan raros, y tras coger un bronce de Shiva muy bonito (y caro) que tenía el viejo ahí, volvió a casa. Hwo y compañía se despidieron, volviendo a San Fierro. Ella estaba como ida, incluso tuvieron que preguntarle varias veces la hora del desafío de la chuleta. Ella solo quería... hacer una comprobación. Cuando todo el mundo se fue a la cama, su marido incluído, tomó el cubo y la extraña pistola y se fue al campo. Hizo la prueba con la vieja carcasa de un tractor, cubierto de óxido y sin ruedas. Dejó el cubo allí, se apartó a una distancia prudente y "disparó" con el arma. De nuevo, su viejo conocido: el vórtice succionador. En un santiamén, el esqueleto del tractor desapareció, y uno de los árboles cercanos comenzó a crujir. Antes de que el fuerte viento amenazara con tragarla a ella también (se había atado al parachoques del coche), disparó al centro del vórtice y éste se cerró. Era... ¡ERA LA HOSTIA! Parecía un videojuego, o algo así. Molaba.
Regresó al coche y enchufó el lápiz de datos a un viejo portátil. Unos archivos fotográficos de autopsias alien, unos informes digitalizados, más fotos de OVNIs, incluso el interior. Flipaba. Había un video, largo. Era una de aquellas entrevistas con un alien y la transcripción de lo que decía debajo. Mucha información y muy flipante, casi demasiada. Cerró la tapa del portátil y se quedó quieta, dentro del coche. Apagó el motor del coche, empuñando el volante. Cerró los ojos, respiró hondo. Aquello tenía implicaciones importantes sobre el futuro, un futuro que ahora le generaba más curiosidad y espectación. Un futuro que quería vivir, o que quería que sus hijos vivieran. A pesar de su gran ego, se sintió pequeña en aquel infinito universo, y preocupada por lo que habría de ser.
Una llamada, era Golan. Se había dado cuenta de que no estaba en casa, y estaba preocupado. Le dijo que había salido a que le diera el aire y que volvería pronto. Que no se preocupase. Colgó, pensando, mientras veía la noche estrellada en Blaine County, que a pesar de todo lo primero seguía siendo lo primero: su familia, su pueblo, su planeta. Lo suyo. Había que luchar por defenderlo, pero ahora también quería luchar, con más fuerza si cabe, por que fuera mejor. Un lugar digno donde vivir sus vidas, caminando siempre hacia el futuro que las grandes empresas, los gobiernos y sus intereses, se empeñaban en retrasar.