Partida Rol por web

Priscilla se detuvo observando al Lashunta. No parecía enfadado, solo molesto, por lo que seguramente su código de honor personal estuviera dolido porque lo "dejaron fuera" del juego.
-Propónme algo interesante Kopalo, no me gusta perder el tiempo si no hay beneficio propio-.

Claro, conciso y apremiante al estilo drow. Sabía que sentía un respeto sanguíneo por Edariel. Le daría una muestra de la crueldad Drow, al estilo de la manipulación.

-Habla-.

La respuesta de Stuart hizo que enarcara una ceja, viendo cómo el Ysoki se iba por las ramas con teorías varias y hasta proponiendo analizar su cerebro para salir de las dudas.
Bueno… yo… he dicho lo que creo… no hace falta darle tantas vueltas… dijo, algo agasajado por sus teorías.

Entonces Gendo respondió “a su manera” sobre que no le interesaba aprender a usar poderes.
La respuesta casi, por poco, no consigue hacer que se ría.
Pero cuando añadió algo sobre Priscilla lo miró de forma severa.
Hay millones de mujeres en el universo. Así que olvídate de ella. le contestó.

No era tanto que Gendo le pareciera un mal candidato, pese a sus modales barriobajeros, era más el hecho de imaginar a su hermana entre los brazos de un hombre. Algo que posiblemente terminaría pasando, pero si era alguien anónimo, posiblemente no le importaría tanto.

Sea como fuera, ya iba siendo hora de ir a verla.
Si habéis terminado, podríamos volver a la nave a ver qué tiene que decirnos… recordad que hay un importante cargamento y un Lashunta cabreado que váyase a saber qué podría intentar… propuso, dispuesto a ponerse en movimiento.

— ¡Jajajaja! — Stuart suelta una buena carcajada chillona, tipica de los ysoki, ante la expresión usada por el humano. — ¿Pero que dices, Gen? Jajaja.

Pero su risa desaparece cuando Gendo le hecha en cara su actual condición.

— Eso no fue... — Empezó a decir Stuart, muy seguro, pero enseguida se interrumpe a si mismo pensando mejor lo que va a decir. Tras lo cual continua con un tono más discreto. — Quiero decir... eso fue diferente. Pero entiendo lo que quieres decir. — Entonces intervino Edariel, a lo que Stuart le responde. — ¿Terminado? Pero si aun no llega la camarera con lo que le hemos pedido. — Dicho lo cual, vuelve a voltearse hacia Gendo. — No soy tan idiota como para intentar nada invasivo en mi propio cerebro. Tenía en mente un simple escaneo, una imagen 3D; eso sería bastante reveledor. No creo que sea nada simple que un cerebro desarrolle biologicamente la capacidad para transmitir o captar información remotamente... mira a los lashuntas: sus cuerpos desarrollaron esas antenas como forma en que sus cerebros puedan enviar y captar información. No parece que yo posea nada visible, la última vez que me examiné no tenía ninguna antena. Puede que esto sea importante. ¿Mi padre es un lashunta o tengo gusanos psiquicos que lentamente me estan comiendo el cerebro?

Fue entonces que, de una mesa ocupada por unos ocho ysoki al otro lado del bar, se levantan la mitad y estos deciden acercarse hasta la mesa de los ganadores de la carrera; todos tenían las colas pintadas de negro. Casi llegando a la mesa del grupo uno de ellos, él que iba al frente, se inclina para recoger el driver de creditos que había ido a terminar al suelo y que aun seguía allí a un par de metros.

— Creo que se les cayó esto. — Dijo, enseñando el driver sosteniendolo con solo dos dedos mientras sonreía como queriendo hacerse el carismatico. Y lo dejó sobre la mesa. Entonces dirigió su atención a Stuart. — ¿Me recuerdas? — Hizo una breve pausa pero enseguida continuó. — Te ves bien

— ¿Mick? — Preguntó Stuart sorprendido. — ¿De donde...? ¿Que estas haciendo...?

— Es Mickey. — Se apresuró a corregirle. — ¿Y de que te sorprendes? ¿No sabes quienes somos? — Dice, moviendo su cola pintada para colocarla enfrente suyo. — Los Colas Negras. Cualquiera que nos mire se da cuenta. — Vuelve a dejar su cola en el suelo y continua apoyandose en la mesa del grupo. — Siempre estamos moviendonos, ¿Sabes? No estabamos muy lejos... y esta carrera es algo bastante gordo. No sé por que te sorprendes tanto. Y... de nada. — Lo último lo dice colocando un dedo sobre el driver de creditos y acercandolo hacia Stuart.

— Ah, gracias. — Le responde, volviendo a tomar el driver. — Pero no era para molestarse, este lo uso para poco dinero... no hay mucho...

— No es molestia. — Se apresura en responderle. — La primera vez que te vi... uuoooh... nunca habría adivinado que te molaban las carreras, ni hablar de que eres corredora. Creo que no llegaste a decirme como llamarte, a menos que sea bombón. Jeje.

— Es Little. — Le responde simplemente, con tono de simulado hastío.

— ¿En serio? Jeje... entonces, te dejo llamarme Mick si tu me dejas llamarte Pequeño Bombón. — Dice, terminando sacudiendo sus bigotes.

— La primera vez que nos vimos creo que te fuiste bastante molesto conmigo, ¿No? — Le dice, volteando el rostro y mirandolo de lado.

— ¡¿Que?! No, no, no... es... fue que tenía que irme. — Dijo, perdiendo repentinamente bastante de la confianza que lucía, y dejando de apoyarse en la mesa. — Mira, ok... tienes razón. — Dice entonces, rascandose el cuello. — Pero... jeje... bueno, ya sabes, quería algo y pensaba... ehh, cosas de machos. — Concluye, encogiendose de hombros. — Mira, perdón por eso, fui un idiota. ¿Contenta? ¿Podemos empezar de nuevo?

— Es evidente que tu eres como una líder para ellos, te escucharán. — Su tono de voz se volvió más serio y tenso. — De los ocho mil que me corresponden podría darte a ti unos tres mil, y todo el trabajo que tendrías que hacer sería hablar. No te pido más.

Edariel vio venir a ese Ysoki de la cola pintada de negro.
No estaba seguro (porque la mayoría de Ysoki se parecían a su juicio), pero le daba la sensación de haberlo visto antes.

En efecto, era el tal Mickey, el adulador de Stuart que volvía a la carga.
En lugar de Little, le quedaba mejor Minnie.
Mickey y Minnie; hacían buena pareja.

Mirando con cierta repulsa como flirteaban los Ysoki, se levantó y miró a Gendo antes de irse.
Voy a la nave, a ver qué trama Priscilla.
Avisa si termina habiendo boda… terminó por decir, mirando de reojo a la parejitq.

-¿Tres mil?.- Eso le parecía una buena suma simplemente por intentar convencer a los demás. Lástima que no se le diera tan bien convencer como engañar. La drow afiló la mirada mientras sonreía para sus adentros. 
-Está bien, lo haré-. Soltó Priscilla sin darle importancia. -Te conseguiré esos cinco mil. Después de todo, te los has ganado. Arriesgaste tu vida junto a la de los demás, no veo porqué no lo merezcas-. Le dijo mientras comenzaba a caminar de nuevo lentamente para que la siguiera el paso. -Dame unas horas para conseguirlo. Ahora estarán celebrando la victoria y seguro que cuando los vea serán más receptivos. Te avisaré cuando lo tenga-.

Priscilla aceleró el paso, como dando por terminada la conversación. 

Kopalo sonrió complacido, y se lo vió relajarse claramente.

— Me alegra que aceptaras tan rápido, esa es la razón por la que te ofrecí casi la mitad de lo que me corresponde: para ahorrarme más molestias. — El lashunta entonces asiente ante el pedido de tiempo de la drow. — Estoy de acuerdo, si el grupo me vuelve a ver en la nave es probable que no se pueda evitar un duelo con Gendo. ¿Unas horas, dices? Priscilla, a diferencia de ti, y el resto, yo no tengo los medios para lidiar con cinco tanques de una tonelada cada uno, así que tomate los días que necesites para venderlos. — Kopalo entonces comenzó a enlentecer su paso, dejando que Priscilla se fuera adelantando. — Hay una ciudad bastante grande relativamente cerca, ahí debería ser más fácil y rápido vender todo eso que en un pueblucho perdido como este. Pero tendrás que buscar donde esconder la nave esa que tienen, habrá más gente que podría o no reconocer ese diseño... y aun en el nido de ratas de Akitón eso puede darte problemas. Ya conoces mi Comm, si no me llamas tu antes te estaré llamando yo cada una semana. ¡Buena suerte!

Las últimas dos palabras las dice casi en un grito, debido a la distancia que fue creciendo entre ambos, alza su brazo como parte del ritual de despedida y, tras eso, se da la vuelta para regresar por sobre sus pasos hacia el poblado.

La espera de las cosas para servirnos se hace larga, demasiado para mi gusto y esa clase de espera se torna aun peor cuando se acercan esos otros ysoki con las colas pintadas, como estúpidos pandilleros de poca monta.

"Estoy seguro de que cuando era una Serpiente de Morob no me veía tan estúpido. Bueno, quiero creer eso."

Pero resulta que es un maldito coqueteo entre dos ratas. Edariel me mira y le respondo con un gesto de nauseas, como si tuviera una arcada y quisiera vomitar. Cuando indica que irá a la nave y que yo le avise como termina esto, me pongo de pie de un salto:

 - "Ehm... Nop. Me voy contigo a la nave. De todas formas no podría comer nada con este espectáculo. Nos vemos luego, Stuart."

Le digo mientras le guiño el ojo con una sonrisa maliciosa en la boca y me encaro a la puerta junto con el elfo. Si veo a la mujer en el camino, le diré que es una mierda de local, que tardan mucho en servir y tienen un enorme problema de plagas mientras señalo a nuestra mesa.

— Si todos se van, entonces yo también. — Dice CT, levantandose de la mesa. — Ni siquiera tienen la bebida que quería.

— ¡¿En serio?! — Espeta Stuart. — ¿Otra vez voy a ser yo quien pague por todo?

— ¡Nah! Yo invito. — Dice, tomando alguno de los asientos que van quedando vacíos. — Con eso te pago el mal trago de la primera vez. — Le dice a Stuart, y para lo siguiente se gira hacia los otros tres que le estaban acompañando. — ¡Y otra ronda para todos!

Los tres ysoki sueltan al unísono un chillido victorioso, y toman asiento también.